Madrugadas Doradas

Sandy cerró su local a las 11:00 pm., Tara no lo dejaba trabajar hasta después de esa hora si no tenía un guardaespaldas, cosa que se arreglaría para mañana, pues sería el primer día de trabajo de León.

Zorro había mostrado sin tapujos su desaprobación hacia el castaño, lo que fue motivo de pregunta una vez hubieron llegado a la habitación del pelimorado.

- ¿Qué tienes? ¿No te agrada León? - El zorro simplemente negó con su cabeza - ¿Por qué? ¿Fue por la grosería que dijo? - claro que Sandy había escuchado tremenda exclamación, pero no tenía problema con que el chico la hubiera dicho, claro que él también solía maldecir cuando algo le salía mal.

Zorro simplemente se paseó por la habitación formulando su respuesta, su dueño esperaba pacientemente hasta que por fin habló - Pero, por qué no te cae bien? - el mamífero se sentó frente al chico y frotó su mejilla con su rodilla - Claro que recuerdo lo que me dijiste sobre la domesticación -

- Recuerda muy bien eso, deberás domesticar a León - comunicó el zorro con un tono triste en su voz y no queriendo contestar más, dejó a Sandy con la duda a pesar de saber que detestaba eso.

Al bajar a desayunar, el chico proveniente de una estrella anunció que ya había hecho la elección del agente de seguridad, haciendo que sus papás sonrieran y se sintieran más aliviados, pues el guardaespaldas les notificaría las interacciones que tuviera Sandy con los clientes y sí alguna era más acaramelada de lo normal, claramente el pelimorado no estaba enterado de nada. Este plan había sido formulado más que nada por Tara, quien seguía sintiendo un desacuerdo con que Príncipe trabajara, pero Genio comenzaba a aceptar que el pequeño ojirosa debía marcharse y que ya era hora de que comenzara a descubrir el amor, incluso aunque ese romance fuera el último. A veces Gene podia llegar a actuar más maduramente que su esposa.

- Y, cuándo comenzará a trabajar, cariño? - cuestionó la escaramuzadora.

- Mañana mismo a las 8:00 de la noche.

- Quiero conocerlo.

- Claro, estoy seguro de que está capacitado - afirmó con seguridad. Y Aunque León no fuera un magnífico guardaespaldas como decía, le agradaba el hecho de que hubiera acertado con su petición del dibujo, sonrió con gracia al recordar el cómo se fue frustrado gradualmente con cada corrección que hacía. Zorro lo observó sonreír y soltó un triste suspiro: también debía asimilar que Sandy se iría.

××   ××

Eran las 7:00 pm, León se estaba mentalizando para no poder dormir durante toda la noche, debía admitir que dormir es una de sus actividades favoritas, por lo que procuró despertar lo más tarde posible para empezar a acostumbrarse a su nuevo horario. Tomó una sudadera verde tras recordar que su jefe le había dicho que enfriaba durante las noches del Bazaar, tomó un gorro negro, tapó bien sus ojos y comió algo para apaciguar el hambre. Salió al cuarto para las ocho con rumbo a su trabajo, Nita le había deseado buena suerte y supone que Bo había hecho lo mismo, pero debía admitir que no le había puesto mucha atención, a veces la relación con su papá era muy "sí, sí, ya a la chingada" por parte de ambos.

Llegó cinco minutos antes de la hora asignada, orgulloso por su puntualidad, abrió la puerta principal siendo recibido por el mismo zorro. Lo observó con resentimiento y mantuvo lo más alejado posible sus pies, pero este solo lo observó detenidamente con una triste mirada.

- Oh, llegaste - escuchó la voz del pelimorado - Te recomendaría ingresar por la puerta trasera del local, para evitar confusiones con que seas un cliente - comentó con una sonrisa amable, trataba de mantener una buena relación con el mayor. Debía caerle bien si quería que lo protegiera bien.

León asintió y esperó pacientemente a que le diera alguna indicación, notando en ese entonces cómo la alcalde del Bazaar, la señora Tara, entraba al living. Se puso notablemente nervioso por la presencia de autoridad, había investigado fugazmente a los alcaldes de cada barrio, siendo la señora Tara Mamluk la más misteriosa de Star Town, con aquellas vendas fucsias cubriendo su rostro y su extraña sombra Shalla quien la ayudaba con las lecturas de cartas.

- Buenas noches, León - habló con una voz queda y tranquila - Me gustaría hablar contigo un momento -

Piepequeño observó de reojo al pelimorado, tratando de descifrar algo en su expresión que le dijera que todo estaría bien. Sandy notó la mirada sobre él, sonriendo de forma tranquilizadora y asintiendo ligeramente, dándole confianza al castaño, quien se acercó lentamente a la mujer mientras lo guiaba a la parte trasera del local. Tara entró en la sala de descanso seguida de León, quien se mantuvo de pie en el centro de esta tratando de calmarse.

