Capítulo 19
Jessica
El trayecto es mucho más largo de lo que imagino y cuando nos detenemos frente a una enorme casa o más bien, tiene aspecto a un palacio mucho más chico del de Buckingham, frunzo el ceño.
—¿Por qué estamos aquí?
Aiden se toma su tiempo antes de responder.
—Este es el palacio de mis padres, está cerca de nuestro actual palacio, pero lo suficientemente lejos para tener privacidad, solíamos venir aquí todo el tiempo —se anima a contar, apaga el motor de su auto y se quita el cinturón de seguridad, hago lo mismo, sin embargo, ninguno de los dos nos bajamos, nos quedamos dentro del auto por un tiempo contemplando la fachada del pequeño palacio—. Es como el patrimonio familiar de mis hermanos y mío, los tres tenemos derecho de vivir aquí si así lo deseáramos en algún momento.
—Eso es lindo —inquiero, él asiente y suelta un pequeño suspiro antes de voltear a verme.
—Estoy seguro de que te encantará como es por dentro, quise traerte aquí porque me gusta la idea de que conozcas un poco más de mi vida, es claro que no tengo una como la de un chico casual y mucho menos vivo en una casa sencilla en un buen vecindario, pero si puedo considerar algo normal en mi vida —dice haciendo comillas con los dedos—. Creo que este lugar podía considerarse así.
Una enorme sonrisa se forma en mi boca, es tierno que quiera mostrarme una parte de su vida y busque encontrar una parte "normal" y casual de ella.
—Gracias por hacerlo —agrego después de un tiempo, esta nueva parte de él me hace sentir que le importo. Aiden da un asentimiento.
—Ven, vamos a dentro, te encantará.
Asegura abriendo la puerta de su auto después de esto, hago lo mismo y minutos después los dos nos encontramos dentro, Aiden enciende las luces, el lugar tiene una fachada bastante rústica y elegante al mismo tiempo, a pesar de que estoy segura de que no está habitada por alguien, se ve que aún continúa en mantenimiento, ya que todo luce impecable.
—A diferencia de otros palacios, este no cuenta con empleados actualmente, al menos si un par de ellos que vienen a hacer limpieza, pero realmente no habita nadie aquí, de vez en cuando, mis hermanos y yo solemos venir aquí y mi abuela también lo hace, algunas veces tenemos la cena de Navidad aquí.
Doy un par de pasos al frente, admirando el lugar, Aiden se queda un par de pasos atrás aguardando la distancia.
—Es precioso, tiene una fachada encantadora.
—Me alegro de que te guste —asegura y cuando le doy una pequeña mirada, me hace un gesto con la cabeza para que recorramos el lugar—. Esta es la estancia, la mayor parte del tiempo nos reunimos aquí a pasar el rato viendo televisión, los dormitorios están en este lugar —ambos nos movemos hacia otro pasillo que no es tan angosto donde hay cinco puertas—, por lo general, no solemos tener visitas nunca por lo que solo se habitan cuatro habitaciones, bueno, en realidad, las cinco, ya que la habitación de mis padres aún sigue intacta, nadie suele dormir en ella, pero mis hermanos y yo tenemos una habitación cada uno y la reina utiliza la habitación de huéspedes.
Aiden me explica cada rincón y habitación que hay en el palacio y de nuevo, cuando regresamos a la entrada me percato del mueble que hay frente a una de las paredes con varios portarretratos. Sin pensarlo, me acerco con cuidado a ellos para contemplarlos, Aiden se coloca a mis espaldas, puedo sentir su respiración chocar con mi cabello.
—A mamá le gustaba tomar fotografías todo el tiempo, no le importaba que estuviésemos haciendo, ella sacaba una foto del momento, papá siempre le decía que no era necesario hacerlo todo el tiempo que los recuerdos siempre quedaban con nosotros en nuestra memoria, pero si te soy sincero, estoy muy agradecido de que mamá jamás le hiciera caso, las fotografías mantienes mis recuerdos sobre ellos vivos.
