Epílogo -Te amo...

EMMA :

Caminaba con prisa, como casi todos los días, ya era una rutina llegar tarde a la universidad, y si lo hacía una vez más, tendría muchas consecuencias. Pero no podía evitarlo, la mayoría de veces estaba salvando a París de varios problemas, ya sea con delicuentes o accidentes graves, era mi deber.

—ya casi llegamos tikki— exclamé algo exhausta por la caminata, el kwami moteado salió de forma rápida y sonrió.

—sé que todo esto te resulta agotador— acotó en un susurro —pero eres Missbug, una superheroína, tienes que poder con toda Emma

Sonreí tratando de asimilar lo que Tikki había dicho, era cierto mi vida había cambiado completamente desde que me volví una heroína, mi tiempo es impredecible.

—puede que todo sea complicado pero no lo abandonaría por nada— dije sintiéndome orgullosa— ahora no perdamos más el tiempo y ...

Mis palabras quedaron en el aire, pues algo había llamado mi atención en ese momento, frente a mi había una gran pantalla LED, las noticias se reflejaban en ella y la portada fue lo que me impresionó más.

—noticia de última momento: acabamos de recibir noticias de un avión en pleno aterrizaje turbulento, es posible que el mismo caiga y choque a cercados de la Torre Eiffel, mientras tanto se espera la aparición de los superhéroes, aunque no hay señales de ellos— informó la reportera.

—no puede ser, justo ahora— grité enfadada —estoy más que segura que con esta falta estoy completamente aplazada en la materia

—sé que tus clases son importantes pero ahora mismo hay personas que esperan por ti, que quieren que las salves ¿acaso eso no es más importante?— exclamó tikki siendo lo más sincera posible.

—tienes razón Tikki, debo ir ahora mismo, la vida de muchas personas están en mis manos— dije asintiendo lentamente

Y eso fue suficiente para que me alejara a un rincón oscuro y poco transitable, después dijera las palabras mágicas"tikki motas". Salí de ahí a la mayor velocidad posible, el tiempo era lo que menos tenía en este momento, saqué mi yoyo y marqué el número de Chat Noir.

—Papá, digo Chat Noir ya sabes lo del avión— exclamé desesperada —necesito que vayas inmediatamente, yo ya estoy en camino—

—voy para allá, pero ¿y tus clases mi niña?— cuestionó absorto.

—ya luego hablaremos de eso papá, te veo allá— corté la llamada.

A lo lejos pude visualizar el avión yendo a toda velocidad, aún se mostraba muy por encima del cielo pero si llegara a caer causaría estragos enormes, no solo materiales, también provocaría muertes, agarré mi yoyo y me impulse hacia él para hallar una solución, tenía los nervios de punta y sentía como todo mi cuerpo temblaba.

Llegué a la cima del avión, el movimiento era muy impredecible y turbulento, me aferré lo más que pude a la ala derecha del avión, el viento intenso me desviaba de mi propósito. Suspiré hondamente y sin pensarlo más lancé mi amuleto encantado esperando algún objeto de ayuda.

—no puede ser— exclamé enojada ante el objeto que tenía en mis manos —¿qué voy a hacer con un paracaídas tan grande?—

Y para empeorar las cosas mi padre no se aparecía, esto era bastante complicado, sentía como todo el peso de la tripulación se me venía, hipotéticamente tenía mucho miedo de no conseguirlo. Felizmente en medio de toda esa confusión en mi interior, se escuchó una voz que calmó todo, voltee a verlo y me sentí más aliviada.

—por fin llegas Chat Noir— susurré —¿quién es ella?—

Había una mujer a su costado, traía consigo el miraculous de la tortuga, su traje era muy bonito y a la vez tan extraño, me sorprendí al verla, en tantos años que habían pasado, nadie más había usado los miraculous, solo mis padres y yo.

—tranquila Missbug, la guardiana sabe lo que hace y a quien escoge para ser el portador— dijo refiriéndose obviamente a mi madre —ahora debemos preocuparnos por evitar el choque de este avión

Tenía razón, ya no nos quedaba tiempo, me paré a observar cada rincón del avión, debía buscar un plan genuino que salve a las personas, suspiré al no sentir ninguna idea aflorar en mi cerebro, el miedo me invadía.

—no sé que hacer con esto— les mostré el paracaídas gigante —no tengo la menor idea, no puedo pensar correctamente—

—relájate, piénsalo bien— me apoyó mi padre — eres más fuerte de lo que piensas

De pronto algo brillante vino a mi cerebro, era la mejor idea y así pondríamos a salvo al avión.

—ya sé que hacer— grité emocionada

Extendí el gran paracaídas para obtener la punta con lo que amarraría el avión, mientras tanto mi padre y la nueva superheroína me miraban con rareza, sin entender lo que estaba planeando.

