Capítulo 10.-

Iba a subir este capítulo ayer pero al final no fui capaz... al leerlo entenderán por qué. 


Dio una última mirada al dije de ala que colgaba justo al lado sonriente de Seokjin, la sonrisa de su hermano parecía brillar a través del cristal del marco, sus ojos entrecerrándose brevemente mientras su cabeza permanecía ligeramente ladeada, apenas e inclinada hacia Taehyung, quien se apoyaba contra él y sonreía también. Libre y sincero. 

No como Seokjin, quien sonreía a todos, pero terminó lanzándose contra las aguas frías del río sin que nadie nunca se lo imaginase.

Nunca lo entendería, nunca podría siquiera imaginarse que había pasado por su cabeza ni cómo lo había decidido. ¿Cómo se tomaba una decisión así? ¿Acaso despertabas un día y sólo lo hacías? O... ¿acaso Seokjin lo había planeado? ¿había pensado en cada detalle de cómo hacerlo? Las preguntas se arremolinaron en su mente cuando detalló el dije contrario, aquel que misteriosamente había llegado a sus manos y que, por cinco largos años, se preguntó dónde había estado.

Ya de nada valían las preguntas... en realidad, comenzaba a pensar que nunca habían valido.

.- Eso no me lo va a devolver – determinó en un susurro mientras se levantaba de la pequeña silla del escritorio, pasando su mano con algo de nervios por su cabello húmedo producto de la reciente ducha – Ten una buena noche, hyung... - volvió a susurrar mirando la foto, la única foto de Seokjin que conservaba.

Las había roto todas, incluso aquellas que se remontaban a su infancia más inocente. Y al final, había sido incapaz de destruir esa, tal vez porque era la última que se había tomado, tan sólo días antes de su muerte o tal vez, quiso pensar, era porque se veía feliz, como si nunca nada le hubiese preocupado. Sólo un chico a punto de entrar en la universidad, apuesto y rodeado de personas que le querían. 

Realmente feliz y a su lado.

.- Bien, bien... puedes hacerlo... - se dijo mientras paseaba nuevamente por la habitación, observando como el reloj digital sobre su buró marcaba las "11:28" en letras rojas, tenía el tiempo exacto para llegar a la cafetería y encontrarse con Jungkook; la sola idea le producía ganas de vomitar de la emoción – Vamos... será una gran noche.

Y aferrado a ese pensamiento, salió con pasos suaves de su habitación. No quería que ninguno de sus padres se levantara y le preguntara a dónde o quién iba. Se había acostumbrado a ser el hijo perfecto pero invisible, a nunca preocuparlos y cargar con las heridas de ellos antes que las suyas: esconder todo rastro de Seokjin, nunca volver a mencionarlo ni hablar de lo qué había pasado, no hablar de sus miedos o problemas, distraerlos en fechas que antes habían sido importantes. Hace cinco años que no celebraban ningún cumpleaños.

Lo perdieron a él, pero yo todavía estoy aquí; pensó cada cumpleaños más nunca se los dijo.

.- ¿Taehyung? – la voz ronca de su padre le detuvo al llegar al pie de las escaleras, acomodando ya sobre sus hombros la chamarra que había elegido cuidadosamente esa noche, por sí debía prestársela al menor - ¿Vas a salir?

Se giró en redondo y con una sonrisa inocente: .- Sí... - alcanzó a susurrar como respuesta antes de notar que su padre también llevaba encima una gruesa gabardina y no lucía como si, precisamente, acabase de llegar - ¿Y tú?

.- He acordado acompañar a unos amigos a un bar – fue la respuesta escueta de su padre, quien antes había tan sido risueño como su hermano y que ahora, no parecía más que una pared fría e impenetrable – Regresaré antes de que ella se despierte.

