Capítulo 31

Aiden

Para cuando regreso al palacio, voy a mi habitación y agradezco de no encontrarme con William o ningún mayordomo, después de mi plática con Jessica, me he quedado pensando en que ha conocido a Edward. En parte, me sorprende que haya aparecido en el hospital de Oxford, ya que él no suele ir mucho al hospital, habitualmente, un médico viene al palacio cuando hay una emergencia.

Me despojo de mi ropa y me cambio los pantalones por los de pijama, la noche es cálida en el palacio por lo que no me pongo una playera y aprovecho que estoy solo como para no usar una, enciendo el televisor y tomo la carpeta que hay en mi escritorio antes de subirme a la cama, la hojeo sin prestarle mucha importancia, pues es tarde para que piense en ponerme a trabajar, he pasado casi toda la tarde con Jessica.

De tan solo pensar en ella, una sonrisa se apodera en mi rostro, a estas alturas es difícil negar que me encanta, sé que lo que siento por ella va más allá de una simple atracción, estoy enamorado de ella, no puedo negarlo, cuando estoy con ella siento que no me hace falta nada, que mi mundo está en paz, Jessica tiene esta manera tan peculiar y suya de hacerte sentir cómodo y seguro a su lado, con su forma despreocupada de ver las cosas y su divertida inocencia, la forma tierna en que te dice las verdades sin intención de ofender a nadie, es tan ella que me encanta.

Mamá alguna vez me dijo que preferimos eludir el amor por miedo a salir lastimados, nos da miedo abrir nuestro corazón, entregarnos a alguien porque no queremos salir lastimados, el amor en cierto punto de nuestras vidas es algo hermoso y doloroso al mismo tiempo. Ella y papá lo habían arriesgado todo por lo que sentían el uno por el otro, y personalmente, amaba escuchar la historia de cómo ellos se conocieron, la forma en que los ojos de papá se iluminaban cada vez que contaba una anécdota de ambos cuando eran jóvenes, la forma en que él la observaba, realmente se amaban y lo daban todo el uno por el otro, su historia era única, como esos amores que solamente crees ver en una película o leer en un buen libro de romance y siendo muy honesto, desde que tengo memoria, anhelo tener un amor como el de ellos.

Checho la hora en mi celular para darme cuenta de que son alrededor de las nueve de la noche, no tengo mucha hambre, pero tengo el pequeño antojo de comer un aperitivo, por lo que me pongo una playera y busco mis zapatos antes de salir de la habitación hacia la cocina, donde planeo tomar cualquier postre que esté disponible en estos momentos.

Algunos empleados que se encuentran limpiando a estas horas, me hacen pequeñas reverencias cuando me ven pasar, como de costumbre, les ofrezco una amistosa sonrisa y me alegro de ver que no hay nadie en la cocina, me apetece tener un poco de privacidad, el vago recuerdo de mis padres me provoca una sensación en mi pecho, no hay un día en que no los extrañe y anhele querer verlos por última vez.

Tomo una cuchara y agarro el pastel de zanahoria que hay en el refrigerador, corto un gran pedazo y me siento en la larga y ancha mesa a comer por mi cuenta.

—¿Robando algún bocadillo? —interrumpe mis pensamientos la voz de Eric, una vaga sonrisa se dibuja en mí y mi hermano va por una cuchara y no se molesta en tomar un plato para servirse un trozo de pastel, prefiere comer directo de este, cosa que seguramente molestaría a nuestra institutriz de etiqueta.

—Tenía un poco de antojo. —Me encojo de hombros, lo observo llevarse un gran trozo de pastel a la boca.

—¿Qué?

Pregunta con la boca llena y niego.

—Si la abuela o cualquiera de nuestros tutores te viera, se morirían de infarto.

Me burlo y sonríe con la boca llena, dejándome ver el pastel a medio masticar dentro de su boca, me río con ganas por lo ridículo que es.

—Sabes que las etiquetas no me importan mucho —se burla y, de nuevo, niego—. ¿Qué tal estuvo tu viaje?

Pregunta, mientras continúa comiendo pastel.

—Aburrido, demasiadas pláticas innecesarias como siempre —me quejo, con él, no hace falta pretender que me agradan bastante las reuniones. No las odio, pero no son mis favoritas—. ¿Qué hay contigo? ¿Qué tal la escuela?

Lo cierto es que a Eric tuve oportunidad de verlo justo cuando llegué de mi viaje y a Jaxon recién lo he visto esta tarde antes de salir de casa.

—Pronto llegarán las vacaciones —inquiere, encogiéndose de hombros—. Probablemente salga con Cecilia y Camile a Australia.

—¿Becca los acompaña? —pregunto y asiente, como si no fuera tan importante.

