Huída .exe

~~Narra Mike~~

Puse todos mis esfuerzos en mantenerme despierto, erguido y con los ojos completamente abiertos. Últimamente esa sensación de cansancio constante me seguía a todas partes. Por eso mismo intentaba centrar mi atención en cualquier cosa lo suficientemente interesante como para no dormirme. Ahora, había decidido fijarme en una de las lecciones de lucha que Timba le daba a Sparta todas as tardes. Hoy tocaba lanzamiento de cuchillos, así que observaba cómo Timba agarraba a su alumno por la cadera, cintura y hombros respectivamente para colocarle en la posición adecuada, haciéndole flexionar las rodillas y alinear los hombros.

- Lo importante es el giro de muñeca. - Decía, colocándose corerectamente esperando a que Sparta le imitase. - Tienes que hacer un movimiento circular para conseguir la fuerza que necesitas para que el cuchillo se clave en tu objetivo.

Él asintió y cogió otra de las afiladas armas. Lo lanzó haciendo un movimiento rápido, consiguiendo que se clavase en el tronco del árbol al que apuntaba. Timba sonreía orgulloso, acercándose a su hábil alumno para revolverle el pelo con cariño.

- Genial. - Dijo, sonriendo.

Yo estaba empezando a verlo todo en segundo plano, y smis ojos desenfocaban la escena qu estaba observando. Lo que me sacó de ese ensimismamiento fue la voz de Cero, que en mi campo de visión aparecía como una mancha borrosa acercándose cada vez más hacia mí. Cuando se sentó a mi lado enfoqué la vista y sacudí levemente la cabeza para poder prestar atención a su pregunta.

- ¿Bien?

- Siento que no hacemos nada útil. - Dije yo, yendo directamente al grano, como siempre que hablaba con él.

- Exacto, porque no hacemos nada útil. - Casi pude percibir un rastro de sorna en su voz al decir eso.

Ahí fue cuando algo me pasó justo por encima, casi rozándome. Antes de que pudiese decir nada, Sparta señaló a algo detrás de mí con un movimiento de cabeza. Yo me giré y vi a un .exe con un cuchillo clavado en la garganta. Su cuerpo todavía sufría pequeños espamos, e incluso  intentaba incorporarse para atacar. Estos... seres, por llamarles de alguna manera, siempre me habían parecido de lo más curioso. Lo suficientemente humanos como para sentir, e incluso querer; pero tan automatizados como para incluso actuar sin pensar, simplemente siguiendo órdenes. Inconscientemente, como si estuviese siguiendo un impulso, me levanté rápidamente y le clavé la espada en el pecho para acabar de rematarle. En realidad, hubiese muerto igualmente, pero me... gustaba, en cierto modo, asegurarme de que estaba muerto del todo. Antes no era así, me costó acostumbrarme a matar a sangre fría, pero cuando tu vida está en peligro constantemente, te vuelves algo más frío en cuanto a este aspecto. 

- Buen tiro, Azulado. - Dijo Cero, acercándose al charco de sangre en el que se encontraba el cadáver.

Se inclinó sobre el cuerpo para coger el cuchillo de su garganta, y después dejarlo caer a un lado. Sacudió su mano haciendo que algunas gotas de sangre saliesen disparadas, manchando la tierra y las briznas de hierba que empezaban a crecer. Puede que me quedase demasiado tiempo mirándolas, porque Cero empezó a observarme arqueando una ceja.

- Apasionante, ¿verdad? - Dijo, sonriendo maliciosamente. - Anda, vete a dormir, a comer o a lo que sea que necesites hacer para dejar de parecer un zombie.

Yo asentí  despacio, si movía la cabeza demasiado rápido, podría marearme. Y por una vez que no lo estaba, quería mantenerme así. Me alejé de allí y fui directo a mi esterilla tirando la espada a un lateral, solo para poder tumbarme y dormirme si es que lo conseguía. Claro, que eso no iba a poder ser.

