Capítulo 16

Jessica

Después de mi encuentro con Aiden en la terraza, no he tenido oportunidad de volver a verlo, una parte de mí ansía por volver a verlo y la otra comprende el hecho de que no tiene tiempo suficiente para salir con alguien. Hoy, he terminado temprano mi jornada en el hospital y apenas salgo de mi clase cuando veo a Aiden por uno de los pasillos, saludando en mi dirección, no puedo evitar sonreír en su dirección, sin pensarlo, ambos caminamos para encontrarnos, por supuesto, Aiden no está solo, se encuentra con sus amigos quienes nos observan curiosos.

—¿Cómo estás? Perdón que no haya podido volver a llamarte, mis hermanos ocupaban mi ayuda y...

—Está bien, no me debes una explicación, entiendo.

Interrumpo asintiendo, Aiden sonríe amablemente y se pasa una mano por el pelo.

—¿Acabas de terminar tus clases?

—Sí, recién termino, ¿qué hay de ti?

—Lo mismo —responde, sus ojos se encuentran con los míos—. ¿Te gustaría salir un rato? Podríamos ir a comer si aún no has comido.

Su oferta es tentadora y no veo forma de rechazarla por lo que asiento.

—Perfecto, solo deja que me despida de mis amigos.

Vuelvo a asentir y espero a que se despide de ellos, antes de irnos a su auto, le pido que me acompañe a los dormitorios para dejar mis pertenencias y poder salir, Aiden accede y minutos después los dos estamos en la pizzería que hay cerca de aquí, ya que es el mejor lugar que se nos ocurre a los dos.

—¿Solucionaste el incidente con tus hermanos?

Me atrevo a preguntar cuando no encuentro un tema en específico de qué hablar, creo que a veces las conversaciones no suelen dárseme muy bien, en especial cuando estoy interesada en la persona, me preocupa hacer una buena impresión y no deseo verme abrumadora o acosadora con preguntas y temas aburridos.

Ya hemos ordenado nuestra pizza y estamos esperando a que la traigan, los estudiantes entran y salen del local, nos dan un par de miraditas curiosas.

Aiden asiente, pero puedo ver que su semblante se vuelve más serio de lo usual, como si algo malo hubiese pasado en aquella noche, se aclara la garganta segundos más tarde y habla.

—Sí, solo fue un pequeño incidente, nada grave.

—Es bueno oír que no fue algo grave.

—Sí.

—¿Sucede algo?

Su mueca confirma que sí. Se pasa una mano por su cabellera y la despeina al tiempo en que suelta un suspiro.

—Nada malo, supongo. —Se ríe, es una risa hueca—. Solo son cosas de siempre.

Enarco una ceja.

—¿De siempre?

De nuevo, se pasa una mano por el pelo antes de rendirse y soltar la sopa.

—Un paparazzi seguía a mis hermanos cuando salieron del palacio, fui a ayudarlos y terminaron fotografiándome a mí y como de costumbre, difamándome.

—Oh —murmuro. Si estoy en lo cierto, los medios siempre sacan información de la familia real, donde suelen difamarlos e inventarse muchas notas que generan polémica—. Lamento eso.

—Está bien. —Se encoge de hombros—. Suele pasar seguido, las personas siempre disfrutan de hablar.

—Vaya que lo hacen.

—Sí, como sea, hablemos de otra cosa. Honestamente, hablar sobre los medios no es mi tema favorito.

Dice con sinceridad, imagino que debe detestar el hecho de que él y su familia siempre están envueltos en un nuevo drama dentro de los medios, jamás dejas de oír sobre ellos.

—Bien, no sé me ocurre de que podemos hablar, ¿qué tal te ha ido? ¿Tus pasatiempos? ¿Lo que te gusta y te disgusta? Aprovechando que estamos siendo sinceros aquí, estas cosas no se me dan muy bien. Los interrogatorios no son lo mío.

Aiden ríe.

—Descuida, tampoco son lo mío. —Me deja en claro, ambos reímos de nuevo, el mesero trae nuestra pizza interrumpiendo nuestra conversación, segundos después de que se va, cada uno tomamos un pedazo mientras conversamos—. Sobre mis pasatiempos, no suelo tener muchos, he estudiado música desde que era un niño, el violín es mi instrumento favorito y el piano, me gusta montar a caballo, es relajante, también jugar ajedrez y leer, disfruto mucho leyendo. Dios, sueno como la persona más aburrida, ¿no es así?