Taehyung no tenía que adivinar que se refería a su madre. La inestable y frágil mujer que había quedado tras Seokjin y que antes había sido una mujer indomable pero amorosa, alguien a quien admiraba por trabajar, estudiar y ser madre al mismo tiempo. Ahora, no era más que un cuerpo desdoblado sobre la cama, sobreviviendo a punta de medicamentos psiquiátricos... Una sombra más en esa casa, como lo eran ellos dos.

Su padre siguió hablando, sin darle tiempo a decir nada: .- Necesito que te quedes con ella esta noche, Taehyung – su voz no era de petición, sonaba como una orden; una que no quería cumplir - Ha tomado ya sus pastillas para dormir, pero nunca está de más.

.- Tengo planes, papá – replicó de inmediato, sin siquiera medir un poco el tono de su voz o cuidarse de usar un lenguaje formal.

.- ¿Planes? – el tono se endureció y Taehyung trató de permanecer firme cuando su padre se acercó a él, de su misma estatura y con los ojos tan vacíos como los suyos - ¿Son acaso más importantes que tu mamá?

.- ¿Es acaso más importante tu salida con amigos entonces? – replicó.

.- ¿Te he educado yo así?¿Para que me respondas de esa forma? – gruñó de inmediato su padre, por poco y alzándole la mano como cuando sólo tenía 7 años, y aquello lo enfureció como nunca – Tu madre necesita de ti y...

.- ¡Lleva cinco malditos años necesitándome! – alzó la voz, de pronto sintiendo que algo bullía sin control dentro de él, la idea de no poder llegar hasta Jungkook lo abrumaba, la idea de volver a quedarse ahí aprisionado era torturante – Adivina qué, papá: ¡La vida sigue!... el mundo no se detiene porque alguien se muera, mi vida siguió y la tuya también.

La bofetada resonó en todo el silencio del primer piso y Taehyung sólo fue capaz de sentir como su piel ardía producto del golpe y las lágrimas que ahora resbalaban de sus ojos. Su padre permanecía frente a él, con el brazo alzado como sí esperara por una razón para volver a golpearlo.

.- ¿Crees que es fácil? – gruñó el hombre mayor, su rostro se había endurecido y su mandíbula parecía a punto de salirse de su rostro - ¿Crees que para ella es sencillo? Lo qué sucedió... eso que hizo tu hermano...

Taehyung se encontró riendo con sorna, lo más cercano al desprecio: .- ¿Eso? Llámalo por su nombre, papá – se echó hacia atrás, alejándose de la mano del hombre, que ahora temblaba producto de la rabia – Se mató, dilo... dilo, papá... ¡se mató!

.- ¡Cállate! – la orden fue casi un grito pero Taehyung sabía que todavía se contenía, que no alzaría más su voz para que ella no se diera cuenta, que no se levantara y fuera hasta ellos, eso sólo le provocó más rabia.

Abrió los brazos y curvó su sonrisa: .- ¿No quieres que me escuche? Pues qué lástima, porque la verdad no se borra... ¡se mató! Una noche, Kim Seokjin, tu hijo; salió de casa y caminó por horas en la ciudad y cuando llegó la noche caminó hasta que dio con un puente... se asomó y ¡oh!... quién lo diría...

.- Kim Taehyung, te lo advierto...

.- ¡Se tiró! – soltó con una risa histérica mientras seguía retrocediendo, casi llegando a la pared mientras su padre avanzaba a trompicones hacia él, ambos lloraban pero Taehyung sabía que lloraban por cosas distintas.

Tú lloras por él y yo porque desde entonces, se olvidaron de mí.

.- Haré que te a-...

.- ¿Tae? ¿Hyun Shik? – la voz llegó hasta ellos, consiguiendo que se separaran y miraran con preocupación las escaleras, ahí donde su madre permanecía ataviada en una bata descolorida y con los ojos enrojecidos.

.- Oh, cariño mío... regresa a la cama – se acercó a ella su padre, tomándola en sus brazos como si fuese una muñeca frágil que se había roto ya hace mucho – Es tarde y...

.- ¿Por qué peleaban? – susurró su madre, sus ojos grandes y rojos mirando a su padre como si confiase en él más que en nadie – Sus gritos... no me dejaban dormir.

