18. Suspiros robados

EMMA :

- que bueno que nos tocó trabajo en grupo - sonreí mientras caminábamos.

- si - dijo él

Tenia la mirada apagada, los ojos mirando al suelo y las manos alejadas de la mía, parecía estar nervioso y no sabia porque, esto ya me estaba desesperando, había pasado dos días desde que nos destinaron una maqueta en grupos de dos, y justamente nosotros la haríamos juntos, en su casa. Pero eso no le agradaba en lo más mínimo, y no comprendía porque.

- ¿te sientes bien? - pregunté poniéndome en frente de él - todo el recorrido has estado callado

- no, no es nada - claudicó seriamente.

- ¿seguro? - insistí

- bueno - suspiró - no estoy de acuerdo que hagamos la maqueta en mi casa, no es un buen lugar y además no tengo los materiales - me miró fijamente - no me parece correcto

- ¿por qué no? - pregunté alzando una ceja - por los materiales no te preocupes ya los tengo en mi mochila, y tu casa es un muy buen lugar, te juro que si mis padres no estuvieran muy ocupados esta tarde, la hubiéramos hecho allí.

Sonreí al ver su cara toda enfadada por algo tan incongruente, lo abracé como peluche, sintiendo el gran calor que emanaba debido a la chamarra que tenía. Le dí un beso corto mientras despeinada su castaño cabello.

- además aprovechamos para que me presentes ante tus padres como tu enamorada - exclamé emocionada.

Sin embargo algo en él cambió al escucharme, sus ojos se agrandaron y se separó al instante de mí como si solo tocarme le hiciera daño, estaba nervioso.

- no - dijo casi gritando - no puedes conocerlos.

Su actitud me descolocó totalmente, no sabia que decir, esto no me gustaba para nada, parecía haber descubierto una faceta que no conocía de él, una muy violenta.

- ¿por qué no puedo conocerlos? - grité enfadada - ¿acaso no les hablaste de mi?

- no - balbuceo - digo si, bueno no tuve el tiempo adecuado - trató de acercarse pero no lo permití.

- no te entiendo, me harías el favor de explicarme - pedí sintiendo un fuerte dolor en la garganta

- han pasado cosas en mi casa que quizás no te agradaran, no es bueno que vayamos allá - susurró bajando la mirada - no pude hablar con ellos de nosotros

- a veces me pregunto ¿cómo siendo un chico de 16 años tienes tantos secretos? - pregunté conmocionada

- no lo comprenderías - susurró oprimiendo sus labios - nunca entenderás todo lo que viví y lo que me queda por hacer

- lo entendería si me lo contaras - exclamé desesperada, estaba cansada de tantos secretos

- no puedo - gritó - quisiera contarte toda mi vida, todos mis secretos, pero no puedo. Si te soy sincero, jamás pensé enamorarme de ti, nada de lo que estoy viviendo estaba planeado así, yo solo era un adolescente con aspiraciones de dar honor a su familia, nunca quise lastimar a tantas personas, y a mi mejor amigo, nunca quise ser una persona tan mala, tan codiciosa, jamás podré perdonarme a mi mismo por lo que hice.

Con ese grito me había quedado callada, mis ojos lo miraban atentamente, pasé las manos sobre mi cabello, sentía un fuerte dolor en la garganta, quería tratar de entenderlo pero si no sabía exactamente que le habia pasado nunca podría ayudarlo. Todo lo que dijo solo me confundió más.

De un momento para otro, Su-han estaba llorando, sus manos temblaban y le faltaba el aire.

- ¿Su-han qué te pasa? - exclamé nerviosa

Lo sostuve entre mis manos y lo ayudé a sentarse en una de las bancas de la plaza. El trataba de respirar con calma, mientras yo me estaba muriendo de la preocupación.

Pasaron varios minutos en donde Su-han se mantuvo callado, mientras intentaba calmarse.

- lo siento si te hice sentir mal con mis preguntas - me disculpé tocando su mano - en serio no quise provocarte un malestar

- no es tu culpa, Emma tu no tienes la culpa de nada - acarició mi mejilla - eres la única persona que logró aflorar en mi sentimientos tan lindos, y sé que mereces saber más sobre mi, sobre todo lo que he vivido, pero ...

- tranquilo - susurré - confío en que podrás contarmelo cuando te sientas listo - sonreí

- gracias por comprenderme - agradeció abrazándome.

