CUEVA

El pantano se continuaba tornando oscuro, el aire era denso, podía notarlo en todos, se sentían mal. Caminaron un poco más hasta que Dazai suspiro – Todos, entren a la cueva – y todos obedecieron, estaban agotados.

Dentro de la cueva, Chuuya y Kyouka se las ingeniaron para tener fuego, la luz y el calor estaba quitándoles aquellos malos pensamientos a todos. Tora por su lado se había vuelto a acostar, de hecho, todos aprovecharon para descansar, excepto Dazai y Akutagawa quienes se miraron el uno al otro. – dígame, Dazai-san.

― ¿si?

― ¿Por qué hacemos todo esto? ¿Qué paso con el príncipe?

― El príncipe... - suspiro Dazai – Debiste ser muy joven cuando lo llevaron, imagino que no lo recuerdas

― En absoluto.

― El príncipe siempre fue un chico amable con todos y muy alegre, pero un día, un hechicero malo lo quiso llevar consigo, ya que el príncipe tiene unos ojos especiales para encontrar cosas.

― ¿En verdad?

― Sí, así es. El hechicero que lo quiso llevar era del grupo de Oro, hubo un grupo de hechiceros que lo defendieron, eran los tres grandes, lo llamamos. La gran manzana

― ¿Qué paso con los otros integrantes de la gran manzana?

― Han dedicado sus años a proteger al príncipe. Aquel hechicero desapareció y lo único que sabemos es que en cuanto sepa del príncipe, volverá para tomarlo una vez más.

― Entiendo, significa que debemos cuidar muy bien al príncipe

― Así es.

― ¿es por eso que han que pasar por tantas cosas?

Dazai le sonrió. – Si, cuando realmente quieres algo, el camino es lo difícil pero el llegar te da grandes satisfacciones

Akutagawa suspiro, no necesito mucho para dormirse. Dazai miro a Tora – Así como reunir todo lo que se necesita... 

...

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