Río. Por más que él encuentre esas cosas aburridas, considero lo contrario, me resultan interesantes.

—Honestamente, son interesantes —me animo a confesar. Aiden sonríe.

—¿Qué hay de ti? ¿Qué te gusta hacer?

Con la servilleta que he tomado, me limpio las manos antes de hablar.

—No tengo muchos pasatiempos como los tuyos, suelo leer mucho también y creo que ese es uno de mis mayores pasatiempos, además de estudiar.

—No es tan malo. En casa siempre se nos da oportunidad de aprender algo nuevo, es importante que un príncipe tenga un talento en el que sobresalte —inquiere rodando los ojos, pero no hay enfado en sus palabras.

—¿Es como una regla?

—Sí así podría considerarse. —Se encoge de hombros—. No conozco a un miembro de la realeza que no tenga algún talento.

—Supongo que eso es interesante.

—O estresante, ¿qué si realmente no soy bueno para algo y tengo que fingir serlo? —protesta, alzo las manos en modo de defensa.

—Ey, estás en tu derecho de no serlo.

Aiden ríe.

—Eso creo, ¿qué harás mañana?

Me pienso su pregunta.

—Si no me equivoco, mañana no me toca ir al hospital y solo tendré un par de clases, ¿por?

De nuevo, veo ese atisbo de nerviosismo en él.

—Me preguntaba si te gustaría ir a un partido de polo conmigo, sé que puede ser aburrido, pero realmente no quisiera ir solo y estaba pensando en que quizás tú podrías acompañarme. Claro, si te gusta la idea.

Jamás he ido a un partido de polo y aunque sé que suelen pasarlo en televisión de vez en cuando, nunca lo veo, pero quiero ir con Aiden.

—Por mí está bien, aunque no tengo idea de cómo es un partido de polo.

Aiden suspira.

—Es simple, el partido de mañana es al mediodía, es por una causa benéfica —se anima a contar—. Por lo general, suelo asistir con la reina, pero ella no podrá asistir esta ocasión y se me ocurre que sería una agradable primera cita, ¿qué opinas?

—Estoy sorprendida —confieso, una risita se me escapa, vaya que esa sería una primera cita si vamos a un partido de polo. Hay que darle crédito por originalidad—. Me gustaría ir, pero ¿está bien que vaya? Digo, si la reina suele ir a esos eventos debe ser...

—Ninguna excusa, estas al nivel para presentarte a un evento social de cualquier tipo, nunca te opaques, Jess. —Dice de una manera que encuentro sumamente tierna y me hace sonrojar, desvío mi mirada de la suya.

Termino ofreciéndole una sonrisa y accediendo.

—Solo que hay un inconveniente.

Dice luego de un tiempo, enarco una ceja en su dirección.

—¿Cuál?

—Tendrás que saltarte las clases, el evento será en Liverpool.

Me pienso por un momento las cosas, no suelo saltarme las clases al menos que haya una emergencia familiar o me haya enfermado cosa que rara vez sucede. Me pienso por unos segundos rechazar su invitación porque la universidad es importante para mí, pero también pienso en que oportunidades como esta rara vez suceden y no puedo pasarme toda la vida metida estudiando.

***

Aiden viene a buscarme alrededor de las siete de la mañana. En cuanto llegué a casa después de comer, fui directo a mi armario a buscar uno de mis mejores atuendos, tuve que investigar un poco en internet como suelen vestirse las personas que asisten a esta clase de eventos, al final, me he decidido por un vestido sencillo de color azul pastel. Cuando subo al auto de Aiden, puede ver que trae puestos pantalones cortos de color caqui y una camisa polo del mismo color de mi vestido.

—Parece que nos hemos puesto de acuerdo para asistir al evento —dice observándome.

—Tal parece —agrego—. ¿Crees que llegaremos a tiempo?

Aiden asiente.

—Es temprano aun, y aunque los partidos de polo inician exactamente a la hora que indican, tenemos de ventaja que no lo harán hasta que yo me presente.

Enarco una ceja en su dirección.

—¿Lo dices en serio?

—Muy en serio, la suerte está de nuestro lado.

Luego de eso, me ofrece un guiño, cosa que me encanta, pues lo encuentro coqueto.

