27. A 13.000 METROS

—Sí —contesto deprisa.

—Lyn, ¿dónde estás? —escucho la voz de Berta.

—Estoy en el despacho de Woods —le digo, al mismo tiempo que tecleo asiduamente en mi ordenador y le doy un mordisco a un bollo que me acabo de comprar.

—OK. Él no está, ¿verdad? Si quieres voy y te ayudo. Así estarás lista pronto para el almuerzo.

—No, Bert. No es necesario, no te preocupes —contesto concentrada en la pantalla.

— ¿Quieres venirte conmigo y con Bram a almorzar? Vamos a un restaurante italiano.

—Pues... ¿yo con vosotros?. Mejor que estéis solos.

—Lyn, en realidad ... Adam también quiere venir. Se lo ha dicho a Bram. Si tú vas, él vendrá también. 

—Berta... —resoplo un poco agobiada—. No quiero que Adam se haga ilusiones conmigo.

—Ya lo sé. De todas maneras cariño... te recuerdo que Woods está casado. No puedes limitarte a él nada más —dice mi amiga con franqueza.

Me quedo un momento pensando y le doy un sorbo al café que tengo sobre mi escritorio. Aunque sea la verdad, las palabras de Berta me producen un escalofrío.

—¿Lyn? —pregunta esta, al notar que no le estoy contestando.

—Dime...

—¿Estás bien? No quiero que sufras, por eso te lo digo nena.

—Bert, no te preocupes. Sé lo que hay.

—A no ser que... Woods te haya dicho que se divorciará —continúa con un hilo de emoción en la voz.

—No es el caso, créeme. De hecho, me dejó claro que no iba a separarse de Lorraine —al decir esto, tiro el bollo a la basura. Se me ha cortado el apetito, verdaderamente.

—¿Lo ves? Woods es un jodido mujeriego. ¡Lo sabía! —exclama esta y su voz se vuelve seria.

—Sí, lo es —digo un poco decepcionada.

—Aylin... con más razón de que sigas con tu vida normal. No puedes dejar de ver a Adam solo porque estás teniendo una aventura con el profesor.

—Lo sé, Berta —digo poco convencida. No sé por qué de repente me ha dado el bajón.

—¿Lo quieres?—dice mi amiga de repente. No me sienta muy bien su pregunta. Pienso la respuesta unos momentos. 

Aylin, se fuerte coño! , piensa mi mente trastornada.

—No —le contesto rotundo—. Es una aventura nada más, como bien has dicho, Bert.

—Lyn, me estás diciendo la verdad o... ¿ te estás intentando convencer a ti misma de que es solo una aventura?

—Berta, ¡no me jodas! No me voy a enamorar en poco más de dos semanas. El profesor me flipa, sí lo reconozco. Me tiene embaucada, me ha echado unos polvazos increíbles, ya sabes. Pero no voy a ser tan gilipollas para enamorarme de un hombre casado —intento que mi voz suene convincente.

Obvio que no estoy enamorada.

—Mmmmmmm —musita esta en el teléfono, no muy convencida—. Entonces ¡demuéstralo haciendo tu vida normal, ragazza! . ¿Y tú que sabes si ahora mismo él no está con su mujer por ahí?

—No me has entendido —le digo un poco exasperada—. No es por mí, es por él. Adam parece un buen muchacho, y no quiero que se ilusione conmigo. Aunque no quiera al profesor, no estoy preparada para conocer a otro chico.

Más bien, dile que estás tan jodidamente loca por el profesor, tanto que no ves a nadie más delante de tu puta cara, Aylin!, me delata mi mente viciosa, que está nada más pensando en esta noche, y en lo que voy a experimentar con Alex en su casa de Back Bay. No paro de darle vueltas pensando en los juguetes que dijo que usaría conmigo.

—Vale. De todas formas, lo que Adam haga o deje de hacer no es tu problema. Podéis quedar como simples amigos.

—Vale —le contesto en tono neutro—. ¿A qué hora?

—¿En una hora está bien? —me pregunta esta de vuelta.

Miro mi reloj.

—Perfecto —digo sonriente—. Y Bert...

—Dígame señorita "ex-santurrona, que se está espabilando" —contesta esta con una risa.

—¿Sigues negándote de que sientes algo por Bram?

—Ja ja ja ja — escucho la risa melódica de esta.

—Ya sé yo que te haces la dura, pero conmigo no te funciona "ragazza" —le contesto con chulería. Por más que ella se intente hacer la dura, conmigo no va a poder.

