●CARTAS DE LAUREN●

•Hace mucho que olvidé como suena tu risa cuando reías de mis absurdas bromas. Hace mucho perdí tu aroma y no he vuelto a encontrarlo en ningún lugar.
Hace mucho..., hace demasiado tiempo que estoy en este lugar y estoy muriendo•

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•Cuándo él nació era pequeño, muy pequeño..., "Lawrence" así lo nombramos porque era un variación de mi propio nombre y tú querías honrarme y adorarme por darte un heredero, pero más que eso, por darnos la oportunidad de ser padres•

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•¿Tú...? ¿Tú me recuerdas o me has borrado ya de tu mente y de tu corazón? Hay días en los que quisiera arrancarte de mi pecho y dejarte atrás, pero no puedo..., no puedo, porque soy una cobarde y no puedo dejar ir lo único que ha sido bueno y hermoso en mi vida•

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•Will... Will, así te llamaba yo, no "majestad", no "rey", nunca "alteza"..., tú y yo éramos iguales, tal vez no ante el mundo, pero si en entre aquellas cuatro paredes  dentro de Briansk que alguna vez llamamos hogar•

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•A veces no recuerdo tu rostro. A veces eres un nombre y un sentimiento. A veces solo eres una bruma distante y, en otras ocasiones, eres mi vida y mi corazón entero•

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•Peleas una guerra perdida, eso dice mi padre, ese maldito bastardo. Él dice que no cederá, que acabará contigo sea como sea y, hay noches, cuando usa mi cuerpo y quiebra en mí los pocos fragmentos que me quedan..., que le creo•

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•Luckyan está enamorado, lo veo en sus ojos, en la forma en que habla y se mueve. Ama a alguien, pero se ha quedado callado cuando le he preguntado sobre ella, "No está listo todavía" es lo que me dijo. Y lo envidio, lo envidio por soportar el dolor de los golpes que recibe de mi padre y lo envidio por estar enamorado, por tener a alguien a su lado•

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•¿Cómo sonaba mi nombre en tus labios? ¿Cuál era el color de tus ojos? ¿Cuánto me amas todavía?•

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•La guerra continua, no parece que vaya a detenerse nunca... Para, William, para. Solo deja de luchar, yo no volveré, no tengo la fuerza para hacerlo, ahora ya no•

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•Nuestro segundo hijo..., su nombre fue Laurie, otra variación de mi nombre, he olvidado su rostro y el amor que alguna vez sentí por él•

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•Una habitación gris y fría, me encadenó como si yo no fuera más que una bestia en lindas sedas y se olvidó de mí por algunos días. A veces lo hace, cuando cree que tú y tu ejército están cerca, me lleva a otro lugar fuera de Mariehamn, fuera de todo..., y me encierra por días. Al menos me deja sola, al menos no debo verlo y sentirlo•

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•Ella me mira y me mira. En ocasiones pienso que va a disculparse que dirá que todavía me ama y que me ayudará a salir de ahí, pero mi madre es solo una oveja que sigue a su rey, moriría por él, estoy segura•

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•Luckyan cena conmigo todas las noches, cuando el deber de su título no lo mantiene ocupado o distante. Viene a mi habitación y habla y me escucha y muchas veces he querido contarle la verdad sobre ti y sobre mí, William, pero algo me detiene, algo profundo y patético..., el miedo•

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•Me gustaría volver a oír tu voz ronca y tu risa. Me gustaría que me rodearas con tus brazos y me protegieras del mundo..., pero ya no estamos juntos. Somos ahora dos almas vacías y más y más vacías•

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•Oí decir que invadiste Tuuk. Oí que tus soldados quemaron a los de mi padre y que luego huyeron de nuevo a Minsk. Mentira. Una absurda mentira, lo sé. ¿O a caso es que te has convertido el monstruo que todos temen? •

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•Lorin, así se llamó nuestro tercer hijo, otro varón, uno pequeño y hermoso o es lo que este estúpido corazón recuerda•

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•William. Lawrence. Laurie. Lorin.
Digo sus nombres en la oscuridad de aquella prisión. Digo y escribo sus nombres para que la neblina de mis recuerdos no los entierre junto a mi alma quebrada.
William. Lawrence. Laurie. Lorin•

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•Duele. Siempre es doloroso, siempre hay lágrimas y súplicas, pero él no se detiene y sé que nunca lo hará y, he aceptado, he aceptado mi destino•

