Capítulo 1.-

"Y entonces el chico se golpeó de frente con la puerta" fue lo que Taehyung escuchó antes que la risa gruesa inundara la línea telefónica mientras ahogaba la propia al enfundarse un poco más en la gruesa chaqueta que esa noche eligió llevar consigo. Rap Monster, como se hacía llamar el chico al otro lado del teléfono, siguió contando la anécdota sobre su compañero de habitación mientras Taehyung se perdía un momento en sus pensamientos.

A veces le pasaba, que estaba en medio de una conversación o de camino a algún lugar y de pronto su mente se veía abstraída de la realidad, sumergida en una especie de limbo donde sólo se reproducía la imagen que había creado de Seokjin sujetándose de las barandas del puente antes de lanzarse. Durante mucho tiempo había tratado de alejar aquello de su mente pero cada vez se hacía más difícil, sobre todo cuando permanecía largas horas sentado junto al teléfono de la línea suicida, a la espera de algo.

Seokjin se había suicidado hace cuatro años y para Taehyung seguía siendo tan irreal como el primer día.

Después de las duras discusiones que ocasionó su servicio comunitario como asistente de suicidas en el puente Mapo, Taehyung descubrió que no podía abandonar tan fácilmente el lugar. Había pasado casi tres meses yendo todas las noches por varias horas, a la espera de alguien a quien ayudar pero durante su último año de instituto no se había topado más que con una mujer deambulante por el puente y un hombre de negocios que huyó al verlo caminar hacia él. Las preguntas sobre lo sucedido con su hermano y la culpa seguían ahí.

Incluso más latentes que antes.

Así que había seguido yendo, dos o tres noches por semana hasta que terminó por volverse en una rutina que le era necesaria para sentirse tranquilo. Sus agitados días como universitario siempre terminaban con él sentado en la misma banca de siempre, con un libro de medicina sobre las piernas o hablando por teléfono con el voluntario de la línea de atención a suicidas: Rap Monster, a quién nunca había visto y de quién desconocía todo más allá de que estudiaba Música, era gay y quería follarse a su apetecible compañero de apartamento. Era, sin embargo, lo más cercano a un mejor amigo que podría tener.

Taehyung tenía amigos, algunos que conservaba de su infancia, los que fueron los suficientemente valientes para seguir tratando con el hermano de un suicida. Otros que había ido conociendo en la universidad pero a los que nunca les había platicado de como tenía pesadillas y preguntas sin resolver, cosas que sólo se calmaban cuando terminaba en el puente en una noche, incluso de invierno, a la espera de alguien, quien fuese. ¿Quién podría entenderlo? ¿Quién no le techaría de loco?

Había terminado por esconder eso de los demás, incluso de sus padres.

Sus padres... Después de enterrar a Seokjin, habían dejado de vivir. "Respiran pero no sienten, no sienten nada"; le había contado una noche a Rap Monster mientras la luna se cubría por las nubes y Taehyung se encontró contándole después de esa frase sobre su hermano, como había querido estudiar medicina o ser actor, lo mucho que lo extrañaba e incluso, sobre como lo odiaba por haberles hecho eso.

Eso, significaba haber roto el honor familiar, condenándolos a la vergüenza social para siempre. Eso, significaba el mutismo permanente de sus padres y de cómo ya no cenaban nunca juntos, ni veían programas de televisión. Eso, era ver su familia rota por la mitad, una habitación sellada para siempre, dos padres que no eran capaces de verse y un hermano menor olvidado por el dolor. Eso, hablaba de Taehyung sintiéndose solo, solo y culpable.

"Lo odio, lo odio" dijo con la voz rota pero sin llorar, nunca había llorado por Seokjin.

¿De qué servía llorar? ¿Acaso a alguien le importaba secar sus lágrimas? Taehyung sentía que llorar era algo tan inútil como confiar en que las personas no lo abandonarían. Después de Seokjin, había comenzado a entender que las promesas no eran más que palabras vacías, el amor no era suficiente para nada y llorar no era más que mostrarse roto ante personas que estaba incluso más rotas.

No, nunca había llorado por Seokjin.

Su hermano mayor habías sido quien siempre secó sus lágrimas con una sonrisa y éste... éste se había matado sin decirle nada a nadie, sin pedirle perdón, sin dejar que fuese Taehyung que secase las lágrimas que nunca imaginó que derrama. La imagen regresaba, las preguntas le golpeaban y entonces dejaba de escuchar a Rap Monster hablar, se perdía en el cielo oscuro que se fundía con el río aún más negro.

Sus ojos clavándose en las aguas que habían arrebatado la vida de tantos y tantas.

Taehyung le arrebató unos cuantos a esas aguas.

El primero había sido el señor Cho, un apuesto hombre de negocios de 30 años que llegó borracho al puente y gritaba algo relacionado a la quiebra financiera. Le había encajado a Taehyung un buen golpe en la mejilla mientras lo arrastraba lejos de los barandales y le decía que esa no era la solución. El hombre se echó a llorar en sus brazos minutos después, hablando de su mujer siéndole infiel y una empresa en picada.