El trayecto a Liverpool es agradable, conversamos poco y escuchamos música, Aiden me explica sobre el polo, las reglas y como se juega, también me cuenta que es un deporte que él y sus hermanos suelen jugar de vez en cuando con otros miembros de la realeza, intento prestarle la mayor atención posible y hacerme una idea de lo que me explica, pero siento que solo termino haciéndome bolas con la información que me da.

Al llegar al lugar donde es el partido, dos hombres de traje se acercan a nosotros.

—Alteza, llega a tiempo, ¿necesita que le lea el itinerario? ¿Desea que le traigan alguna bebida o alimento para contemplar el juego? Le han reservado un asiento en el área de...

—William, por favor, toma un respiro —habla Aiden con una risita seca mientras camina al lado de los hombres, los tres van caminando rápido y les sigo el paso más no puedo evitar sentirme incómoda y fuera de lugar, Aiden detiene su paso haciendo que los hombres hagan lo mismo, incluyéndome, sus ojos se encuentran con los míos y me extiende una mano que dudo por un momento en tomar—. Ella es Jess, la he invitado a acompañarme.

—¿La reina sabe de esto, alteza?

—No, y no creo que tenga ningún inconveniente —explica Aiden con seguridad, William asiente—. Como sea, tendrás que cuidar de ella, en caso de que tenga que dar el discurso antes de iniciar el partido.

—Lo hará alteza, ya está todo arreglado. No hay forma de saltárselo.

Aiden suspira.

—De acuerdo, entonces tendré que repasarlo una vez más.

—Así es, alteza, ¿le importaría recitarlo para nosotros?

Continuamos caminando por los alrededores, Aiden no suelta mi mano ni un segundo hasta que llegamos a una carpa donde hay un par de mesas y sillas, que han instalado específicamente para que la familia real pueda apreciar el partido, otros dos hombres de traje se nos acercan y le entregan un par de carpetas a Aiden, quien suelta mi mano y se disculpa, tan pronto como se acerca a ellos, comienzan a darle órdenes de lo que tiene que hacer y decir, William se queda a mi lado y me hace compañía, como no suelo quedarme callada y prefiero hablar que dejar que nos inunde a todos un silencio, entablo una conversación con William, quien me cuenta que es asistente de la familia real desde ya hace más de diez años, y específicamente de Aiden desde hace cinco años y que disfruta mucho de su trabajo, también me cuenta otras cosas personales como su familia.

—Su obligación es prácticamente darle la bienvenida a todos los que han asistido al evento y tomarse fotos con los del equipo de polo —me explica William muy cerca de mí, es muy discreto con la información—. Nada interesante, pero es parte de su deber presentarse a esta clase de eventos.

—¿Lo hace seguido?

Pregunto y él asiente.

—Muy seguido. Por lo general, la reina suele acompañarle, pero me temo que ha surgido un altercado que le ha impedido asistir, como sea, era la obligación del príncipe Aiden presentarse aquí.

Veinte minutos más tarde, Aiden se acerca de nuevo a nosotros y se sienta a mi lado, desde donde estamos tenemos una vista espectacular del partido de polo, sin embargo, la explicación que Aiden me había dado en su auto queda prácticamente descartada en mi cabeza porque realmente no entiendo nada, para mí, solo son personas montadas en un caballo usando palos para patear una pelotita.

—¿Ya te aburriste?

Pregunta Aiden en mi oído, le doy una mirada vaga, tiene una sonrisa torcida en su boca, puedo ver que él si disfruta del juego.

—No entiendo nada, tu explicación quedó en el olvido.

Ríe.

—Puedo verlo, aún falta un poco de tiempo, pero podemos ir otro lugar después del partido.

—No es tan malo como parece —me encojo de hombros, por mucho que no entiendo el juego, el ambiente aquí es agradable.

—No lo es, la mayoría suele hacer apuestas de vez en cuando, es el deporte favorito de muchos de mis conocidos.

—¿Has apostado a un equipo?

Aiden niega.

—No del todo, a los miembros de la realeza no se nos permite apostar exactamente.

—¿Por qué?

—Porque si al equipo al que hemos apostado gana, se puede considerar que nosotros hemos manipulado el juego, evitamos eso no haciendo apuestas, es una regla.

—Es solo un juego amistoso, ¿en verdad lo ven así?