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•Luckyan con el ojo morado y el labio partido. Luckyan con una infinidad de golpes que oculta tras una máscara de indiferencia y tranquilidad. Ojalá pudiera ser como él..., y dejarlo pasar, dejar que todo fluya sin más•

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•Josephine, ese es el nombre de la plebeya de la que se ha enamorado Luckyan, cuando lo dijo sonrió, sonrió de verdad y vi amor, un amor profundo en él. Me sentí triste, porque en esta vida nunca podrían estar juntos, quizá, en otra, podrían vivir felices..., muy felices•

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•He dejado de comer, ¿qué sentido tiene cuando mi alma sangra tan profundamente que es imposible ignorarla? He dejado de dormir, porque tal vez sueñe contigo y nuestros hijos y al despertar me los arrebaten de nuevo. He dejado de desear volver, porque en el fondo sé que está prisión es permanente. También he dejado de pensar en ti, William, por que evocar tu recuerdo solo me daña más•

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•He gritado tanto..., desearía estar muerta. Si hay alguien allá arriba, si alguien escucha nuestros sueños y plegarias, ¿por qué no me deja morir por fin?•

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•MUERTOS. MUERTOS. MIS HIJOS,  MIS PRECIOSOS NIÑOS, ESTÁN MUERTOS.

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•El rey dice que los mataste, que les cortaste el cuello..., sé que no es verdad, sé que tú no harías algo que los dañara..., pero él, sí. Grité, grité mucho, pero eran tantos y mataron a todos y me arrastraron y me llevaron con ellos•

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•EL hombre que me rescató antes murió en la horca, no quise comprobarlo. Iniciaste la guerra después de que me llevaran, ojalá que no te veas en la necesidad de asesinar personas inocentes, no podría vivir con la culpa•

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•Luckyan fue enviado a la guerra, al frente de la guerra•

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•Los días son igual de grises siempre, todos los días que despierto son grises y me causan náuseas y deseo con todas mis fuerzas morir•

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•EL baile para encontrar esposa a Luckyan se celebrará en dos días, estoy triste por él, por Josephine..., No estaré ahí, no podré verlo bailar con las candidatas y escoger una esposa "digna". Él ha dicho que iré lejos, a la prisión que siempre está preparada para mí•

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•La historia de Josephine me golpeó con fuerza, ella y sus hermanas vendidas como ganado..., pero ella es valiente y fuerte, y ama lo suficiente a su hermana Theresa para seguir buscándola incluso en los confines del mundo•

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•Estuviste aquí en Loramendi, en Mariehamn y yo no estuve aquí para que me llevaras contigo de regreso a nuestra nación. Ojalá lo hubieras matado. Ojalá hubieras matado a cada persona dentro de Loramendi..., ojalá•

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•La soledad había sido una vieja amiga, pero ahora ha comenzado a clavar sus colmillos en mí y me ha devuelto una mirada oscura... Estoy enloqueciendo, de a poco, pero lo sé, lo siento•

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•Ya no recuerdo como era Briansk. Ya no recuerdo como era nuestro dormitorio en el palacio y muchos menos cómo era vivir y respirar a tu lado. Te has borrado paso a paso y día con día. En ocasiones pienso que solo fuiste un buen sueño y, en otras, una pesadilla hermosa capaz de matarme con tu ausencia•

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•El silencio, solo silencio• 

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•Escuchó las voces en mi cabeza. Las escuchó y las hago a un lado, todavía no..., todavía no•

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•EL sabor de la sangre en mi boca, un regusto amargo. Mi cuerpo desnudo entre sábanas oscuras y doradas. Su voz en mi oído, la voz del rey, de mi padre. Nadie hizo nada nunca, ahora poco me importa•

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•La mirada de la reina, mi madre, es un pozo sin fin de amargura, recorrió mi cuerpo con esos ojos que alguna vez me parecieron hermosos, ve en mí la belleza que ella misma tuvo y que se ha ido desgastando y acabando con los años. En esa mujer solo hay rencor, un rencor que crece y crece igual que yo•

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•Rosas. Te dije que me gustaban la rosas y por días plantaste con tus propias manos, a pesar mis protestas y la de los sirvientes, un campo hermoso..., muy hermoso•

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•Comenzaste una guerra por mí•

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•Me estoy muriendo. Me estoy apagando. Me siento vacía. Estoy vacía•

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•WILLIAM• •LAWRENCE• •LAURIE• •LORIN•

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《LAWRENCE J. BASKERVILLE》

Dejé aquellas cartas sobre la arena oscura, la brisa marina alborotó mi cabello y lleno mi boca con el suave sabor de la sal. Las lágrimas se deslizaron por mi mejilla frías, pero el viento se las llevó lejos una tras otra.

