Capítulo 8.-
Las noches de Seúl nunca eran totalmente estrelladas, las potentes luces que adornaban la capital de noche siempre terminaban por ocultar los diminutos puntos plateados que algunas veces se colaban entre las nubes, su tenue resplandor acomodado en el fondo del manto negro del cielo. Esa noche, como había hecho durante cada una de los años anteriores, Taehyung caminó con la vista en el cielo, tratando de encontrar alguna estrella coqueta que le acompañara, pero ninguna acompañó su camino hasta su habitual lugar en el puente del Río Mapo.
Y mientras el reloj en su celular indicaba las 9 en punto, Taehyung se enfundó en su chamarra negra de cuero y cerró los ojos, aspirando el aire frío que el río traía con su corriente. Había pasado el resto del día pensando en ese momento, en el instante en que se encontraría con aquel chico. No había dejado de pensar en él, no había comido nada ni había utilizado más de dos palabras para responder a las preguntas de sus amigos, no había ni siquiera escrito su nombre en el importante examen para el que fue incapaz de estudiar.
Sólo había podido pensar en Kookie y en que necesitaba llegar hasta ese puente, hasta él.
Pero ahora que estaba ahí, no había nadie esperándolo.
.- ¿Será que me lo imaginé? – se preguntó en voz alta mientras ajustaba la correa de su bolso, ese donde seguía cargando la chaqueta de la universidad que Hoseok dejó tras él – Mierda, soy un idiota – susurró mientras se revolvía ahora el cabello, molesto consigo mismo.
¿Cómo había podido creer que esa frase había sido real? Era más que obvio que su mente le había jugado una mala pasada. El chico había negado tajantemente haber conocido a Hoseok y aunque Taehyung estaba seguro de que mentía, aquel chico no tenía razón alguna para encontrarse con él ahí, ni siquiera sabía quién era él como para aceptar reunirse para hablar de su fallecido hermano. Hoseok seguramente no mencionó su único encuentro y Kookie no tenía razón para imaginar que habían llegado a conocerse.
Pero había querido tanto realmente encontrarse con el pelinegro.
No sólo para hablarle de Hoseok o para, de alguna forma, cumplir con la promesa que le hizo antes de morir sino también por algo mucho más egoísta, un pensamiento que había enviado al fondo de su cabeza, temeroso de aceptarlo y de verse enajenado por él: quería verlo de nuevo sólo por el placer de hacerlo, por el gusto de detallar su rostro tan hermoso. Por su sonrisa y por sus ojos.
Quería verlo, sólo porque sí.
.- Me he vuelto loco – volvió a susurrar antes de esconder sus manos en los bolsillos de la chaqueta y darse media vuelta, dispuesto a volver a casa y encerrarse en su habitación como cada noche desde hace cinco años.
Sin embargo, su cuerpo se paralizó al divisar la figura que se acercaba por el mismo camino por el que planeaba marcharse. Su cabello negro iba revuelto y al igual que él, una chamarra negra cubría sus brazos y su torso, vestía por completo de negro, en realidad y la única nota de color, la daba un pequeño girasol que llevaba en su puño derecho.
Taehyung tomó aire, inflando su pecho mientras esperaba. La imagen de aquel cuerpo rompía con la estética colorida del fondo donde las luces seguían resplandeciendo. Era etéreo. Hermoso. Y en el momento preciso en que Taehyung divisó con claridad su rostro, una coqueta estrella brilló sobre su cabeza, como si iluminase solo su camino, su acompañante muda y solitaria.
Hoseok...
.- Pensé que no vendría – fue lo primero que dijo el chico al llegar hasta él y detenerse a tan solo unos metros de distancia, sus ojos grandes entrecerrándose ligeramente – Me disculpo con usted por llegar tarde.
.- Yo... por un momento pensé que me lo había imaginado – confesó con vergüenza mientras se masajeaba la parte de atrás del cuello y bajaba la mirada, incapaz de ver directamente aquellos ojos oscuros que le escrutaban – Dijiste que no lo conocías y yo pensé...
.- No mentía – le cortó el chico, no había agresividad en su voz pero si contundencia y Taehyung estaba seguro de que estaba siendo sincero, absolutamente honesto – No lo conocí.
No lo conocí, repitió la frase en su mente, desmenuzándola y tratando de hallar la trampa en ella, pero no había nada... ¿cómo podía eso ser cierto? Sí estaba ahí, sí lo había citado ahí, ¿cómo podía decir que no sabía quién era? Fue entonces que se armó de valor y alzó los ojos de la punta de sus zapatos hasta la mirada oscura que seguía escrutándole sin ningún tipo de vergüenza. Era tan dura, tan fría...