Le acarició el cabello hasta que se quedó dormido.

Cuando la señora Kim, de 86 años apareció deambulando por el puente con el rostro enajenado en lágrimas y sin zapatos, Taehyung sintió un nudo acumularse en su garganta mientras observaba de lejos a la anciana. Sus cabellos blancos estaban sucios de tierra y otras cosas, su ropa estaba rota y el bolso negro que se empeñaba a llevar con fuerza era la única posesión que parecía en buen estado. La mujer no parecía dispuesta a lanzarse de verdad pero sus ojos se habían clavado en el manto oscuro del río, como si este la atrajera.

Había corrido hacia ella, tratando de sonreír para preguntarle sí estaba perdida. La mujer nunca le respondió a sus preguntas mientras Taehyung se quitaba la chaqueta y la cubría con ella, ni siquiera dijo nada cuando la subió a un Taxi y la llevo hasta un hogar de ancianos cercano, uno que había conocido cuando meses atrás hizo un reconocimiento de todos los posibles lugares que podrían serle de ayuda en ese tipo de casos. La mujer resultó ser sorda y estar perdida desde hace semanas en la capital, cuando se soltó de la mano de su nieto en el metro de Seúl y no se le volvió a ver.

¿Era la muerte la respuesta para una anciana desamparada?

Taehyung no lo sabía pero quería creer que no. Cuando fue a pedir información de la mujer en los días siguientes, la encargada del hogar de ancianos le entregó la carta que la familia de la mujer escribió para el joven que había cubierto a su madre del frío con una chaqueta de la universidad de Seúl. Taehyung seguía sin abrir, no queriendo sentirse más involucrado con el asunto de lo que le correspondía, preguntas sobre la mujer se asomaban de vez en cuando en su mente pero siempre las alejaba.

La imagen de aquella anciana llorosa seguía doliéndole, era mejor no ahondar más en ello.

Como el señor Cho y la señora Kim había habido otras personas: cinco en total. Borrachos, llorosos, quejumbrosos o simplemente tristes a los que Taehyung les había sonreído antes de que se acercaran a los barandales. Nunca habían llegado más allá de ver el río fijamente, Taehyung siempre intervenía antes, hablando del día o del clima de la mañana que se acercaba. Tal vez les asustaba, les hacía avergonzarse o algo similar pero para él sólo contaba el hecho de haberlos salvado, por lo menos esa noche.

Porque no era tonto, la gente seguía lanzándose a las aguas del río.

Sólo que Taehyung no los veía, no se topaba con ellos. Nunca podría reconocer sus rostros o sentirse involucrado con sus decisiones. Eso sería romper su primera y única regla para seguir yendo sin falta al puente: No involucrarse. Ellos no eran su hermano, no podía repararlos, no podía reconstruirlos. Él estaba igual de roto, lo único que podía, entonces, era salvarlos por una noche.

"He pensado seriamente que debo confesarme de una vez por todas, ¿qué dices?", Rap Monster sonaba algo nervioso mientras formulaba la oración y Taehyung quiso reírse bajito de su amigo sino hubiese sido por la sombra que cruzó corriendo la calle. El silencio se formó en la línea, Rap Monster a la espera de una respuesta y él tratando de descifrar quién era y qué quería la sombra que se movía en dirección a los barandales.

Cuando la pequeña sombra se subió de un tirón en uno de ellos, Taehyung soltó el teléfono y corrió hacia ella.

Cabello castaño, cuerpo pequeño pero regordete y ropa destrozada; era un chico que lucía más o menos de su misma edad pero sus mejillas rojas por el llanto lo hacían lucir tal vez un poco menor, o más infantil que él. Su pierna derecha colgaba directo en el vacío mientras el chico trataba de tomar aire y de sostenerse antes de pasar la faltante. Taehyung sintió que su respiración se cortaba de golpe, nunca había estado tan cerca a algo así en los tres años que había visitado el puente.

.- Vas a resbalarte – encontró su propia voz, acercándose con menos prisa que antes, logrando que el chico se tensara y jadeara - ¿Necesitas ayuda para bajar de ahí?

.- A-aléjate... - la voz de chico sonó rota, rota en mil pedazos - ¡Déjame en paz!

Taehyung enterró sus manos en los bolsillos de su chaqueta y trató de lucir desinteresado, acercándose con resistencia al lado del chico y fijando sus ojos en el río.

.- Me llamo Taehyung – le comentó con toda la naturalidad que pudo, el chico jadeó mientras se sostenía con esfuerzo - ¿Y tú?

.- Ji... Jimin.