.- Hemos tenido sólo una pequeña discusión, cariño – siguió hablando su padre, como si se tratase de una niña y no de una mujer rondando ya sus 45 años, le acarició el cabello con devoción y por último, dejó un beso sobre su frente – No ha sido nada grave, así que ve a dormir y Tae te hará compañía esta noche, ¿de acuerdo?

.- ¡Oh, una salida con tus amigos! – asintió como si fuese una gran noticia, sus labios resecos estirándose en una enorme sonrisa con sus ojos todavía fijos con devoción absoluta en su padre, una mujer antes indomable reducida a nada... fue entonces que lo miro, lo miro por primera vez en todo ese momento - ¿Mi TaeTae se quedará conmigo?

No lo llamaba así desde que tenía 12 años, cuando se cayó de la bicicleta y se raspó la rodilla. Había llorado por casi 20 minutos, aterrado de la sangre y sólo pudo calmarse cuando su madre, con el cabello suelto y oliendo a frambuesa, lo retuvo contra su pecho, susurrando con amor "TaeTae, mamá está aquí y el dolor puede irse ya."

De esa mujer a aquella que lo miraba ahora, de pie en las escaleras, con el cabello recogido en una tranza más hecha y valiéndose de la fuerza de su esposo más que de la suya, no quedaba nada. Por un segundo quiso ser él quien la sostuviera contra su pecho, susurrando que ya el dolor podía irse. Pero eso sería mentira y ella seguía mirándolo.

Y él no pudo evitar sentir más lástima que amor.

.- Así e-...

.- No, no me quedaré aquí – respondió tajante, endureciendo su postura con los ojos de su padre se volvieron hacia él, molesto – Tengo planes y no voy a quedarme aquí, viendo como parecen estancados en el mismo instante.

Los ojos confusos e infantiles de su madre volvieron a su padre, que ahora parecía a punto de lanzarse contra él y matarlo: .- ¿De qué habla, Hyun Shik? No entiendo a TaeTae...

Quiso jalarse el cabello hasta quedarse sin él, quiso gritarle y tirar por el retrete la infinidad de pastillas que habían reducido a su madre en eso, pero al final, sólo consiguió reírse de nuevo, el desprecio brotando por cada uno de sus poros como nunca. Porque nunca se había sentido así antes.

.- TaeTae se refiere... - respondió antes que su padre, apretando él también su mandíbula con fuerza, asqueado de que no lo mirara - Que a lo mejor deben salir a la calle y ver que han pasado cinco años, que ya vamos en el maldito Iphone X, Disney compró Fox, y oh, mira que sorpresa... estoy en la universidad mientras que Seokjin, su preciado Seokjin, se mató antes de siquiera poder entrar.

Sin darles tiempo de detenerlo, cerró la puerta con fuerza tras su espalda y echó a correr calle abajo, sus piernas funcionando en automático mientras se tragaba las lágrimas y las ganas de gritar, de desgarrarse la garganta por la rabia. Podía jurar que escuchó el corazón de su madre romperse a sus espaldas mientras prácticamente huía de casa.

Sabía que había sido cruel e innecesario hablarles de esa forma, pero no podía seguir engañándose ni pretender vivir en la falsa ilusión de sus padres de que nada había pasado, que el tiempo no había corrido y ellos no había envejecido, que su hijo no se había suicidado. Cinco años eran más que suficientes para entender eso sin que implicara que iban a olvidarlo, que desaparecería de sus mentes o sus corazones.

Porque ni siquiera una vida entera calmaría el dolor, incluso aunque iba menguando poco a poco y los recuerdos eran cada vez más borrosos... sabía que su hermano siempre estaría ahí, porque lo había amado y eso no cambiaría. Pero Seokjin había muerto hace cinco años y no podrían llorarlo para siempre porque entonces se habrían olvidado de vivir.

Y Taehyung había pasado ya la edad que tenía Seokjin cuando murió.