Comparto una mirada con él antes de moverme a contemplar el resto de las fotografías, en cada una de ellas se aprecia una versión más joven de Aiden, sus hermanos y sus padres, la reina era preciosa, cabello castaño y enormes ojos azules, el rey, físicamente tenía bastante parecido a Aiden, seguramente el príncipe debe de ser su vivo retrato en su juventud, pues el parecido es grande.
—La reina era preciosa —me atrevo a decir sin mirarle, observo una de las fotos donde ella se encuentra sola, trae consigo un hermoso y elegante vestido vaporoso de color azul, debió de ser tomada en alguna gala o algo por el estilo porque su cabello estaba perfectamente arreglado en un elegante moño y lucía una tiara que le daba un toque encantador—. Te pareces más a tu padre si me lo preguntas.
Una risita seca sale de Aiden.
—Lo he escuchado antes —dice, puedo ver que hay orgullo en su voz debido a mi cumplido—. Dicen que él y yo éramos idénticos físicamente a esta edad.
—Es cierto, no tengo dudas.
Aseguro, levantando una foto del rey para hacer una comparación entre él y Aiden, a pesar de que no hay una fotografía del rey cuando era joven, el parecido entre ellos dos es enorme a pesar de que la foto del rey que estoy viendo no es una versión joven de él.
Aiden hace una mueca divertida y me rio de ello antes de dejar de nuevo la fotografía.
—Bien, ¿quieres cenar? Se me ocurre que puedo preparar la cena para ambos.
—¿La cena?
En arco una ceja y él se pasa una mano por el pelo.
—Sí, quizá no tengo las mejores habilidades culinarias, pero le he pedido una receta al chef del palacio, me dijo que si consigo hacerla al pie de la letra, quizá podría impresionarte.
No creo poder estar más impresionada de lo que ya estoy, aunque eso lo veremos, es verdad que Aiden tiene una sorpresa bajo la manga con cada segundo que pasa.
—De acuerdo, esperemos que el chef esté en lo cierto.
Digo después de un tiempo, antes de ir hacia la cocina. Al llegar a la cocina, veo que Aiden tiene la mayoría de los ingredientes sobre la mesa.
—¿Puedo preguntar qué es lo que cocinaras?
Pregunto y Aiden se acerca a la mesa a buscar la nota de la receta que hay. Su ceño se frunce mientras lee.
—Lomo de cerdo con salsa de durazno.
Dice levantando la mirada de la receta, una sonrisa se dibuja en mí.
—Suena delicioso.
—Y esperemos que lo esté, de lo contrario tendremos que ordenar comida rápida.
Asegura, provocando qué me ríe.
—Bien, pero no creas que te dejaré todo el trabajo a ti solo, te ayudaré —aseguro, mientras me recojo el cabello en una cola de caballo baja, con la liga que tengo en la muñeca—. Es mejor si cocinamos ambos.
Es una suerte que Aiden accede a que le ayude a cocinar, los dos comenzamos a seguir la receta al pie de la letra, aunque al principio tenemos un par de dudas al sazonar el lomo de cerdo, por lo general, este tipo de comidas mamá suele prepararlas en casa y no yo, por lo que siento que soy primeriza en esto tanto como Aiden, sin embargo, al cabo de una hora y media, ambos hemos hecho un excelente trabajo.
—Siento como que estoy en Navidad —murmura Aiden, mientras pasa el trapo sobre la mesa, yo ya he terminado de lavar los platos sucios—. ¿Cómo es la cena de Navidad en tu casa?
Pregunta, curioso, me seco las manos con el trapo limpio que hay a un lado y me volteo para verlo y hablar.
—Normalmente acostumbramos a reunirnos en casa, mis abuelos vienen a vernos, tíos, primos, todos nos reunimos, preparamos la comida entre todos y cenamos juntos, hacemos noche de karaoke de vez en cuando y a las doce, el abuelo acostumbra a dar un discurso y agradecer que nos hemos reunido todos.
—Vaya, eso suena encantador.
—Lo es, ¿cómo sueles festejar la Navidad en el palacio?