.- Pero entonces, ¿cómo sabías de quien te estaba hablando? – Taehyung sentía las palmas de las manos comenzar a sudar, ansioso – No entiendo sino sabes quién es Jung Hoseok... ¿por qué me citaste aquí?
El de cabello más oscuro sacudió ligeramente su cabeza, en una especie de negativa muda que Taehyung no lograba entender, que no lograba decodificar. ¿Qué era lo que no estaba diciéndole? ¿De qué se trataba todo eso? Sentía todo dar vueltas a su alrededor sin ser capaz de moverse, sin ser capaz de despegar su mirada de aquellos ojos.
.- ¿Por qué estás aquí? – volvió a preguntar, con un tono mucho más dulce.
Un paso, dos pasos... el chico avanzó con lentitud los pocos metros que les separaban y entonces estiró su brazo, junto con él, el pequeño girasol que ahora parecía entregarle.
.- Vine a darle esto – respondió al fin a su muda pregunta, su mirada seguía siendo fría y su voz sonaba distante, como si no se reconociese ahí con él, con el cielo adornado por una sola estrella como testigo – Es para usted.
Taehyung le miró sin entender: .- No entiendo...
.- No vas a poder entenderlo todo en esta vida, Kim Taehyung – fue todo lo que dijo mientras seguía sosteniendo el girasol para él, las brillantes hojas de la flor a la altura de su pecho.
.- ¿Cómo sabes mi nombre?
.- Se presentó hoy, ¿no lo recuerda? – contestó con obviedad, acercándose un paso más para que ahora el girasol chocara contra su pecho, sus hojas aplastándose ligeramente con él mientras el chico retenía el aliento – Tómalo, es para usted.
.- Pero, ¿por qué? – susurró antes de bajar la mirada a la flor, su mano temblando de anticipación por tocarla.
El pelinegro negó mientras la retiraba lo suficiente para que los pétalos no se maltratasen más, el brillante color amarillo naranjoso le distrajo por completo, recordando brevemente el significado de regalar un girasol. ¿Por qué se lo daba? ¿Qué había oculto tras ese gesto a simple vista tan sutil e insignificante? Era solo un girasol...
.- Yo nunca lo llamaba Hoseok – le dijo al fin mientras Taehyung acariciaba con suavidad los pétalos del dormido girasol, sus yemas apenas y tocando la hermosa flor que el pelinegro todavía sostenía para él – J-Hope odiaba que lo llamaran por su nombre, durante años me regañó por hacerlo.
Aquello provocó que Taehyung alzará la cabeza en una especie de rebote automático, confundido por el repentino giro de la ya de por sí extraña conversación que estaba sosteniendo con el apuesto pero misterioso pelinegro. Entonces, ¿sí lo conocía? ¿O quién rayos era J-Hope? ¿Por qué el tono cariñoso y casi doloroso con el que lo había nombrado?
.- ¿J-Hope?
.- Ya veo, que curioso que se presentase como Hoseok y no como J-Hope... - una sonrisa suave adornó el rostro ya apuesto y provocó una sensación de calidez en la boca de su estómago mientras se deleitaba con ella – No le gustaba que le llamaran por su verdadero nombre, prefería ser llamado J-Hope y muy pocos sabían su nombre real. Por eso cuando lo mencionó... cuando dijo su nombre...
.- Dijiste que no lo conocías – respondió tratando de aclarar las ideas que llegaban a su mente como un bombardeo – No mentías porque es cierto, para ti es así, ¿no? No conocías a Hoseok sino a J-Hope...
Jungkook bajo la mirada, repentinamente tensó y Taehyung se descubrió estirando su mano para sostenerlo por la muñeca y que no retirara el brazo ni el girasol, sosteniéndolo cerca de sí, de alguna forma, no quería volver a soltarlo jamás, sus dedos aferrándose a su muñeca por sobre la tela suave de la chamarra, sus ojos buscando los del pelinegro.
.- ¿Quién era para ti? J-Hope... ¿quién...?
.- Mi medio hermano, compartíamos una madre y una habitación... crecimos juntos, es el único rostro que recuerdo de mi infancia – respondió con suavidad, su voz ya no sonaba dura ni distante y aunque su cuerpo seguía tenso, Taehyung lo sintió dejar de resistirse a su toque, rindiéndose a su cercanía y por un instante, quiso abrazarlo – Era mayor que yo por 3 años y no, a pesar de todo eso, de lo mucho que quise hacerlo, tampoco puedo decir que conociese muy bien a J-Hope.
.- ¿A... a qué te refieres? – logró preguntar, apenas conmocionado por lo que el chico acaba de revelarle.
Era Kookie, lo había encontrado... Kookie lo había encontrado.