Había seguido viviendo y no podía negar lo evidente, Seokjin tendría para siempre 18 años.

.- El mundo sigue... - se repitió con esfuerzo mientras doblaba en una esquina y su mirada borrosa a penas y distinguía el letrero ya apagado de la cafetería que un día fue la favorita de su hermano – El mun... el mundo sigue...

Había sido la cafetería de su hermano pero ahora, cinco años después, era el lugar donde Jeon Jungkook y sus ojos oscuros, lo esperaban. 

Sólo unos metros más, se prometió mientras sus piernas se acalambraban por el frío y el esfuerzo. Cinco metros... tres metros... un metro... sólo unos pasos más. No podía pensar en nada más que en llegar ahí, hasta Jungkook.

Una luz tenue brotando del interior hizo su pecho contraerse mientras al fin sus piernas se detenían, sus manos ahora golpeando con fuerza la puerta de vidrio opaco del lugar, la promesa de algo diferente, de algo nuevo sólo provocaba en él más ahogo, su pecho contrayéndose con fuerza y sin dejarle pasar aire, luchando porque entrara en sus pulmones.

Sentía todo su cuerpo entumecido por el frío, no sólo por la baja temperatura en las calles poco transitadas sino por lo gélida de su alma y por la verdad irrevocable de que esa noche había hecho todo lo que por cinco años evitó: romperle de nuevo el corazón a su mamá.

.- Hey, hyung... no debe tirar la puerta o mi jefe me la cobrará a mí y ciertamente, yo se la cobraré a usted... ¡y con intereses! – la voz de Jungkook sonó ligeramente divertida mientras Taehyung detenía los golpes, su corazón latiendo desbocado mientras el sonido de la cerradura siendo abierta lo ponía en alerta – Llega justo a tiempo, estaba poniendo algo de música y...

La frase quedó a la mitad y a Taehyung no le importó en absoluto. Sus brazos sosteniéndose del cuerpo cálido de Jeon Jungkook mientras, por fin, liberaba las lágrimas como cascadas contra su cuello y los brazos del menor, tímidamente, lo retenían con fuerza. Estaba roto, desmoronándose poco a poco y se preguntó, muy suavemente en el fondo de su mente, sí así había empezado el descenso para su hermano. 

¿Estaba él destinado a lo mismo? 

El terror lo invadió y se aferró aún más a la calidez y seguridad de que Jungkook estaba ahí. Eso, le provocó incluso más miedo, ¿cómo ese chiquillo desconocido se había metido tan profundo en su piel? ¿en qué momento había pasado? ¿Y sí lo perdía a él también? Las palabras de aquella primera noche, la confesión de Jungkook sobre sus deseos de morir... ¿qué haría después de eso?

No podría soportarlo, nunca podría. 

Las lágrimas brotaron con más fuerza y Jungkook lo sostuvo. Lo acunó con cuidado y de pronto, con la voz más dulce que Taehyung nunca había escuchado, comenzó a cantar, sus labios contra sus cabellos y los latidos de su corazón contra los suyos. 

Me enseñaste el coraje de las estrellas... 

antes de irte.

La voz de Jungkook lo ató a ese momento y los brazos del menor lo anclaron a su cuerpo mientras ambos permanecían sin moverse, ahí en donde el frío de la calle y la calidez del interior del restaurante se mezclaban. Ahí donde Taehyung sentía que la verdad lo destruía, porque entendía por primera vez, que la vida se le había acabado hace ya cinco años. Así que se aferró a él, porque incluso con miedo...

Esa noche, Taehyung tuvo la absoluta certeza, de que sólo necesitaba a Jungkook para sanar.



....

Hola.

Antes que nada, quiero contarles que la canción que aparece en la multimedia es una de mis canciones favoritas y que es perfecta para este capítulo, para el día de ayer y para la vida que sigue de aquí en adelante. Por eso, Jungkook se la canta a Tae. 

