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Diario de Séfora.
<<Ya no puedo decirte "querido diario" porque sé que me has traicionado, se supone que un diario es un lugar seguro, en lugar donde puedo escribir mis pensamientos y más profundos secretos, pero he notado que mi mamá te lee, por eso ya no confío en ti, ya no te quiero. En memoria de nuestros años de confidencialidad haré un último escrito, sé que mamá lo leerá, hola mamá, luego no te preguntes por qué ya no escribo.
Dejaré en claro algo en lo que he estado pensando, tu nunca escuchas, pensé que el diario sí me escuchaba, pero ahora veo que ninguno de los dos lo hace, una gran decepción, quiero que sepas algo, quizás si lo lees por fin lo entiendas: NO QUIERO ESTAR CON MOISÉS, de solo pensarlo se me revuelve el estómago. No lo quiero por varias razones: es dos años menor que yo, de dudosa higiene, se baña con una lución de olor horrible, una mezcla entre jabón y ginebra, no respeta los límites, se la pasa detrás de mí y como su fuéramos un par de niños comienza a hablar conmigo de la nada, espantando a mis amigos.
Ya te imagino negando con la cabeza, pensando: "¡Son solo cosas de niños! Exageras" como siempre me dices, por eso me tomé un tiempo para recapitular algunas cosas que me han mantenido alejada de él.
Cuando tenía cinco años estabas jugando con Mustafá y Adán, jugábamos a la lleva, corriendo de un lado a otro, pronto más niños se unieron al juego, no fue un problema, el verdadero problema comenzó cuando le tocó a Moisés perseguirnos: ignoraba a todos corriendo detrás de mí y cada vez que me atrapaba me subía la falda del vestido, burlándose de mis calzoncitos azules de ositos; le grité que parara pero eso no paso, ustedes los adultos lo vieron todo pero no hicieron nada; ese mismo día Moisés me empujó de un tobogán porque no quería ser su novia, me rasguñe la pierna y tuve un gran moretón, yo lloré, mamá, estaba llorando, pero tú solo dijiste "Lo hace porque le gustas", coman mierda.
Cuando tenía ocho años estaba hablando con unos amigos, de la nada él comenzó a tirarme del pelo, tratando de llamar mi atención, le grité y se enfado, tirando más de mí cabello, me harté y lo empuje contra la pared, no vi que había una puntilla en esa zona, se golpeó la cabeza y comenzó a llorar. Nadie quiso escucharme, decían que la violencia no era la solución, pero nadie me ayudó, por el contrario hasta tú me regañaste.
Moisés también me quitaba mi tarea y juguetes, le gustaba hacerme llorar.
Hace poco mis abuelos me regalaron una bicicleta, pero como yo odió las bicicletas se la regale a Adán, decía que necesitaba algo para poder sacar a pasear a Tutankamón y la bicicleta tenía una canasta grande, en donde cabía perfectamente la pecera de Tutankamón. La dejé en la escuela antes de regalársela, al salir la encontré con las llantas pinchadas, curiosamente Moisés llegó un rato después, haciéndose el héroe, cargando una bomba de aire, todo el tiempo estuvo alardeando sobre lo "bendecida que soy" de tener a un buen chico como él cerca, debería estar agradecida. Imbécil. Cuando termino de arreglar lo que el mismo rompió le saque el dedo del medio y me fui, él se quedó gritando sobre lo malagradecida que soy. Estoy segura de que fue él quien rompió las ruedas de mi bicicleta, demasiado conveniente que apareciera con una bomba de aire justo cuando la necesitaba.
Este año logré ingresar al periódico escolar, algo que siempre quise pero supongo no te importa, él entró también, nunca le había interesado esa clase de cosas, pero de repente quería ser parte, todos pueden hacer lo que quieran, pero no es la primera vez. Cada cosa que hago, cada actividad en la participó siempre está él, siempre la arruina, desde que era una niña. El periódico escolar no fue la excepción, se adueñó de todo en el momento en que tocó las oficinas, cada idea que tenía fue descartada, quería que me limitará a tomar fotos, las mujeres somos demasiado sentimentales según él, incapaces de hacer una noticia ambigua, sin opiniones personales. Todas mis notas fueron robadas por él y presentadas en el periódico como suyas, ganó un premio, debió ser mío.
Más recientemente se acercó a mí durante el almuerzo y me dijo con la voz más feliz que Dios "le había revelado que yo iba a ser su esposa", casi me ahogo, comenzó a decir locuras, sobre cuántos hijos tendríamos y cómo se llamarían, dejaría mis estudios y sería una buena ama de casa, una mujer "Como Dios manda", escuche sus delirios un rato, pero me cansé, no ha dejado de bombardearme con eso, cada día usa pasajes de la biblia sacados de contexto, intentando que lo acepté, no lo haré.
Tengo sueños y ambiciones, no quiero ser una esposa, menos de alguien como él.
Conozco a Moisés desde que nació, él y su familia siempre han estado en mi vida, y lo odió. Nunca me ha visto como una persona, solo como una propiedad, no me cansaré de decir que es un gran hijo de puta, me ha hecho cosas malas y tú ni enterada, como siempre pensarás que estoy exagerando, pero si vuelves a intentar que lo acepté le diré todo a mis abuelos, a ellos sé que les tienes miedo.>>
Astrid dejó el diario a un lado, su hija como siempre estaba exagerando, Séfora era una princesa mimada, cuando no se salía con la suya siempre mentía o sacaba las cosas de contexto, pero esa amenaza realmente la asustaba, si no lograba convencerla de callar con el pastel de manzana estaría pérdida, a lo mejor el pastor Colleman sabría qué hacer, siempre daba los mejores consejos.
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