Capítulo 6.-

.- Regalar girasoles es una muestra amor sincero y de esperanza... quien regala un girasol está demostrando que nunca olvidará – leyó en voz baja mientras sus amigos se hacían preguntas unos a otros, estudiando para un importante examen de esa misma tarde para el que también tendría que estar estudiando.

Sin embargo, no había podido dejar de darle vueltas al extraño momento en el puente ni al girasol que encontró en el sitio donde solía sentarse hasta la noche en que se cruzó por última vez con Jung Hoseok. Había tratado de olvidarlo, de hacer a un lado las pesadillas y las mil preguntas que desde su muerte le bombardeaban. Pero casi una semana después, seguía pensando en ello, en el girasol y en el chico de espalda ancha con quien se había chocado.

¿Había dejado ese chico el girasol? ¿Por qué? ¿Ese había sido Kookie? Taehyung realmente quería saberlo. Tantas preguntas y no tenía ninguna forma de encontrar una respuesta, simplemente terminaba acumulándolas en su interior, habitando con las mismas dudas que guardaba sobre Seokjin, esperando que algún día pudiese hacérselas a alguien. Que algún día podría compartir con alguien todo ese dolor.

Culpa por Seokjin, culpa por Hoseok.

Lo cierto es que había estado yendo a la tumba de Hoseok cada semana, sin falta. Cada lunes se desviaba un poco del camino a la universidad y entraba al cementerio metropolitano de Seúl con una margarita blanca en la mano, esperanzado de encontrar la tumba de Hoseok adornada con alguna flor diferente o un presente. Pero todos los lunes, terminaba por encontrar una tumba vacía y una margarita ya marchita por el sol.

Nadie le llevaba flores, nadie lloraba sobre su tumba.

Así que Taehyung se sentaba frente a la recién puesta lápida y le contaba cosas, de su infancia, de Seokjin, de su día a día; y justo antes de irse, dejaba la flor. No sabía cuáles habían sido en vida las flores favoritas del chico, pero esperaba que las margaritas no le parecieran poca cosa como presente. Estuviese donde estuviese, Taehyung esperaba que Hoseok sonriera cuando veía las flores sobre su tumba.

Eran, de alguna forma, las flores que siempre había querido regalarle a su hermano en sus cumpleaños. Las mismas que compraba cada año, cada 4 de diciembre, y que terminaba echando a la basura, incapaz de caminar hasta el cementerio y ver, por primera vez, la tumba donde el cuerpo de su hermano estaba sepultado. Ahora, sólo tenía que caminar unos metros más, a lo mucho unos 80 y llegaría a la sección de la letra K, esa donde su hermano había sido enterrado años atrás. Y a la que le tenía tanto miedo.

¿Para Kookie también era así? ¿También le temía a enfrentar la muerte de su hermano? Porque entonces... ¿por qué parecía que nadie nunca iba a llorar a Jung Hoseok?

.- Tae, ¿qué opinas si vamos a comer algo y seguimos estudiando? – Minjae le sacó de sus cavilaciones mientras veía a sus compañeros cerrar los libros de fisiología con rostros de cansancio y ojeras.

El mismo no estaba muy diferente, pero al contrario de ellos, Taehyung llevaba largas semanas sin dormir bien debido a las pesadillas que lo acosaban en los rincones oscuros de su mente, donde se reproducía el momento exacto en el que Hoseok se lanzaba a la muerte sin que él pudiese evitarlo o donde Seokjin aparecía para decirle que no lo conocía, que nunca lo había hecho.

Como estudiante de medicina, sabía que estaba a punto de una enfermedad delicada sino conseguía dormir más de cuatro horas diarias o si no comía bien pero como ser humano no dejaba de preguntarse cómo se podía seguir viviendo con tranquilidad luego de haber sido testigo de una muerte así y haber perdido, también, a su hermano mayor del mismo modo.

.- Tae, ¿qué dices? – esta vez fue Bo Gum, quien le meció por el hombro - ¿Estás bien?

.- Si, si, hyung – respondió forzando una sonrisa antes de recoger su bata blanca de estudiante y sus libros – Sólo estaba pensando en algunas cosas que todavía me faltan por estudiar.

.- Ya las estudiaremos después de almorzar – gimió adolorido Minjae, estirándose al levantarse del asiento – Realmente creo que el profesor Park está loco al avisarnos del examen solo ayer.

.- Es un anciano loco – ratificó Taehyung mientras los tres se encaminaban hacia la salida de la biblioteca - ¿A dónde iremos a comer?

Bo Gum le abrió la puerta a los tres mientras mordisqueaba un lapicero en su boca: .- La cafetería más cercana es la de artes, ¿no? Un amigo me dijo que vendían un gran café allí.