—Hacemos algo diferente, el personal del palacio suele tener un día muy ajetreado con los preparativos para la cena, el chef y los cocineros preparan un enorme banquete y una variedad de postres al gusto de la reina y los príncipes, después, los invitados vienen a la cena de Navidad donde se acostumbra a traer un regalo a la reina, ya que la reina acostumbra a mandar sus regalos con una semana de anticipo a diferentes reinos, mis hermanos y yo también lo hacemos, intercambiamos regalos y cartas con otros príncipes. —Hace una pausa, al dejar el trapo en una esquina de la mesa—. Es bastante ostentoso si me lo preguntas y resulta aburrido porque solemos cenar, conversar, escuchar algunos villancicos y después cada quien regresa a su dormitorio, algunos invitados se quedan en el palacio, ya que la abuela tienda a invitar a duques y Condes de diferentes países a pasar Navidad con nosotros, incluso ha invitado a algunos reyes de otros reinos, pero casi siempre es difícil que asistan debido a las tradiciones de sus países.
En mi cabeza, imagino una cena extremadamente elegante y ostentosa en la que encuentro bastante diferente a la forma en que festejo Navidad con mi familia.
—Intento imaginármelo —le digo después de unos segundos—. Suena bastante...
—Abrumador, creo que alguna vez me gustaría pasar una Navidad como la tuya, suena bastante casual y entretenida.
—Oh, créeme, lo es. —Aiden sonríe ante ello y puedo ver que debe de estar imaginándose un poco sobre cómo es la Navidad en mi casa por lo que se me ocurre invitarlo—. Algunas veces solemos invitar a amigos, podrías venir conmigo.
Veo que su rostro se ilumina un poco con esta mención.
—¿Invitarás a más amigos? —pregunta con curiosidad y niego.
—Serías el único, bueno, no quiero decirlo de esa forma. —Me río nerviosa, ya que siento que estoy balbuceando a estas alturas, Aiden es más que un amigo. Me paso una mano por el pelo y aclaro mi garganta antes de volver a hablar—. Yo... No quise decirlo de esa forma, me refiero a que, es obvio que a ti no te veo solo como un amigo, sucede que nunca he llevado a alguien que sea más que un amigo, supongo que hay una primera vez para todo, ¿no?
—En ese caso me sentiré privilegiado de ser el primero.
Asegura con un guiño de ojo, hacía tanto que no le veía guiñarme el ojo de esa forma coqueta en que suele hacerlo. Interrumpiendo nuestro pequeño momento, el horno indica que la comida está lista y Aiden se apresura a sacarla del horno, huele tan bien que de pronto me siento hambrienta a pesar de que he comido antes.
Le paso un par de platos y los dos comenzamos a servir la comida, una vez que tenemos todo preparado y listo, nos sentamos a comer en silencio.
—Está delicioso —le aseguro llevándome un segundo bocado a la boca, un suspiro se me escapa.
—Hemos hecho un buen equipo cocinando.
Agrega Aiden.
—Si tenemos que llevar un platillo a la cena de Navidad en mi casa, definitivamente será esta receta.
Le digo y Aiden asiente en acuerdo. Después de comer, los dos volvemos a limpiar y lavar los trastes sucios para luego salir al hermoso jardín que hay en el palacio. El césped está perfectamente cortado y se aspira un dulce aroma a fresco, mientras caminamos por los alrededores, me siento segura a su lado a pesar de que ya se ha ocultado el sol.
—Hoy me la he pasado bien contigo.
Inquiere luego de un minuto, le doy una mirada, hay un par de flores y árboles por los que estamos recorriendo con lentitud, no hay ninguna prisa en recorrer todo el jardín.
—También yo, y creo que ya lo sabes, pero estoy impresionada de lo que haces por esas mujeres, honestamente, haces que me sienta orgullosa de ti también.
No estoy mintiendo.
—Gracias, aprecio que lo hagas, significa mucho para mí poder ayudarlas. Sobre todo, porque a una parte de mí aún le duele saber que mamá pasó por algo como eso, quizá no pude protegerla porque en ese entonces ni siquiera sabía si existiría o no, pero poder ayudar a otras mujeres me reconforta, ella me crio de esa forma, y papá también lo hizo, nos inculcaron que la mujer es el ser más valioso y debemos respetarla y valorarla.
