Capítulo I
En un pasado no tan lejano, las tensiones entre las grandes potencias del mundo alcanzaron un punto crítico. Motivados por el agotamiento de recursos naturales y diferencias ideológicas irreconciliables, los conflictos diplomáticos se convirtieron rápidamente en hostilidades abiertas. Los primeros choques bélicos fueron localizados, pero pronto escaló a una guerra total.
El humo negro se elevaba sobre las ciudades mientras los aviones de combate surcaban el cielo, dejando caer su carga destructiva sobre objetivos estratégicos. El estruendo de las bombas retumbaba por todos lados, mientras las ciudades ardían bajo el infierno de la guerra.
Las grandes potencias, una vez aliadas en tiempos de paz, se encontraban ahora en bandos opuestos, cada una luchando por su propia supervivencia en un mundo que se hundía en el caos. Líderes desesperados peleaban por mantener el orden en un mundo al borde del colapso.
La guerra solo demostró la verdadera naturaleza del ser humano, dejando al desnudo las atrocidades que cometían con tal de sobrevivir.
Tras décadas de conflicto, cuando parecía que la humanidad ya no podía soportar más tragedias; se dió un alto al fuego y se procedieron con las negociaciones de paz. En donde los países sobrevivientes decidieron aliarse y formar una nueva nación a la que nombraron Vestuta; dejando atrás las sociedades, culturas y creencias que se conocían en aquel entonces. Y por muchos años ese nuevo sistema de vida les funcionó, hasta que una nueva amenaza surgió; una enfermedad desconocida comenzó a extenderse entre los supervivientes, una pandemia sin precedentes que afectaba el ADN humano de formas inimaginables.
Inicialmente confundida con los estragos de la guerra, pronto quedó claro que esta pandemia tenía causas mucho más profundas y misteriosas.
Los primeros casos fueron reportados, y los síntomas iniciales eran sutiles: una gripe común; que luego elevaba la temperatura corporal, dejando en cama a varias personas que pronto empezaban con vómitos y muchos llegaban a convulsionar, ocasionando la muerte de varios. Pero en algunos casos aparecían pequeñas mutaciones genéticas que permitían a algunos individuos controlar de manera rudimentaria elementos como el fuego o el agua. Sin embargo, conforme la pandemia se propagaba, los cambios se volvían más radicales y generalizados. La sociedad humana se enfrentaba a una evolución forzada y desconcertante.
Con el surgimiento de los ahora conocidos como metahumanos y la transformación genética de una porción significativa de la población, las antiguas estructuras de poder se desmoronaron. Las nuevas habilidades y el cambio en el color de la sangre crearon una nueva jerarquía social y política, desafiando las normas establecidas.
Vestuta se empezaba a fragmentar a medida que surgían nuevos grupos con poderes específicos. La paz se volvió nuevamente un ideal lejano mientras los conflictos territoriales y de recursos se intensificaban.
Tuvieron que pasar veinte años más de conflicto, para que se diera lugar a las negociaciones. En este nuevo mundo de incertidumbre y miedo, cada individuo y cada ciudad luchaba por asegurar su lugar en la jerarquía emergente, marcada por la habilidad de controlar elementos y el color de la sangre.
Se firmó un acuerdo de paz y las cinco ciudades más importantes acordaron su independencia; pasando a ser ahora cinco reinos totalmente independientes entre sí, estos fueron: el Reino Diamante Rojo, con habitantes de sangre color rojo y poder controlar el fuego; el Reino Taaffeite, con habitantes de sangre color morado y poder de controlar la tierra; el Reino Grandidierita, con habitantes de sangre color turquesa y poder de controlar el agua; el Reino Serendibita, con habitantes de sangre color negro y poder de controlar el aire; y el Reino Diamante, con habitantes de sangre color blanco y sin ningún poder registrado. Y fue este último reino que no logró mantenerse debido a conflictos internos y terminó por ser destruido, pasando a ser conocido como el "Reino Caído de Diamante" o "El Quinto Reino".
En la actualidad los cuatro reinos conviven en total armonía y cada uno tiene un papel importante para poder aportar al sustento de todos. Pero en cuanto al reino caído, este vive prácticamente en el olvido y recibe las migajas de los demás reinos; muchos incluso lo consideran una leyenda o un reino fantasma, nadie ajeno a ese reino y con perfecto uso de razón, pondría un pie en ese lugar.
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