28
Jimin había llevado al rey Min a su habitación para poder hablar tranquilos y sin que nadie los molestará, al llegar Jimin se sentó en la cama y miró a Yoongi el cual lo miraba detenidamente.
—Para ser un rey fuiste muy ingenuo. —hablo Jimin. —rey Min Yoongi.
—Quién lo diría. —dijo Yoongi.
—Sabía que nadie me iba a buscar en tu palacio. —lo vio. —así que entrar en tu palacio fue mi único objetivo, ver que caíste tan fácil lo supe desde el lago; supe que era fácil engañarte.
—Me ocupaste. —hablo.
—Así es. —sonrió. —¿En serio no te diste cuenta?
Yoongi miró al chico el cual se levantó y caminó a la puerta y se apoyó en ella para verlo.
—Por un momento pensé que eras diferente. —dijo. —por un momento pensé que era dulce y amable, pero me equivoqué y ahora mi hijo no crecerá con un padre como tú.
—¿Hijo? —se acercó al chico. —pero tú abortaste, lo perdiste.
Jimin soltó una sutil carcajada mientras se paseaba por la habitación y luego se detuvo en la ventana, a pesar de verse gentil sus acciones eran hostiles ante el rey.
—Tu no sabes lo doloroso que fue para mi saber que tu estrés e irá lo descargaste solamente en mí. —tomó una rosa y la olió. —ese día aún con miedo te iba a decir lo de mi estado, pero tú elegiste perder a tu hijo.
—No tienes derecho. —se quiso acercar, pero Jimin lo señaló con la rosa.
—Si tengo porque también es mi hijo, pero tú tienes a tu esposo él puede darte un hijo.
—Ahora no te conozco. —dijo Yoongi. —no eres aquel lindo chico que conocí.
—No me culpes a mi rey Min, además ese chico era falso nunca existió. —camino a la puerta y la abrió. —al cometer un grave error y yo te lo advertí, te dije que te ibas a arrepentir.
Yoongi salió de la habitación y caminó por todos los pasillos hasta que encontró a su esposo el cual lo abrazo, el pálido ni siquiera lo toco solo se quedaron ahí hablando.
—Él es muy cruel. —hablo. —además se parecía a tu concubino.
—Él murió junto con mi hijo Hoseok. —lo vio serio. —alégrate de que ya no tienes que lidiar con él.
—Rey Min, Rey Hoseok. —escucharon una voz.
Ambos se giraron y vieron al castaño el cual venía hacia ellos con un traje vino, con joyas en su cabello y manos, él se acercó y sonrió.
—Lamento todo el alboroto que se ha creado hoy. —dijo. —pero debo de poner mano firme si quiero que mi reino sea próspero y respetado.
—Debe de ser difícil. —hablo Hoseok. —reinar tú solo un reino.
—Así es. —sonrió. —pero me alivia saber que aún hay personas leales a mi reino Rey Hoseok.
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