Sabía muy bien que no era bueno insistir si se ponía tan mal, solo lo abracé tiernamente mientras su rostro se hundía en la curvatura de mi cuello, cerré mis ojos sintiendo el calor de ese abrazo. Nuestros corazones palpitaban al unísono, nuestras manos se entrecruzaban y mis pupilas azules conectaron con las suyas castañas, en un entorno sosiego. Sonreí ampliamente mientras la armonía del viento nos envolvía, mis labios se acercaron rozando con los suyos, los días habían pasado y la sensación era la misma, me seguían encantando sus besos como la primera vez que nos besamos, me enamoraba cada día más.

- entonces hacemos otro día el trabajo - afirmé levantandome, el sonrió imitando mi acción

- esta bien, y otra vez muchas gracias por comprender a este idiota enamorado - dijo y me reí

- idiota y todo lo que quieras pero siempre te amaré - susurré abrazandolo antes de que se marchara a su casa.

Suspiré preocupada viendo como el se iba, era más que claro que Su-han tenia muchos problemas con si mismo, cosas que yo no sé.

- ¿es muy extraño este chico? - susurró tikki saliendo de mi cartera - ¿enserio lo conoces bien?

- él siempre fue un misterio, uno muy oscuro que de alguna manera voy a descubrir, aunque él no lo quiera - dije para luego avanzar lentamente siguiendo sus pasos.

- ¿vas a seguirlo? - preguntó sorprendida

- corrección, vamos a seguirlo - advertí

El kwami rojo rió levemente - eres igual de acosadora que tu madre - dijo

- por algo soy su hija - dije entre risas

CLAUDE :

- Listo ya estas inscrito en el concurso - afirmó un chico de cabellos negros mientras abrigaba sus manos - En unos días se estarán colocando las fechas para el inicio.

- esta bien - dije serio - Una pregunta, ¿Alyna Lahiffe ya se inscribió?

El chico abrió su cuaderno moviendo varias hojas - no, ella no se ha inscrito hasta ahora, y es bastante raro porque siempre participa cada año y gana

- si, gracias - dije para luego alejarme

En unos días comenzaría el concurso del videojuego de Mechas Strike, y no podía creer que Alyna no estuviera inscrita. Debia confesarlo, participar en este concurso ya no me causaba la misma emoción como lo era en Nueva York, todo me parecía tan irrelevante, esa sensación de adrenalina y la felicidad de ganar, ya no me satisfacían, algo muy dentro de mi estaba cambiando y no tenía idea porque.

Caminé lentamente con dirección hacia el aula, aún nos quedaban unos minutos más para finalizar la hora libre que teníamos. Mientras caminba observaba hacia todo lados hasta que una voz muy peculiar interrumpio mi camino encontrándome con un árbol muy grande y viejo, se escuchaba a alguien cantando detrás de él, y cantaba horrible.

Me acerqué más intentando ver quién era la dueña de esa voz tan desafinada, hasta que la vi a ella.

Alyna se encontraba sentada en el pasto húmedo por la lluvia de anoche, sus manos cubiertas por unos guantes morados mientras tenía puestos unos auriculares en el oído, con razón canta a todo pulmón porque no escucha lo horrible que lo hace, me reí internamente. Parecía no haber notado mi presencia porque seguía cantando con los ojos cerrados, me senté a su lado sin que me notara.

- 🎵Como se perdieron las estrellas en la madrugada🎵 - cantaba muy animada - 🎶Como mi corazón en tu mirada🎶 - me reí viendo su rostro sonriente -🎵Como se pierden las palabras cuando pienso que te digo que te quiero y no me sale nada y sé, que esto no es casualidad lo sé🎵

- ¿qué haces? - pregunté apartando de sus oídos el auricular.

Ella se sorprendió viéndome, al instante se alejó, sus mejillas comenzaron a tomar un color rojizo mientras su aliento se aceleraba.

- ¿tú qué haces aquí? - me señaló enojada - ¿me escuchaste?

- sí, y déjame decirte que cantas terrible - dije entre risas

- eres un idiota - gritó - resulta que ahora no puedo estar en paz ni en un lugar alejado del colegio, porque siempre tengo que encontrarme contigo - exclamó furiosa

Trató de levantarse pero la detuve sujetándola del brazo derecho, su mirada estaba más seria que nunca, las pupilas dilatadas y las mejillas aún rojas pero del frío que hacía.

- sueltame - dijo soltándose de mi mano, pero permaneció sentada - dime ¿qué quieres de una vez?

- ¿por qué no te inscribiste en el concurso de videojuegos? - pregunté seriamente

Ella no me respondió por un par de segundos, sus ojos esquivaron mi mirada.

