Capítulo 24.-
Capítulo dedicado a YOURSHADOW_1
.- Me gustaría preguntarte algo...
Su voz brotó suave, como si flotase sobre sus cabezas mientras permanecían acostados sobre la cama, sus cabezas juntas lado a lado y sus cabellos entremezclándose. Taehyung se giró levemente, sus ojos encontrándose con el delicado perfil de Jungkook, no creía haber sido testigo nunca de algo tan bello como sus facciones, la comisura de sus labios escondiendo una sonrisa que Taehyung deseaba encontrar y robarse para siempre.
.- ¿Qué cosa?
Jungkook contuvo primero el aliento, dudando sí preguntar: .- ¿Cómo era tu hermano?
La pregunta se sintió como un golpe, casi dejándolo sin aire mientras su mente repite las palabras en su cabeza, tratando de decirse a sí mismo que no es momento de guardar silencio. Sus ojos bajan hasta el cuello de Jungkook, ahí donde ahora cuelga la cadena que un día perteneció a su hermano mayor, a quién ha escondido en los pasajes de su memoria por tantos años que se ha olvidado de su rostro, de cómo sonaba su voz o su risa.
Seokjin ni siquiera era una fotografía que adornaba su escritorio o alguna pared de aquella solitaria casa.
Era casi como si nunca hubiese existido en sus vidas, como si fuese un personaje de pesadillas porque, sí lo pensaba con cuidado, escarbando en los recuerdos acumulados en lo profundo de su ser, la imagen que había construido de un hermano amoroso y cercano, se derrumbaba entre las sombras de los silencios y el misterio que, por primera vez, descubría moviéndose en el fondo de esos recuerdos, mostrándole lo que una vez no quiso ver sobre Kim Seokjin, lo que siempre debió saber.
.- Él era... bueno, no lo recuerdo bien – es el susurró que da como respuesta, los ojos de Jungkook abriéndose con sorpresa a la vez que se gira para mirarlo – Siempre creí... que Seokjin era alguien increíble, pero sí lo pienso ahora no estoy muy seguro de ello.
.- ¿A qué te refieres con eso? – su pregunta brotó automática, queriendo comprender la sombra que oscurecía el brillo en los ojos del mayor y que hundía sus hombros – ¿Él no era... una buena persona?
.- No, no me refiero a eso precisamente – su voz se apaga con cada palabra que se atreve a decir en voz alta, la imagen cada vez más definida de su hermano formándose en su mente con cada recuerdo que trae – Sino a que... creo que nunca lo conocí realmente.
Era doloroso admitirlo, decir en voz alta algo que tal vez nunca se habría dicho a sí mismo, pero cómo podría negarlo cuando, entre más escarbaba, más encontraba silencios y mentiras en las palabras de su hermano, ausencias en los momentos importantes y una relación que un día creyó basada en el amor, convertida a un recuerdo tenso, indescifrable de la mirada mortificada de su padre, el rostro enojado de su madre y la espalda de Seokjin desaparecido por la puerta abierta de la entrada.
Los gritos inundaron la sala y Taehyung consiguió escucharlos incluso desde su habitación donde se preparaba para la salida con sus amigos en unas horas. No supo por qué, pero para el segundo grito sus pies ya estaban moviéndose lo más silenciosamente posible por el pasillo con dirección a las escaleras, su rostro colándose desde lo alto para vislumbrar la figura de su hermano mayor en la puerta de entrada, con el rostro rojo por lo rápido de su respiración.
.- ¡¿A dónde crees que vas?! – la mano de su madre se cernía como una pezuña en el brazo de Jin, jalándolo hacia dentro – ¡No tiene derecho a decidir!
.- ¿Cómo puedes decir que no tengo derecho a decir sobre mi propia vida? – Seokjin no gritó, pero su voz era dos tonos más elevada de lo usual, Taehyung lo sabía porque había empezado clase de música ese año y era de las pocas que de verdad disfrutaba – ¡No haré lo que quieres toda la vida, mamá! ¡Se acabó!
.- ¡Irás a la escuela de medicina así no te guste! – su madre gritó de nuevo, siendo mucho más violenta con su hermano de lo que fue antes – No dejaré que arruines todo lo que tu padre y yo hemos hecho por ti, Seokjin. ¡Ya eres una desgracia para nosotros con tus... aberraciones!
Taehyung se encogió en su lugar cuando los ojos de Seokjin se llenan de lágrimas, su brazo zafándose con fuerza del agarre de su madre, casi con tanta fuerza que la empuja hacia atrás, provocando que se tambalee: .- ¿Aberración? ¿Eso es lo que soy para ti?
.- Dile algo, por amor de Dios – la respuesta de su madre es girarse hacia su padre, que desvió la mirada sin decir una palabra, el rostro de la mujer coloreándose de furia – Bien, yo diré lo que tu padre no puedes. ¡Escúchame bien, Seokjin! ¡Prefiero que te mueras a tener que tener un hijo como tú, que tira a la basura todo lo que le damos y que sólo traerá desgracias a esta casa! ¡¿Cómo miraras a tu hermano a la cara sí te conviertes en eso?!
