Capítulo 42

Aiden

Intento concentrarme en el papeleo que tengo frente a mí, ha pasado una hora desde que llegué al palacio y dos desde que me encontré con Edward en la residencia estudiantil. Mi mente no ha dejado de pensar en la conversación que tuve con mi tío y me cuesta concentrarme en el trabajo que tengo.

Me paso las manos por mi cabellera, alborotándola, después dejo caer un suspiro pesado, estoy cansado, pero hago mis esfuerzos por concentrarme en las tareas, necesito una distracción y el trabajo luce como la solución a ello, pero mi cabeza no da una y necesito un respiro. Voy a volverme loco aquí solo, tratando de entender qué sucede.

Puedo llamar a un empleado para que venga a traerme agua a la habitación, pero necesito aire fresco y caminar por el palacio antes de salir al exterior me servirá en vez de llamar a los del servicio. Después de ir a la cocina y servirme un vaso de agua, paso más allá de los pasillos para salir a los jardines del palacio en busca del aire fresco que necesito.

Los dos guardias que se encuentran en la puerta custodiando de noche, me hacen una reverencia antes de abrirme las puertas.

—Caballeros.

Los saludo con un asentimiento y ellos vuelven a tomar sus posturas rígidas.

Me llevo las manos a los bolsillos de mi pantalón mientras camino, contemplando la noche, es una velada fresca y el olor a césped recién podado me relaja un poco. Doy mi recorrido, no alejándome mucho de la entrada, los jardines son enormes, podría recorrerlos más de una hora, quince minutos después, decido sentarme en una banca y cierro los ojos, en un esfuerzo de relajarme.

—¿Te apetece un poco de compañía?

Pregunta la voz de mi abuela a mis espaldas, sobresaltándome. Le ofrezco una sonrisa que decae de inmediato, al tiempo en que se sienta a mi lado. Por unos minutos, ninguno dice nada, dejamos que se acumule un silencio a nuestro alrededor hasta que ella llama mi atención colocando su mano sobre mi rodilla.

—¿Está todo bien? Puedo ver que hay algo que te aflige —dice con seriedad. A pesar de lo ocupada que siempre está, las pocas veces que consigue tener un tiempo a solas con nosotros, suele preocuparse por nuestro bienestar, a solas, Cristina Mountbatten deja de ser la reina de Inglaterra para convertirse en la abuela de tres nietos que quedaron huérfanos, nos pregunta por cosas triviales, nada relacionado con leyes y asuntos reales.

—Necesitaba un poco de aire fresco —digo y una pequeña mueca aparece en ella.

—¿Te importa hablar de ello?

La conozco, no dejará pasar el tema hasta saber qué es eso que me inquieta, no porque lo quiera saber todo, sino porque se preocupa por mí.

Por aproximadamente un minuto no digo nada, trato de acomodar mis sentimientos. Cuando creo tenerlos en orden, suelto un suspiro pesado.

—Pienso en mis padres, en que los extraño mucho.

Juego con mis manos, sé que aún le afecta tener este tipo de conversación, en realidad, es casi prohibido hablar sobre mamá y papá delante de la abuela, siempre evade está conversación y ahora mismo, espero que lo haga, sin embargo, toma una respiración profunda y la deja caer en un suspiro que encuentro doloroso.

—También yo los extraño —se atreve a contarme y me sorprendo de ello y volteo a verla con seriedad, me ofrece una tímida sonrisa antes de volver a apartar su mirada de la mía y posarla al frente, contemplando los jardines. No digo nada, prefiriendo darle su tiempo para hablar, el que confiese extrañarlos en voz alta ya es mucho—. Pienso en ellos todos los días desde su perdida, ha sido duro para todos.

Contengo las ganas de cuestionarla sobre el accidente, de preguntarle si ella también considera que pudo haber sido planeado, sé que está al tanto de las acusaciones que muchos periodistas hacen sobre ella, pero quiero conocer su punto de vista. Me armo de valor para preguntárselo sin rodeos.

—¿Alguna vez te ha pasado por la cabeza que su muerte fue planeada?

Mi pregunta la toma por sorpresa y me voltea a ver con brusquedad, después desvía su mirada de la mía, su cuerpo está rígido y tenso, pero recobra la compostura para responder.

—Los rumores siempre han existido, está en nosotros creerlos o no.

Dice con bastante seriedad, aprieto los labios, haciendo mi esfuerzo por contener mis palabras. Su respuesta me ha dejado inconforme y quiero discutírselo, pero no quiero ser grosero.

—¿Y qué si yo creo esos rumores?

Bufa.

—Aiden, fue un accidente.

—¿Estás segura de ello?

Inquiero bruscamente y ella aprieta los labios, no pudiéndome dar una respuesta inmediata. Solo así me percato de que quizá ella también lo sospeche, sospeche que nuestros padres no murieron por casualidad.

—Escucha, lo que pasó aquel día fue un accidente, deberías de tenerlo en claro.

Pierdo el control y me levanto de mi lugar molesto, comenzando a caminar de un lado a otro.