Aiden dibujo una mueca en su boca y ladeo la cabeza.

—Aunque piense como tú, hay personas que piensan lo contrario, muchos se obsesionan con el juego y creen que si nosotros apostamos a un equipo es porque sabemos que va a ganar.

—Es ridículo.

—Estoy de acuerdo contigo.

—Entonces, ¿tienes un equipo favorito?

Asiente.

—Lo tengo, son el equipo de los halcones verdes, no son el mejor equipo de polo, pero disfruto el entusiasmo que le ponen en cada juego.

—¿Halcones verdes? —pregunto enarcando una ceja—. Me suena más a equipo de preparatoria en una escuela americana.

—Oh sí, suena muy de Estados Unidos, pero son buenos, apostaría a ellos si pudiera.

Río.

—¿Te gustaría apostar conmigo?

Aiden me una mirada curiosa.

—¿Qué clase de apuesta?

—No lo sé, pero quiero apostar al equipo contra cualquier equipo menos el tuyo, si tu equipo tiene un nombre pésimo, lamento decirte que no es muy bueno.

—Lo he oído antes —dice negando, después extiende una mano en mi dirección—. ¿Quieres tener un trato?

Una enorme sonrisa se dibuja en mi boca al tiempo en que estrecho su mano.

—Tenemos un trato.

—Bien, ¿a qué equipo apostarás?

Me muerdo el labio inferior mientras observo a los jugadores y señalo uno al azar, Aiden me da una mirada curiosa.

—¿Estás segura de ello?

—Sí.

—Si no me equivoco, ese equipo tiene peor nombre que mi equipo.

—¿Ah sí?

Asiente.

—Las medias negras —contesta y no puedo evitar reírme.

—¿Qué clase de nombres son esos? Son pésimos escogiendo nombres.

—Lo son, sin embargo, no puedes retractarte. Tenemos un trato.

—Y no pienso retractarme, tengo fe en que mi equipo gane.

Le digo hinchando el pecho con orgullo, Aiden niega y volvemos a contemplar el partido. Una hora transcurre y el partido termina, Aiden voltea a verme con orgullo al ver que su equipo ha ganado y el mío ha perdido, abro la boca para hacer un comentario, pero la cierro de inmediato porque no tengo algo en específico que decir, solo sé que ha sido una pésima idea haber apostado porque a nadie le gusta perder una apuesta, por alguna razón, las apuestas nunca salen muy bien.

—Lamento decirte que tenías oportunidad de retractarte antes de escoger un equipo.

Me dice Aiden con orgullo, puedo ver que disfruta de ser quien ha ganado, el príncipe pierde muy pocas veces, según William.

—Estoy considerando que fue una pésima idea.

Le dejo saber y Aiden ríe.

—Demasiado tarde, Jess —dice con cierto orgullo, veo que se lleva las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones cortos y me tenso.

—Por favor, no hagas que me arrepienta más de esto.

Cierro los ojos con fuerza porque estoy segura de que mi cara de vergüenza de más que pena. No debí de apostar con alguien que conoce a la perfección este juego. Aiden vuelve a reír.

—Descuida, lo que tengo pensado no será tan malo, pero es mejor que nos vayamos ahora.

De nuevo, entrelaza su mano con la mía y le hace una seña a los guardias y su asistente para que nos acompañen a donde ha estacionado su auto, sin embargo, en cuanto llegamos al estacionamiento, es imposible subir al auto porque hay más de diez paparazzi apuntando hacia nosotros con su cámara y como instinto, Aiden suelta mi mano, los guardias que están acompañándonos, nos rodean a los dos, ocultándonos de las cámaras que apuntan en nuestras direcciones.



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Holaaaaaaaaaaaaaaa. Siento que ha pasado mucho tiempo desde mi última actualización, siento que no vengo en años, cuando en realidad han sido un par de dias pero aquí estoy de vuelta, ya mejor de animos, creo.

¿Cómo están? ¿Alguién me extraño?

Me hace feliz volver a actualizar porque Wattpad es mi refugio en la vida así que muchas gracias por su apoyo y los lindos mensajes que me dejaron aquí y en instagram, gracias por apoyarme, se los agradezco bastante y ya me tienen de vuelta, nimodo, la vida sigue jejeje

Dejenme saber que opinan del capítulo de hoy! 

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