Capítulo 6

Jessica

Después de vomitar, no recupero la cordura en su totalidad, pero considero estar lo suficiente cuerda como para darme cuenta de lo que he hecho, internamente me regaño una y otra vez por la actitud irresponsable que tuve por beber con mis amigas y por hacer cierta escena frente al príncipe, quien no dice nada y se queda parado a mi lado con una enorme mueca de disgusto en la boca.

La he regado, es la peor cosa que he hecho en mi vida, ¿Quién vomita en los pies de un miembro de la realeza? ¡Nadie, salvo yo!

—Dios mío, lo siento mucho, en verdad, no ha sido mi intención, te lo juro —intento explicarme, mi cara está roja de la vergüenza y pienso en miles de formas para disculparme, estoy tan avergonzada de la escena que he hecho—. Voy a solucionarlo.

Pienso en que puedo limpiar sus zapatos, por lo que me agacho queriendo hacerlo.

—Jessica, ¿qué haces? —pregunta Aiden, sosteniéndome antes de que pueda tocar sus zapatos, su mirada inquietante busca una respuesta en la mía.

—¿Limpiarte?

Le pregunto, mis mejillas aún coloradas por la vergüenza que siento, Aiden frunce los labios en una mueca y niega.

—Déjalo, tenemos que llevarlas a casa, puedo asearme después.

Dice con un gesto despreocupado, pero nada contento, la escena ha sido desagradable tanto para él como para mí y no lo culpo que después de esto, no quiera verme jamás.

Aiden y su amigo, a quien se dirige a él como Castriel, nos suben al auto en que ellos han venido, Castriel le promete a Ana que podremos regresar mañana por su auto, es una fortuna que consiga convencer a la chica, a quien es difícil de hacerlo, ya en auto, Aiden conduce y Castriel va de copiloto, de vez en cuando, nos da unas miraditas, como si estuviera preocupado porque alguna de nosotros quisiera salirse del auto a mitad de camino.

Por otra parte, me duele la cabeza y no estoy segura si se deba al alcohol o al momento bochornoso que he pasado, mientras que mis amigas van riéndose de un mal chiste. Al llegar a la residencia escolar, Aiden estaciona su auto, él y su amigo se apresuran a salir y venir a ayudarnos, el semblante serio en el rostro del príncipe me dice que la situación no es de su agrado, juraría que está molesto por haberle vomitado en sus zapatos y no lo culparía, yo lo estaría.

Como mis amigas y yo no compartimos el mismo dormitorio y ellas viven en la tercera planta, las chicas se van a su dormitorio junto con Castriel, dejándome a solas con el príncipe, quien me acompaña hasta la puerta de mi dormitorio, en cualquier otra ocasión, su compañía no me molestaría, pero teniendo en cuenta que no es una buena situación, hubiese preferido que me dejará en el estacionamiento y yo venir a mi dormitorio por mi cuenta.

Introduzco la llave de mi dormitorio y, una vez dentro, Aiden se anima a entrar también.

—¿Tienes aspirinas?

Pregunta en mi dirección, ni siquiera le he prestado mucha atención, pues he corrido directo al sofá deseando descansar.

—En la alacena, segundo estante.

Le dejo saber, él da un asentimiento y se apresura a ir por una y un vaso de agua, que no tarda mucho en entregarme.

Dios mío, es muy amable a pesar de los malos hechos, ¿por qué estaba haciendo esto?

—Gracias —digo, en cuanto tomo el vaso, Aiden toma asiento en el sofá a mi lado, me llevo la pastilla a la boca y me bebo todo el vaso de agua. En estos momentos, me gustaría ahogarme en ella para no pasar más pena—. No tienes que hacer nada de esto.

Me veo diciendo, ganándome una mirada penetrante de su parte, el azul de sus ojos me resulta más intenso.

—No podía dejarlas allí con una mala borrachera, ¿sabes que es malo conducir en un alto estado de ebriedad?

—No iba a conducir.

—Quizás tú no, pero tu amiga sí —oprimo una mueca, pues tiene razón.

