5.

Travis se encontraba tranquilamente reposando acostado en su forma dragón frente a un río, no tan lejos de su torre.

—¡Hey, Travis!—

El dragón rojo levantó la mirada para ver de quien se trataba.

Era un dragón amarillo de ojos rojos, uno de sus "amigos" o algo así. Con los dragones todo era complicado.

—Storm, ¿Qué te trae por aquí?— Dijo Travis viendo al otro dragón que volaba sobre este a su alrededor.

—¡Pasaba por aquí con algunos de los chicos! Como recordé que por aquí esta tu torre decidí pasar a saludar. Pero como es de mañana se que fuiste al río. ¡Acerté!—

—Así es.—

—¿Cómo te va? ¿Aún no ha llegado nadie a tu torre?—

Travis dudó que responder.

Probablemente sería el bufón de todos cuando escuchen que no mató a un humano que trató de entrar a la torre.

Y, que este humano estaba siendo más cariñoso de lo que debería.

Lo mejor, era no mencionarlo.

—Nadie aún.— Respondió Travis.

—Oh, ¿Es así? Es una lástima, amigo.—

Storm tomó asiento a un lado de Travis, el cual, igual se levanto para sentarse.

—Lo sé.—

No todos los dragones sufrían el mismo destino.

Algunos tenían vidas más libres que otros.

—No te preocupes, igual te guardaremos un puesto para cuando decidas unirte a nosotros de nuevo.— Dijo el dragón de ojos rojos.

—Gracias, Storm.—

—No hay de qué amigo, te deseo suerte.— Dijo despidiéndose mientras agitaba sus alas para irse.

Travis solo vio como este se iba.

Como deseaba volar lejos.

Tan lejos como podría. No estar atado a una torre.

Pero no podía darse ese lujo por más que lo deseara.


Hace mucho tiempo, Una bruja maldijo a un dragón por querer matarla.

"¡Pagarás caro esto que has hecho! Tú corazón saldrá de tu cuerpo, Ni tú, ni nadie de los tuyos lo podrá alcanzar, Serán transferidos a una torre, donde vivirán sin poder volar.
Ni cerca ni lejos podrán estar, este es el destino que les voy a dar. Sigan estos pasos o morirán."

El dragón se burló, y la bruja solo se fue dejándole.

Entonces este escupió su corazón, una preciosa joya.

Cuando trato de alcanzarlo para volverlo a tragar, cada vez que se acercaba a este, un dolor muy grande le daba.

Le pidió ayuda a su esposa pero esta tampoco podía acercarlo ni tocarle, ningún dragón.

Simplemente lo escondió tapándole con algo.

Cuando su primer hijo nació, este no tenía su corazón en su cuerpo, no estaba, pero estaba vivo.

Cuando este creció le dijo a su padre que le dolía algo, donde debería estar el corazón.

El padre pensó en el conjuro de la bruja, su corazón debía de estar en una torre y tenía que buscarlo.

Fue con su hijo volando hasta que este sintiera la torre donde este su corazón.

Al llegar, este no podía acercarse, pero dentro ya estaba habitado por una princesa.

Se puso la joya como un collar, le encantaba.

Los dragones no dejaban que fuera rescatada , porque perderían la joya pues no pueden dañar lo que esta alrededor de la joya, solo podían evitar que saliera de la torre.

Todos los hijos de este dragón, sufrieron esa maldición.

Todo descendiente de ese dragón tenía que buscar su corazón.

Incluyendo a Travis.



Travis levantó su mirada.

Sentía algo.

Alguien trataba de entrar a la torre.

Rápidamente alzó vuelo y fue donde estaba su torre.

No podía alejarse demasiado después de todo, así que llegó rápido.

Al ver quién era, era Lucas.

—¡Alejate de allí!— Dijo acercándose donde esta volando.

El humano estaba en la puerta de la torre y se detuvo al ver a Travis.

El dragón tomo su forma más pequeña y quedó frente a este.

—No puedes estar dentro.— Dijo Travis.

—Pensé que estarías dentro, no te veía.—

—Pensé advertirte el primer día que te vi que no entraras aquí.—

—¿Hay algo que ocultas?—

—Eso no debería importarte.—

—Eso es como un sí.—

—¿Y qué?—

Travis estaba más molesto que de costumbre, y eso el príncipe lo sabía.

—Entonces, respetaré tu privacidad.—

—¿Qué?...—

—No debes querer que entre aquí por algo, ¿No? Y no quiero que me odies. así que, no volveré a entrar a la torre.—

Travis no esperaba ello.

Pensaba que el príncipe iría corriendo a ver que era lo que había dentro.

Pero el era diferente.

Más de lo que imaginaba.

—...Gracias.— Dijo el dragón.

—Esperaré el momento para que confíes en mí. Bueno, tardé mucho esperándote, hoy tengo que arreglar el lugar donde me quedaré para la próxima semana si es que quiero quedarme cerca tuyo, ¡Adiós, Travis!— Dijo sonriendo y guiñándole un ojo para luego irse.

Aquel humano...

Era inquietante.

Molesto.

Pero...

Debía admitir que era más agradable de lo que pensaba.

—...Me hubiese gustado que se quedara un rato más...— Murmuró el dragón.

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