—Bueno... posiblemente haya algo... Pero amiga, yo disfruto el presente. Mientras dure perfecto, de lo contrario, ¡otro en la lista! —se apresura esta en contestar, riéndose con la misma locura de siempre. Es la persona más alegre que he conocido nunca.

—Lo sabía —contesto satisfecha—. Te lo mereces —le digo emocionada.

—Ayyy ... —musita en el teléfono—. Te quiero.

—Yo también—contesto.

Colgamos.

Me alegro mucho por ella. Vuelvo a pensar en mi situación y aunque esté esforzándome en ahuyentar el sentimiento tan horrendo que tengo, soy incapaz. Soy muy consciente de que lo mío con Alex es algo imposible. Es algo temporal, sin duda.  Y si antes del viaje a Miami tenía mucha curiosidad, ahora mismo me tiene intrigadísima. Tengo la sensación de que quiero todo de él cada vez más. Se está convirtiendo en una droga para mí.  Y eso, definitivamente ... es malo. Muy malo.

Termino de completar el formulario con todos los resultados de las encuestas y sonrío satisfecha. Alzo mi barbilla triunfante. He hecho buen trabajo esta mañana. Me voy contenta y miro el reloj, básicamente no me da tiempo llegar a la habitación. No me da ni para una ducha. Salgo a la calle y detengo un taxi. Le indico el nombre del restaurante donde me van a esperar Berta, Bram y Adam.

Vuelvo a mirar el móvil. Ninguna señal de Alex, estará muy ocupado con la reunión que tiene, ayer me dijo que esta iba a realizarse en Nueva York, seguramente no volverá a Boston hasta entrando la tarde.

—¡Hola! —saludo alegre, mientras me voy acercando a la mesa.

Me siento en una silla al lado de Adam.

—¿Qué tal, Lyn? —pregunta Bram rápido.

—Bien, no tanto como vosotros —digo y les señalo con la cabeza. Están muy pegados el uno al otro, y tienen las manos agarradas encima de la mesa. 

Después miro a Adam, este me está fijando con la vista y sonríe también. Sus dientes perfectos lucen muy bien.

—¿Cómo vas con todo, preparada para la presentación del jueves? —se dirige a mí. 

—Creo que sí —contesto—. Eric ha hecho un buen trabajo. Le empiezo a hablar sobre mi compañero pelirrojo, con el que me ha tocado la investigación de Finanzas.

—¿Y tú, cómo lo llevas?

—Bien, menos mal. Espero que me de para un aprobado—dice este con voz ronca—. Tiene la pinta de que Woods será muy severo.

—¡No te extrañe que suspendamos! —exclama Berta—. Creo que hasta disfruta suspendiendo a los alumnos.

En realidad creo que disfruta con otras cosas... dice mi mente perversa.

—Bram, tu padre es amigo del profesor, ¿verdad? —pregunto, recordando el momento de la fiesta en el que vi a la señora Woods del brazo de Sanders. Obvio, no puedo decirle a Bram que su padre se la estaba cepillando en la habitación unos minutos después.

—Sí. Íntimos amigos —contesta.

—¿De qué se conocen? —sigo interrogándolo.

—Por negocios. Oye, por cierto, este fin de semana hay fiesta en mi casa —interrumpe este, y curiosamente no me da más detalles sobre la relación que hay entre Alex y Sanders. 

—¿De qué? —pregunta Adam con interés.

—El ascenso de mi padre.

—¡No me digas! —dice Bert y le aprieta el brazo—. ¡Enhorabuena!

—Sí. Es senador con pleno derecho. Estaba en periodo de prácticas.

—Bram, yo este fin de semana no voy a estar. Voy a Long Island a ver a mi familia —digo enseguida. No puedo dejar plantados a mis padres también este fin de semana. 

—¡No jodas, Lyn! —escucho a Bert.

—Puedes volver antes de Long Island —habla Adam enseguida.

—Pensaba volver el domingo.

—Oye, por cierto. La próxima semana ya sabéis que tenemos clase nada más que el lunes —nos informa Bram.

—Pues no lo sabía —murmuro extrañada. Se me ha pasado el tiempo volando. 

—Sí, es cierto —asiente Adam. 

De repente escucho el sonido de mi móvil. Es Alex. Enciendo el móvil, me da mucha alegría de que me escriba. ¿Cómo le estará yendo en Nueva York?

¿Qué tal la tarde, pequeña?

