PARTE III: Aprendiendo a decir la verdad
¡Mírame Feriha, mírame! Ya puedo hacer cascaritas- Omer contento, ni bien ingresaran al parquecillo que tanto echara en falta durante sus meses alejado de la gran ciudad, le regaló a su hermana una demostración de sus nuevas habilidades
-¿En serio todo eso lo aprendiste en el pueblo? Pues yo creo que te hubiera enseñado mejor- ella correspondiendo a su infantil emoción aún por encima de su propio nerviosismo en anticipación de saber que iba a encontrarse con Emir, se dio su tiempo para bromear y arrebatarle el balón al pequeño en una limpia jugada que aprendiera de niña por Memeth y sus amigos, más su inocente entretenimiento no duró mucho al descubrir a su ex o todavía novio observándola entretenido desde una de las bancas en medio parque, donde sentado tranquilamente sobre el respaldar como siempre elegante, fornido y bello parecía ya llevar un buen rato divirtiéndose con sus acciones y monerías. Él le sonrió entonces de esa manera encantadora tan propia suya ni bien reparara que ella también centraba su atención sobre su persona, algo que le ocasionó un fuerte sonrojo, más con valor y decidida y llevando la funda con los cuadernos que comprara en las manos, comenzó a aproximársele lentamente.
Su corazón latía en esos momentos tan fuerte que parecía querer salirse del pecho debido a lo importante de la situación y de los asuntos a tratar al igual que por el embrujo que él conseguía con su deslumbrante presencia infringir sobre ella. Sintió de tal modo por unos segundos como si fuese la primera vez que le viera, envuelto en ese encanto del chico guapo inalcanzable del que le comentaran ni bien pisar la universidad, junto a esa emoción sobrecogedora que le embargara por su causa después, en los tiempos en que quería conquistarla... Era por otra parte en realidad la primera ocasión en la que aceptaban encontrarse a solas tal como lo que eran, un príncipe y una plebeya.
Emir con su larga gabardina negra que acentuaba su contextura atlética, se bajó de un brinco del asiento y se aproximó también hacia ella, quedando así pronto los dos frente a frente.
-Llegaste tarde- él fue el primero en hablar
-Tuve que inventar una excusa, ya no quiero nunca más mentir- ella trató de explicar teniendo que bajar la mirada, gesto que a Emir enterneció y no conteniéndose le levantó suavemente la barbilla para que pudieran ambos verse a los ojos, pero entonces un carraspeo inesperado les interrumpió
-Perdón, ¿pero quién eres tú?- Una personita que en lo sentimental del momento estaban dejando de lado, quiso saber
-Eh... ¡Omer!, él es Emir, un amigo- Feriha separándose de inmediato como por el movimiento de un resorte del caballero que mencionara se encargó de explicarle primero y luego los presentó a ambos como era debido –Emir te presento a Omer, mi hermano menor-
-Un gusto Omer- profirió Emir inclinándose cruzado de brazos para luego extenderle la mano, tratándole con toda la formalidad como si fuese mayor y el niño correspondió el saludo sintiéndose muy bien consigo mismo de poder estar aparentemente a la altura de los amigos de su hermana –Sabes, yo también tengo un hermano de más o menos tu edad al que le encanta el fútbol. Sería bueno que nos juntemos alguna vez para un partido- Emir luego le compartió
-De acuerdo- respondió Omer encogiéndose de hombros –Pero ¿puedo ser delantero?- entonces entrando en confianza, añadió
-Por supuesto, como quieras- respondió Emir encantado de por fin poder conocer a su pequeño cuñado
-Sería bueno que hicieras un nuevo amigo- Feriha comentó en total concordancia con la proposición para luego volver a restregarle la cabecita despeinándolo, como a veces le gustaba hacer, entonces le alentó para que fuese hacia los juegos del parque que en ese rato tenía a su completa disposición –Ahora ve a jugar, aprovecha, yo me quedaré conversando aquí con Emir un rato-
-Ok- aceptó Omer sin complicarse, contento en su mundo y se fue corriendo, dejándoles por lo pronto la privacidad que tanto necesitaban. Así, todavía con algo de silencio reinando entre ellos por el montón de cosas que tenían por decirse y platicar, caminaron hacia otro banco más allá que estaba lo suficiente oculto bajo los árboles para no poder ser visto desde el edificio, donde juntos tomaron asiento.
