Miedos al llegar la noche
https://youtu.be/7aQaYt-1e2A
~~Narra Musi~~
Me encontré a Sparta, que estaba tumbado en su esterilla con la mirada perdida en la maraña de hojas que bailaban ligeramente con la brisa. Tenía unas profundas ojeras que, he de decir, nunca había visto antes en él. Se notaba lo cansado que estaba a tres kilómetros de distancia. Me acerqué a él decidido a intentar animarle un poco; al fin y al cabo, era lo único que podía hacer.
- ¿Todo bien?- Pregunté yo una vez llegué hasta él.
- Sí...
- Eso es que no. - Suspiré, sentándome a su lado. - ¿Qué pasa?
- Ha salido todo muy mal... - Siguió él, arrastrando las palabras. Hablaba con desgana.
- Deja de torturarte con eso Sparta, no vas a conseguir nada. - Corté yo, viendo por dónde quería seguir.
- Lo sé. No paro de pensar que estabas solo contra un ejército de .exes. Me acuerdo y te veo cayendo al suelo muerto una y otra vez, cada vez que cierro los ojos. Por mi culpa, Musi. Podría haber sido así, y sería por mi culpa.
- Pero no ha sido así. - Murmuré yo. - Y adivina qué.
Él me miró de soslayo, haciendo un ligero movimiento de cabeza interrogante. Casi me pareció escuchar que murmuraba un "¿Qué?" algo débil.
- Estoy aquí. Y no te va a ser tan fácil librarte de mí, ¿vale?
- ¿Pero y si no? Es decir; no mientas, sabes que has tenido mucha suerte. Podrían haberte matado.
- No creo...
- Y habría sido mi culpa por dejarte ahí... - Siguió él, sin dejarme hablar.
Yo le agarré suavemente la cabeza para que me mirase y le besé.
- Estoy bien, ¿Vale? - Me di cuenta de que lo había dicho con un tono algo más seco de lo que pretendía, así que suavicé la voz al seguir hablando. - Y no es culpa tuya, nada lo es. Hemos cometido un error, pero no ha pasado nada. Y me voy a quedar contigo, ¿Sí?
- Sí. - Respondió él de mala gana, entre balbuceos, como un niño pequeño que tiene una rabieta. - Te quiero.
Se giró un poco para abrazarme y yo le apreté con fuerza contra mí. Quería retenerle a mi lado todo lo que me fuese posible, porque sabía que mientras tanto, podría protegerle. Protegerle de lo que sea que se nos viniese encima.
- Y yo. - Me dejé llevar un momento, hundiendo mi cara en su cuello, intentando no pensar en nada más. Suspiré antes de seguir hablando. - Ahora vamos a cenar, ¿te quedas un rato durmiendo y te despierto después?
- Mejor... Estoy agotado.
Le di un beso rápido en la mejilla antes de levantarme. Me dirigí hacia la hondonada donde supuestamente deberían estar los demás y me aparté a un lateral de esta. Me levanté ligeramente la camiseta para recorrer con la punta de los dedos la piel que rodeaba el corte que había en mi torso. Claro que esto Sparta no lo sabía. No es nada grave, el cuchillo de un .exe me cortó, pero es superficial. Es simplemente eso, un corte. En el momento en el que me lo hicieron, estaba distraído mirando a Sparta. Cuando se alejaba, quise asegurarme de que no le atacaban por la espalda, así que le seguí con la mirada y no me dio tiempo a esquivar el cuchillo que me lanzó el robot. Aunque sea un simple corte, él se sentiría culpable, lo sé. Le conozco bien.
Me senté en el suelo y saqué la venda que me había guardado en bolsillo minutos antes. Me levanté del todo la camiseta y, de alguna manera, empecé a vendarme el torso a mí mismo. Era una postura algo rara, no es fácil vendarte una herida tú solo y menos si está donde etaba la mía en ese momento. Por eso, cuando apareció Mike, no me dio tiempo a reaccionar antes de que él empezase a bombardearme con preguntas sobre lo que estaba haciendo.
