14.

Conocer el castillo se volvió el nuevo pasatiempo de Travis, había mucho por ver, incluso aunque Lucas estaba ocupado por deberes reales, conseguía todo el tiempo para visitarle, mostrándole mapas de lugares por conocer, lugares a los cuales podrían viajar, porque eso fue lo que había prometido. 

¿Su corazón? Bueno, en realidad, Lucas pensó en una buena forma de tenerlo sin que se pierda, y fue haciendo un collar especial donde estuviese bien guardado y protegido. Debía decir que le quedaba bien, una joya creada para lucirse, pero Lucas no permitía que nadie se acercara demasiado, celando aquella gema con su vida entera.

Sobre la parte de noviazgo estaban en eso, Lucas siempre compartía las comidas con él, caminaban juntos por los jardines y Lucas se encargó de buscarle cualquier cosa que necesite, como ropa especial para el, llenando su closet y demás, también se tomó el tiempo de disfrutar siempre de ver aquel anillo de promesa en su mano, tomarlo de la mano era un sueño hecho realidad.

Respecto a Storm, resulta que el antiguo rey terminó aceptando a regañadientes que su preciado hijo menor también "adoptara" a un dragón, ¿Quién era el para separarlos? Ahora podía ver como el príncipe Gabriel paseaba en los jardines mientras lleva de la correa Storm cual perro. 

Todo apuntaba a un futuro prometedor, una semana para la gran boda, todo el reino esperaba la boda del siglo, un príncipe y un dragón.

Nadie hubiese pensado que sería posible.

Un príncipe que rescata al dragón y no a una princesa.

Aquel día Travis caminaba por los pasillos, había un sitio que era la primera vez que iba, el salón de reuniones del rey, Lucas le llamó a ir, así que no se demoró en apresurar sus pasos, no lo había visto desde el desayuno, no lo deseaba admitir, pero estar con Lucas se volvió su felicidad habitual. 

—Lucas.—Saludó sonriendo el dragón mientras entraba.

—¡Travis! Aquí estás, te extrañaba.—

Era una habitación espaciosa, había una mesa redonda en el medio, ventanales y plantas en macetas para decorar. Pero la atención del dragón fue fijada en una gran pintura levemente cubierta por cortinas.

Una mujer mayor, cabello rubio y ojos rojos, además de una especie de gema en su frente. 

Travis reconocía ese rostro.

—¿Travis?...—El nuevo rey estaba preocupado al ver la conmoción en su rostro.

—¿Quién es ella?...—El dragón señaló a la mujer.

—¿Ella? Es la primera emperatriz del reino de trébol rojo, algo así como la abuela de la abuela de mi padre, es de la familia, de ella viene nuestro apellido.—

Travis bajó la mano, retrocediendo unos pasos con horror. 

—¿Qué sucede? Travis, me estás asustando.—El joven rey se acercó y lo agarró de las manos.

—...Ella es la que maldijo a los dragones.—Miró entonces a Lucas.—Tu eres descendiente de esa bruja.—El dragón recordaba la pintura en su hogar, una bruja horrible de ojos rojos y una gema en la frente.

Hubo silencio, Lucas lo soltó, comenzando a reflexionar aquello, no era posible, entonces eso quiere decir que es familia de los culpables, es su culpa que Travis no pueda ser libre. 

No pasa un segundo más y el de cabello rubio se retira de allí, no quiere ver el rostro de rechazo o decepción de Travis, no está listo para eso, no es justo que justo cuando todo iba a estar bien, las cosas no serán así. 

Necesita hablar con su padre.

Lucas entró a la habitación de su padre, el cual estaba viendo por el ventanal, de pie.

—Padre, necesito hacerte unas preguntas.—

—¿Sobre el matrimonio? Solo trata de que tu novio no queme algo.—

—No es eso... Es sobre la abuela Beatrice.—

—¿La que inició el reino? ¿Qué sucede con ella?— Se giró a ver a su hijo.

—¿Ella era bruja?...—

—Bueno, tenía gustos cuestionables... Casi como tu.—

—¿Qué quieres decir?—

—Le gustaban los dragones.—Siente un escalofrío.—Estoy comenzando a pensar que ese fetiche es de familia.—

—Es imposible, ¿Entonces por qué maldijo a los dragones?—

La sonrisa en el rostro del padre se desvaneció, entonces caminó hasta su cama, agachándose para levantar un pedazo del suelo que era falsa y sacaba una muy antigua caja de cuero.

—Esto era de ella, decía que era importante mantenerlo en el palacio.—Explica el padre, dejándolo en la cama.

Lucas abrió la pequeña mochila, encontrando polvo, una pequeña libreta y una joya verde en forma de corazón, más no tenía brillo alguno.

—Esto es...—Lucas no podía creerlo.

—El corazón de un dragón muerto.—Explica Leonard.—Lo dice en su libreta, solía anotar algunas cosas respecto a eso.—

Quizás al leerlo tendría alguna explicación, una respuesta. 

"Había una vez un tonto dragón egoísta, era un dragón del bosque. Su nombre era Elian, y una bruja se enamoró de él. 

Se amaban, pero la bruja era humana y los humanos no podían estar junto a otra criatura, mucho menos con un dragón, quienes eran poderosos y sabios, era incomprendido.

Elian pensó en irse para evitar pelear por amor, dejando a una joven mujer bruja con su cachorro que era un dragón de lava, pero como también era algo no bien visto, Elian se llevó a su hijo, abandonó a su mujer, encima se atrevió a nunca decirle a su hijo la verdad, contándole lo malos que son los humanos, enseñándole a ser un egoísta de mierda.

Cuando la mujer vio a su hijo, fue con ojos llenos de emoción, pero se volvió un maldito dragón sin corazón.

De la rabia, la bruja lo maldijo. 

El dragón huyó y pronto volvió a aparecer Elian para buscar venganza, los dragones son vengativos, pero al ver que era ella, pensó en huir, las brujas también son peligrosas.

Y así es como le arrancó el corazón tal cual como él se lo rompió a ella.

Esa bruja era yo.

...

Nunca levantaré mi maldición hasta que el último de su descendencia muera.

La única forma de que se detenga es cumplir el sueño que yo no pude lograr. 

 Un corazón que no huya, un amor que no se esconda.

Un dragón que no sea de piedra."


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