—bien este es le plan— avisé teniendo casi todo listo —la superheroína tortuga formará una capa gigante de protección alrededor del avión, tu Chat Noir debes bajar y tratar de manejar el avión, y yo intentaré frenar el choque con el paracaídas y mi yoyo ¿entendido?—

Los dos asintieron rápidamente y sin pensarlo más pusimos en marcha el plan magistral, el tiempo era limitado antes del impacto y la probabilidad de fallar era grande, aún así no me rendiría. Pude ver como aquella heroína invocaba su poder especial logrando formar una gran capa protectora, y así me preparé para recibir el impacto.

Los estruendosos gritos de las personas sonaron en mi oído como alarma, el miedo me invadía y escuchar el temor de las personas no ayudaba para nada. Finalmente pude sentir el choque directo en la cima de la Torre Eiffel, fue una sacudida intensa, tanto que terminé enrollada entre mi propio yoyo y cabeza abajo.

Me sentía muy mareada, tenía las manos temblorosas y la vista algo borrosa debido al golpe, poco a poco fui recuperando la claridad de la vista y lo que pude ver fue una de las innumerables ventanillas del avión, me encontraba bien pegada a una de ellas, mi corazón se detuvo al sentir la mirada de alguien a través de esa ventanilla.

A pesar de estar cabeza abajo, esos ojos cafés llamaron mi atención al instante, un chico de abrigo gris me observaba detenidamente, sin decir ni una sola palabra, sus pupilas estaban dilatadas mientras mantenía su boca entreabierta, pareciera que me analizara centímetro por centímetro, era extraño pensarlo de esa manera, pero algo había en su mirada que me movía, su rostro se me hacía conocido, y aquella sensación me hacía dudar quien era ese chico.

—¿estas bien mi niña?— preguntó Chat Noir sacándome de mi trance, inmediatamente me bajé y desvíe la mirada.

—sí ...— susurré —los pasajeros y el piloto ¿están bien?— miré hacia todos lados

—todos están bien, quizás con algunos mareos y pequeños rasguños, pero nada grave— informó la heroína acercándose a nosotros —todos serán llevados al hospital en cuanto invoque tu Miraculous Missbug—

—tienes razón— agarré como pude el paracaídas y lo lancé — Miraculous Missbug—

[...]

No podía quitarme el recuerdo de la mirada de ese chico, su rostro, la forma en que me miró, todo de él se me hacia conocido, era como si sintiera algo en mi interior que no me dejaba estar tranquila, no podía explicarlo pero ver a ese chico me sorprendió mucho.

—¿cómo están?— pregunté intentando olvidar por un momento aquel encuentro, la doctora me observó con una sonrisa y respondió —que bueno que llegas Emma, necesitamos ayuda para los pacientes, son heridas leves pero nunca se sabe, deben ser revisados, ve a la habitación 13—

Asentí mientras me colocaba el delantal médico y agarraba algunos instrumentos del botiquín. Llevaba más de 2 años trabajando como voluntaria del hospital, eso me daría práctica para cuando saliera de la universidad con mi título profesional. Caminé buscando la habitación encargada, hasta que la encontré.

—al parecer no hay heridos— susurró mi kwami mientras estaba en mi cartera

—si— afirmé

SU-HAN :

Jamás imaginé tener un accidente en la mejor agencia de viajes que había, realmente me sentía extraño, pero nada podía borrar la mirada de felicidad que tenía, por fin después de tantos años logré ver su rostro una vez más.

Ella se encuentra igual de hermosa que hace años, su angelical mirada no cambió y tampoco el efecto que causa en mi, pude sentir esa misma chispa de magia al verla, mi corazón latió con fuerza y los nervios me dejaron estático.

Aún la amaba ...

Algo de pronto interrumpió mis pensamientos, seguramente era la enfermera que curaría el golpe que tengo en la frente.

—Buenos dí ...— aquella dulce voz se detuvo a medio saludo.

Emma se encontraba frente a mí con un precioso delantal blanco, el cabello recogido y el rostro petrificado, sus ojos celestes me observaron repentinamente, se fue acercando poco a poco sin decir ni una sola palabra, tal vez no me haya reconocido todavía y no la culpo, ni yo me reconocería, cambié mucho después de tantos años en China.

—hola señorita— disimulé —¿usted es la doctora?

—voluntaria, soy una voluntaria— dijo ella sin reparar a mirarme más

Se acercó mientras tomaba un envase de Agua oxigenada, tocó mi frente con sus manos y comenzó a aplicar el medicamento.

—auch!!— me quejé— arde, duele mucho—

La verdad nisiquiera me dolía, tan solo quería verla fruncir sus cejas, esa única mirada que mostraba cuando se enfadaba. Aunque algo me entristecía y es que hasta ahora no me había reconocido, el era completamente indiferente.

—Emma no me reconoces— tomé una de sus manos sujetándola con firmeza —soy yo—

—¿cómo sabes mi nombre?— preguntó confundida.

No respondí, y preferí mostrarle algo que para nosotros era muy especial, el símbolo de nuestra promesa, me sentía muy nervioso.

