Capítulo 10
Jessica
A menudo, me considero un desastre, aunque intento ocultar mis emociones, sé que a veces resulto pésima haciéndolo, no puedo tener el control de mi vida tanto como me gustaría, es como si el universo siempre se empeña a darle la vuelta completa a mis planes, provocando que lo inesperado suceda, supongo que la vida está hecha de cosas inesperadas y hay que aprender a vivir con ellas por mucho que no queramos.
—Alteza, lamento interrumpirlos, la reina lo requiere en el palacio ahora.
Dice William a escasos metros de distancia de nosotros, de un salto, por no saber de dónde ha salido, Aiden y yo nos apartamos incómodos, compartimos una pequeña mirada y veo que luce igual de sonrojado que yo, se aclara la garganta al tiempo en que asiente frenéticamente.
—¿Ha dicho el por qué?
William niega.
—No alteza, solo he recibido una llamada pidiendo que regrese al palacio en cuanto antes.
Siento una ligera decepción cuando Aiden vuelve a verme, la mueca en sus labios me deja saber que le apena tanto como a mí tener que irse, esto me recuerda a una de mis tantas citas donde el chico se marchó con la excusa de que tenía que ir al supermercado para comprar jabón para los trastes, ya que su mamá se había quedado sin este, sin embargo, las circunstancias son diferentes, estoy casi segura de que no es una excusa barata que la reina lo requiera, en ese caso imagino que inventaría una excusa mucho más falsa, algo como que hay un asalto en el palacio, o tiene que ir a limpiar, no sé qué clase de emergencias absurdas podría inventarse un príncipe.
William, como no tiene más que decir, nos da un tiempo a solas.
—Vaya, tendré que irme —dice Aiden rompiendo el silencio, doy un pequeño asentimiento.
—Descuida, entiendo que tengas que volver, debe de ser importante si la reina te requiere.
Honestamente, la idea me parece intimidante.
—Eso espero, vamos, te llevo de vuelta a la residencia.
Después de que Aiden se va, mis amigas vienen a buscarme una hora más tarde, ambas mantienen una sonrisa cómplice en los labios mientras me ponen al tanto de cómo ha estado su tarde, sin embargo, mi instinto me dice que esa no es la razón por la que las dos están aquí.
—¡Ya! ¡Las dos! —exclamo dándoles una mirada seria—. ¡Sé que traman algo!
Ana y Ella comparten una mirada cómplice y sueltan un chillido al mismo tiempo.
—Te vimos irte con el príncipe.
Dice Ella con gran entusiasmo, mis ojos la miran perpleja, juraba que nadie me había visto irme con el príncipe, al ver mi expresión, Ana se apresura a hablar.
—Descuida, no había nadie más en el pasillo más que nosotras, veníamos a invitarte a ver un maratón de películas juntas y justo en ese momento, tú y el guapísimo príncipe de Inglaterra iban saliendo.
Dice en un tono exagerado que me hace reír.
—¿Y bien? ¿Nos contarás o te quedarás callada?
Pregunta Ella con curiosidad, por más que intento ser discreta, no puedo evitar soltar un chillido de emoción al cual mis amigas se unen. Sin pensarlo, les cuento todo, desde el primer día en que los dos nos conocimos en el hospital, las chicas me escuchan con entusiasmo y puedo ver que comparten la misma alegría que yo.
—¡Dios mío, Jess! ¡Es como un sueño! —exclama Ella emocionada.
—Quién diría que el príncipe estaría interesado en una chica como tú —dice Ana emocionada—. Es muy guapo y creo que hacen una linda pareja juntos, Dios, ya los hago saliendo.
Chasqueo la lengua ante el comentario de mi amiga.
—No podemos hacer teorías tan apresuradas —les digo a ambas, quienes continúan haciéndose más teorías en sus cabezas, admito que yo también me he hecho algunas.
Ana niega.
—Jess, si Aiden no estuviera interesado en ti, no vendría a buscarte, además, ¿qué chico te trae a casa después de vomitarle encima? ¡Cualquiera te hubiera dejado allí!
No puedo evitar reírme con esto último.
—Bueno, no es cualquier príncipe.
—Por supuesto que no, es el futuro heredero a la corona inglesa.
Nos dice Ella, con firmeza, las tres compartimos una mirada y suelto un suspiro.
—Por eso mismo no sé si esto realmente está sucediendo y mucho menos si es correcto, su vida se basa en un protocolo y seguro el protocolo no incluye salir con chicas ordinarias como nosotras.
Inquiero, Ana bufa y rueda los ojos al mismo tiempo.
—Tonterías, solo estás buscando excusas, ¿acaso no te gustaría salir con él?
Ni hace falta que me lo pregunte dos veces porque me veo asintiendo a la primera.
—Dios, sí, me gustaría mucho, no niego que tengo un crush con él.
