Capitulo único parte 2

Estaba segura de que se había probado ya alrededor de diez vestidos de cóctel.

Habían parado en una tienda comercial para mujeres, luego de ver que el vestido que había elegido para el recibimiento, no combinaba con el atuendo del apuesto prostituto, pues había elegido un traje de dos piezas que consistía en un pantalón beige, una camisa que no la favorecía en absoluta, es más parecía la directora malvada y vieja de algún instituto, trato de cubrir la fealdad de esta con un saco, pero termino arruinándolo por completo.

–¿Qué te parece este?–ella pregunto saliendo del cambiador mientras hacia una ligera pose enseñando el nuevo vestido.

El Taisho la detallo minuciosamente, antes de hacer una mueca y decir–Increíble–parecía que incluso estaba alagándola, pero Aome había descubierto que era su forma de decirle que le quedaba horrible.

Suspiro, dándose media vuelta para quitase el vestido de tirantes floreado que había escogido.

–Te esfuerzas demasiado–lo escucho decir, sentado en un sencillo sofá que estaba casi al frente del cambiador.

El sonido de la tela se escuchó desde el interior–Ese es el plan, quiero que les personas vean que nos esforzamos...–agrego en un murmullo.

–Entiendo. Quieres que sepan que nos complementamos– Respondió Sesshōmaru pasando la vista por su alrededor, percatándose que tres pares de ojos lo estudiaban indiscretamente desde los diferentes ángulos.

Se puso de pie, metiendo la mano en el interior de sus bolsillos, una joven rubia de piel pálida le hizo un gesto para que se acercara.

El rostro de la morena se asomó por la cortina–Sessho–pensaba llamarlo pero al ver que este se alejaba decidió no hacerlo, y en cambio se las ingenió para poder espiarlo desde una pequeña rendija.

Apresto los labios en cuanto lo vio frente a la joven y bella señorita.

–¿Qué hace un hombre tan apuesto como tú en un lugar como este?–inquirió la joven una vez que lo tuvo cerca, atreviéndose a tocar con dos finos dedos sus pectorales.

Aome sintió su rabia crecer, a ella le cobraba y en cambio se dejaba tocar gratis por esa.

Sesshōmaru detuvo su mano, la mujer le sonrió antes de morderse el labio inferior esperando recibir algún indicio para continuar.

–Acompaño a mi novia–las palabras salieron con serenidad, pero sus ojos destellaban molestia, alejo la mano de la extraña, quien se había quedado muda, para tomar un vestido del perchero que estaba justo a un costado de esta.

Aome regresa a su escondite, anticipándose a su regreso.

Escucha los pasos del Taisho fuera y al segundo siguiente estaba adentro.

Aome ahogo un grito de terror mas eso no evito que le reclamara–¿Qué estás haciendo?–cuestiono en un chillido mientras se cubría con el vestido que acaba de quitarse segundos antes.

Él le extendió el vestido que había seleccionado–Ayudo a mi novia–él dijo y ella quedo completamente roja.

Bajo la mirada–Yo no soy–balbuceo, aceptándolo de un tirón.

Sesshōmaru tomo su mentón, para que lo mirara fijamente a los ojos–Lo eres, para eso me pagaste, pero nadie nos creerá si sigues actuando como si te diera asco.

Aome jadeo–Tu no me das asco–se defendió.

–Entonces deja de evitarme y permite que te toque–ella volvió a ruborizarse.

Quizás podía encontrar la manera de decirle que tenía miedo de arruinarlo, ya no sabía lo que significaba tener un novio y mucho menos sabia como tratar a un hombre, que evidentemente tenía muchísima experiencia con las mujeres, cuando en cambio ella solo había tenido una relación en su vida, la cual había terminado en un completo desastre, y que ahora mismo se dirigía a saludar a su ex novio y a su hermana por su futura boda.

Tal vez fue su inseguridad lo que había echo que Inuyasha se fuera, después de todo Kikyo había heredado el gran temperamento de su padre.

–Voy a besarte–él dijo.

Las neuronas de Aome hicieron corto circuito–¿Ha?

Él se acercó y ella se tensó de inmediato –Si te beso delante de alguien debes corresponder.

–Si iba a serlo–ella susurro apretando la tela de los vestidos con más fuerza.

Sesshōmaru negó suavemente a escasos centímetros de su rostro–No, no lo aras y estoy seguro de que llegarías a golpearme.

Aome apretó los labios, porque la idea de abofetearlo si había pasado por su mente–Eras demasiado impulsiva, nadie nos creerá–aseguro con seriedad–No estas esforzándote.

Lo vio inclinarse hacia ella y aunque su mente le dijera que era algo completamente cierto, una pequeña porción de su cerebro le pedía que no lo hiciera, que no estaba bien, que-

Ella mando a la mierda todo pensamientos coherencia desde el instante en que sintió sus labios ser tomados por los contrarios, la boca de Sesshōmaru se movió con experiencia en la suya, como si supiera cuando profundizar y cuando hacerlo despacio, Aome jadeo y el aprovecho esto para introducir su lengua, recorriendo suavemente cada rincón de su cavidad.