El chico sacudió su cabeza ante de ladearla y que sus ojos, ahora brillantes, volvieran a mirarlo con una distancia insalvable: .- ¿Cómo puedo decir que lo conocía? ¿Cómo puedo decir que sabía quién era? J-Hope, nunca me dejó conocerlo... Lo que hizo, cómo lo hizo... sí yo lo hubiese conocido en lo más mínimo, a lo mejor lo hubiese sabido...
Taehyung retuvo el suspiro, afectado por lo que el chico había dicho, por su mirada ausente y por el calor que atravesaba su piel ahí donde todavía lo tenía agarrado. Lo entendía, Taehyung entendía mejor que nadie aquel desconsuelo de no conocer realmente a quien creíste amar y conocer a profundidad. Crecer con alguien, estar ahí en todo y al final... no saber quién era.
Si, lo entendía mejor que nadie.
.- Kookie... - susurró, buscando traerle algo de consuelo pero lo que consiguió fue que se tensase de nuevo, su cuerpo rígido como una roca – Kookie, mira yo...
.- ¡No me diga así! – bramó alterado, su mano agitándose y soltándose del agarre mientras lanzaba al suelo el girasol, sus ojos se habían abierto en consideración mientras se alejaba varios pasos, agitado – No me diga de esa forma... ¿cómo conoce ese nombre?
Taehyung estiró sin mucha fuerza su mano, queriendo alcanzarlo: .- Hoseok te llamaba así, ¿no? Él me lo dijo... me lo dijo.
Se acercó otro poco, pero el chico retrocedió, visiblemente afectado y sin posibilidad de calmarse en ese instante, no había lágrimas en sus ojos, pero Taehyung podía reconocer con facilidad el dolor que se escondía en ellos, toda la descarga de emociones que se escapaba por sus poros. Como un pequeño gatito asustado... Taehyung también entendía eso, él mismo se había sentido así durante mucho tiempo luego de lo de Seokjin.
.- No diga su nombre, no vuelva a mencionarlo – gruñó el chico – Ni me diga Kookie... él está muerto, muerto y en el infierno... y yo me llamo Jungkook.
.- ¿De qué hablas? ¿El infierno? – sacudió su cabeza, todavía tendiéndole su mano, quería calmarlo, quería ayudarlo – Tu hermano te adoraba, Jungkook... él me lo dijo.
Jungkook negó, alejándose todavía más mientras sus ojos le atravesaban con una furia fría que crecía y a la que Taehyung trataba de darle una explicación, ¿tenía que ver con aquel "te odio" que le escuchó pronunciar en el entierro de Hoseok? ¿tenía que ver con recuerdos dolorosos o con la forma en como su hermano había muerto? ¿Por qué? ¿por qué estaba tan enojado?
.- Él merece estar en el infierno – gruñó, casi grito Jungkook – Fue tan egoísta, sólo pensando en sí mismo como siempre... toda mi vida lo hizo, pensando en él y en nadie más que él, quitándome todo lo que quería, todo lo que conseguía. Merece ese destino, ¡lo merece!
.- ¿De qué estás hablando? Jungkook, no entiendo... déjame entender – susurro, acercándose y sintiéndose aliviado de que el chico no se alejaba aún más, su cuerpo entero temblaba, el aire parecía haber disminuido en temperatura - ¿Hablas de su muerte? Por la decisión que tomó...
Jungkook volvió a negar, le miraba directo a los ojos y Taehyung pudo ver entonces no sólo la rabia sino también el miedo. Un profundo miedo.
.- Me lo quito – le dijo al fin, su voz brotando como un hilo frágil mientras el atisbo de las lágrimas inundaba sus ojos al fin y Taehyung deseó que llorara, que lo dejara ir todo en las gotas saladas – Era yo, no él... tenía que ser yo... No él, pero fue tan egoísta... Iba hacerlo, lleva tanto tiempo planeándolo y entonces él me deja atrapado para siempre con esto... con cuidarla a ella, con reparar las heridas que él le hizo...
Taehyung sintió todo su cuerpo sacudirse mientras al fin llegaba hasta él y en un impulso, le rodeó con los brazos, Jungkook se revolvió antes de termina cediendo y esconder su rostro en la curva de su cuello, Taehyung sintiendo de pronto la humedad de las lágrimas sobre su piel. Quiso decirle que llorara, que llorara hasta deshidratarse si era necesario.
.- Yo iba a matarme... él lo sabía – susurró Jungkook con la voz rota por el llanto – Y también me robó eso.
Wow.... wow... ¿se esperaban eso?
Por un lado, al fin tenemos del todo a Jungkook con nosotros, incluso, Taehyung ya lo tiene entre sus brazos pero... ¿debe ser así?
¿Qué creen?
Les amo mucho, gracias por leer y no olviden dejarme su opinión que es algo muy, muy, muy importante para mí.
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