—¿Por qué? —la cuestiono con molestia, veo el asombro en ella por mi repentina actitud—. ¿Por qué fue un accidente? ¿Por qué no pudiste salvarlos? ¡Eres la reina! ¿Dónde estaba tu preciada seguridad?

Han sido pocas las veces que le he alzado la voz, en realidad, está se siente como la primera vez. La abuela se levanta de su lugar para enfrentarme.

—¿Qué estás insinuando? ¿Estás acusándome de la muerte de ellos? —me reclama con molestia y no tengo el valor suficiente para mirarla a los ojos, está es una acusación muy grave y soy consciente de ello—. Aiden, te ordeno que me mires.

Una risa seca se escapa de mí.

—Lo siento, su majestad —me burlo haciendo una reverencia que, en definitiva, consigue sacarla de sus casillas—. Es una pena que no pueda obedecerla, ¿no?

Se lleva una mano a la cien, haciendo presión.

—Hijo, estás muy alterado, está conversación...

—Está conversación tiene que hablarse ahora, abuela, si no es ahora, ¿cuándo será? ¿Por qué siempre evades el tema de mis padres? ¿Acaso tuviste algo que ver?

—¡Pero qué cosas dices! Sabes que los quería tanto como ustedes, eran mi familia.

—¿Los querías? ¿Entonces por qué no pudiste salvarlos? ¿Por qué no pudiste hacer nada para que regresaran con vida?

—¡Aiden fue un accidente! —grita con coraje, he colmado su paciencia al acusarla—. ¡Su muerte no estaba en mis manos!

—¡Pero eres la maldita reina!

Soy un par de centímetros más alto que ella, aun así, la reina resulta intimidante cuando acorta la distancia entre los dos, mi cuerpo se tensa, presintiendo que quizá vaya a abofetearme por alzarle la voz de la forma en que lo he hecho y sobre todo por las acusaciones que estoy haciendo.

—Así es, soy la reina, pero también te recuerdo que soy madre, abuela, esposa, soy humana Aiden, no soy la soberana perfecta que el protocolo quiere que sea, cometo errores.

—Y esos errores pueden costar la vida de otros, ¿no? Pero salvemos a la reina madre de este país, la gran soberana de Inglaterra.

Exagero moviendo mis manos en el aire, ella tiene una expresión de enojo en su rostro al igual que el mío.

—Con tus respuestas lo único que me haces pensar es que en verdad mataste a mis padres y...

Antes de que pueda terminar mi frase, la reina alza su mano para darme la bofetada que veía venir desde antes. Estoy tan cegado en mis propios sentimientos que no estoy razonando con claridad, mi mirada se oscurece al igual que la de ella, la única diferencia es que en mis ojos hay lágrimas y en la de ella no, siempre mostrándose firme, ante todo, cumpliendo el protocolo de no mostrarse frágil ante ninguna situación.

—¡Te prohíbo que vuelvas a hacerme una acusación como esa! ¡Soy tu reina!

Y también mi abuela. Me gustaría gritarle.

—Amaba a los dos, aún lo hago, pero no puedo pasarme toda una vida culpándome por su muerte, un monarca no puede dejarse caer ante ninguna situación. —Puedo ver que está luchando con sus emociones por no romperse ante mí—. Sé lo que sucedió aquel día, y me duele como no tienes idea, pero no voy a permitir que un niño malcriado me haga acusaciones que no son ciertas.

Me llevo las manos a las caderas, no sé por qué estoy más molesto, por la bofetada que me ha dado, los sentimientos encontrados que tengo o por qué no sé qué me está pasando ahora mismo. De nuevo, una risa seca se me escapa.

—Pues me niego a creerlo.

La reto con la mirada, provocando que la suya se oscurezca más si eso es posible.

Ella niega con decepción por mi nuevo comportamiento y antes de que yo pueda verla romperse, se da media vuelta, dispuesta a dar por terminado la conversación. Estoy tan molesto y quiero gritarle, acusarla de todo, pero no puedo, en cambio, digo el comentario que sé que podría afectarle.

—Me largo del palacio.

—¿Qué?

Detiene sus pasos a pocos metros de distancia mía para comprobar que ha escuchado bien.

—Me iré a vivir en el palacio de mis padres con Jessica.

La escucho maldecir por lo bajo, pero no está en disposición para discutir sobre el tema, prefiere cerrar los ojos, suspirar y volver a darse la vuelta no sin antes decir.

—Estás actuando como un niño malcriado, no sabes lo que dices.

—Estoy seguro de ello.

Afirmo, cosa que impide que ella se marche.

—Entonces adelante, eso no te desliga de tus deberes reales, quieres ir a vivir con ella, hazlo, valídate por ti mismo, conviértete en un hombre Aiden.

—Soy un hombre.

Me quejo, ahora su mirada es la que me reta.

—Pues demuéstramelo porque lo único que veo es a un niño haciendo una rabieta.