El apreso su cintura acariciando la piel casi desnuda de la joven, pues solo tenía puesta su lencería de encaje; Aome volvió a tensarse, entonces la soltó, de pronto lucia desconcertada y quizás también mareada.

Sesshōmaru le dio una mirada suave–Es el indicado–dijo antes de darse media vuelta y salir del cambiador.

Aome parpadeo varias veces para despejar todo pensamiento candente de su mente, mientras hacia el esfuerzo por recuperar su respiración.

Finalmente se cambió y miro detenidamente el vestido que le había entregado, si realmente era el traje indicado.

...

Llego a su antiguo hogar tomada del brazo de Sesshōmaru, el lucia su traje azul oscuro impecable como siempre, solo que ahora tenía puesta una corbata; ella en cambio se lució con un entallado vestido de tono rojo que le cubría hasta casi tocar sus rodillas, con el escote en forma de corazón mientras un collar de brillantes adornaba la blanquecina piel de su cuello estos iban a juego con sus aretes, su cabellera estaba recogida en un rodete con varios mechones ondulados cayendo por los lados, sus labios pintados de un fuerte rojo, por otra parte un par de zapatos negros cubrían sus diminutos pies.

–Abuelo que gusto verte–dijo la joven sonriendo.

El anciano miro con sorpresa–¿Aome?–cuestiono con dicha–¡bienvenida hija, que alegría que este en casa!–se apresuró a decir mientras la abrazaba y besaba su mejilla.

–¡Aome!–la voz chillona de una mujer a sus espaldas la distrajo.

Que la tierra la tragase, era una de sus parientas chismosas–Tía Yuka–saludo con una forzada sonrisa.

La mujer le dio un beso–¿Cómo has estado? Deberías ser tú quien te cases–Comento con cierta malicia, volviendo el ambiente incomodo–No puedo creer que tu novio se case con tu herman-

–Ah. Conoces a Sesshōmaru– se apresuró a decir esta mientras reforzaba el agarre en el brazo del mencionado.

Quien le decido una mirada a la mujer, antes de extenderle la mano–Encantado–él dijo y Aome sonrió recostando la cabeza sobre su hombro.

La mujer los miro a ambos–Mucho gusto–respondió sonriendo falsamente–¿Y a que te dedicas?

La mente de Aome quedo en blanco

–Soy terapeuta–el respondió con amabilidad.

–¡Qué maravilla!–dijo esta antes de irse.

–Vieja arpía–murmuro la morena con cierta molestia, logrando que el Taisho sonriera por primera vez.

De pronto hubo un jade de sorpresa–Oh, cariño bienvenida–saludo la señora Higurashi fundiéndola en un maternal abrazo–¿Quién eres tú?–cuestiono mirando con curiosidad a Sesshōmaru

–Soy su novio, es un placer–saludo este extendiendo su mano.

Correspondió el gesto–Pero que apuesto eres–Saludo la madre con una brillante sonrisa, mientras le guiñaba sin discreción alguna un ojo a la morena– Esto es una maratón nada de correr, hoy damos el cóctel de bienvenida–Tomo la mano de Aome y comenzó a caminar con ella por el salón, Sesshōmaru las seguía en silencio– Mañana iremos al parque, después tienen de despedida de solteros. El viernes hay un picnic y luego la cena de ensayo–se detuvo y volteo a mirarla con seriedad–No hay tiempo para ajustar horarios, te necesito bien hidratada.

Aome sonrió–Sí, claro.

Su madre su fue a recibir a los demás invitados, en ese momento un hombre de cabellera castaña y penetrantes ojos azules se acercaba a ella con los brazos abiertos, la morena al notarlo se apresuró para recibirlo.

–Papá

El hombre la abrazo con fuerzas, mientras depositaba un beso sobre su cabeza–Cariño–dijo con ternura.

Aome se giró para mirar a su novio, quien había estado atento a cada interacción de la morena con su familia.

–Conoce a Sesshōmaru–anuncio mientras lo miraba con una sonrisa en los labios.

–Profesor Higurashi–le extendió la mano de forma educada.

El hombre sonrió y acepto el gesto–Mucho gusto.

–¡Aomee!–el grito de una joven se escuchó por el salón, la morena se voltio para encontrarse con la imagen de su hermano a unos metros de ella, quien la miraba sonriente–¡Me voy a casar!–anuncio con felicidad mientras se acercaba rápidamente a ella para abrazarla.

Aome alzo las cejas–Hola–alcanzo a decir antes de verse apresada entre los brazos.

–Te extrañe tanto–confeso mientras daban vueltas sobre sus pies–¡Dios! ¿Quién ese el galán?–pero la morena no pudo responder su pregunta ya que esta salió nuevamente corriendo tras un invitado, con aquella felicidad desbordante.

–En momentos así, un trago ayuda ¿No crees?-el señor Higurashi pregunto mirando a Sesshōmaru.

–Traeré para ambos–respondió este antes de alejarse hacia la barra.

Aome camino apresurada al lado de su padre, con un Martini en la mano.

–¿Dónde lo encontraste?–pregunto curioso.

La morena bebió un trago mientras observaba a Sesshōmaru–En las páginas amarillas–dijo soltando una risilla.

Su padre rió también, aunque sin entender a qué se refería.

El siguiente mañana...

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