—Gracias por ayudar. —Es lo máximo que puedo decir, me presiono el puente de la nariz con mi mano—. Lamento mucho haber vomitado en tus zapatos.

—Descuida, entiendo que ha sido un incidente —inquiere con una enorme mueca en la boca, un pequeño silencio no tarda en aparecer, cosa que detesto porque no se me ocurre qué decir.

—Lo digo en serio.

—Te creo.

Intento poner una diminuta sonrisa, lamentablemente, el enorme dolor de cabeza me lo impide. No hay duda de que el príncipe ha sido muy amable en ayudarnos y en verdad estoy agradecida en que lo haya hecho.

—Ey, si lo vemos de un lado bueno, ahora eres tú el hada madrina.

Bromeo, una risita seca se escapa de sus labios.

—Te lo agradecería, pero seguiré dándote los créditos por ello, no podría competir contigo —dice en tono de broma, no puedo evitar sonreír.

—Seguro arruiné tus planes, gracias de nuevo, han sido muy amables tú y Castriel.

Pienso en su amigo, imaginándome que debe tenerla más difícil con las chicas.

De nuevo, hay un silencio en el ambiente que deseo romper.

—Bueno, no puedo contradecirte en eso —dice. Su honestidad me golpea, haciéndome sentir mal por arruinarle sus planes, Aiden deja caer un suspiro pesado—. Sin embargo, creo que hemos hecho lo correcto en traerlas a casa, ¿te sientes mejor?

Asiento.

—Necesitaré descansar —le dejo saber, y me paso una mano por mi cabello. De todas las pocas cosas que he hecho en la universidad, emborracharme entre semana ha sido de las peores, jamás volveré a beber si al día siguiente tengo clases—. Esto ha sido una tontería...

Me digo más para mí misma, recargo los codos en mis rodillas, soltando un suspiro pesado, segundos después, mi mirada se posa en sus zapatos, seguro debió limpiarlos un poco antes de subir al auto porque no parecen estar tan sucios como imaginaba, aun así, pienso que lo mejor que puedo hacer es limpiarlos.

Me levanto de golpe y me arrepiento en el instante porque el dolor de cabeza que estaba disminuyendo, aumenta un poco, me las arreglo para ignorarlo.

—Ven, limpiaré tus zapatos.

Con un gesto, indico la cocina esperando que me acompañe, Aiden se levanta de su lugar y me sigue, busco un trapo limpio, jabón y humedezco el trapo antes de girar a verle. Su cuerpo se encuentra recargado en el marco de la cocina observando mis movimientos, se introduce con pasos lentos hasta acortar la distancia entre nosotros.

—Tendrás que quitarte los zapatos —le indico con una mueca ladeada, en sus labios también se dibuja una mueca, pero obedece, quitándose los zapatos, me los entrega y comienzo a limpiarlos, eliminando las manchas de vómito seco en ellos, mientras lo hago, arrugo la nariz por el asco que me produce y por la vergüenza que siento—. Lo lamento, de nuevo.

Pronuncio, rompiendo el silencio entre los dos, Aiden se encoge de hombros.

—Descuida —dice, el suspiro pesado que se escapa de él me hace verlo, su mirada está fija en mí, me observa con curiosidad y me siento intimidada por ella. Parece que quiere decir algo, sus palabras nunca salen de su boca y de nuevo nos vemos en un silencio.

Cuando termino de limpiar bien los zapatos, se los entrego y se los pone de inmediato. Como siento el impulso de querer evadir la realidad por la que estoy pasando, abandono su lado para salir de la cocina, justo antes de salir, me detengo en el marco de la puerta y me giro a enfrentarlo.

—No soy así la mayoría del tiempo.

Murmuro, mi voz es lo suficientemente audible para ambos, Aiden avanza hacia mí. No sé de dónde he tenido el valor para decir eso porque de pronto me preocupa lo que el príncipe crea de mí, me preocupa el hecho de que considere que soy una especie de desastre.

Mi cuerpo está rígido y tenso esperando a un comentario de su parte que tarda mucho en llegar.