Ella en esta ocasión fue la primera en tomar la palabra y se volteó hacia él para que pudiese observar bien la seriedad en su rostro
-Emir quiero que sepas que nunca fue mi intención jugar contigo o hacerte daño... Todo esto de mi beca en la universidad, relacionarme con gente como ustedes, con su forma de vivir, me hizo desear aunque fuera por unos pocos momentos pertenecer realmente a su mundo y terminé avergonzándome de mis orígenes, negué a mis padres y escondí de donde venía...- con dificultad pero consiguiendo abrir su corazón, comenzó a explayarse y todo el rato él la escuchó con atención –Tú fuiste el primer chico que se interesó en mí, antes de ti yo no tenía experiencia previa, eres el primer chico que me gustó, mi primer amor y el encontrarte hizo que mi mundo se volviera de cabeza, tanto que terminé encerrándome en una burbuja de sueños por temor a perderte que se fue volviendo cada vez más grande hasta que inevitablemente estalló. Sé que es un absurdo, una tontería como debes pensar, algo que en realidad empezó como un salvavidas para lograr salir a flote de una reunión con tus amigos snobs y que erróneamente creí que podría arreglar llegado su momento de manera simple, pero luego me vi atrapada sin poder detenerme, una mentira llevó a otra y las cosas se complicaron, jamás imaginé que llegaría tan lejos. Me esperancé entonces tan sólo en que cuando lograra decirte la verdad por el amor que ambos sentíamos podríamos salir adelante, y que me escucharías y al final me entenderías, me aferré a ello y lo creí- cerrando los ojos atravesada por el dolor de la culpa mientras sentía como sus rodillas sin querer se rozaban y él para su alivio sin embargo no se retiraba, concluyó –Sé que no soy más que una chica pobre, una becaria que quiso por unos instantes encajar en el mundo del que siempre se ha visto rodeada pero sólo pudiéndolo observar de lejos, que se perdió en el proceso y terminó lastimando con su engaño a la persona que se convirtió en lo más importante de su vida; pero tengo también derecho a admitir que me equivoqué y a decir lo siento, así me odies...lo cual es entendible-
Emir sin poder durante unos segundos dejar de observar el piso tal como ella, se manifestó al respecto
-No te odio Feriha, jamás podría hacerlo- confesó –Es sólo que se me dificultaba tanto entenderte que llegué a sacar conclusiones básicas sin tomar en cuenta esta parte que me atrevo a decir he llegado a conocer bien de ti... tu alma. Y ahora estás aquí conmigo en este momento y eres la real, es lo único que me importa- consiguió así que ella volviese a levantar la vista y la fijase en él con renovada fe –Por mi parte también tengo que pedirte disculpas por lo energúmeno e irracional que me he comportado. No era mi intención decirte cosas tan hirientes, me dolía tanto pronunciarlas como sé que a ti oírlas pero necesito que comprendas que eras lo único en lo que yo creía, en quien más confiaba y de repente me quitaste aquello apuñalándome en el corazón-
Los ojos claros de Feriha con su confesión, para entonces ya estaban llenos de lágrimas
-Emir me siento tan mal...- admitió colocando su mano sobre la suya, más él le interrumpió sin dejarla concluir lo que pensaba decir
-No te preocupes, estamos dialogando para superar nuestras diferencias- le recordó y añadió algo más que le faltaba por expresar –Cuando descubrí todo sin saber que antes te habías animado a escribirme esa pesarosa carta, creí lo peor de ti, en especial luego de enterarme que eras la hermana del sujeto con el que he tenido tantos problemas. No sólo pensé que tu juego había sido para cazar un millonario, sino que todos ustedes habían armado un complot para desestabilizarme o quizá extorsionarme. Puede que mencionarlo sea crudo pero es la verdad-
