Capítulo 18.-

Jungkook parecía haberse esfumado.

Parecía haber desaparecido de un momento a otro, específicamente, desde que Taehyung lo vio correr lejos de él la noche de su cumpleaños, siendo absorbido por la negrura de la noche que parecía tragárselo entero para nunca regresárselo. Habían pasado ya muchos días desde entonces y la noche, ni el día, ni nada lo había traído de vuelta.

Taehyung lo había buscado: había ido a la cafetería al día siguiente, esperando pacientemente que el menor se presentara en su turno regular, pero Jungkook no apareció ese día, ni el siguiente ni los otros tres más tarde que Taehyung paso sentado en un rincón, junto a la pared llena de mensajes que el menor le mostró en aquella primera mágica noche que habían compartido.

Al final, se había animado a preguntarle a una de las meseras con las que alguna vez lo vio cruzar palabras amistosas. La chica le había dedicado una sonrisa con pena tan sólo para darle la noticia de que Jungkook había informado que por un tiempo no se presentaría a trabajar. Un tiempo que nadie podía definir por lo ambiguo de la expresión y que a Tae cada vez se la hacía más eterno.

Tampoco lo había encontrado en la universidad, en ninguna de las cafeterías del amplio campus universitario ni en la facultad de artes a la que el menor pertenecía. Taehyung había obligado a sus amigos a probar una cafetería nueva cada día tan sólo para ver sí tenía la futura de distinguir su cabellera oscura a la distancia o su hermoso perfil entre los demás estudiantes cualquiera.

Incluso le había pedido a Jimin que lo buscara aprovechando que estudiaban en la misma facultad, lo que hacía que para el más bajito fuese más probable topárselo, y que, si llegaba a toparse con él, le llamase de inmediato para que Taehyung pudiese correr antes de que Jungkook volviese a escaparse de entre sus dedos. Sin embargo, se encontró fue con Yugyeom, el amigo del menor, quien tampoco tenía mucho qué decir al respeto.

Taehyung no había dejado de ir ninguna noche al puente, sentándose en el mismo lugar de siempre por incluso más horas de lo normal, esperando alguna señal de Jungkook, por más pequeña que fuese. Pero no hubo ninguna, no hubo nada más que algunos hombres y mujeres con los que terminó por toparse, reavivando aquella incomprensible necesidad de detenerlos de lo que sea que pensasen.

Había vuelto permanentemente a su tarea de vigilar el puente, pero la persona que quería salvar más que otra cosa en el mundo, nunca camino por ahí.

También le había llamado incontables veces y a distintas horas, cada una de sus llamadas cayendo en el buzón de mensajes hasta que un día simplemente el tono se perdió y Taehyung asumió que Jungkook le había bloqueado tal y como lo había hecho de la aplicación de mensajes, en la que le había escrito poco menos de 150 textos con mensajes distintos, que iban desde simples "Hola" como preguntas por su día, como si Jungkook estuviese a su lado en uno de sus acostumbrados almuerzos bajo el árbol.

Al final, Taehyung simplemente había escrito un: Por favor, por favor dime dónde estás. Dime que estás bien.

Pero no hubo ninguna respuesta y Taehyung comenzó a perder la esperanza poco a poco, empezó a dejar de buscar su cabellera oscura en medio de las cabezas de los estudiantes, empezó a no detallar los perfiles de los chicos con los que se cruzaba, empezó a dejar de ir con regularidad a la cafetería y así mismo, empezó a sentarse en aquel puente, con los ojos fijos en el oscuro río.

El río tan oscuro como los preciosos ojos de Jungkook.

Ya no contaba los días, sabiendo que el otoño parecía morir lentamente para darle paso a un frío invierno y con ello, el fin de las clases universitarias, el desastroso ciclo de exámenes y proyectos finales y luego, muchas semanas más tarde, la fecha poco recordable de su cumpleaños. ¿Cuántos eran ya? Taehyung ni siquiera recordaba bien.