Taehyung no comprende las palabras de su madre, pero la mirada de Seokjin alzándose de golpe y fijándose en él, que permanece en el pie de las escaleras del segundo piso, provocó un escalofrío por todo su cuerpo: .- Tienes razón, mamá... Entonces prefiero estar muerto.
¿Por qué había archivado ese recuerdo por tantos años? ¿Cómo no había vuelto a esa noche una vez más para tratar de comprender a su hermano?
Se había concentrado por mucho tiempo en esconder esos recuerdos, en evitar las preguntas que se acumulaban en el fondo de su mente cada vez que el nombre de su hermano resonaba en algún lugar. Había silenciado la culpa de su madre, la ausencia de su padre y él... ¿Por qué entonces no dijo nada? ¿Por qué entonces pensó que todo se solucionaría con Seokjin tomando un poco de aire, con una disculpa de su parte y sonrisas en una cena que nunca volvería a suceder?
Tantas preguntas que no podía responder porque ni siquiera sabía de qué hablaban aquella noche, la última noche de todas.
Después de eso había sido un espiral confuso, al principio sus padres no se preocuparon por la ausencia del mayor de sus hijos, ocupados con sus trabajos y responsabilidades, fue Taehyung quién más pensó en él mientras debía caminar de regreso a casa en soledad mientras pensaba que su hermano estaba estudiando para las pruebas de ingreso a la universidad con mucho esfuerzo. Más de una vez se preguntó si esa noche podría jugar algo con su hermano, para que dejara de preocuparse por pruebas y admisiones.
Pero nunca lo vio y una semana más tarde, las alarmas se encendieron en la casa de la familia Kim. Taehyung dedicó tardes enteras a buscar a su hermano en sus sitios preferidos, llamando a sus amigos e incluso, yendo a visitar a sus abuelos a Daegu, pero las noticias sobre su hermano no llegaban. Incluso cuando su madre llegó derrotada de caminar todos los hospitales de la capital sin tener respuesta alguna.
Entonces la llamada llegó.
.- Lamento haber preguntado – la voz de Jungkook le trajo de regreso a su habitación, a la cama en la que permanecía recostado con el cálido cuerpo del menor a su lado, sus cabellos entremezclándose y sus alientos chocando entre sí – Es evidente que no es fácil para ti hablar de él, así que... no volveré a preguntar.
.- No te preocupes por eso – respondió de inmediato, ahogando el suspiró que trepó por su garganta – En realidad, creo que es hora de que me enfrenté a esas cosas. Creo que no conocía bien a mi hermano, que yo sólo tenía la imagen que él quiso mostrarme.
Jungkook asintió, pensativo: .- Supongo que no hay manera de averiguarlo.
Las palabras flotaron, trayendo de regreso el recuerdo de Yoongi ofreciéndole la oportunidad de saber más sobre Seokjin, sobre quién era su hermano más allá de las paredes de esa casa. Taehyung tragó en silencio. ¿Realmente estaba listo para enfrentar la verdad sobre Seokjin?
.- Sí vez, creo que mejor no vuelvo a decir nada – las mejillas de Jungkook se sonrojan, mostrando su evidente vergüenza – Lo siento.
.- No, no hagas eso, no tienes por qué disculparte, bonito – las palabras salen solas, sus mejillas sonrojándose por el apodo que inevitablemente se le ha escapado y que ha provocado que Jungkook cubra su rostro con sus manos, avergonzado – Yo...
El silencio es tenue, casi cómoda a pesar de sus sonrojos: .- Está bien, Tae... puedes decirme así – susurró el menor, sus ojos mirándolo por entre sus dedos que cubrían su tímida sonrisa, una que a Taehyung le provocó besar – Nosotros estamos j-juntos, ¿no es así?
Taehyung asintió efusivamente, atrapándolo entre sus brazos como llevaba deseando desde hace mucho: .- Por supuesto que sí. No dudes nunca de ello.
Lo siguiente que puede hacer, alejando de su mente el recuerdo de Seokjin y la propuesta de Yoongi, es atrapar esos labios suaves en un beso, las sonrisas de ambos colándose en medio.
Hola a todos,
Sé que este capítulo es más bien corto, pero es más de transición que de otra cosa. Aquí abrimos la puerta para que Taehyung descubra lo qué realmente sucedió con su hermano. Uh, ¿se imaginan que se viene?
Como sea, no quería dejar pasar este día sin una actualización de esta historia.
Hoy se conmemora a nivel mundial el día de la prevención del suicidio y como psicóloga tengo la responsabilidad de hablar de ello, lo hago con esta historia.
Recuerden que siempre habrá un lugar seguro al que acudir, incluso en los momentos más oscuros. Y sí no encuentran uno cerca a ustedes, no duden en escribirme, mis brazos están abiertos siempre.
Mucho amor.
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