19

El rey Yoongi había pasado el resto de la mañana junto con Jimin el cual estaba feliz de pasar tiempo con el mayor, en esa ocasión ambos estaban en la pequeña sala de tomar el té en el lago, Jimin le hacía un suave masaje al pálido el cual disfrutaba de la compañía del chico.

—¿Ya pensaste en que me darás para mí cumpleaños? —preguntó el pálido.

—Sí, majestad. —se detuvo y se puso enfrente del rey. —solo que necesitaré unas cosas.

—Puedes pedirlas. —sonrió. —tendrás todo a tu disposición.

—Pero no puede preguntar. —habló Jimin mientras lo señalaba con una sonrisa. —sería hacer trampa y quiero que mi regalo sea una sorpresa para usted.

Yoongi sonrió y lo atrajo a él para abrazarlo y llenarlo de besos que Jimin aceptó gustoso, pero se tuvieron que alejar. Jimin se levantó y al ver al otro príncipe hizo reverencia, se giró para ver al pálido y le sonrió.

—Me retiro majestad. —le dijo.

—Te veré después. —hablo Yoongi.

Jimin asintió e hizo reverencia cuando paso a la par del otro solo lo vio y se fue, Hoseok se sentó a la par del pálido y lo vio. Estaba molesto que solo le tomara atención al concubino y no a él que sería su futuro esposo.

—¿Ya pensaste cuando le dirás a todos sobre nuestro compromiso? —lo vio.

—Hoseok por favor no molestes con eso ahora. —bebió el té hecho por el castaño.

—Parece que no quieres casarte por ese concubino. —lo vio. —debo recordarte que nuestro matrimonio es decisión de tu abuelo.

—Hoseok, Soobin no tiene nada que ver aquí. —se levantó. —la boda será tres semanas después de mi cumpleaños.

El joven príncipe vio como el pálido se levantaba y se iba seguido de unos guardias, el chico estaba molesto, se iba a encargar de hacerle la vida imposible a ese concubino de cuarta. Jimin por su parte, miraba los abanicos que había pedido para el regalo del rey, le daría un hermoso baile, como la vez que lo vio bailar.

—Quiero este gris con plumas rojas. —hablo.

La mujer asintió y se lo dio, Jimin lo tomó y se puso a bailar con el abanico hasta que vio en la puerta a su guardián, Jimin lo vio y sonrió para enseñarle el abanico.

—¿El rey no se enojará si estoy aquí? —lo vio.

—Puede que le haya dicho que necesitaba ayuda para su regalo. —hablo.

—El rey te ha dado muchos regalos. —hablo.

—Le dije que no quería y él es necio. —abrazo el libro.

Jimin vio otra vez como la sombra se iba, sabía que lo vigilaban más por la llegada de un hombre a sus aposentos.

—¿En qué le ayudó? —dijo el chico.

—En darle el mejor baile que nadie en este reino puede darle. —sonrió. —es momento de que inicie la siguiente fase.

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