- ¿Y eso? - Preguntó, sonriendo divertido. Estaba claro que le gustaba la idea de que yo estuviese intentando que nadie se enterase de esto, y como todo buen amigo, iba a sacarle provecho.
- Nada... Es un corte. - Dije rodando los ojos al ver que se reía ligeramente. - No se lo digas a Sparta, tengo que buscar un buen momento para contárselo yo. Y ese momento es nunca. Así que, por favor...
- Yo creo que deberías decírselo cuanto antes, si no se sentirá peor.
- Bueno, tú deberías decirle a Trolli que te mareas cada dos por tres y que te sientes mal y no lo haces para no preocuparle. - Le miré algo serio antes de decir lo siguiente. - Es lo mismo... Solo que lo mío no es grave.
- De verdad, no puede uno preocuparse por ti sin que le regañes. -Se quejó, molesto. Yo me reí.
- Bueno, pues esto que te estoy contando lo ha notado hasta Sparta, así que ten cuidado... Y sobre todo, cuídate a ti.
- Ya, ya. - Suspiró, para después darse la vuelta todavía algo molesto.
~~Narra Mike~~
Me dirigí a dónde estaba Cero con Timba preparando la cena. Le ayudé a repartir platos y a terminar de organizarlo todo, y al poco tiempo estábamos todos cenando. Hablábamos de qué hacer. Era el único tema de conversación del que éramos capaces de hablar últimamente.
- Pues solo nos queda descifrar el resto de planos... Esta vez todos. - Dijo Manu. - Y después ir a la dimensión.exe todos juntos, y preparados; no como hoy.
Todos asentimos en silencio, no había mucho que decir. Nos quedamos callados y cuando terminamos de cenar, simplemente continuamos en silencio.
- Creo que me voy a dormir. - Intervino Tina, bostezando. - Me levantaré en un rato para ponerme con los planos. Manu, tú también deberías descansar algo antes.
- Lo sé... Voy contigo.
Después todos se fueron yendo. Yo no pude reprimir un bostezo. Estaba muy cansado, aunque no me gustase admitirlo. Dejé caer la cabeza sobre la mesa, con la esperanza de que si cerraba los ojos durante tres segundos, se me quitase el sueño. Pero para mi desgracia, no fue así.
- Mike, deberías irte a dormir tú también. - Me susurró Trolli, que estaba a mi derecha ligeramente inclinado sobre mí.
- Ven pronto. - Dije yo en voz alta, pasando mi mirada de Trolli a Timba.- Los dos.
~~Narra Trolli~~
Todos se fueron hasta quedarnos Timba y yo solos. Le miré, me miró, y los dos supimos que nos íbamos a dormir. Nos levantamos a la vez y cada uno se fue por su lado, despidiendons colo siempre. Timba de llevó dos dedos a la frente y después los separó, yo le imité y me fui con Mike. En realidad, cada uno tenía zonas separadas, pero ahora eso ya no era así, no con nosotros. Me metí directamente debajo de su manta y le abracé. Era tan tierno, dormido y hecho un ovillo. Le abracé y me dormí.