No cuando su cumpleaños era el simple recuerdo de que una vez tuvo una familia, de que una vez hizo parte de algo y ya no era así.

Ahora, Taehyung era sólo otro cuerpo en una mesa demasiado grande, el otro cuerpo demasiado ocupado en el trabajo como para dedicarle siquiera una mirada. Dos extraños bajo el mismo techo que un día, mucho tiempo atrás, habrían reído mientras compartían la cena, escuchando las extrañas bromas de su hermano mayor y la risa melódica de una madre entera y emocionalmente estable.

Pero eso ya no existía.

Habían desaparecido tal y como Jungkook lo había hecho.

.- Tae, estamos preocupados por ti – la voz de Bogum le saca de la ensoñación en la que se ha sumergido una vez más, ni siquiera recordaba en qué clase estaba, pero esta parecía haberse terminado ya, la mayoría de sus compañeros ya fuera del auditorio – Ya no soportamos verte así.

Minjae apoya las palabras del mayor con un asentimiento y un gesto preocupado. Y Taehyung tan sólo los ve, observa la genuina preocupación en sus miradas y gestos, en la manera en cómo ambos se ciernen sobre él y entonces quiere soltarse a llorar, quiere contarles cada una de las tristezas que ha cargado por más de cinco años, pronto seis.

Por un momento, quieres hablarles de Jin y de la manera en cómo su hermano lo destrozo.

.- ¿Es por tu chico? – Minjae habla entonces, tratando de que Taehyung se enfocase en ellos y no en sus pesares – Pronto daremos con él y podrás arreglar las cosas, pero...

.- Pero no queremos verte de ésta manera...

La forma en como Bogum habla provoca en él un estremecimiento, ¿a qué manera se refiere? Puede que Taehyung haya dejado de comer como normalmente lo hacía, pero se debía a que ya no compartía almuerzos con Jungkook, así que no tenía la necesidad de prepararse nada. Puede que Taehyung estuviese durmiendo de más, pero era por lo cansado que le dejaba la universidad.

.- Estoy bien, chicos – su voz suena rasposa, ligeramente inestable – Es el estrés de los parciales finales, necesito una buena nota para el currículo de práctica y...

.- Somos tus amigos, Taehyung. Puede que seamos algo inmaduros, pero realmente nos preocupados por ti, ¿vale? No nos tomes por estúpidos, nos preocupamos y queremos ayudarte.

Quiere decirles que no hay nada que hacer.

Ellos no pueden traer a Jin de regreso, no pueden sanar el corazón y la mente de su madre, no pueden hacer que su padre vuelva a amarlos y que su familia se regrese a ser la familia llena de amor y apoyo que había sido. Ellos no pueden traer a Jungkook hasta él, ni convencer al menor del amor que sentía por él y el como quería salvarlo.

No podían porque ni siquiera Taehyung había podido.

Porque no fuiste suficiente para ninguno de ellos y todos, todos te abandonaron.

El pensamiento, que siente más real que nunca, lo abruma y hunde en la depresión como nunca y es que Taehyung nunca se había sentido más cansado de toda la mentira en la que se basaba su existencia. Había comenzado incluso a pensar en dejar la universidad porque no quería seguir cargando con el fantasma de los sueños de otra persona.

¿Dónde estaban sus sueños? ¿Se habían ido con Jin? ¿Los intercambió con la carga de Hoseok aquella horrible noche? ¿O Jungkook terminó por llevárselos?

Ni siquiera quería saberlo.

.- Tae, por favor, vamos a un médico especialista para esto – Minjae se ha sentado a su lado, dejando caer su cabeza castaña contra su hombro, mirándolo con ojos de borrego que a Tae le provocan una sonrisa muy pequeña – Hyung, tan sólo inténtalo... una vez, sólo una.

.- ¿A dónde se supone que debería de ir? – les pregunta, sin mover a su amigo y tratando que la mirada de Bogum no le haga sentir aún más incómodo – Ustedes pronto serán médicos, ¿no pueden revisarme ustedes?