Feriha tuvo que agachar la cabeza una vez más porque él tenía toda la razón
-Memeth chocó sin querer tu auto, jamás lo quiso robar- le contó -Sucedió no mucho después de que nos conociéramos, cuando tú lo dejaste botado en esa noche lluviosa como si no te importara por salir detrás de mí. Ninguno de los chicos mecánicos del taller había visto un automóvil así antes, según lo que mi hermano nos contó, por lo que quisieron salir a dar una vuelta para probarlo. No es justificable, lo sé y estoy de acuerdo con que deba pagar la deuda de un daño que ocasionó, pero tengo que aclararte que no fue intencional o con algún oculto propósito. Quizá al final esto sea sólo la prueba más clara de lo diferentes que son nuestras vidas... Lo que traté de exponerte tantas veces- con tristeza ella le explicó en tanto él le escuchaba con la vista perdido en el vacío –Somos dos mundos opuestos Emir y ese el gran motivo por el que tanto huí en el pasado, por el que tanto quise alejarme de ti sin poder lograrlo. Tus padres tienen toda la razón al pensar que no soy una chica para ti-
-Lo que ellos opinen no me interesa- Emir fue tajante al manifestarlo –Aquí lo único que importa es lo que sintamos tú y yo Feriha- le recordó retomando la seriedad y volviendo a centrar a totalidad su mirada en ella –Sólo ayúdame a despejar una cuantas dudas más y te juro que arreglaré todo esto- prometió
Ella no contestó de inmediato pero él tomó aquello como una indicación para proseguir
-Dime ¿Qué tienen que ver en todo esto el famoso capitán que luego se convirtió en profesor de nuestra facultad de la noche a la mañana por tu causa y la misteriosa madrastra de Cansú?- en adición cuestionó con notorios indicios de molestia en la voz -¿Y qué hay en realidad entre tú y él? y ¿cómo lo conociste?-
-Levent- ella no tuvo reparos en mencionar su nombre así como tampoco en responder la oleada de celosas preguntas que Emir le demandó develar -...Era la persona para quien yo trabajaba realizando la limpieza de su bote... quien con el tiempo se volvió mi mejor amigo y confidente. El único al que podía contarle lo mucho que sufría debido al círculo de mentiras en el que yo misma me encerré y al que podía hablarle de mi miedo a que lo descubrieras antes de que yo consiguiera reunir el valor para contártelo- con calma ella le compartió -La señora Sanem y él, por otra parte, se involucraron sentimentalmente y tú los descubriste, por eso se vieron atrapados en su propio juego-
-Ya veo, eso explica muchas cosas- analizó el joven Sarrafoglú despejando una duda pero recordando enseguida otra -¿Y qué me dices del bigotón que solía aparecer también en la universidad a reclamarme cuando me veía a tu lado? Está demás decir que ahora sé que nunca fue de verdad tu guardaespaldas-
-Halil...- ella tuvo que abrazarse a sí misma al instante sintiendo un frío que le calaba los huesos al tener que rememorar a aquel sombrío personaje y las cosas horribles que hiciera –Un tipo con desequilibrios mentales con quien mi familia me comprometió sin que quisiera, pero lo dejé por amor a ti, aunque después se declaró loco y terminó por herir a mi mamá... Ya no quiero acordarme, ni pensar en lo que podía suceder de llegar a salir del Psiquiátrico donde ahora se encuentra...- consiguió contarle aún en medio de su repulsión, dolor y miedo que pensar en todo aquello le provocaba
-Si quieres puedes decirme más al respecto en otra ocasión- profirió Emir al percibirlo buscando tranquilizarla –Y no te preocupes que estando yo a tu lado no voy a permitir que nada malo nunca te pase. Te lo prometo- le dio su palabra de honor. Ella suspiró cerrando un instante los ojos, depositando toda su confianza en él.