Cuando abrí los ojos, lo ví todo blanco. Mierda, eso me agobiaba. Empecé a correr hasta que vi un portal. No dudé en pasar por él, nada podía ser peor que la nada. Me equivoqué. Cuando pasé vi a Mike en la dimensión en la que desapareció la primera vez. Iba a correr hacia él, pero no podía moverme. Solo observar. Vi como un .exe gigante de acercaba a él y le atrapaba. Él no se resistía. ¿Por qué no sacaba su espada? ¿Por qué nadie hacía nada? Intenté correr, no podía. No, no, no. No puede ser. Cerré los ojos, no quería ver nada más. Entonces me caí al suelo. Empecé a correr sin pensarlo y cuando abrí los ojos me di cuenta de que todo era blanco otra vez. Un líquido rojo apareció manchando el impecable suelo blanco. Corrí hacia allí, y ví el cuerpo de Mike rodeado de... Sangre. No podía ser, esto era un sueño. Es un sueño, tiene que serlo. Me lo repetí una y otra vez sin poder evitar llorar al ver el cadáver de Mike... No pasa nada... Cuando te despiertes, él va a estar a tu lado. Intentaba pensar eso. Pero no me ayudaba. Me alejé de allí haciendo un esfuerzo sobrehumano, ya que no sentía ganas de nada ahora mismo. Era como si hubiesen clavado un puñal dentro de mí. En el siguiente pestañeo todo había cambiado. Ahora estaba en un pasillo, uno muy familiar para mí... Era mi casa. ¿Podía ser? Sí, conocía esas paredes, era el Palacio de mis padres. Avancé por el pasillo con miedo a qué podía encontrarme. Me sabía de memoria todos los caminos del castillo, así que llegué sin problemas a la habitación de mis padres. Cuando les vi, por un momento me sentí como el niño pequeño al que ellos regañaban siempre por escaparse y saltarse sus clases. Mi familia nunca fue una feliz. Yo no lo era, mis padres... No lo sé. Los únicos recuerdos buenos de mi infancia eran de cuando me escapaba de allí y por fin me sentía feliz y libre. Cuando estaba en Palacio, todo era una tortura. Mis padres nunca se preocuparon demasiado por mi, y si lo hicieron, no lo demostraron. Eran alcohólicos. Todo eran peleas y gritos, claro que nadie se enteraba de eso fuera del castillo. A veces me pregunto cómo eran capaces de ocultarselo al reino entero. Yo no era feliz allí, no solo por eso. Odiaba mis clases y mis tareas, y la única razón por la que quería ser rey algún día era para arreglar lo que estropeaba mi padre. Era mi mayor deseo, arreglar mi reino. Me peleaba mucho con él por esas cosas, por no saber organizar las cosas y gobernar correctamente. Una de esas veces en las que me escapé, encontré a Mike y a Timba. Me quedé con ellos durante tres días, después volví. Cuando lo hice, mis padres no estaban preocupados, ni siquiera me regañaron por haberme ido tres días de palacio. Creo que eso fue lo que más me dolió. Es decir, lo normal es que un padre se preocupe si su hijo desaparece por tres días, ¿No? Yo tenía trece años. Seguí escapándose algunas tardes para ver a Mike y a Timba, me apoyaba mucho. Y todo fue empeorando. A los dieciséis años me enteré de que iban a casarme. Ni siquiera escuché bien su nombre, solo me acuerdo de tirar el vaso contra el suelo y levantarme de la mesa en medio de la cena familiar cuando me lo contaron. A mis padres tampoco les importó. Supongo que pensaron que me iría de casa un par de días y después volvería, como siempre. Pero esta vez no. En ese momento no me gustaba Mike, solopensaba enserio libre. En salir de allí. Renuncié a mi deseo de salvar mi reino, renuncié a todo. Abandoné la idea de ser el principito feliz. Ahora tenía otro deseo, ahora solo quería escapar de esa prisión lena de gritos, peleas y heridas. No lo aguantaba más, cogí las pocas cosas que de verdad quería y volví a escaparme, con intención de no volver. Estaba harto de las peleas, las obligaciones y de no importarle a nadie. Así que busqué a Mike y a Timba. Ni siquiera preguntaron, les di las explicaciones justas y a los dos meses ya éramos inseparables. Nos unían los problemas que pasábamos juntos. Y cumplí dieciocho años. Hora de volver, ¿No? Pero solo una visita... No me esperaba enterarme de lo que había pasado mientras no estaba. Mis dos padres estaban muertos. Mi madre murió a los tres meses de irme yo, y mi padre poco después. Me sentí muy culpable al principio, mucho dolor. ¿Acaso sería distinto si no me hubiese ido? Luego sentí rabia,asco hacia ellos. Ni siquiera me habían buscado. Me enteré de que se desentendieron del reino por completo. Después me sentí indiferente. Habían muerto por su culpa, por beberse tres botellas de alcohol al día, por fumarse diez porros por semana. No era mi culpa. Lo único de lo que me arrepentía era de que el reino ahora no era nada. Y si yo hubiese estado aquí, podría haber sustituido a mi padre en el trono,haber salvado mi reino. Aunque supongo que en el fondo les quería, como cualquier niño quiere a sus padres... Aunque ellos no lo hiciesen. Me fui de allí, no quería saber nada. Supongo que por eso ahora estaba viendo en la habitación a mis dos padres de pie muriendo poco a poco. Era extraño, simplemente como si me hiciesen recordar toda mi.infancia a cámara rápida. Y yo pensé que lo tenía superado, pero joder... Me hundí del todo. Acabé en el suelo abrazándome las rodillas, como cuando hacía de pequeño para no oír discutir a mis padres. Cuando todo acabó, solo me di cuenta de que no salían las lágrimas, aunque estaba deshecho. Cuando todo se volvió blanco de nuevo, me medio arrastré sin rumbo hasta que Timba se acercó a mí y me ayudó a levantarme. Por fin , por fin todo acababa. Suspiré y le abracé,pero apareció un .exe.