Fue un susurro suave que provocó que Taehyung se girara a mirar al chico. Jimin, saboreó el nombre en sus labios mientras le sonreía con tranquilidad, como si el chico no estuviese a punto de saltar a su muerte o con el peligro de resbalarse sin querer y morir. Morir, a fin de cuentas.

.- Deberías bajar – dijo al fin, el chico había dejado de llorar y mantenía sus ojos clavados en sus manos, que se sostenían del barandal – Ya es tarde y debes ir a dormir y...

.- Ella me odia... - Jimin respondió con esfuerzo, su respiración agitada volvió a cobrar fuerza y Taehyung se tensó, temeroso de cómo podría resultar todo.

.- ¿Quién? – le peguntó, sintiendo que eso era lo que el chico quería.

.- Mamá...

.- ¿Por qué? – saboreó la pregunta en su boca mientras se corría unos pocos centímetros hacia el chico, estaba reconociendo los puntos que le podrían ser de ayuda: chaqueta con capucha, manos pequeñas...

.- Ella lo dijo, dijo que nunca debía nacer... - su voz volvió a romperse en las últimas silabas, guardando profundos silencios - Estoy enfermo, estoy enfermo... - repitió de forma compulsiva, negando con la cabeza con fuerza y desestabilizándose momentáneamente - Ella lo dijo, dijo que soy un enfermo.

.- ¿Por qué...?

Taehyung sintió un enorme peso en sus hombros tras la pregunta, ¿podría cargar con ello?

.- Hyung sólo me beso... yo se lo pedí... siempre quise un beso de hyung – Jimin negó, bajando la voz en la última frase mientras comenzaba a morderse el labio inferior con fuerza, un hilillo de sangre resbaló por su barbilla, las gotas cayendo sobre el dorso de sus manos en la barandilla – Ella dijo que estoy enfermo...

Taehyung quiso gritarle que era una vieja loca pero sólo asentir tratando de decir que entendía la razón de su llanto, de que estuviese ahí subido y hubiese estado a punto de llevar a la acción una decisión como esa. Jimin no lloraba pero sus ojos brillantes e hinchados parecían la ventana de un mundo destruido.

.- ¿Y crees que la solución es ésta? – Preguntó Taehyung al fin - ¿Crees que tu hyung estaría bien con esto?

El rostro de Jimin se desfiguró aún más.

.- No, no, no quiero morir – el llanto había vuelto, sus manos finas aferrándose a la baranda con fuerza, sin saber cómo bajarse – No quiero... no quiero... Yoongi no me perdonaría...

Taehyung asintió, algo arrepentido de haber vuelto a romper el frágil psiquis del chico pero se acercó otro poco, viendo como comenzaba a resbalar mientras miraba asustado ambos lados, como si al fin entendiese en dónde estaba y qué había estado a punto de hacer.

.- No, hyung no estaría contento – siguió diciéndole – Baja de ahí y hablamos mejor, ¿te parece?

.- Hyung no me lo perdonaría – Jimin alzó el rostro, sus ojos repletos de terror fijos en los de Taehyung, provocando en él una dura sensación de miedo.

.- Déjame... déjame te ayudo – se limitó a decir, tomando a Jimin por el antebrazo y tratando de darle un punto de apoyo para bajarse.

Sólo tenía que mover la pierna hacia arriba y ambos caerían al suelo del puente, seguros. Pero el chico levantó la pierna demasiado rápido, su pie resbalando y su cuerpo yéndose hacia atrás mientras soltaba un grito ahogado de la impresión, sus ojos abriéndose con sobresaltó mientras el vacío succionaba su cuerpo hacia abajo en cuestión de segundos.

El río esperando por él.

Su pequeña mano se aferró en el último segundo a la fina barra final de la barandilla mientras sentía un fuerte jalón en su cuello, la mano larga de Taehyung sosteniendo el borde de su capucha azul. No había nada más que un manto negro bajo sus pies colgantes y su mano, demasiado pequeña, se sostenía con esfuerzo. Jimin lloró, quedándose sin aire mientras Taehyung trataba de reaccionar, su cuerpo presionando contra el barandal mientras su mano sostenía a Jimin por su ropa.

Sí el peso muerto aumentaba... ¿Podía caer también? Pero no podía soltarlo, no podía.

.- ¡AYUDA! ¡AYUDA! – sus gritos retumbaron en todo el lugar mientras el llanto de Jimin no se detenía, su pequeña mano aferrada a la baranda mientras Taehyung le sostenía de la capucha, sintiendo sus brazos adormecerse – No te muevas, no te muevas – murmuró al chico, que mecía sus pies en el vacío - ¡AYUDA! ¡AYUDA!

Pero no había nada más que ellos dos.



Y hasta ahí... 

No diré nada sobre la historia o el capítulo. Tampoco haré las típicas preguntas, quiero que me cuenten lo que quieran o que digan lo que sientan. Ésta historia esta hecha para eso. 

Gracias por leer, votar y comentar.

PD. Por favor, no desesperen... Jungkook ya llegará. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top