—Dios, eres muy dulce —suelto cuando detenemos nuestro paso.
—Agradezco el cumplido, pero esta demás decir que no soy un santo.
—Ninguna persona lo es.
Agrego. Encontramos una banca de piedra y ambos tomamos asiento en ella, la vista que tenemos frente a nosotros es hermosa.
—Este lugar es precioso —dice admirando la vista—. Tengo muchos recuerdos de cuando pasábamos tiempo aquí, incluso a veces creo que me sirve para venir a pensar después de un mal día.
—Luce como un lugar relajante.
Admito, no tengo duda de que ayuda a despejar la mente de las ideas extrañas.
—Sí, sobre todo porque me hace sentir cerca de mis padres —confiesa. Ninguno de los dos decimos algo más, dejamos que el silencio nos acompañe y nos quedamos contemplando la noche por un tiempo—. Ven, creo que deberíamos de volver adentro, te enseñaré las habitaciones.
Al entrar al palacio, la primera habitación que vemos es la de los reyes, aún luce impecable, la cama está perfectamente tendida y luce como una recámara bastante casual, no luce ostentosa, es sencilla, después vemos las habitaciones de sus dos hermanos las cuales son similares, las paredes están pintadas de un color verde pastel y, por último, entramos a su habitación.
Me animo a entrar en ella y la observo con intención en busca de un objeto en particular que me dé a conocer más sobre él, pero no hay nada que pueda delatarme lo que busco.
—Son muy pocas las veces en que venimos a dormir aquí así que no hay muchas pertenencias, en los cajones tenemos un par de prendas en caso de que olvidemos traer del palacio.
Cuenta abandonando el marco de la puerta, me acerco a la cama y me siento sobre ella, es bastante cómoda y basta un par de segundos para que me acueste sobre ella, siento que ha sido un día largo.
—Vaya, la cama sí que es cómoda.
Me atrevo a decirle y Aiden ríe, antes de sentarse a mi lado.
—Lo son, incluso considero que es mucho más cómoda que la que tengo en el palacio, podría cambiar de colchón —bromea y sonrío, él también se acuesta, nuestros rostros quedan a escasos centímetros del uno del otro.
—No quiero que este día acabe —murmuro en casi un susurro mientras me pierdo en el azul de sus ojos, me gustaría detener el tiempo y conservar este momento en una cajita para siempre, de una extraña manera, es especial.
—Tampoco yo quisiera que se acabara —dice y estira una mano para acariciar mi mejilla, su roce eriza los vellos de mi piel, cierro los ojos por unos segundos, no es muy tarde, pero acostarme ha relajado un poco mi cuerpo y me hace sentir agotada de la jornada que tuve en el hospital hoy—. ¿Sabes? Me gusta sentir que esto es casual, que así sería invitar a alguien a casa de mis padres, tener una cena casual, conversar un rato en el jardín y quizá venir a mi habitación o a la estancia a ver televisión, estar en el palacio a veces es bastante abrumador que quiero probar cosas casuales.
—Esto es casual —digo acomodando mi cuerpo de lado, me acerco un poco más a él al grado en que nuestras narices se rozan, podría moverme y nuestras bocas pronto se estarían besando, sin embargo, estoy agotada como para hacerlo—. Demasiado casual.
Veo que mi comentario le gusta y me sonríe antes de colocar una mano en mi rostro y darme un corto beso en la boca que no pienso rechazar.
Nos quedamos de aquella forma por un buen tiempo, su cuerpo acurrucado al lado del mío, proporcionando una vibra cálida y agradable, una de sus manos acaricia mi cabello hasta el grado en que el sueño me vence y cuando me despierto, tengo que recordarme donde estoy y que Aiden y yo debimos de quedarnos dormidos porque él aún continúa a mi lado con los ojos cerrados y una respiración lenta y relajada. Suelto un bostezo y me alejo de él para sacar el celular del bolsillo de mi pantalón para checar la hora.
—¡Maldición!
Exclamo en voz alta, sin considerarlo un momento más, levanto a Aiden quien se despierta extrañado y confundido.