Uyyyy. Pequeña. Suena tan jodidamente bien esa palabra. Miro a Adam, espero que no esté alcanzando con la vista los mensajes.

Mis amigos siguen hablando sobre los días libres que tendremos la próxima semana.

Almorzando. Espero que la reunión haya ido bien😄 —tecleo deprisa.

Sí. Todo ha salido según lo planeado😎 

Me alegro —contesto, esbozando una sonrisa sutil, de manera que no quede retratada delante de mis amigos. 

Ahora estoy en el jet, volviendo. En dos horas máximo estaré en Boston. —me informa Alex. 

—Entonces ¿vas a ir a la fiesta? —escucho a Berta preguntándome impaciente.

Levanto mi vista hacia ellos y permanezco callada. 

—No es por nada, pero yo creo que deberíamos ir. Va a haber gente importante, dueños de grandes empresas, políticos. Y si nos dejamos ver un poco, vendrá bien para el currículum, ya sabéis —añade Adam y me fija con la mirada.

—Yo pienso lo mismo —dice Bram—. Deberíais aprovechar la oportunidad. Y está bien que alumnos de Harvard acudan a este tipo de actos. Vendrá la prensa también.

Asiento con la cabeza, como diciendo que estoy de acuerdo en ir a la fiesta. Enseguida, vuelvo a mirar mi móvil con mucha curiosidad. Estoy presente físicamente nada más, mi cabeza está volando en el jet, con Alex.

Sabes... el jet me recuerda a ti. Todo me recuerda a ti. Espero que lo hayas pasado bien en Miami —leo su mensaje.

Me lo pasé muy bien, Alex😊. Un sueño. Gracias por todo🙏

Te mereces todo eso, y más. Pronto tendrás días libres en la universidad.

Lo sé, me acabo de enterar de que la próxima semana tenemos clase solo el lunes🥳 —contesto.

Tecleando...

Estoy preparando algo...

Vaya. ¿Una sorpresa? —pregunto.

Viajaremos de nuevo✈️ —sigue tecleando— Y también estrenaremos el jet 😘 Aylin, tengo ganas de echarte un polvo aquí, a 13 000 metros de altura. Me estoy imaginando que ahora mismo estás encima de mí, moviéndote conmigo debajo... en este asiento... 

Alex... qué cosas dices😅 —le regaño y me empiezo a poner nerviosa.

¿No te excita pensarlo? —pregunta sugerente.

Visualizo en mi mente los asientos de cuero de su jet privado ¡Joder! Ya está, mis neuronas se me han ido, tienen vida propia. Solo espero que los demás no me vea ruborizada. El corazón me está latiendo muy fuerte.

¿Tú qué crees?😂🥵 —contesto inquieta.

Ahora mismo me estoy desabrochando la camisa, que lo sepas🔥

No te emociones demasiado. Guárdate para esta noche😜 —le digo con picardía.

¿Me estás subestimando? —dice y me vuelvo loca pensando en esta noche. Es mejor no pensarlo, ¡Dios mío!

¿Podría hacerlo? —contesto de vuelta.

¿Estarás lista para las 8? Te invito a cenar y después vamos a mi casa.

De acuerdo.

Aylin... te voy a pedir un favor.

¿Cuál? —pregunto expectante con respiración entrecortada.

¿Podrías ponerte el conjunto de lencería negro que te envié? Me encantaría que lo llevaras puesto😈

Pienso un momento en sus palabras. El conjunto negro que él dice es el único negro que hay en aquella caja de lencería que me envió, que por cierto se la tengo que devolver.

Con una condición.

Alex pone un signo de interrogación.

Te devolveré la lencería que me enviaste y no quiero que insistas en que me la quede —continuo escribiendo.

Tecleando...

Sabes que no me convence mucho que me la devuelvas. Es un regalo.

Insisto😒 —escribo deprisa, intentando ser convincente.

Señorita Vega... estoy duro ahora mismo. Por su culpa.

Usted se lo ha buscado, enviándome lencería sexy.

Sabe usted que la lencería no tiene nada que ver —termina diciendo.

Guardo el móvil. ¡Dios mío! ¿Se puede estar más cachonda? Mis mejillas echan fuego. Miro a mis amigos, los tres tiene la vista fijada en mí, aunque Berta está intentando distraer a los chicos, oliéndose con quien estoy hablando. Al parecer, llevaban unos minutos sin decir nada. Están centrados en mí. Ni me he dado cuenta de cuándo han detenido su charla.

—¿Qué? —pregunto "inocente" y levanto los hombros. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top