.- Mi tía es psiquiatra, Tae – Bogum no sonríe aunque suena amable cuando le responde, su amigo pocas veces es serio y Taehyung no puede frenar la mueca de incomodidad por toda la seriedad que muestra el otro – Puedo hablar con ella para que te atienda hoy o mañana, sin necesidad de ir a su consultorio. Sabes que ella te quiere mucho y...

.- N-no... no necesito un psiquiatra, chicos.

Taehyung quiere convencerlos tanto como quiere convencerse a sí mismo de ello.

Pero no puede engañarse mucho más de lo que ya lo ha hecho; sabe que no está bien y que está pisando terreno peligroso. Le es fácil recordar la gran cantidad de veces que en su formación como médico le han mencionado lo importante que es la atención inmediata a una persona que presente síntomas de algún trastorno mental, algún signo de alarma.

Sabe también que, por más que se diga a sí mismo que no tiene nada o que él no tiene ni tendrá ninguna necesidad de hacerse daño, eso puede cambiar en algún episodio de manía o crisis profunda. Las personas en estado depresivo no son quienes más altos índices de suicidio tienen, sino las personas que salen de la depresión; en esa delgada línea entre el estar estable y el volver a caer.

Y bien los registros familiares, no resultaría nada sorprendente que hubiese un factor genético de por medio, una predisposición que terminaba por derrumbarlos. A lo mejor, eso fue lo que le pasó a Seokjin. A lo mejor, eso era lo que pasaría con él.

.- ¿Tae?

Sus dos amigos lo miran fijamente y Taehyung siente que son las únicas personas reales, físicas y presentes, en las que puede apoyarse. Su hermano se ha ido, su madre prácticamente también, para su padre no existe, Namjoon no es más que una voz en el teléfono y Jungkook ha terminado por abandonarlo por culpa del miedo.

Sólo le quedan ellos y a lo mejor Jimin, incluso cuando ninguno de ellos sabía la mitad de la verdad.

.- Está bien – puso todo su esfuerzo en no sonar resignado – Habla con tu tía sobre ello y lo haré... vamos a ver qué puede decirme, ¿está bien?

Minjae y Bogum parecen respirar aliviados, sus hombros cayendo con un peso menos mientras los tres sale al fin del auditorio ya vacío y silencioso. La conversación pronto va en otra dirección, Taehyung sabiendo que sus amigos lo hacen para no mortificarlo más, aunque el pensar en los próximos exámenes tampoco le ayuda mucho.

Lleva escondido en su libro de fisiología su último parcial, el primero que ha perdido en toda su carrera y del que no ha querido hablar con nadie, ni siquiera con el maestro que intento ofrecerle la oportunidad de repetir el examen, principalmente porque Tae era uno de sus mejores estudiantes.

.- Creo que al señor Park de verdad le hace falta una esposa – Bogum manoteó el aire con firmeza – Ese hombre disfruta haciéndonos sufrir y eso no es normal, amigos. Ya dio yo que no.

Minjae se ríe girando la cabeza como un loco y sin fijarse en nada a su alrededor, por lo que, al llegar al final del pasillo, termina chocando con una linda chica que parecía igual de distraída que su hilarante amigo. Taehyung alcanza a sostenerla por el brazo, evitando que se fuese al suelo, al mismo tiempo que Bogum toma por los hombros a Minjae, echándole hacia atrás.

.- ¿Estás bien? – ella permaneció doblada sobre sí misma, una de sus manos parecía sostener su abdomen – Disculpa a mi amigo, él...

.- Está bien, está bien – la escuchó suspirar antes de que la chica se enderezase, su largo cabello cayendo hacia atrás mientras dejaba ver su bonito, pero cansado rostro, así como al bebé que llevaba contra su pecho.

Los ojos de la chica pasean entre los tres por un largo momento, al mismo tiempo que el niño en su cangurera se mueve, luce un poco mayor para ser llevado ya de esa forma, a lo mejor de unos 8 o 9 meses. Minjae es entonces el primero en reaccionar, haciendo una reverencia de 90 grados para disculparse.