—¿Quién no? Es guapísimo —dice Ella—. Y ni hablar de su hermano, que lástima que el príncipe Eric sea menor, de lo contrario, ya estuviera detrás de él.
Río ante el comentario de mi amiga.
—Jess, te conocemos bien, sabemos que eres pésima con las relaciones, pero si el príncipe está interesado en ti, deberías darle una oportunidad.
—¿Tú crees?
Enarco una ceja en su dirección y ella suspira con exasperación.
—¡Demonios, chica! ¡Cualquier otra mujer estaría muriéndose ahora mismo por estar en su lugar! ¡Claro que la respuesta es sí!
Se queja Ana.
—Sí les soy sincera, me gustaría volver a salir con él.
Confiesa para ambas, quienes sonríen entusiasmadas.
—¿Y qué te impide hacerlo? —pregunta Ella, enarcando las cejas—. Si el príncipe está interesado en ti, no veo por qué decirle que no.
—Supongo que tienes razón.
Me encojo de hombros.
Nos enfrascamos en otro tema y consigo olvidarme de Aiden, al final, las chicas se van a media noche a sus departamentos y me quedo dormida con el televisor encendido. El lunes por la mañana, asisto al hospital con mis amigos, como de costumbre, es un día ajetreado, ayudando al doctor Sullivan quien tiene bastantes pacientes y no tiene tiempo de tomarse un respiro hasta la hora del almuerzo.
—¿Jessica? ¿Tienes un momento? —pregunta el doctor Sullivan en mi dirección, comparto una rápida mirada con mis amigos, ya que estamos por dirigirnos a la cafetería para almorzar, me hacen señas para que vaya con el doctor Sullivan y asiento. Al llegar a su lado, los dos comenzamos a caminar por los pasillos—. No sé si ya te has enterado, pero el hospital estará ofreciendo quedarse a trabajar con nosotros a tres practicantes una vez que terminen con su ayudantía aquí, cada año suelen ofrecerle el trabajo a una persona, me temo que esa política ha cambiado y tenemos oportunidad de dejar a tres —cuenta mientras avanzamos hasta el final del pasillo donde nos detenemos, el doctor Sullivan me observa con sus ojos marrones—. Estaba considerando que deberías de ser una de las afortunadas en quedarse con el trabajo, ¿qué opinas?
Le doy una mirada de asombro porque no me espero una propuesta como esta.
—Eso sería maravilloso.
Admito, tener una oportunidad como la que el doctor me menciona, es magnífica y muy difícil de conseguir. La diminuta sonrisa que tiene en los labios se ensancha.
—Bien, quiero que sepas que cuentas con mi apoyo para que seas una de las siguientes en quedarte.
—Gracias, no creo que tenga manera de agradecerle esto.
Estoy anonadada.
—No hace falta que lo hagas, has sido de mucho apoyo desde que entraste a las prácticas y realmente me gustaría mucho que te quedarás en el hospital para continuar ayudando —dice con entusiasmo, a estas alturas me es imposible no sentirme feliz—. Cuentas con todo mi apoyo, solamente te pediré tu discreción y que no comentes nada a tus amigos, por favor.
Asiento frenéticamente, es lo mucho que puedo hacer para conseguir una oportunidad como la que él me ofrece.
—No se preocupe por ello, le doy mi palabra de que no les diré nada.
El doctor Sullivan asiente.
—Bien, entonces puedes ir a almorzar, nos vemos en unos minutos.
Los dos nos despedimos, voy con mis amigos a la cafetería y hago mis esfuerzos por ocultar mis emociones, no queriendo delatarme con ellas, pues no diré ni una palabra sobre la conversación que he tenido con el doctor Sullivan.
Después del almuerzo, me quedo una hora más ayudando en el hospital antes de regresar a la universidad para presentar un examen, el cual me toma alrededor de una hora debido a lo extenso que es, al final, estoy tan contenta por la noticia que el doctor Sullivan me dio que no quiero irme a encerrar a mi habitación, aunque no tengo con quién compartir mi entusiasmo, así que pienso en que puedo ordenar pizza para la cena y ver un maratón de alguna película por el resto de la tarde.
Mientras camino por los pasillos de la universidad, guardando un par de libros en mi mochila, escucho la voz de Aiden llamar mi nombre a un par de metros de distancia, me giro hacia ella para encontrarme con él caminando en mi dirección.
—Hola —lo saludo una vez que llega a mi lado—. Qué sorpresa verte por aquí.
A pesar de que también estudia aquí, si es una sorpresa encontrarse con él.
—Bueno, estaba por ir a casa, pero te he visto por aquí cerca, quise saludar.
Hoy trae una vestimenta casual tal como el día que habíamos salido al bar y veo que trae un libro una libreta en mano.
—¿Acabas de terminar tu última clase?
Asiente.
—En realidad la terminé hace una hora, pero me quedé con Castriel conversando un poco, ¿vas a tu dormitorio?