- ¡Mike! - Oí los gritos de Trolli, que se acercaba cada vez más a mí. - ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

Parecía exaltado. Yo me incorporé de golpe, apresurándome a responderle, porque lo último que quería era que se preocupase. Cuando me iba a levantar, vi de reojo un rastro de sangre que empapaba la esterilla en la que estaba tumbado momentos antes. Me puse en cuclillas para no perder el equilibrio, y me levanté por fin de un salto.

- ¿Pero qué mierda me pasa? - Grité, enfadado conmigo mismo al ser consciente de que no me había dado cuenta de que mi ropa seguía manchada de sangre.

- Eso me pregunto yo. - Dijo Trolli, sonriendo amablemente. 

No respondí, solo me dejé caer de nuevo esta vez en el suelo, frustrado y agotado. Al ver esto, él se sentó a mi lado cambiando su forma de actuar, pasando a comportarse de manera mucho más tierna y consoladora. Yo me quité la sudadera, y suspiré aliviado al ver que la camiseta que llevaba debajo no había llegado a mancharse.

- Estoy bien. - Dije, ahora con voz suave. - No te preocupes.

Trolli miró inmediatamente la espada ensangrentada que había dejado al lado de mi cama, esperando a que le explicase qué había pasado. Después pasó a mirarme a mí, y paseó la punta de sus dedos por la mano que yo tenía apoyada en las rodillas.

- Hemos encontrado un .exe en el bosque, pero Sparta le ha matado en seguida. - Expliqué.

- Pareces cansado. - Dijo él, apartando rápidamente la mirada y cambiando su postura de modo que miraba hacia delante.

- Estoy cansado.

Él no dijo nada, no estaba acostumbrado a que yo mostrase muestras de debilidad a no ser que los dos estuviésemos en una situación 100% fuera de riesgo. Y esto, por supuesto, solo si estaba con él o con Timba. Supongo que era porque al estar alerta, automáticamente activaba esta defensa que, en cierto modo, me servía para darlo todo de mí mismo, aunque eso implicase hacerme daño. Probablemente, por eso él no encontraba respuesta, estaba intentando encajar las piezas.

- Lo sé, no suelo decir estas cosas a menos que... bueno, ya lo sabes. - Dije yo, rompiendo el silencio. - Olvídalo, de todas formas, no sé por qué lo he dicho. 

- Yo tampoco. Y no por nada en particular - Se apresuró a aclarar. - , solo que sé qu eno te permites decir esas cosas para que no creamos que no das la talla.

- ¡No es por eso! - Repliqué yo, indignado.

Él solo rió, le hacía gracia verme así, sobre todo porque no tenia argumentos con los que respaldar mi teoría.

- De todas formas, yo no tengo por qué demostrarle nada a nadie. - Dije.

- Bueno. - Murmuró él. - Repítelo unas cuantas veces más, es a ti a quién tienes que convencerte de eso.

Trolli sabía de sobra que mi problema (sí, lo consideraba un problema), no se trataba, ni mucho menos, solo de eso. Sino una mezcla de impotencia, intentos fallidos de autosuperación, miedo a fallar y, sí, lo admito; algo de miedo a no ser suficiente, tanto para los demás cómo para mí mismo. Estoy completamente seguro de que él sería capaz de explicarlo mucho mejor que yo, igual que Timba. Si trabajasen juntos en ello, podrían hacerme un diagnóstico al completo. Suspiré frustrado, a veces me odio un poco. Él lo notó, porque cambió de tema radicalmente.

- Entonces... ¿Tiene Manu pistas de cómo sacar los planos de los microcomunicadores?

Tal vez no lo había hecho porque me notase molesto. Analicé, en una milésima de segundo, su tono de voz. Hablaba muy alto, muy poco disimuladamente, como cuando dices algo para dar a entender una cosa totalmente distinta, o para mandarle indirectas a alguien. Sus ojos se movieron rápidamente hacia un lado del campamento, y de repente me agarró de la manga de la camiseta tirando de mí ligeramente. Quería que nos fuésemos de allí ya, sin que nadie nos escuchase, porque no podía decirme lo que quería aquí. Yo le seguí la corriente, y me levanté dando un pequeño brinco. Él me siguió, aunque en seguida me adelantó para guiarme hacia la linde del bosque.