- Puedes tomar asiento - su voz sonó más bien como una orden, por lo que el menor hizo caso inmediatamente como si de un robot se tratara - Verás, León, necesito que me hagas un favor - le clavó su único ojo donde se suponían estaban los heterocromáticos orbes, sintiendo cómo le leía hasta el alma - Quiero que todas las mañanas me entregues un reporte de los clientes a quienes atendió Sandman: nombre, apariencia, sueño y el comportamiento que tuvieron -

El chico de la sudadera verde frunció su ceño con confusión ¿no sería mejor instalar unas cámaras de seguridad? Sentía que era innecesariamente dramático. Pero lejos de querer negarse, asintió sin duda alguna, decirle que "no" a Tara nunca sería una opción. Ella simplemente le sonrió con la mirada y le dejó salir, casi huyendo de la habitación caminó hacia el local ¿para qué la alcalde quería saber el contacto que tuviera ese chico?

Se posicionó detrás de Sandy, quien en ese momento se encontraba conversando con un cliente, aparentemente contándole lo que implicaba la lectura de sueños. Después de que ambos estrecharan su mano, el chico de brazaletes dorados tocó la frente del cliente con sus dedos índice y medio, cayendo ambos en un profundo sueño.

León observó la escena consternado ¿¡Qué demonios estaba pasando!? No podía morir Sandy en su primer día de trabajo, no cuando la alcalde le había mostrado un interés que él no entendía. Comenzó a hiperventilarse intentando ordenar sus pensamientos, fue entonces cuando reaccionó que debía llamar al 911, pero el zorro se interpuso en su camino con total calma ¿acaso pretendía que no hiciera nada? Qué terrible mascota. El mamífero le señaló son su naranja cola en dirección a ambos seres durmientes, quienes despertaban con lentitud de aquel repentino estado de inconsciencia. León en definitiva no entendía nada ¿a caso era alguna clase de droga?. Volvió a su puesto de vigía, inclinándose ligeramente para susurrarle al oído de forma preocupada.

- ¿Te encuentras bien?.

Sandy asintió ligeramente, volteando un poco para volverle a regalar una de tantas sonrisas y levantando su dedo pulgar de forma afirmativa. Después de este cliente debía explicarle su trabajo. Le explicó los detalles que había notado en el sueño ajeno, el otro le realizó unas preguntas más rebuscadas respecto a este, confesando Sandy que él solo daba significados, no podía hallar una respuesta más profunda, por lo que le recomendó que asistiera con la señora Tara si es que quería más información. El cliente dio las gracias, se despidió y salió del local.

- Creo que te diste un buen susto, no? - comentó el chico de camisa rosa mexicano con algo de gracia, viendo cómo el guardaespaldas se avergonzaba un poco por su reacción repentina.

- Pues de repente caíste inconsciente junto con el otro chico, era normal que me preocupara - Sandy se volteó para quedar frente al de sudadera verde.

- Claro, da pie a que serás buen guardaespaldas - ambos sonrieron por el cumplido - Verás... Cuando hago una lectura de sueños, pongo mi mano en la frente del otro para poder ingresar a su mente, esto hace que ambos caigamos dormidos. Es más complicado, pero a grandes rasgos así sucede - León escuchaba con atención, también recordó que había querido pedirle una lectura de sueños, pero con ese molesto cordero lo olvidó por completo - Cuando eso suceda, debes custodiarme porque no podré salir de la mente ajena hasta que haya terminado con la lectura. También suele haber casos donde me piden que lea pesadillas, eso es más peligroso y tu participación es más necesaria - Sandy levantó un poco la manga izquierda de su camisa hasta su brazo, dejando ver una visible cicatriz de una mordida - Lo que ocurra en el sueño me puede afectar, peor aún si son pesadillas con monstruos. Por lo que sí ves que hago muecas de miedo, de dolor o me quejo, despiertame lo antes posible - 

León escuchaba atento todo lo que se le decía, manteniendo su mirada en aquella clara cicatriz - Yo... ¿Puedo pedirte una lectura? - se atrevió a preguntar una vez hubo terminado la explicación. Sandy se sorprendió un poco, pero bueno, en realidad no había nada malo en eso.

- Claro. No te cobraré - ambos rieron ligeramente - ¿Qué sueño quieres que lea? - León titubeó un poco.

- Ham... En realidad no tengo algún sueño específico.

- Entonces no puedo hacer una lectura - claro, era obvio.

- Bueno... Una vez soñé con que quería subirme a una estrella - a pesar de que para León sonó bastante descabellado, Sandy no mostró ningún signo de sorpresa. Debía estar acostumbrado a escuchar sueños extraños - Podrías leer ese -

- Bien, ese será - lo invitó a sentarse, después se dirigió al zorro - Ponle seguro a la puerta, no quisiera ser asaltado - el mamífero asintió, chocando por un momento su mirada con la del castaño, ambos fulminándose con el mismo resentimiento - Bien, solo relájate y no te estreses - no pudo evitar volverle a sonreír, contagiándole la expresión al mayor - ¿Cuándo lo soñaste? -

- Oh, ya tiene años. Tal vez cuando tenía ocho o diez - asintió a la información dada.