Mis manos temblaron cuando aferré de nuevo las cartas sobre mi pecho, todas y cada una de ellas escritas por el puño y letra de mi madre. Estaban mezcladas entre el pasado y el futuro, pero eran hermosas y dolorosas, ella había sufrido tanto..., y tantos años.

Un agujero se abrió con fuerza dentro de mi pecho y comenzó a doler, respiré hondo y volví a observar la última carta que había escrito, solo nuestros nombres con aquella caligrafía elegante y regia. Busqué una más y leí.

•Dicen que quieren sacarme de aquí. Josephine dijo que daría su vida por sacarme, ¿por qué? ¿Por qué lo haría cuando yo misma no he hecho nada por querer volver?

Me tragué el nudo que se había formado en mi garganta. Era verdad que la había juzgado mal, ella, mi madre, no era más que un alma rota y abandonada, ahora entendía un poco lo que la había llevado a quedarse en esa prisión, pues estar ahí, hacia que no tuviera que enfrentarse a la realidad de que realmente estuviéramos muertos y de que mi padre hubiera sido el asesino.

Guardé las cartas dentro de mi abrigo junto a mi corazón y contemplé aquel mar gris que se extendía hasta el horizonte, escuché las olas rompiendo contra los acantilados y el grito de las gaviotas. El sol se alzaba perezoso encima de mi cabeza y me di cuenta que podía perdonar a mi madre, quizá no del todo, pero podía empezar a sanar.

Una mano fuerte se posó sobre mi hombro, me di cuenta que no había escuchado sus pisadas sobre la arena y la piedra, sin embargo, me alegré al verlo ahí con su porte regio y la sonrisa que solo tenía dedicada a su familia.

—Padre —saludé y él se sentó a mi lado, sí, el rey de Minsk, se sentó sobre la arena semihumeda de aquella costa tranquila—. No pensé que vendría hasta aquí, padre —dije y él se encogió de hombros.

—Quería darte espacio para pensar y que pudieras leer lo que tu madre escribió durante su encierro —dije con una voz suave.

—¿Lo ha leído padre? Las cartas, quiero decir.

—Todavía no —murmuró—, pero me imaginó lo que ella escribió, el dolor y la soledad.

—Entiendo.

—Perdóname —se disculpó, me miró y en sus ojos cafés había remordimiento y dolor. Guardé silencio—. Perdóname por no haber liberado a tu madre antes, por dejar que pasara esos años sola en aquel lugar. Perdóname por no haber invadido antes Loramendi y...

—No —respondí y suspiré—. Las personas en Loramendi no tenían la culpa de lo que su rey hizo y nosotros no teníamos derecho a entrar por la fuerza.

Él me miró durante algunos segundos asintió despacio ante mis palabras y luego miró el mar.

—Amé a tu madre con todo mi corazón y cuando ustedes nacieron ella los amó a cada uno de ustedes con la misma intensidad —susurró, fue mi turno de asentir, porque ahora lo creía.

—Toma —dije mientras sacaba las cartas de dentro de mi abrigo, mi padre las aceptó, sus manos temblaron con fuerza.

—¿No quieres seguir leyendo? —preguntó mirando aquel montón de pergaminos arrugados.

—Leí lo que necesitaba, estoy bien ahora —respondí, mientras sonreía hacia el mar.

—¿Todavía la odias? —Me volví para mirarlo, así que mi padre lo había sabido todo este tiempo, me encogí de hombros.

—Después de leer eso, creo que he comprendido su dolor. —Me puse de pie y sacudí la arena de mis pantalones—. No la odio, todavía hay un poco de rencor en mí, pero no el suficiente para seguir odiándola, ya no, él asintió y sonrió, le tendí una mano y él la tomó con fuerza, se puso de pie.

—¿Dónde están Laurie y Lorin?

—Con Josephine en la casa —respondió mi padre y guardó las cartas en el bolsillo de su abrigo.

—Vamos entonces —dije con una sonrisa y él asintió, volvimos a la casa un suave silencio que ya no era incómodo entre nosotros, que ya no dolía como antes.