Sin mucho que replicar, los tres se encaminaron a la facultad de Artes de la universidad, un enorme edificio abierto de donde casi siempre salían diferentes sonidos musicales y que a Taehyung siempre le había maravillado. Pocas veces había estado en la cafetería descampada de Artes, pero siempre la había sentido como un espacio hecho a la medida para él. Si no hubiese elegido la medicina, seguramente habría elegido la música, pero al final del camino, había decidido vivir la vida que Seokjin decidió dejar atrás.

.- Quiero una gran taza de café americano – gruñó Minjae mientras los tres entraba en el pequeño jardín, ganándose algunas miradas de interés, producto de los enormes libros que cargaban y las batas blancas que llevaban encima – Ah, repentinamente me siento como un ratón de laboratorio.

Taehyung rió por el comentario, pero de pronto se quedó mudo. Le costó reconocer su rostro casi cinco segundos, tratando de ubicarlo en su memoria mientras le observa a lo lejos. Minjae le jaló hacia una mesa sin que lo notara, con la mirada fija en el chico de camiseta blanca que reía casi de forma escandalosa unos metros más allá. Se veía tan diferente a aquel día, tan lleno de vida y felicidad que, por un momento, quiso creer que no era él.

Pero lo era, claro que sí.

Jimin estaba sentado al estilo indio tan sólo a algunos metros de su mesa, tan cerca que Taehyung pudo ver a la perfección la forma en como sonreía mientras se estiraba contra el chico a su lado, su cuerpo recostándose contra él antes de ser rodeado por sus brazos en un íntimo, pero fuerte abrazo. Y entonces Tae le reconoció como el motociclista de aquella noche, quien sostuvo con tanta fuerza y cariño el cuerpo de Jimin.

.- Tres café americano bien cargados – aviso Bo Gum al regresar a la mesa, trayendo su atención de regreso a sus amigos – Ah, y unos ricos pastelitos de banano que me recomendó la adorable abuelita de la tienda.

.- ¡Eres un coqueto! – se quejó Minjae mientras le empujaba juguetón, Taehyung les sonrió suave pero sin prestarles verdadera atención – Hey, Tae... ¿está todo bien?

Taehyung quiso decirle que sí, pero de pronto, las palabras se atascaron en su garganta. Había querido compartir con sus amigos todo lo que le pasaba por su cabeza desde la muerte de Hoseok, pero eso implicaba confesar esa historia que ocultaba de todos aquellos en su vida actual: la de su hermano suicida. ¿A quién confiarle esos secretos? De pronto, volvió a girarse para mirar a Jimin sonreír.

Quiere ir hasta él y decirle de Hoseok, de la muerte del chico. Quiere que alguien más cargara con ese peso.

.- Kim Taehyung, tierra llamando a Kim Taehyung – la mano de Bo Gum frente a sus ojos, de pronto tiene la mirada preocupada de sus dos mejores amigos sobre sí pero no sabe qué decir - ¿Seguro está todo bien?

.- Si, lo siento – susurró, bajando la mirada hacia su café mientras trataba de calmar la rabia furiosa que trepaba por su garganta – Es sólo que no he dormido bien, ya saben.

.- Creo que lo mejor es que mañana faltes a clase – asintió Minjae – Debes descansar un poco, realmente te ves muy mal.

.- ¡Hey! Tampoco estoy tan mal...

Minjae rió mientras se escondía tras el hombro de Bo Gum, evitando que alcanzara a golpearlo por su comentario. Taehyung rió mientras se estiraba contra sus amigos y al alzar la mirada a Taehyung se le va el aire de forma definitiva. Se queda congelado en su lugar, sus ojos abriéndose de forma desorbitada e incluso puede asegurar que perdió todo el color de su rostro mientras le ve pasar.

Cabello negro, camisa blanca dos tallas más grandes, jean negro con rasguños en los muslos y rodillas, y un par de botas Timberland color miel. Lucía diferente que con aquel traje de negro descolorido pero su rostro, Taehyung podía jurar que reconocería ese rostro en cualquier parte del mundo e incluso, con miles de otros rostros alrededor.

.- Kookie – jadeó por la sorpresa, dejándose caer en el asiento mientras lo veía girar dentro del edificio y perderse en el pasillo – Eres...

.- ¿Taehyung? – sus amigos le miraron asustados por el extraño y repentino comportamiento pero él no contestó, todavía absorto en su imagen - ¿Tae? ¿Qué...?

Pero sin darles tiempo a decir nada, se levantó de un salto y armándose de su mochila, prácticamente comenzó a correr hacia el edificio: .- Lo siento, pero debo encontrarlo...