—Es una lástima, porque pareces una chica divertida.

Sus palabras consiguen sacar una sonrisa en mi boca, siento que ha dicho esto porque ha visto la vergüenza en mi rostro y tiene la intención de animarme, más espero en el fondo que sea porque me considere agradable a que lo diga por lástima.

—Sí, pero no suelo emborracharme a menudo —me animo a darle una explicación que no ha pedido—. No bebo demasiado, hoy ha sido... —Me he dejado llevar por el momento, no he pensado las consecuencias que podía llevarme después de beber en un miércoles por la noche, tampoco he previsto el inesperado encuentro con el príncipe—. En mi defensa, no pensé que volvería a verte.

—Jessica, no necesitas impresionarme. —Aiden se acerca más a mí, su cuerpo queda solo a unos escasos centímetros de distancia, sus ojos se encuentran con los míos, me muerdo el labio inferior deseando contener mis emociones, ¿por qué de pronto me interesa dar una buena impresión ante él? Quizás se deba a que me gustaría mantener contacto, es demasiado guapo como para simplemente ignorarlo, con título o son título, me sentiría atraída a él de la forma en que me siento—. Lo hiciste en el hospital.

Concluye, provocando que el rubor aparezca en mis mejillas.

Es difícil olvidar un encuentro como ese, pienso.

Una risita corta se escapa de los labios de Aiden, haciendo que alce mi mirada para verlo, pues la he desviado, la sonrisa que tiene dibujada en su boca es encantadora.

—Deberías descansar un poco, Jess.

Dice en un tono bajo y sereno, tiene razón y mi cuerpo lo sabe porque de pronto me siento cansada, y el malestar de cabeza regresa.

—Debería ir a dormir ahora —digo más para mí misma, Aiden asiente. No deseando quedarnos en la cocina, nos movemos hacia la entrada, indicando que es tiempo de despedirnos—. Muchas gracias por todo, has sido muy amable conmigo.

Y lo ha hecho, a pesar del desastre que he sido.

Aiden no dice nada, solo asiente, se lleva las manos a los bolsillos de sus pantalones y suspira.

—Descansa.

—Igual, tú.

Agrego, ambos compartimos una sonrisa.

No sé qué estamos esperando porque esto es más que una despedida, pero nos quedamos en silencio allí parados el uno frente al otro observándonos, sintiendo que hay algo más que decir, los golpes a la puerta nos interrumpen y la voz del amigo de Aiden se oye del otro lado de la puerta. Aiden se aclara la garganta y se anima a abrirla, dejando ver a su amigo, quien luce algo cansado, me queda claro que la ha tenido difícil con las chicas.

—He conseguido darles una aspirina y seguro ya están durmiendo —me deja saber, por lo menos, siento un alivio y cierto arrepentimiento por el impulso que tenía hace rato de reclamarle por ayudar a Ana.

—Gracias.

Consigo decirle, él asiente y Aiden sale de mi departamento para pararse a su lado.

—Bien, buenas noches. Estoy seguro de que nos veremos después.

Dice esto muy convencido de sus palabras, después, ambos chicos desaparecen dejándome sola en mi departamento, voy a mi habitación y me tumbo sobre mi cama asimilando la situación que hemos ocasionado mis amigas y yo, y como si mi mente quisiera burlarse más de mí, recuerdo como acariciaba el pecho a Aiden y le tocaba los músculos, también cuando le dije que lo encontraba guapo.

Sin pensarlo, quito la almohada de la cabeza y me cubro con ella la vergüenza. He perdido mi dignidad, todo en una noche y con la persona más importante del país.



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¡Hola, Feliz Lunes! Ayer Domingo, actualicé este capítulo pero Wattpad tenía un par de fallas, no dejaba comentar en el capítulo que tuve que pasarlo a borradores, así que aquí esta de nuevo, creo que ya se puede comentar, dejenme saber sí ya es posible o no(:

¿Qué tal les está pareciendo la trama?

Disfruten el capítulo, nos vemos el miercoles! (:

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