CAPÍTULO 27.
《JOSEPHINE ASTLEY》
Observé el semblante tranquilo y pensativo de aquellas personas, ninguna dijo nada mientras les contaba mi historia y todo lo que había tenido que vivir antes de por fin llegar ahí. Era verdad que cada vez que volvía sobre esos recuerdos la herida sangraba y sangraba y dolía tanto que en ocasiones pensaba que quizá nunca iba a arreglarse, sin embargo, sabía que era necesario para que ellos me creyeran.
Alfred suspiró con pesar, nunca había hablado realmente con él, pero aquella noche parecía compartir y vivir mi propio dolor y aunque sonaba mal, agradecía que todos aquellos estuvieran rotos —al menos un poco—, porque de esa forma no era tan difícil convencerlos de que me creyeran aunque, claro, nunca se sabía.
Las otras dos mujeres mantenían su expresión tensa, una de ellas era rubia de ojos verdes y hermosos, su barbilla temblaba y había lágrimas gruesas empañando sus ojos, pero que no las había dejado caer en ningún momento. La otra era una mujer de unos cincuenta años de rostro delgado y facciones delicadas, pero gastadas con el paso de los días, respiraba superficialmente y clavaba sus uñas en sus palmas.
—No voy a forzarlos a hacer nada si no quieren... —dije y mi voz tembló—. Solo quiero que sepan y entiendan que Minsk no es el enemigo, que el enemigo verdadero siempre ha estado aquí con nosotros y lo llamamos rey.
—Mi hijo —dijo la mujer, quien alzó la mirada para encontrarse con la mía, su nombre era Rose—, al igual que tus hermanos murió en la guerra... una guerra contra Minsk. ¿Por qué debería apoyar esto? ¿Por qué debería apoyar al rey William?
La miré, sí, tenía razón y mucha, pero no podía hacer nada, sabía que la guerra nos había arrancado mucho más de lo que teníamos y no podía justificarlo de ninguna manera.
—Lo sé, y lamento mucho su pérdida. Al igual que todos aquí, mis hermanos murieron en esa guerra y no hay día en el que yo no sufra por ello o por mis hermanas arrastradas a una vida de temor y jamás voy a perdonar lo que me hicieron, pero he estado en las dos naciones y he visto a sus gobernantes y he entendido sus historias. Esto no va a traer de regreso a sus muertos ni mucho menos va a sanar sus corazones, lo sé mejor que nadie, pero podemos hacer una diferencia y lograr un mejor futuro para los niños de esta nación y para nosotros mismos.
Se quedaron callados mirándome, sopesando mis palabras y buscando las propias para contradecirme, eso lo sabía.
Me moví incómoda en mi silla y rodeé mi taza de té con las manos, se había enfriado hacia mucho, pero al menos me consolaba un poco.
—¿Cómo sabes que el príncipe Luckyan será mejor rey? —preguntó la mujer de ojos verdes, se llamaba Irina.
—Conoces al príncipe Luckyan, Irina, él fue quien te trajo al palacio cuando te encontró en las calles de aquel burdel —respondió la señora Edwards, Irina se encogió de hombros, pero no dijo nada más.
—Tenía una esposa antes de venir aquí, una esposa violada y asesinada por esos a quienes se hacen llamar protectores del reino. Soldados de nuestra propia nación creyeron que mi hermosa Emilia, no era más algo con lo que pasar el rato mientras patrullaban las calles de Ribe y yo trabajaba lejos de casa. —La voz de Alfred fue suave, había en ella melancolía y rencor.
—Lo lamento, Alfred —dije desde el fondo de mi corazón, él suspiró y me miró durante una fracción de segundo antes de asentir.
—Te ayudaré, Josephine. Porque sé que nadie más se habría atrevido a hacer y pasar todo lo que tú has hecho y pasado solo por salvar a su hermana y a tu príncipe —dijo y me regaló una ligera sonrisa que transformó su rostro tosco en uno amable y tranquilo.
—Gracias. De verdad muchas gracias, Alfred —agradecí y tomé su mano con la mía con cuidado y él la estrechó despacio—. Bien, Irina, Rose, gracias por escuchar. Agradecería que no dijeran nada de esto a nadie, entiendo sus razones para dudar también las tendría, pero aún así gracias —dije aunque las lágrimas se acumularon rápidamente en mis ojos, ellas asintieron, se pusieron de pie y salieron de la habitación.
—Será difícil convencerlos de ayudar
—murmuró Alfred—, han vivido demasiado afuera y dentro de estas paredes, no las juzgues, son buenas personas y quizá luego de meditarlo un poco podrán darse cuenta que esto es lo mejor para todos.
—Sí, eso espero.
❁❁❁❁❁❁❁❁❁
La mañana siguiente Olive y yo caminamos rápidamente por el pasillo hacia la habitación de la reina, ambas cargabamos sábanas recién lavadas y cortinas de las manos para arreglar la habitación.
Un par de golpes en la puerta y la reina Elizabeth nos hizo pasar con un ligero "adelante" , entramos con pasos firmes y la reina se dejó caer sobre la silla frente al tocador, se miró en el espejo durante unos minutos.
Olive y yo nos movimos rápidamente quitando las sábanas de la cama y colocando nuevas, la reina siguió mirándose en el espejo con aire pensativo casi ausente, sentí pena por ella, pero desapareció cuando recordé su cobardía y la falta de amor hacia sus propios hijos.
—¿Después podrían arreglar la habitación de la princesa Lauren? —fue una pregunta triste, cargada de sentimiento incluso temor.