—Irá por su cuenta con otros amigos de la escuela, como sea, será una buena distracción para las fiestas de Navidad.

—Seguro que sí.

Digo y un pequeño silencio se forma entre los dos, el cual interrumpe.

—He escuchado que el primer ministro quiere apresurar tu coronación.

Nuestras miradas se encuentran por unos intensos segundos, hay asombro en mí y seriedad absoluta en mi hermano.

—¿Cuándo lo escuchaste?

—Un día después de que saliste de viaje, pero Edward dijo que eso sería imposible, la abuela no lo aprueba.

—Por supuesto que no, tengo que terminar la universidad primero.

—Exacto, creo que están causando cierta presión sobre ella, ya sabes, esperaban que gobernaras cuando papá murió.

—Tenía catorce, era solo un niño, eso era imposible y ellos lo saben.

—Así es, pero ya sabes las leyes, si no hubiese sido porque la abuela seguía siendo la reina madre, quien sabe que hubiese pasado con Inglaterra.

—Edward hubiera gobernado —inquiero.

Mucho antes de la muerte de nuestros padres, la abuela había considerado en retirarse por completo de la realeza, no perdería sus títulos, seguiría siendo considerada la reina, pero su autoridad no sería la misma, perdería cierto poder dentro de la corte real y por supuesto en la nación, pues todo ese poder hubiese pasado a mis padres por completo, afortunadamente, no tuvo tiempo de hacerlo, pues sus planes eran retirarse definitivamente justo después de que nuestros padres regresaran del viaje que debían hacer el día del accidente.

—Claro, él hubiese quedado —dice Eric en un tono pensativo—. ¿Qué crees que hubiese sucedido con nosotros si la abuela hubiese renunciado antes?

—Ella hubiese luchado por nuestra custodia, nos hubiese criado en el castillo de nuestros padres.

—Y hubiésemos tenido una vida un poco más sencilla que está y claro, Víctor sería el siguiente heredero y no nosotros.

Víctor Mountbatten es el hijo de nuestro tío Edward, quien también es parte de la realeza, algunos de los ciudadanos lo reconocen como uno de los tantos príncipes de Inglaterra, pero lo cierto es que no tiene un título de príncipe sino de duque. Nuestra relación con él es bastante fría, no tenemos buena relación porque es algo competitivo y egoísta, solo piensa en sí mismo y sabemos que de cierta forma abusa del hecho.

—Agradezco que no sea de esa forma —dice con seguridad—. Inglaterra tiene una excelente reina y no podemos negarlo a pesar de que sea quien más la saca de quicio, ella sabe que la quiero y la apoyo.

Eric siempre ha sido la clase de chico difícil de dominar, es independiente, bastante independiente, es como si él gobernara su propio mundo y él fuese el mismo rey de este, es un alma libre que no está acostumbrada a los cotilleos y reglas, él crea sus propias reglas, la mayor parte del tiempo suele contradecir a la reina, ama darle la contra y sus peleas a veces suelen salirse de control, resultan ser algo fuertes, pero al final, sabe perdonar, pues es quien siempre se arrepiente y pide disculpas después de una larga pelea. Es imperfecto y eso para muchos, lo hace casi perfecto.

—Es indudable que lo sabe.

Me atrevo a decir y ambos reímos.

—Cambiando de tema, ¿qué sucede con Jessica?

La mención de ella me hace posar mi mirada nuevamente sobre él.

—¿Qué hay con Jessica? —pregunto y asiente, me tomo mi tiempo antes de responder y suelto un pequeño suspiro—. Estoy enamorado de ella.

A pesar de nuestra diferencia de edad, sé que puedo hablar de estos temas con él, es bastante maduro para escucharme y quizá darme un buen consejo de hermano a hermano.

—Sí, eso ya lo había notado. No estoy sorprendido —se burla y niego con gracia—. ¿Sabes? Luce como la clase de chica que cumpliría todas las reglas, podría ser una buena princesa o reina consorte.

—Creo que es muy rápido para adelantarnos a los hechos —me sorprendo diciendo, Eric me observa con atención, esperando a que me explique—. Sé que estoy enamorado de ella, puedo sentirlo aquí dentro. —Me señalo al corazón, algo que podría ser absurdo, estoy sonando muy cursi, pero no hay forma en que pueda engañar a mi hermano y a nadie—. Salvo que no he pensado a un futuro tan largo con ella, sé que la quiero en mi vida, pero siéndote sincero, no quisiera apresurarme a los hechos, quiero dejar que las cosas fluyan por su cuenta, enamorarme lentamente y dejar que solo el tiempo decida.

—El tiempo —pronuncia, saboreando esa palabra en su boca—. Creo que eso es bueno, dejar que todo fluya a su tiempo, el amor es algo que no debería de presionarse, por mucho que deseemos estar con alguien, cuando no es tu tiempo, no es para ti.