- porque no quiero, eso ya no me interesa - me enfrentó - además deberías estar feliz después de todo no seré una competencia para ti, ya que solo significó eso para ti, una rival

- no, eso no me pone feliz para nada - afirmé sintiendo como algo en mi interior me dolía - verte renunciar a algo no me alegra en lo más mínimo

- si como no - dijo con sarcasmo - quien te entiende Claude, desde que llegaste a este colegio no has hecho más que traerme problemas, con mi familia, con el colegio y conmigo misma.

Se calló al decir lo último, sus pupilas cafés voltearon hacia la izquierda, pero no me quedé quieto, busque que me diera la cara, me puse en frente de ella.

- ¿por qué dijiste eso? - susurré muy cerca de ella

- yo ... ¿qué dije? - se contradice - no, no fue nada importante - balbuceó

- ¿te confundo Alyna? ¿Yo te confundo? - volví a preguntar apoyando una de mis manos en el tronco para estar más cerca de su rostro.

Ella me miró fijamente con esos grandes ojos cafés tapados por sus anteojos transparentes, se relamio los labios mientras que de su boca salía vapor debido al frío.

- tú tienes enamorada - dijo alejándose de mi - Frida es tu enamorada y deberías estar con ella en este momento

Sonreí escuchando sus palabras...

- Frida no es mi enamorada - afirmé recordando lo sucedido esa tarde de domingo - ella es ...

También recordé que no podía contarle a nadie lo que habíamos acordado Frida y yo, era un secreto.

- si no es tu enamorada ¿qué es? ¿Tu amiguita con derecho? - preguntó enfadada - no lo niegues

- Alyna escucha, Frida y yo tenemos algo que no puedo contarte pero puedes estar segura que yo no estoy enamorado de ella, yo ... - dije nervioso

- eres un mentiroso, no puedo creer que niegues a tu enamorada - gritó tratando de levantarse -ejor me voy

- no espera - dije jalando fuertemente de su brazo

Al parecer no medi mi fuerza porque aquel jalón provocó que ella resbalara encima mío, sus manos fueron a parar a mi pecho, su cabello despeinado muy cerca de mi rostro y su aliento chocando con el mío.

- auch !!!! - soltó un quejido de dolor tocando su rodilla - por tu culpa me voy a quedar paralítica, no te bastó con fregarme la vida ahora me vas a dejar inválida - intentó levantarse pero no pudo pisar con el pie derecho.

- eres una exagerada - dije para luego levantarla de encima mío y apoyarla al lado derecho - déjame ver

Tome en mis manos su pie derecho, al parecer había tropezado con una piedra y su pie se dobló, era solo una contractura.

- no es grave - afirmé bajando su pie - solo fue una contractura leve.

- ¿cómo sabes? - dijo con ironía - puedo quedar coja o inválida por esto - exclamó fingiendo susto

- lo sé porque te conozco muy bien  - afirmé con una sonrisa ladeada

- brincos dieras - dijo rodando los ojos

- ¿en serio no me crees? - dije acercandome de nuevo

- no - susurró firme - a ti no puedo creerte ni lo que comes, no entiendo que haces aquí, vete, cada que estoy cerca de ti me pasa algo malo, no quiero tener más problemas.

Suspiré exasperado, esta chica era tan desesperante, no podía sentirme de otra forma cuando estaba cerca de ella. Sin embargo, algo me había flechado en ese momento, su mirada tan tierna, tenía los cabellos tan desparramados que casi cubrían sus ojos cafés, su respiración se reflejaba a través del humo que salía de sus labios, aquellos labios tan oprimidos, quizás parecía muy loco pero moría por besarla, era una necesidad, no lo pensé más y me acerqué de golpe.

Pude ver como ella abrió sus ojos de la impresión, sus labios se sentían tan cálidos y suaves,me quedé helado sintiendo como todo mi cuerpo recibía una alta dosis de nerviosismo, el simple roce de sus labios con los míos me había impactado de tal manera que no lograba moverme, o más bien no quería hacerlo.

La Morena interpuso sus manos en mi pecho pero nunca me empujó, solo se quedo quieta sin mover un solo dedo en mi contra, sus ojos no dejaban de observarme mientras nuestros labios seguían unidos en una armonía perfecta, quizás solo era un roce inocente, pero trasmitía miles de emociones en pocos segundos.

Senti el vibrar de nuestros corazones al unísono, y una de mis manos que subían a su cabello acariciandolo. Después de un par de segundos me separé de ella.

No sabría que pasaría después de esto, pero me quedo tranquilo con haberlo hecho ...

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