—Por supuesto, majestad. ¿Vuelve ya la princesa de su viaje al norte? —preguntó a su vez una animada Olive, porque esa era la versión oficial, que la princesa Lauren había hecho un viaje al norte a Lahti donde vivía una hermana de la reina Elizabeth, una vil mentira.
—¿Qué? —El rostro de la reina se llenó de duda, luego se encogió de hombros y asintió despacio—. Sí —fue su respuesta.
La observé con cuidado, sus hombros hundidos y su postura desgarbada, habían ojeras bajo sus bellos ojos y su cabello siempre inmaculado había perdido parte de su brillo y mechones blanquecinos asomaban aquí y allá. Su cuerpo había adelgazado casi al extremo, pero eran sus ostentosos vestidos de sedas y vaporosas telas los que la hacían ver normal. Aquella mujer se estaba consumiendo lenta y dolorosamente a la vista de todos, pero nadie parecía notarlo.
Olive siguió hablando cada vez más animada y sonriente.
—Me alegro tanto que la princesa vuelva, nos hará muy feliz a todos poder atenderla de nuevo y llenarla de pasteles que tanto le gustan —murmuró y la reina clavó sus ojos a través del espejo en ambas.
—...Sí a mí también. Ayúdame a prepararme —me dijo—, iré a la iglesia. —La última palabra se atoró en su garganta, casi la escupió, me apresuré a hacer lo que me pedía antes de que recordara que tenía doncellas para eso.
Cuando la reina estuvo vestida con un hermoso vestido de color marfil, perlas a juego y el cabello trenzado sobre su cabeza como una corona salió de la habitación con pasos rápidos.
Me quedé mirando el tocador donde una llave de hierro descansaba sobre la madera blanca, suspiré, podría tomarla y liberar a la princesa Lauren, pero ni siquiera sabía donde se encontraba y además pronto "volvería de su viaje" . Negué con la cabeza y dejé la llave tranquila.
—Terminemos aquí rápido y vayamos a la habitación de la princesa —murmuró Olive y así lo hicimos.
❁❁
La habitación de la princesa Lauren estaba en silencio cuando entramos. Un libro a medio leer, una taza de té volcada, el líquido había manchado y arrugado las páginas del libro. La cama revuelta y el vestido azul tirado sobre el suelo. Había polvo por todos lados y el olor a humedad se filtraba como si la habitación no hubiera sido ventilada en semanas, muchas semanas.
—¿Cuándo desapareció? —pregunté, Olive negó con la cabeza.
—Hace mucho, no lo sé realmente.
Inspeccionamos la recamara mientras yo limpiaba el polvo de los muebles y Olive colocaba sábanas limpias en la habitación. El jardín que Luckyan le había regalado a la princesa había sido destruido y cada rosa arrancada y pisoteada, respiré hondo porque era así justo como yo misma me sentía y una parte de mí solo quería huir.
—¿Crees que ella todavía esté aquí en el palacio?
—Probablemente sí, el ala oeste está cerrada para todos los sirvientes desde hace un tiempo —dijo en un suave murmullo mientras de acercaba a mí con los brazos llenos de sábanas sucias y el rostro triste, miró el jardín y suspiró.
—¿Cuánto tarda normalmente la reina en volver de la iglesia? —pregunté, Olive me miró con preocupación.
—No Jo, por favor no intentes ir a ese lugar por tu cuenta.
—¿Por qué?
—El ala oeste es también donde están los aposentos del rey Eadred, si te encuentra no quiero pensar en lo que podría pasar... —Su mano apretó con fuerza mi antebrazo, y se mordió el labio.
—Pero...
—No, Josephine. De cualquier manera pronto liberaran a la princesa donde sea que este. No pienso dejar que hagas esto —susurró con pesadez, sus uñas se hundieron en mi brazo lastimando mi piel.
—¿Qué sucede, Olive? ¿Estás bien?
—Jo, ya has hecho mucho y pasado por mucho en tan poco tiempo... No voy a dejar que hagas esto, ya he visto lo que el hambre hizo en ti cuando llegaste aquí, lo que el calabozo grabó en tu alma y lo que esos malditos soldados hicieron con tu cuerpo... No, Josephie, no puedes seguir arriesgando tu seguridad —respiró hondo—. Entiendo tu propósito, entiendo todo lo que deseas hacer y lograr, pero si yo fuera tú, cuando el príncipe este fuera escaparía con él tan lejos de aquí como me sea posible y viviría una vida feliz, una vida tranquila porque te lo has ganado.
La miré, sus ojos almendrados llenos de lágrimas y un dolor genuino que nunca había visto en ella, la abracé con fuerza.
—Gracias... gracias, Olive —susurré, ella asintió despacio y cuando me alejé limpió sus lágrimas con el dorso de la mano, sonrió, una sonrisa ligera y triste—. Pero necesito hacer esto, no porque me sienta obligada o algo parecido, pero necesito hacerlo porque todos y cada uno de nosotros merecemos más, mucho más.
Ella me miró un momento, asintió despacio y luego negó con la cabeza suavemente, la sonrisa se mantenía, pero ahora era un poco menos triste que antes.
—Vamos entonces, te llevaré al ala oeste, pero si no encontramos a la princesa ahí, volveremos de inmediato.
—Bien, sí.
Salimos de la habitación y volvimos por la llave a la recámara de la reina, con ella fuertemente aferrada a mi mano caminamos despacio hacia el ala oeste esperando no encontrar al rey o alguno de sus guardias mientras figíamos ir y limpiar.
No resistí el impulso de publicar este capítulo mañana así que, ahí lo tienen 😅 espero les guste y puedan dejarme sus comentarios siempre me animan mucho a seguir escribiendo ❤️
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