—Exacto, no podemos forzar el tiempo, por mucho que lo deseemos.

—Tampoco recorrerlo, lamentablemente no se puede.

Sus grandes ojos azules me observan con intensidad, ha dicho esto último por el vago recuerdo de nuestros padres. No se lo digo, pero también desearía recorrer el tiempo en el día en que ellos se subieron a ese auto y salieron del palacio.

Nos quedamos conversando por un tiempo más hasta que Marcus aparece y se sorprende al vernos, como es de esperarse, queda con nosotros hasta que ambos optamos por irnos a dormir a nuestras habitaciones, no lo culpo de que interrumpa nuestro pequeño espacio, sé que solo hace su trabajo y el que estemos merodeando por el palacio sin avisar por la noche, es algo que no suele gustarle a la reina.

Antes de entrar a mi habitación, veo que Edward se encuentra en el palacio y sin pensarlo, me acerco a él para saludarle.

—Hola, hijo, ¿qué haces despierto?

Pregunta cuando llego frente a él, me llevo las manos a los bolsillos del pantalón de mi pijama, estoy debatiéndome internamente en si debo mencionarle ahora mismo qué hacía en el hospital o ser más discreto y no mencionarlo, quizá en otro momento.

—Estaba en la cocina —digo y él asiente, el silencio no tarde en formarse a nuestro alrededor, con Edward es fácil encontrar un tema de qué hablar cuando involucra alguna situación sobre la realeza, pero cuando se trata de algo personal, las cosas suelen complicarse y faltan las palabras para expresarse—. ¿Estás quedándote en el palacio?

Edward y su familia viven en uno de los tantos palacios del país, por lo general es el de Windsor como la mayoría, mientras que la reina y su familia suele alojarse en el de Buckingham como nosotros. Cuando la abuela se retire, ella tendrá la opción de quedarse aquí o retirarse a uno de sus otros palacios y honestamente, preferiría que se quedara aquí con nosotros.

—Uh, no, más bien estoy de paso.

—¿A estás horas?

Enarco una ceja en su dirección, es tarde como para que continúe merodeando en el palacio, Edward abre y cierra la boca, pensando sus palabras.

—Me he quedado ocupado en unos asuntos —dice y es cuando me doy cuenta de que lleva una carpeta bajo sus hombros, es curioso que últimamente lo veo en el palacio con varios papeles y carpetas que lleva consigo.

—¿Qué clase de asuntos?

Insisto en el tema, su pecho se hincha y opta por una postura rígida y seria.

—Personales, asuntos personales. —Por el tono que ha usado, deja en claro que no quiere que le cuestione más por lo que opto en que mencionaré lo de Jessica en otra ocasión y no hoy, honestamente, estoy un poco cansado y eso no me dará mucha ventaja si las cosas se tensan, sé que Edward nunca da su brazo a torcer.

—Bien, debería de irme a dormir —digo sin más, él me observa con atención.

—Si también yo debiese irme ahora —asegura, la tensión en la habitación crece. Como no tengo más que agregar me doy vuelta para ir a mi habitación y escucho los pasos de Edward alejarse, sin embargo, llama a mi nombre.

—¿Sí?

Digo y él da un paso adelante, estamos a un par de metros de distancia.

—Deberías de tener más cuidado sobre la chica, podría revelar algo que perjudicara tu nombre sí no tiene idea de lo que sucede entre ustedes, no parece una chica confiable.

Su repentino comentario me deja con la boca abierta, pues no lo veo venir. Doy un par de pasos hacia él, aun dejando una gran distancia entre nosotros.

—¿Qué dices?

Lo he escuchado con claridad, pero quiero que vuelva a repetirlo una vez más, pues no me ha hecho gracia. Edward está por agregar algo, sin embargo, Jaxon aparece detrás de él y viene corriendo en mi dirección para abrazarme.

—¡Aiden!

—Jax, ¿no estabas dormido?

—No puedo dormir —dice entre el repentino abrazo, todo a sucedido tan rápido que no me da tiempo de volver a hablar con Edward, quien posa una mueca en su boca y se despide con un asentimiento de cabeza.


--------------------------------

¡Feliz primer lunes del año! ¿Cómo están? Espero que todos se encuentren bien. Quiero darles las gracias por las +60 lecturas poco a poco vamos creciendo más en está historia y agradezco mucho su apoyo, espero que todos se encuentren bien y tengan un buen inicio de semana!

Dejenme saber que les pareció el capítulo! Espero lo disfruten<3

Aquí les dejo mis instagram, que es donde les suelo hacer spoilers y avisar sobre cuando actualizaré, me encuentran como "andreabonnelll" <3


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top