- Mike, Manu sospecha que si hay .exes cerca es porque tienen un plan. - Dijo, en cuanto llegamos allí, hablando algo repentinamente.

- Cero dice que no pueden quedar más, el ya ha patrullado esta zona, y...

- No son tan tontos como para tardar tanto. - Dijo, seco. - Y Manu sabe de .exes, hazme caso. Más que Cero.

Yo le lancé una mirada de advertencia, más o menos queriendo decirle que si no relajaba el tono y dejaba de desconfiar de Cero, no pensaba seguir escuchándole. Sabía de sobra que no eran celos, era desconfianza. La misma que tenía Timba, la misma que yo nunca había sentido. Yo ya tenía una larga lista de defectos y comportamientos irritantes y molestos, no me hacía falta ninguno más.

- Si cree que pasa algo, es que algo pasa.- Dijo, relajando el tono de voz y disculpándose con la mirada. - Están actuando de forma sospechosa últimamente.

- Entonces, ¿qué plan hay?

- Vamos a salir tú y yo a patrullar.

- ¿No viene nadie más?

- Manu y Sparta creen que es mejor no decirle nada a nadie. Si no, querrían venir, y es peligroso.

-Creo que los demás ya son mayorcitos como para luchar contra un par de .exes. - Reproché.

- Lo sé. - Hizo una pausa. - Es por Cero. Estaremos de acuerdo en que querría venir, y no podemos confiar en él de primeras. 

- Vosotros no, pero yo sí. Te he dicho mil veces que me salvó la vida, Trolli. - Me quejé. - Sí, soy más confiado que Timba y tú, pero desde luego no soy un imprudente.

Él hizo una mueca, le costaban estas cosas. No le caía demasiado bien la gente, en general. Pero yo sabía que ellos dos iban a acabar por llevarse bien, tenía que ser así.

- Oh, venga. - Dije, cambiando el tono de voz a uno más relajado. - Si hasta Timba, que es el rey de los desconfiados, está constantemente hablando con él, ¿qué te cuesta a ti?

- Es que no es cuestión de desconfianza, Mike. Tiene algo más que ver con algo que se llama "capacidad de sociabilizar con desconocidos"

Yo me limité a alzar una ceja con y a mirarle con burla, no iba a colármela así, no tratándose de él.

- Es decir, Timba será más desconfiado, pero que socialice con alguien no quiere decir qu esiga desconfiando de él. - Aclaró. - Yo no hago eso, yo desconfío de manera distinta.

Yo abrí la boca para protestar, pero él se me adelantó, hablando con desesperación.

- De todas formas, no pasa nada por ir los dos solos, ¿No?

- Vaya, sí que tienes que tener ganas de librarte de él por un rato como para decir algo que puede sonar hasta romántico.

Trolli me sonrió y yo le devolví la sonrisa, decidiendo ambos en un momento dejarlo estar, ya que él no iba a rebatir ese argumento que por cierto, era totalmente cierto e irrebatible.

- Entonces voy a cambiarme y a coger mi pistola.

- Te espero aquí.


                                                                                      *          *          *




~~Narra Trolli~~

Llevábamos ya media hora caminando cuando vimos un .exe... ¿Huir de nosotros? Eso no era normal. Pero estaba muy lejos, era imposible alcanzarle. Entonces se oyó un disparo y el .exe cayó al suelo. Miré a Mike. Tenía su pistola entre sus manos y apuntaba al (ahora) cadáver del .exe.
Él me miró y sonrió.

- ¿Qué pasa? - Dijo.

Debió de haber notado que estaba mirándole sonriendo y embobado.

- Nada. - Dije, sonriendo. - Es solo que eres increíble.

Entonces me acerqué al cuerpo de .exe y le examiné, sin darme cuenta de la cara de ilusión que estaba poniendo Mike en ese momento. Y es que, a mí no me salía fácilmente el romanticismo. Bueno, en realidad, me sale muy fácilmente, solo que en ocasiones muy puntuales. Tan fácilmente que ni le daba importancia, tan puntuales que cuando lo hacía, Mike ponía ese tipo de caras y guardaba en un lugar de su memoria las palabras exactas que había dicho. Yo sabía todo eso, me lo había dcontado, antes de estar juntos. Cada vez que decía algo bonito, ese era un momento para recordar. A veces me molestaba, pero era mi forma de ser. Eso no quitaba que pensase todas las cosas que no decía.