-Lo sé- expresó sintiéndose en parte aliviada -Y bien...- dijo luego para cambiar el tema de conversación, dándose cuenta de repente de algo que la sorprendió y pareció quitarle un gran peso de encima por igual –...Creo que he conseguido contarte todo. Ya no tengo secretos, ¿Deseas saber algo más? ¿Qué tienes que decir?-
Emir entonces, contemplándola sin poder contener una sonrisa al adivinar su impaciencia por conocer si la relación todavía tenía futuro o no, agregó
-¿No fue tan difícil decir la verdad, no es cierto?-
Lo hizo para molestarla y ella movió la cabeza teniendo que sonreír también
-No y es un gran alivio- admitió.
Ambos así en ese momento se concentraron en ver a Omer divertirse en las resbaladeras del lugar, haciendo una corta pausa a la relevante plática, hasta que el niño se detuvo en lo alto de una porque logró divisar algo primero.
-¡Memeth!- exclamó y señaló al verlo caminar por la cuadra del edificio ya rumbo a la casa. Feriha se levantó casi de un brinco precavida pero se llevó un gran alivio al ver más allá de los árboles que su otro hermano se encontraba lejos e iba platicando con su mujer por lo que no reparaba en ellos.
-¡Omer aguarda!- le llamó así a su hermanito cuando éste se bajaba del juego con la intención de dirigirse rápidamente hacia el encuentro del hermano mayor, y el niño que estaba volviendo a ser educado como siempre lo había sido, le prestó atención enseguida como ella requería –Por favor no digas nada de esto o nos regañarán. Mañana te compraré un helado, ¿quieres?- le rogó por lo tanto un poco angustiada
-Ok- acordó el pequeño impaciente por irse -De sabor a chicle- y una vez Feriha hubo asentido, se retiró corriendo en dirección al edificio.
-Ya debemos irnos- volteó a decirle Feriha de tal manera a Emir, entendiendo que no le quedaba de otra que seguirlo, más él la detuvo por unos instantes de la muñeca
-¿Mañana continuamos conversando?- le consultó y ella le sonrió
-Claro-
-Hola Memeth, ¿me trajiste la bolsa de papitas extra grande que te pedí?- saludó y preguntó Omer a su hermano mayor al llegar a él
-Por supuesto que sí pequeño granuja- profirió este desordenándole también el cabello y abrazándole –Cómo iba a olvidarme, está demás decir que nos hiciste mucha falta- le contó sacando a relucir una ternura que muy pocas veces dejara ver, que hizo sonreír sinceramente a Seher, y que luego cuando vio a su hermana acercándoseles intentó disimular retomando al instante la seriedad e imponencia de considerarse el primogénito, aunque le ganara a ella al haber nacido con tan solo tres minutos de diferencia -¿Y ustedes de dónde vienen?- demandó saber así para cambiar el tema mientras Omer se adelantaba con su balón de fútbol y su paquete de snacks e ingresaba a la casa.
-De comprar también al igual que ustedes- expresó ella levantando su funda con los cuadernos para la universidad que necesitaba, más el muchacho la observó con desconfianza
-¿A esta hora?- quizo seguir refutando, en especial al notar salir del parque no mucho más atrás de ellos al sujeto que vivía en el departamento diez, a quien consideraba su enemigo personal
-¡Ay ya basta Memeth!, uno puede darse cuenta de tus ganas de renegar a kilómetros de distancia. La chica también tiene derecho a salir a pasear con su hermanito si le da la gana. Anda entremos a la casa de una vez por todas, empieza a helar- Seher para alivio de Feriha por una sola vez en la vida, intervino llevándoselo, valioso tiempo que tuvo para volverse a mirar hacia atrás y percatarse que Emir despacio caminaba hacia allí con las manos en los bolsillos y sin quitar tampoco la vista de ella.
Se despidió entonces haciéndole de la mano antes de entrar y él en respuesta le lanzó un besito, coqueto gesto que fue suficiente para ilusionarla de nuevo y elevarla a las nubes, creyendo por primera vez a plenitud que no podía ser más feliz.
Continuará...
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