Ahora, quiero decirles que publicar este capítulo me produjo sensaciones encontradas que hace mucho tiempo, no sentía. Iba a publicarlo el día de ayer pero, como supongo todos sabrán ya, una noticia triste sacudió todo lo que podríamos llamar el mundo del Kpop sin importar a que grupo sigas o fandom pertenezcas y de alguna forma, no fui capaz de subirlo ni dedicarle unas palabras a esa persona que nos dejó ayer. 

Hoy, después de asimilar todo un poco mejor, he decidido que el capítulo expresa muy bien mis sentimientos y lo que, seguramente, muchos más sienten al respecto. Por eso se lo dedicó a él y aquí van (para quienes quieran saltárselo) mis palabras de despedida: 

Jonghyun.

Han pasado casi siete años desde que te vi por primera vez. En ese entonces, estaba a puertas de cumplir 15 años y comenzaba a pensar que un mundo sin mí y sin mis palabras, era un mundo mejor. Llevaba mucho tiempo arrepintiéndome de decisiones que tomé siendo tan sólo un niña, había renunciado a escribir... entonces, los escuché por primera vez y me enamoré, tal y como se puede enamorar una chica de 15 años, de tu compañero de grupo al que molestabas porque parecía una rana. 

Siete años de haber escuchado tu voz por primera vez, de haber comenzado a reírme de lo mucho que te molestaban por tu estatura y como uno de tus compañeros te llamaba "yeobo" con total convicción. 

Volví a escribir por ustedes, por darle lugar en la realidad a mis fantasías... Sombra96 nació de ese momento, de sus canciones y de lo que ustedes eran. Te convertiste en mi protagonista, incluso cuando no estabas en la pareja principal. 

Desde entonces, te he admirado. 

Y cuando me levanté, cuando leí aquel mensaje en el perfil de una chica a la que aprecio mucho, sentí que el mundo se me venía encima. Sentí que no podía creerlo y todavía ahora, sigo sin hacerlo del todo. Una opresión en el pecho no me dejo decirlo en voz alta, no me dejo respirar y me hizo el día una tortura. 

Sé, sin embargo, que no es tu culpa. No es culpa de nadie y espero que nadie de las personas que te ama y estuvo cerca a ti, piense que sí. Jonghyun... nunca podré recriminarte el por qué, ni hablar de cómo rompiste mi corazón con tu decisión. 

No puedo, porque yo misma estuve internada hace unos meses por tomarte 60 pastillas de sertralina pensando que eso calmaría mi dolor, que podría poner fin a las voces, las preguntas y las presiones. No puedo y no quiero, tampoco. 

Porque lo que realmente rompió mi corazón fue darme cuenta que durante los últimos tiempos, no escuché lo que decías en tus canciones, que no vi la hermosa pero rota persona que eras. Que eres para muchas personas. 

Kim Jonghyun, nunca podrás saber que tú, con todos tus demonios, eras brillante pero espero que al final, sí supieras que lo hiciste bien. Porque luchaste todo lo que pudiste y aunque hayas perdido, siempre trataste de seguir. 

Ahora ve y hazle honor a tu nombre... ve a brillar a otro lado, uno donde no haya dolor. 

Ahora sí, no sé si han leído o no todo lo que he escrito ahí arriba pero sí lo han hecho, sabrán que se relaciona un poco con el capítulo y aquello, me hace sentir aún más triste. Sin embargo, creo fielmente que las palabras son eternas, que los recuerdos se borran pero no los sentimientos y que para aquellas personas que amó y le aman, vivirán en un rinconcito para siempre, incluso si se empolva. 

Así como en esta historia, Seokjin vive en Taehyung. 

No tengo mucho más qué decir, así que espero me cuenten lo qué opinan del capítulo o lo que quieran, porque aunque no lo crean (y sí, sé que me demoro algo en contestar), siempre estoy para leerles... me hacen feliz, me hacen sentirme un poco más aquí en la tierra cuando piensa en volar muy lejos... y yo espero devolverles un poco de esa felicidad.

Gracias.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top