.- ¿Encontrar a quién? – le gritó Bo Gum pero él apenas y si lo escuchó.

Los pasillos de la facultad de Arte no eran tan diferentes de la suya, aunque ciertamente, parecían estar mucho más vivos que toda la facultad de medicina. Un sin número de chicos y chicas le sonrieron mientras le veían pasar, apenas y contorneándose entra la gente mientras trataba de seguirle el paso al chico de espalda ancha que iba varios metros más allá.

Taehyung quiso gritar, pero no sabía su nombre y estaba seguro que Kookie no era precisamente su nombre real.

Giro en otro pasillo, internándose en las aulas de clase e inundando sus oídos de los suaves acordes de una guitarra al fondo. Sentía que el aire le quemaba al entrar en sus pulmones, todavía tratando de seguir el ritmo del chico de cabello oscuro, solo tenía que acelerar un poco para alcanzarlo y entonces podría enfrentarlo. Pero, enfrentarlo para qué. ¿Qué iba a decirle? ¿Acaso sería capaz de contarle que había sido la última persona en ver a su hermano mayor con vida?

¿Iba a decirle que había sido él quien llamó a la policía?

Sólo sabía que necesitaba llegar hasta él, que necesitaba saber sí para él era tan difícil como lo había sido, como lo seguía siendo, la muerte de Seokjin. Necesitaba sentir que no estaba solo en el mundo, que alguien podía entender su dolor y todo lo que bullía en él. Lo cierto es que iba tan ensimismado en sus pensamientos, que al girar no vio al otro chico y ambos cayeron al suelo.

.- Lo siento, lo siento – se disculpó Taehyung, levantándose de golpe y tratando de no perder de vista a Jungkook.

.- Oh, eres Taehyung – la voz masculina brotó emocionada y le obligó a bajar la mirada, encontrándose con el rostro conocido que solo minutos atrás, había encontrado en la multitud del jardín - Pensé que te había imaginado... ¿me recuerdas?

.- Jimin – confirmó, tratando de sonreírle en medio de su respiración agitada.

.- Si, así es...

Taehyung se masajeó el brazo algo incómodo mientras observaba al más bajo, parecía agitado también y tenía una sonrisa de pena en su rostro, lo que le recordó el por qué estaba originalmente en ese pasillo y a quien estaba tratando de alcanzar.

.- Oye, ¿conoces al chico que acaba de pasar por aquí?

Jimin ladeó la cabeza, confundido antes de girarse y ver el pasillo, donde pocas chicas iban caminando y a lo lejos, la espalda del de cabello oscuro: .- Ah, no, lo siento, no vi quién era.

.- Está bien – asintió resignado y acomodándose la correo de su bolso, se decidió a emprender de nuevo la carrera – Debo irme, ¿de acuerdo? Fue genial verte.

.- ¡Oye! – Jimin alzó la voz, deteniéndole unos pasos más allá - Tal vez... tal vez podamos salir algún día, por lo menos déjame invitarte algo para agradecerte... ya sabes.

.- Claro – casi que grito mientras avanzaba por el pasillo, tratando de no perderlo de vista pero sin dejar de sonreírle al de menor estatura – Búscame en el edificio de medicina mañana al medio día y vamos a almorzar.

.- Vale – asintió sonriendo el otro pero Taehyung ya no pudo escucharle.

Prácticamente se obligó a sí mismo a correr por el pasillo, tratando de no ser muy ruidoso ni tan torpe como momentos antes. Sólo quería alcanzarlo, sentía que todo en su vida tendría sentido en ese mismo momento, en el que pudiera ver su rostro y decirle que conocía a Hoseok. Sentí que, en ese momento, todo el peso de la culpa se iría.

Giro de nuevo, observando por las ventanas del pasillo que iba directamente hacia el jardín, incluso podía ver a sus dos amigos sentados todavía en las mesas de la cafetería, hablando y riendo mientras tomaban el café. ¿Dónde se había metido ese chico? Trató de buscarlo alzando la cabeza, observando el descampado por las ventanas y también por el pasillo ahora vacío. Casi gruñó frustrado y avanzó a paso más lento, lo había perdido de nuevo.

O eso creyó, hasta que una figura masculina de su misma altura brotó detrás de una columna, mirándole con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

.- ¿Por qué está siguiéndome?


¡NUESTRO KOOK AL FIN APARECIÓ! 

Aunque supongo que no precisamente cómo ustedes esperaban, ¿verdad? 

Ahora... ¿qué creen que pasará entre esos dos? 

Y gracias, gracias por seguir leyendo.  

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top