.- Lo siento, señorita... pude haberla lastimado a usted o su bebé.

Ella le dedicó una sonrisa antes de sacudir su cabeza: .- No hay problema, yo también iba un poco... distraída.

Para Taehyung es inevitable el notar la mirada que ella dedica a su alrededor, mirando ya más allá que ellos tres. Sus ojos brillan mientras observa los diferentes posters de los grupos de investigación o las ferias de medicina, también cuando nota a algún estudiante caminando con su respectiva bata blanca bien puesta.

¿Era ella una estudiante? Lo dudó por un segundo, basta con mirarla para saber que ella no estaba precisamente pasando por su mejor momento. Su ropa estaba ya levemente desteñida, roída en algunos bordes y, además del evidente bebé, llevaba una canasta en la otra mano llena de panecillos dulces que, dedujo, estaba ofreciendo por el lugar.

.- ¿Eres estudiante? – fue Bogum quien formuló su duda, evidentemente interesado en la chica – No te había visto por aquí.

Ella sacudió su cabeza, moviendo sus manos en negación: .- No, no... vine para hacerle un favor a mi hermanito menor, luego debo ir al parque a vender, pero me perdí y terminé por aquí...

.- ¿Eso es lo que vendes? – Taehyung señaló los pastelillos sin disimulo, notando después el sonrojo de vergüenza que surcó las mejillas pálidas de la chica, por lo que le dedicó una sonrisa para tratar de ser más amigable - ¿De qué son?

.- Uh, son pastelillos de fruta seca... - el bebé se mueve contra su pecho, su negro cabello resaltando contra la piel pálida de su, aparente, madre – De durazno y banano.

.- ¿En serio? Huelen muy bien – es Minjae quien habló primero, inclinándose para ver los panecillos que ella ofrecía tímidamente - ¿Son caseros? ¿Qué valor tienen?

Ella lució aún más avergonzada, inclinando su cabeza para que parte de su cabello cubriera ligeramente sus ojos: .- Hace poco aprendí, yo los hago... cada panecillo cuesta mil wons.

Lucía tan avergonzada y cansada que Taehyung no dejaba de preguntarse cómo iba apenas sólo hasta esa hora a vender esa gran cantidad de panecillos, podía calcular que llevaba unos 30 o 40. Sin contar al bebé que cargaba, un peso que seguramente haría que su espalda doliese como el infierno en tan sólo unas horas más.

.- Es una suerte, muchachos – forzó su voz a sonar animada, consiguiendo que sus dos amigos le miraran igual de confundidos que la chica – Tenemos una reunión de amigos dentro de un rato y estábamos pensando qué dar de pasabocas, nos has salvado la vida. ¿No es así, chicos?

Minjae y Bogum le miraron con el ceño fruncido antes de entender y comenzar a soltar nerviosos "sí, claro" que Taehyung esperó, la chica se creyese. En cuestión de segundos ya tenía su billetera fuera de la mochila, entregándole a la chica el dinero exacto por la cantidad de panecillos que llevaba: 43. E incluso, le dio 20 mil wons más por la canasta, dado que no tenía como entregarles los panecillos en gran cantidad.

.- Yo... muchas gracias, muchas gracias – la chica comenzó a reverenciarse levemente, lo poco que podía debido al niño en su pecho – De verdad, gracias.

.- Hey, gracias a ti – Bogum la detuvo, tocándole ligeramente el hombro – Ya te ha dicho mi amigo, nos has salvado la reunión.

Ella no dijo nada antes de dar una nueva reverencia (o intento de ella) y darse media vuelta, probablemente demasiado avergonzada con los tres chicos. Taehyung quiso decirle algo que la hiciese sentir mejor, algo que no sonase a compasión o lástima. Habría podido preguntarle si en algún momento ella había querido estudiar medicina o algo similar.

Su mirada anhelante y brillosa, era algo que difícilmente podría obviar.