- Trolli, escóndete en ese arbusto. Cuando se acerque a mí, dispárale para matarle. - Él me sonrió. - Y no falles...
Era un plan extraño, sin ninguna lógica, pero yo lo hice. Apunté, esperé a que llegase hasta Timba y disparé. Y fallé. El .exe atravesó a Timba con su espada. ¿Qué había pasado? creía que había apuntado bien, esto no tenía sentido.
Yo grité y corrí hasta allí. El .exe ya no estaba, había desaparecido. Me acerqué a Timba, que respiraba a duras penas.
- No, no... Aguanta Timba. Voy a buscar ayuda...
- No, ya es tarde. - No lo decía enfadado, ni me lo estaba echando en cara. Simplemente me hablaba dolido, decepcionado. - Me has fallado...
Yo me levanté, retrocediendo horrorizado. ¿Qué estaba pasando? Esto no era racional, nada tenía sentido. Sabía que estaba en un sueño, era todo demasiado irreal. Pero a la vez, me sentía como si estuviese viviendo esto en primera fila. Seguía en el suelo. Corrí hasta caerme, no lo soportaba más. Me hice un ovillo y me tumbé. Después vinieron más sueños. Yo ahogándome, claustrofobia, miedo a estar solo... Uno tras otro. Y cada vez me costaba más acordarme de que era un sueño, y cada vez tenía menos ganas de salir. Solo quería quedarme allí sentado y no moverme páramo sentir dolor. Nunca lo había pasado peor en mi vida. Me obligué a pensar en Mike.
- Mike, sácame de aquí...
Pensé en todo lo bueno que había fuera de... lo que fuese esto. Mike me esperaba al despertarse, y tenía que volver a hablar con Timba. Quería volver a empujar a Mike al barro y poder mirar los pájaros. Quería reírme de Cero cuando Musi se metía con él. Y abrí los ojos...
Había un .exe encima de mí. No había funcionado. ¿O sí? Grité y retrocedí. Miré a mi derecha, ahí estaba Mike. Sentía un dolor intenso en el brazo, tenía una jeringuilla clavada. Entonces Mike se incorporó y en cuanto vio al .exe cogió su espada y le mató. Yo me arrastré hasta el tronco del árbol que teníamos al lado. Él me siguió, con cara de preocupación y miedo infinitos.
- ¡Trolli! ¿Estás bien? ¿Qué pasa?
Yo quería responder, pero no podía. Solo sentía miedo, miedo que me llenaba y no me dejaba hablar, ni moverme, ni respirar. Me ahoga, me inunda. Solo atiné abrazar a Mike. Por lo menos intentaba no preocuparle. Pero claramente no lo conseguí, porque se separó de mi histérico y se levantó dando gritos. Mi cara debía de ser terrible, porque estaba realmente preocupado.
- ¡Timba! - Gritó él, como si estuviese viendo lo más horripilante del mundo. - ¡Timba!
~~Narra Mike~~
Me alejé corriendo. Trolli no me contaba qué había pasado. Ni siquiera sabía si lo que le había hecho el .exe podía envenenarle o algo así. Entonces Timba apareció recién levantado, mirando a los lados preocupado. Entonces me miró a mí, y seguidamente a su reloj. Eran las cinco de la mañana, así que no había amanecido todavía. Debía extrañarle que yo me despertase a estas horas pegando gritos como un loco.