- No es normal que un .exe huya de la gente. - Afirmó. - Suelen... Matar sin más, ¿no?

- Es muy raro. - Concordé, mirando el cadáver como si fuese a darme la respuesta.

- ¿Y si solo huían de nosotros porque tenían que llegar a otra parte? ¿Porque se lo habían ordenado?

- Me gusta como piensas... - Sonreí. - El siguiente que encontremos, le vamos a dejar andar. Y le seguimos.

- Sí, el problema es que no son tan tontos.

- Exacto. - Dije cogiendo un puñado de barro con hojas. - Habrá que camuflarse.

- Trolli, no. - Dije serio. - Ni se te ocurra.

Le tiré el barro encima. Y como me esperaba, él corrió hacia mí y me empujó directo al charco.

- Sí... - Dije incorporándome. - Mucho más eficaz...

Justo entonces tiré de su brazo y le tiré encima de mí. Giré para dejarle abajo y cogí otro puñado de barro y se lo restregué por la cara. Él hizo lo mismo, y nos quedamos los dos tumbados en el barro. Entonces yo me acerqué a él y le besé suavemente, para después levantarme.

- Venga, vamos. - Dijo él.

- Mmm... - Dije yo, haciendo una mueca, asqueado. - Qué rico está el barro.

- No te quejes, tú me has tirado al barro y tú me has besado. Es todo tu culpa.

Yo me reí y seguí caminando.

- Por cierto, ¿Sabes que esto no camufla una mierda, no? - Se quejó, mirándose a sí mismo y separando los brazos de su torso.

- Lo sé, sólo quería tirarte al barro.

Entonces Mike soltó una especie de gruñido y señaló a mi derecha. Había oído algo, y yo me fiaba de él. Nos tiramos al suelo y observamos, hasta que vimos a un .exe. Dejamos que se alejase para poder seguirle, y así lo hicimos. Por fin salimos del bosque y pudimos verle con claridad. Entonces me di cuenta de que la habíamos cagado. El .exe había abierto un portal , y era imposible llegar hasta él. Aún así, Mike sacó el arma y disparó. No sé si llegó a darle.

- Si no nos ayudas, mueres.

Después guardó el arma y me miró riéndose. No sé si fue porque se había dado cuenta de lo macabro que había sonado su comentario anterior o por lo que dijo a continuación.

- Estás lleno de barro.

Caminamos de la mano por la linde del bosque durante casi dos horas. Cuando llegamos al campamento ya era de noche, y Cero nos esperaba en la entrada con el ceño fruncido.

- Por lo menos me diréis que habéis averiguado algo útil...

- A medias... - Rió Mike.

En ese momento, puede que llegase a entender "el punto" de Cero. Y es que yo siempre he pensado que todas las personas en el mundo tienen su punto, eso qu ete hace querer estar con ellos, ese más importante para ti que acaba de convencerte. Para cada uno, una misma persona puede tener un punto diferente. Y ese punto siempre está ahí, depende de cada persona tener la paciencia suficiente como para encontrarlo y decidir si quieren quedarse o irse. Como siempre digo, si no tienes la paciencia suficiente y lo que se requiere como para encontrar ese punto, nunca podrás llevarte bien con esa persona.

Le seguimos dentro de nuestra zona y nos desvestimos para lavarnos en el río. No me hizo ninguna gracia bañarme en el agua congelada a las doce de la noche.

Mientras estábamos sentados en frente del fuego, Mike se acercó a mí y me besó. Yo le correspondí el beso, y sin dejar de besarle, le metí debajo de mi manta hasta que se durmió. Yo solo pensaba en la suerte que tenía de tenerle a mi lado.






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Fin del capítulo! *Editado* 23/07/2018 (por si os interesa, ahora mismo son las 3:01 a.m. T^T)

Espero que os haya gustado, siento que sea corto

Qué creéis que estarán haciendo los .exes?

Conseguirán los planos de los microcomunicadores?

Adioss 💕💕

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