.- Bien, ahora tenemos muchos panecillos de durazno y de banano – fue Minjae quien, de nuevo, habló primero - ¿Qué haremos con todos ellos?

Parecía una pregunta seria, pero a Taehyung no pudo causarle más que gracia, por lo que se alzó de hombros en un gesto desinteresado: .- No lo sé, a lo mejor ya tienes desayuno para el próximo mes, ya que por culpa tuya la pobre chica dio con nosotros.

Bogum rió por su comentario mientras le tendía al menor de los tres la canasta, dejando que un abochornado Minjae la tomase: .- ¡Pero los compraste tú!

.- No, no... estoy a dieta, Min – le sonrió divertido y antes de escuchar una rabieta más de parte de su amigo, se apresuró hacia la salida del edificio, lo único que quería en ese momento era ir hasta su casa para encerrarse en su habitación hasta que el fin del mundo llegase o algo similar pasase.

Sin embargo, no esperó encontrarse con Jimin, quien se alzaba en la punta de sus pies y movía su cabeza a todos lados, buscando algo o alguien. Y cuando le vio, sus ojos conectándose directamente, Taehyung supo que él era ese algo que el otro buscaba. Jimin le saludó con la mano a la distancia, dedicándole una brillante sonrisa.

Nadie pensaría nunca la razón por la que ellos se conocían.

.- TaeTae, pensé que ya te habías ido – fue lo primero que dijo el mayor cuando llegó hasta él, llevaba una larga camiseta de rayas blancas y negras que lo hacían ver adorable – Tenía que contarte cuánto antes.

.- ¿Ha pasado algo, hyung?

.- Pasé por dirección hace un rato y alcancé a escuchar algo sobre tu amiguito – Jimin lucía exultante, esperando que a Taehyung lo atravesara la emoción por la revelación.

Pero eso no pasó porque Taehyung ya había perdido la esperanza. Porque Jungkook ya lo había abandonado a tal punto que Tae pensaba que mejor estaba así.

Solo.

.- Oh, no estás tan emocionado como pensé – el gesto de Jimin se volvió uno preocupado, arrugando sus cejas - ¿Algo anda mal? Pensé que quería verlo otra vez y ya sabes, proponerle hacer cositas.

Taehyung sabía que el mayor sólo quería molestarlo, causar una reacción en él, pero lo único que consiguió fue que se alzase de hombros, sintiéndose más cansado que nunca y más desvanecido en el enorme escenario de su vida, como una especie de sombra que muere a lo que cae el sol y justo en ese momento, la noche comenzaba a tragárselo entero.

Sin embargo, antes de que se forzase a decir algo, un gritó los interrumpió: .- ¡Jimin!

El mayor se giró, la sonrisa volviendo a sus labios tan rápido como se había ido. Ambos distinguieron a un chico de piel pálida y completamente de negro caminar hacia ellos, sin embargo, lo que a Taehyung le pareció más llamativo fue su cabello color menta que, por extraño que le pareciese, le quedaba muy bien con sus finos rasgos.

.- Es mi hyung, vino por mí...

Tae no necesitaba de la explicación del otro para reconocer al hombre que había abrazado a Jimin esa noche en el puente, cuando prácticamente saltó de su moto para cerciorarse que el otro estaba entero y sin ningún tipo de daño. Había sido una escena muy íntima en ese momento e incluso en sus recuerdos se sentía igual.

Cuando el otro chico, que por lógica era mayor que él, se acercó a ambos, Tae estaba a punto de hacer la reverencia para presentarse adecuadamente, sin embargo, el ceño confuso del otro le detuvo al mismo tiempo que su voz: .- Espera, yo te conozco...

Taehyung se quedó brevemente sin palabras, notando el sonrojo de Jimin al pensar lo mismo que él: .- Y-yo estuve esa noche en el puente, con Jimin.

.- No, no... – el de cabello color menta negó con la cabeza, pensando por un momento - Kim, ¿no?

¿Cómo sabía su apellido?

.- ¿Ah?