—¿recuerdas el collar? Soy yo— sonreí mientras se lo mostraba.

Ella me observó de pies a cabeza, sus ojos brillaron como un diamante, una sonrisa tierna se formó en su rostro y de un momento para otro sus brazos rodearon mi cuerpo, me había abrazado sin decir nada más, su cabeza se apoyo a mi hombro mientras las lágrimas caían.

—sabía que había algo en ti, es increíble que estés frente a mi después de 8 largos años— susurró sin dejar de abrazarme.

Mi corazón palpitaba frenéticamente, mientras mis ojos no paraban de mirarla, acaricié su silueta sin soltarla, Emma se separó un poquito para seguir mirándome con la misma emoción, esa que sentíamos desde hace años, la razón por la cual estaba en París de nuevo, ella tan solo ella.

—me encanta saber que aún no me has olvidado—  dije suspirando con alivio

—eso nunca, jamás me olvidaría de ti— afirmó limpiando sus lágrimas —tenemos tantas cosas de que hablar, que te parece si saliendo del hospital vamos a un café?—

—me parece perfecto rubia— sonreí mientras me dejaba aplicar lo que restaba de agua oxigenada.

[...]

Ya estaban ahí, sentados frente a frente, ninguno decía nada, quizás los nervios los dominaban en ese momento o la sensación extraña que embargaba cada parte de su ser. Era claro que después de tantos años separados existieran dudas.

—¿como has estado estos años?— el castaño rompió ese silencio incómodo —al parecer serás una doctora muy pronto—

—si, bueno estuve estudiando mucho estos años, mis padres me han apoyado y también mi hermanito— sonrió —¿y tú?

En realidad había algo más que el castaño no se animaba a preguntar, por un simple miedo, la respuesta que ella pueda darle.

—he estado muy bien, ya soy un guardián digno de los miraculous, estudié química farmacéutica y muy pronto trabajaré aquí— dijo él sin frenar ninguna de sus palabras.

—¿vivirás aquí?— preguntó la rubia con sorpresa.

—si, ya una vez nos alejamos y esta vez no pasará lo mismo, te juro que te dejaré ir— confesó el ojioscuro.

Esas bellas palabras habían enternecido el corazón de Emma, ella nunca olvidó sus sentimientos hacia Su-han y jamás lo haría, él estaba clavado en su mente y corazón, como algo imposible de olvidar.

—pero antes de continuar— se pausó —necesito saber si tú estás con alguien más, me duele decirlo pero si ya no sientes lo mismo, lo comprenderé después de todo pasaron muchos años—

La rubia sonrió burlesca ante la graciosa forma en la que se expresaba el castaño, esa ingenua inseguridad que sentía, todo eso no hacía más que aumentar el amor que le tenía.

—Su-han, después de ti nadie más pudo hacer latir mi corazón tan fuerte, nadie lleno ese vacío, por más que hasta mis amigos intentaron juntarme con chicos de todo tipo, nadie me llamó la atención, eres tú a quien yo tanto esperaba —

La ojiazul había sido muy sincera, aquel sentimiento no había muerto, ella se seguía sintiendo plena con él, el chico de sus sueños, ahora más que nunca podría gritar a los 4 vientos que lo amaba, con la misma intensidad de hace años.

—no sabes cuanto me tranquiliza escuchar eso— dijo él mientras tomaba una de sus manos —esperé tanto por este momento, lo idealice de mil formas, aunque nunca me lo imaginé en un avión a punto de chocar y con una ventanilla que nos separe—

Los dos rieron recordando el vergonzoso incidente, el destino los había unido de una manera inesperada pero no tam mala para ellos.

—te amo— la rubia había soltado eso de un segundo al otro, sin reparar en sus palabras— te amo demasiado— repitió con una sonrisa — yo también esperé mucho para poder decirte esto, ahora me siento más tranquila—

Era increíble el poder que tenían esas dos cortas palabras en el rostro de Su-han, habían logrado sonrojarlo, definitivamente el afecto que se tenían iba más allá de todo lo predecible, ellos eran impredecibles, como el futuro, incierto pero de igual manera se lo vivía.

—te amo demasiado— repitió el castaño acercando su boca a la de ella.

Un beso diferente a los demás, único y especial, este beso no se comparaba en nada a los antiguos, pues este era la mayor prueba de amor verdadero, uno que cruzó miles de barreras, soportó y venció a la tempestad del tiempo. Emma y Su-han al fin habían logrado encontrar ese punto máximo de felicidad, el encuentro de sus almas unidas en un lazo rojo, uno forjado a mil esfuerzos, nunca más se rompería, a pesar de los futuros problemas y pruebas de la vida.

Porque después de todo, aquel chico raro y misterioso, había entrado en la vida de la rubia, para quedarse definitivamente, estaba trazado.

Se amaban y no importaba nada más ...

FIN 》》》》》》》

Espero les guste, este es el último episodio, el final definitivo para esta bella historia, los quiero y gracias por el apoyo ...❤🥰

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