Sandy levantó un poco el gorro negro que traía, sintiéndose curioso por ver los ojos ajenos al remover un poco el fleco castaño, pero León seguía firme al mantener ocultos sus orbes, no queriendo recibir burlas en su trabajo, por lo que anticipadamente ya había mantenido los ojos cerrados. Sandy lo notó, soltando una ligera exhalación con decepción, pero procediendo a tocar su frente y caer de inmediato ambos dormidos.

La mente de Léon era tan misteriosa como su apariencia.

Sandy se encontraba en un bosque de coníferas, con pinos frondosos y verdes, parecía que apenas iba amaneciendo, daba un aura misteriosa y fascinante. Comenzó a caminar con seguridad entre ellos, notando entonces que cada árbol tenía tallado en su corteza la zona de la mente que poseían: Personalidad, gustos, pasiones, familia... Y una específica que llamó su atención: era un pino casi seco y torcido, como si de una película de terror se tratase, dictándose en él "Asalto Arreboles". Sabía que estando dentro de la mente de una persona no podía divagar en sus pensamientos como si fuera un parque de diversiones, respetaba su privacidad, por lo que comiéndose su curiosidad, continuó buscando el pino que se llamara "Sueños". Lo halló después de un rato, y los sueños que poseía estaban colgados como piñas de pino con curiosas formas. Dedujo que las que eran más maduras eran los sueños más antiguos, por lo que buscó en estas el sueño que le había contado León. Notó entonces que en las piñas que rondaban sus siete y doce años eran en su mayoría podridas y grises - Son pesadillas - se dijo a sí mismo. ¿Qué le tuvo que ocurrir para que sufriera tanto su mente en aquellos años? Entre esas terribles piñas encontró la del sueño contado. Se puso de puntillas y la cortó con delicadeza. Al tenerlo en sus manos, esta proyectó el sueño desde la perspectiva de León:

Era pequeño, un niño apenas, lo pudo notar por su altura. Caminaba por el mismo bosque de su mente, el manto nocturno ya cubría todo el cielo, estando la menguante luna justo sobre su cabeza. León comenzó a trepar un árbol con destreza, llegando fácilmente a la copa y sintiendo el impulso de saltar y caer sobre una estrella. Tomó impulso con miedo y dio un gran brinco agarrándose apenas de una pequeña estrella, subiendose en ella y querer llegar más lejos. Saltó de astro en astro hasta llegar a uno es específico, divisó a lo lejos que aquella estrella donde quería llegar ya tenía un habitante, lo que hizo que corriera con más entusiasmo haciendo que se acercara mucho más a aquel deseado lugar. Luego el sueño se volvió oscuro y volvió al bosque.

- ¿Qué? - El sueño estaba inconcluso, lo había dejado con la información a medias. Sandy salió de la mente del castaño, sintiendo de inmediato el rutinario dolor en su nariz porque a veces caía de completa cara en el escritorio al dormirse. León también despertaba con demasiada pereza, estirandose con total confianza en la silla y bostezando sonoramente - Tu sueño está incon... -

León soltó un respingo - ¡AH! - exclamó al aún no estar del completo consciente, o al menos no recordando el contexto de su vida, después de unos momentos en los que talló sus ojos y su visión se volvió más nítida, recordó que estaba trabajando y no que acababa de despertar en su cómoda cama - Oh... Lo siento... - Sandy sonrió despreocupado.

- Te decía que tu sueño está inconcluso, solo pude leer una parte - León asintió y escuchaba atento - El querer subir a las estrella indica un destino marcado, quieres alcanzar un lugar que sabes te llenará de dicha. Había una persona en la estrella a la que querías llegar, eso podría decir que o en el lugar que quieres habrá alguien especial, o que en realidad sólo encontrarás a alguien y no un algo -

- Espera... Y ese lugar en qué me beneficiará?.

- Las estrellas siempre simbolizan sueños, metas, anhelos, esperanzas. Ese lugar seguramente será el donde debas estar, o con quien te debas quedar - León se sonrojó un poco.

- De casualidad... No pudiste ver la apariencia de esa persona?.

- Hu... En realidad no, siempre estuvo muy lejos como para divisarla bien - León soltó un suspiro.

- Bueno, muchas gracias - ambos jóvenes estrecharon sus manos.

- No hay de qué, León. Espero que puedas encontrar a esa persona en el momento adecuado.

Zorro observó la escena con una nostalgia terrible. ¿Cómo explicarle a León que esa persona era Sandy? Esperaba tanto que fuera un completo idiota y que no se diera cuenta hasta dentro de un buen rato. Pero viendo esas sonrisas constantes, esa forma tan amigable de tratarse... Alguno de los dos terminaría cediendo a los encantos del otro tarde o temprano. Y tenían unas excelentes madrugadas para conocerse y darse cuenta que la persona de quienes los padres de Sandy se fiaron para que lo custiodiara, era justamente esa persona de quien lo querían alejar.

A veces el querer evitar al destino simplemente lo termina acercando más.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top