Taehyung podía asegurar que debía lucir profundamente confuso, Jimin lucía así mientras ambos notaban como el chico guardaba silencio, pensando y detallando su rostro con detenimiento. ¿Qué era lo que estaba buscando? Taehyung nunca se había cruzado con él más que aquella noche y lo poco que sabía de él (como que se llamaba Yoongi) era porque Jimin se lo había contado.

Entonces, él volvió a hablar, sentenciándolo: .- No te pareces tanto, pero tienes su mirada...

Taehyung comenzó a temblar de manera evidente: .- No sé de qué...

Él no podía estar hablando de lo que... Yoongi (o como fuese que se llamase) se llevó una mano a la cabeza, revolviendo su cabello menta con incomodidad, parecía tratar de encontrar las palabras adecuadas para lo que sea que fuese a decir. Taehyung deseó que nunca las encontrara...

.- Conocí a tu hermano, éramos... – le dijo al fin, una sonrisa tensa brotando de sus delgados y pálidos labios - Estudiamos juntos, trabajamos juntos... Éramos buenos amigos.

El mundo pareció detenerse en ese instante, el peso de esas palabras cayendo sobre su espalda como un bloque de concreto dispuesto a aplastarlo. Ahí estaba aquello de lo que Taehyung había huido por años, aquello de lo que tenía tanto miedo: el que Jin, el Jin de otros, lo alcanzase para volver a hacerle daño, para hundirlo con él en el Río Han.

Porque Taehyung había cargado con sus recuerdos, los pocos que aún no se desvanecían, pero temía conocer los de otros, conocer que existían caras de Jin que nunca descubrió o que su hermano le ocultó. Temía que la compasión del "pobre, su hermano se suicidó" le atormentase de regreso, haciendo que las preguntas y la culpa se hiciesen más y más grandes.

.- ¿Tienes un hermano, Tae? – Jimin lucía sorprendido cuando le miro, sus labios abriéndose en un pequeño círculo, sus ojos también más grandes de lo normal.

Él sacudió su cabeza, sin poder hilar sus pensamiento: .- Y-yo... Y-yo debo irme...

Y con eso, trató de darse media vuelta para huir de ahí, correr lejos de lo que sea que tuviese que ver con Jin. Sin embargo, el chico de cabello menta le tomó por el codo, sosteniéndolo en su lugar con una sorprendente fuerza y Taehyung casi se sintió tentado a gritar, comenzado a sentirse presa de algún tipo de ataque o crisis nerviosa.

.- Te busqué en su funeral, pero no fuiste.

No quería escuchar, no quería saber nada: .- D-de verdad debo irme, p-por favor.

El ruego en su voz brotó roto y provocó que Jimin le mirara sin entender al mismo tiempo que Yoongi o como se llamase, le dedicase esa mirada que había recibido por tanto tiempo y que tanto le disgustaba, aquello le provocó arcadas. No quería esa mirada...

Era la mirada de compasión por ser el hermano de un chico muerto, de un suicida. No quería reflejarse en ella y reconocer que lo era, que...

.- Por favor... p-por favor.

Fue entonces cuando finalmente el chico le soltó, su mirada de lástima acentuándose en su pálido rostro: .- Sí alguna vez... Sí alguna vez quieres o necesitas hablar sobre Jinnie, pídele mi número a Jimin. Si quieres entenderlo un poco...

Taehyung no se quedó a escuchar el resto.

Por primera vez en su vida, Taehyung sólo quiso cerrar los ojos y no volver a abrirlos.

 ¡Me costó horrores terminar de escribir este capítulo! ¡Todo mundo me interrumpía! 

Pero estoy contenta con el resultado, hubo varias cosas importantes en este capítulo. Algunas muy obvias, otras no tanto... ¿cuáles serán? ¿qué vendrá de aquí en adelante? Las cosas se van enredando al mismo tiempo que otras se van aclarando, ¿no? ¿qué opinan ustedes?

¡Gracias por leer!

PD. Nuestro Tae sí que es un acosador... y el JK no aparece. ¿Dónde andará?

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