- ¡Mike! ¿Qué pasa?
- Es Trolli... Está mal...
Estaba agitado. Ahora todos estaban despiertos, y yo no era capaz de explicarme. Al verme así, a Timba se le quitó todo rastro de sueño de la cara. Sabía que algo iba mal.
- Voy a verle... - Balbuceó Manu, que no acababa de entender lo que estaba pasando.
- ¡No! - Me apresuré a responder, todavía nervioso. Ahora Trolli necesitaba a alguien que fuese capaz de comprenderle del todo, y ese no era Manu. Esos éramos o Timba o yo, y yo no me encontraba en buenas condiciones ahora mismo. - Que vaya Timba.
Cambié de opinión en cuento me di cuenta de que si me quedaba me freirían a preguntas, y a pesar de el mareo que amenazaba con hacerme caer de un momento a otro, decidí ir con Timba. Le di la jeringuilla que le había quitado a Trolli del brazo para que la examinase. Timba y yo fuimos con él. Cuando nos contó todo lo que había pasado, me quedé helado. Otra vez la impotencia... No podía hacer nada para que se sintiese mejor.
- Trolli... ¿Vas a dormir? Es mejor que lo hagas ahora...
- No quiero, si te digo la verdad. - Refunfuñó él.
- Eso es mentira. - Alegué, acercándome a él para abrazarle con fuerza. - Por favor, Trolli, duerme. Quiero que estés bien...
Sentía que iba a empezar a llorar, y no me convenía dado lo mal que me encontraba aún sin hacerlo. Le abracé mientras él se tumbaba. Después me giré hacia Timba.
- Mike, creo que esos son sus miedos. - Murmuró una vez Trolli se hubo dormido.
- Timba, eso no cuadra. Muchos no tendrían sentido.
- Intentémoslo. - Dijo, algo desafiante. - El primero está claro, miedo a perderte.
- Pero le pasaban más cosas. - Interrumpí yo, intentando mentirme a mí mismo sobre el tema.
- Ya, pero en general... - Intentó defenderse Timba, desistiendo en cuanto se dio cuenta de que yo volvía a abrir la boca para quejarme. - Mike, por Dios, déjame hablar.
Me quedé callado, desviando la mirada.
- El primero es miedo a perderte - Empezó a decir. -, el segundo, miedo a su infancia, el tercero... ¿Miedo a fallar? Los otros están claros. Miedo a ahogarse, a estar solo y a los espacios cerrados.
- No sé yo... Podemos hablar con él mañana y...
- Claro. - Suspiró él, acercándose a mí para ponerme una mano en el hombro con delicadeza. - Pero ahora tranquilo Mike. Estás más aterrorizado que él.
- Yo lo intento, de verdad... - Intenté resistirme a contarle lo mal que me encontraba, pero no pude. - Pero no puedo pensar racionalmente con todo esto encima, y...
- Duerme un rato. Desde que llegamos no has dormido más de cinco horas seguidas.
Yo solo cedí al sueño.
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Fin del capítulo! *Editado*
Ok, lo primero es lo primero. Siento haber tardado tanto, y la verdad no tengo escusa. Simplemente tenía que ponerme y no lo hice, ya que yo escribo los capítulos mentalmente antes de escribirlos aquí. Si no lo hago así, no me vale, no puedo ponerme a escribir directamente aquí en blanco, así que tengo que pensarlo todo antes.
*Ya lo sé, soy rara ok? Xd*
Aún así este ha sido muy largo y espero que os haya merecido la pena la espera. Ahora unas preguntittasss.
Qué le han hecho a Trolli?
Mike va a tener más problemas con su enfermedad?
Descubrirán algo más sobre lo que le hicieron a Mike mientras estaba secuestrado?
Irán a salvar otra dimensión o esta vez serán inteligentes como Manu y harán un plan? :'^
Bueno, y aquí lo dejo. Que sepáis que son 3368 palabras, así que espero que me perdonéis el retraso jeje 😅💓
Adioss!! 💕💕
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