Y sin querer discutir más el tema, se marcha, dejándome solo. Aprovecho que no hay nadie a mi alrededor para hacer una rabieta justo como ella lo ha dicho, sí, estoy teniendo una actitud bastante infantil y probablemente esté queriendo hacer un juego absurdo solo para molestarla, pero planeaba decirle lo de Jessica en otras circunstancias más razonables, pedirle su autorización para vivir en el palacio de nuestros padres hasta terminar la universidad, estaba seguro de que me daría su autorización porque si soy sincero, han sido muy pocas las veces en las que la reina se niega ante una petición mía o de mis hermanos.

Una hora después regreso a mi habitación, donde intento conciliar el sueño, golpeo la almohada mientras me acomodo de un lado a otro, pero continúo molesto y lo único que quiero es conocer la verdad, conocer qué sucedió con mis padres. Acusar a la reina de su muerte no es la mejor manera, pero me he dejado llevar por mis impulsos y como es de esperarse, me arrepiento de ello, ha estado en su derecho de enojarse conmigo por semejante acusación y sobre todo por irrespetarla, no estoy justificándome, pero me dejé llevar y el remordimiento que de pronto siente, hace que me cueste dormir, mañana cuando despierte, hablaré con ella y pediré disculpas.

****

Por la mañana siguiente, me despierto temprano y con una gran falta de humor, William llama a mi puerta media hora más tarde y entra como de costumbre para mostrarme el itinerario de hoy.

—Hoy me parece que tiene una agenda muy ajustada, alteza. Tres reuniones y un par de eventos de caridad a los que debe asistir hoy.

—Vaya, no estaba al tanto de ello —digo mientras hago el nudo de mi corbata, William dibuja una mueca en su cara.

—Sí, tampoco estaba al tanto de ello, el itinerario fue cambiado esta mañana alrededor de las seis.

—Vaya, nadie pierde el tiempo.

Digo con algo de asombro, es como si en el palacio jamás hubiese un tiempo para tomar un respiro.

—Bueno, fue petición de la reina.

—¿La reina?

Enarco las cejas y William asiente.

—Sí, al parecer ha pedido que le carguen otros asuntos que ella no va a poder atender.

No me sorprendería que haya pedido esto después de nuestra pelea, es su forma de reprimirme. Suelto un bufido.

—Será un día largo entonces, ¿a qué hora comenzará la primera reunión?

—En una hora y media, le da tiempo para desayunar y quizá descansar.

—Bien, necesito hablar con la reina de un asunto importante, iré a buscarla y después me reúno contigo para ponerme al tanto de las actividades de hoy.

—Lo siento, Alteza. La reina salió esta mañana del palacio a Francia, no volverá aquí hasta dentro de tres días, está en un asunto importante.

Dice la asistente Mónica, ayudante de la reina y quien a veces asiste a William cuando tenemos una agenda ajustada como la de hoy. Aprieto los labios en una mueca, es claro que no tendré oportunidad de hablar con ella y seguramente tampoco quiere verme, podría llamarla, pero creo que será mejor que tratemos el tema en persona.

—¿Están seguros de que regresará en tres días?

Les pregunto y Mónica y William comparten una mirada, lo que me da a entender de que la reunión en Francia puede extenderse.

—Quizá llegué a tiempo para su reunión con el primer ministro de los Países Bajos.

—Bien, ténganme al tanto si por alguna razón llega antes.

—De acuerdo, alteza.

Dice Mónica, antes de hacer una reverencia para salir de la habitación, seguida de William. Aprovecho que me han dejado a solas y contemplo mi reflejo en el espejo, una mueca en un intento de sonrisa aparece en mi boca, incluso yo noto bastante el parecido que tengo a papá, soy su versión joven mientras que Eric posee más características de mamá, y Jaxon tiene un poco de ambos.

Realmente tuve una actitud estúpida anoche, me digo a mí mismo. Si mis padres estuvieran aquí, no estarían orgullosos de que haya perdido los estribos frente a la abuela, sé que ella también los perdió al abofetearme, pero acusarla de matar a su propia familia fue una acusación muy grande, debí medir más mis palabras, además, estaba molesto y aunque todas esas teorías sobre ella siendo cómplice de la muerte de mis padres me duele, me duele imaginar que ella tuvo que ver.


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¡Hola! ¡Feliz miercoles! ¿Cómo están? Hoy quería venir con un nuevo capítulo! Las cosas se pusieron intensas con la reina y Aiden, ¿Qué creen que sucederá después? ¡Dejen sus teorias que las leo todas! ¡Las cosas ya se están poniendo más complicadas entre ellos!

Por otro lado, quiero agradecerles mucho por las 100k lecturas en esta historia, no puedo creer que ya sean tantas! Si soy sincera, disfruto escribiendo esta historia a pesar de que a momentos me siento insegura de ella ya que es una historia que podria decir ya conocemos (no con exactitud pero se sabe que pasó), en fin. Realmente me hace feliz que poco a poco vamos creciendo con está historia también, Aiden es un personaje especial como todos y le tengo ya un cariño, ¿Qué hay de ustedes?

En serio, muchas gracias por darle una oportunidad a la historia y gracias por las 100k lecturas❤️

Para enterarse de spoilers y más pueden seguirme en instagram, me encuentran como "andreabonnelll"

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