—¿Qué sucede?
—Tenemos que irnos, el toque de queda de la residencia... —Vuelvo a checar la hora, no puede ser que se me haya pasado. Aiden se levanta de la cama y checa la hora igual de preocupado que yo—. Dios, nunca he tenido inconvenientes con el toque de queda, no puedo quedarme afuera.
Comienzo a balbucear y decir un sinfín de cosas mientras me altero por mi cuenta, ¿qué haré si no puedo entrar después del toque de queda? El trayecto a la residencia estudiantil es largo, Aiden necesitará conducir lo más rápido posible para llegar a tiempo.
—Jess, tranquila. Ey, cálmate —dice acercándose a mí y tomándome por los hombres, para evitar que no entre más en histeria—. Oye, es tarde, ¿sí? Lamento decir que no alcanzaremos a llegar a tiempo.
—No puedes decirme eso, no es...
—Jessica, escúchame —sentencia mirando directo a mis ojos—. No llegaremos a tiempo ni, aunque conduzca rápido.
—No me digas eso, no puedo quedarme fuera y...
—Jessica, por favor, déjame terminar. —Exige, se aparta un poco de mí y me mira a los ojos, toma una bocanada de aire y la deja caer—. Podemos quedarnos aquí.
—¿Aquí? —pregunto y él asiente—. ¿Qué hay contigo? ¿No te extrañarán en casa?
Una mueca se dibuja en su boca.
—No te dejaré aquí sola —dice convencido de ello—. Aceptaré el riesgo, solo no entres en paranoia, te prestaré algún pijama limpia, las habitaciones están acondicionadas en caso de visitantes así que podemos pasar la noche aquí e irnos por la mañana para llegar a tiempo. Si te soy sincero, no pienso conducir en estos momentos, estoy cansado.
Enarco una ceja en su dirección, mi semblante se relaja un poco y me pienso mejor las cosas, es tarde, ambos nos quedamos dormidos y no veo que sea correcto de mi parte hacerle conducir hasta la residencia dioquis, pues no podré entrar a mi dormitorio.
—Está bien.
Digo soltando un suspiro pesado.
Transcurren diez minutos en los que Aiden viene y me da un pijama nuevo, él también se pone uno que es suyo gracias a la ropa que mantiene en su habitación, cuando salgo del baño, veo que él está revisando su celular, levanta la mirada al verme.
—Bien uhm...
Aiden se pasa una mano por el cabello y lo despeina un poco.
—Sé cuál es la habitación de huéspedes. —Digo, cosa que a Aiden le causa gracia—. ¿Sucede algo?
—Pensaba en que podíamos dormir nuevamente juntos.
Una risita seca se me escapa, sé que Aiden no intentará nada sexual conmigo, ambos estamos cansados como para pensar en tener sexo, al menos yo lo estoy, pero, aun así, me animo a bromear con él.
—¿Qué si intentas propasarte?
Es una suerte que capte que bromeo.
—Estoy seguro de que terminaría con un buen golpe si eso sucediera —contesta, se acerca a la cama y comienza a destenderla—. Y por mucho que quisiera, no creo que sea el momento adecuado.
Esto último me toma por sorpresa y me hace sonrojar, oprimo la sonrisa que quiere dibujarse en mí y solo niego en su lugar antes de meterme en la cama con él y volverme a acurrucar entre sus brazos.
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¡Feliz lunes! ¿Cómo están? Hoy vengo con nuevo capítulo, la verdad me emociona venir a actualizar, estoy haciendo mi esfuerzo por volver a ser constante como antes. La verdad es que me he deprimido bastante últimamente y eso me tenía apartada de wattpad y escribir, ya no tenía inspiración y de nuevo estoy volviendo a motivarme aquí escribiendo, no tienen idea de lo que me ayuda escribir.
Bueno, ¿Qué tal les parecio el capítulo? Si hay alguien que se parece al rey fisicamente es Aiden<3
Aquí les dejo mi instagram para spoilers y más datos curiosos de mis novelas, me encuentran como "andreabonnelll"
Cuidense, nos leemos en estos días<3
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