Niego.
—Voy a comprar pizza antes de ir al dormitorio, ¿quieres venir?
La pregunta ha salido espontáneamente de mí que me sorprendo por ella, la sonrisa de Aiden se ensancha y asiente.
—Seguro, tengo todavía un poco de tiempo antes de que se pregunten por mí en el palacio.
Inquiere, los dos comenzamos a caminar hacia la entrada de la universidad para dirigirnos a la pizzería que queda a dos cuadras de aquí. Mientras caminamos, vamos en silencio, aunque me percato de que las pocas personas que hay a nuestro alrededor nos miran curiosos, Aiden se aclara la garganta para llamar mi atención.
—Veo que llevas tu uniforme de enfermera, ¿estuviste en el hospital? —pregunta, y asiento.
—Solo medio turno, he salido temprano para presentar un examen.
—¿Qué tal ha ido?
—El examen, bien y el hospital de maravilla, ha sido un buen día a pesar del duro trabajo.
—Eso es bueno.
Al salir de la universidad, nos encontramos con un par de estudiantes que saludan en nuestra dirección y me doy cuenta de que deben de conocer a Aiden porque más bien es a él a quien saludan. Al llegar a la pizzería, hacemos fila detrás de un par de estudiantes.
—¿Qué clase de pizza te gusta? —le pregunto, mientras observo el menú que hay en la pantalla detrás del mostrador, Aiden tiene una mueca en la boca mientras observa.
—Sencilla, pepperoni y queso —dice encogiéndose de hombros—. ¿Cuál sueles comer?
—La misma que has dicho.
Respondo, Aiden asiente.
—¿Comerás aquí? —pregunta observando a nuestro alrededor, como siempre, el lugar está lleno. Una mueca se dibuja en mi boca, es difícil encontrar una mesa disponible y mi idea principal era comer en mi dormitorio, pero he cambiado de idea después de invitar a Aiden—. ¿Sabes qué? Mejor busca a una mesa disponible antes de que alguien más encuentre una, yo ordenaré por ambos.
Dice con seguridad y enarco una ceja en su dirección.
—¿Estás seguro de eso? —La idea de quedarse a comer aquí suena mucho mejor que irme a encerrar, Aiden asiente, saco de mi bolsillo del pantalón un billete para darle el dinero de la pizza, pero Aiden niega—. Déjame invitar.
Insiste, lo considero por unos segundos, antes de terminar asintiendo.
—Asegúrate de que le pongan suficiente pepperoni.
Le acuso antes de irme a buscar una mesa disponible. Diez minutos más tarde, Aiden aparece en la mesa y toma asiento frente a mí.
—Cielos, está lleno.
—Es muy raro encontrarlo vacío, la mayoría tiende a venir aquí.
—Lo sé, las pizzas aquí son exquisitas.
—Conque ya has venido antes, ¿eh?
—¿Quién no? Creo que todo estudiante de Oxford ha venido aquí por lo menos una vez en su vida.
Río.
—Tienes razón con ello.
Uno de los empleados nos trae la pizza y las bebidas minutos más tarde, ambos comenzamos a comer en silencio, el pequeño murmullo de las conversaciones a nuestro alrededor y la música baja nos dejan un ambiente agradable en el aire.
—¿Acostumbras a comer sola?
Pregunta Aiden, deseando hacer conversación, me termino de comer el trozo que tengo en la boca antes de responder.
—A veces, por lo general lo hago en mi dormitorio, pero hoy no he tenido ganas de quedarme encerrada allí —le dejo saber y él asiente—. ¿Qué hay de ti?
—¿De mí? Bueno, no acostumbro a comer solo, habitualmente como con mis hermanos y mi abuela y pocas veces en mi habitación. —Asiento sin saber bien qué decir, porque quizá para Aiden es supercasual comer todos los días con la reina y los príncipes de Inglaterra, mientras que para mí sigue siendo sorprendente conocerlo a él—. ¿Qué tal ha ido tu día en el hospital?
Siento el pequeño impulso de contarle a Aiden lo que el doctor Sullivan me ha dicho, porque quiero compartir la noticia con alguien y no poder hacerlo con mis amigos me decepciona un poco.
—¿Te cuento algo? El doctor Sullivan me ha dado una grandiosa noticia —digo recargándome sobre la mesa para que nadie más pueda escuchar la conversación, Aiden sonríe y hace lo mismo, su mirada me anima a contarle—. Me ha dicho que me escogerá para quedarme en el hospital cuando terminé las prácticas, ¿puedes creerlo?
—Enhorabuena, eso es grandioso, Jess, ¿le has contado a alguien?
Niego.
—Me ha dicho que no puedo decírselo a mis amigos, eres la primera persona a la que se lo cuento.
—Vaya, no sé si sentirme halagado por ser el primero en enterarse u ofendido por no considerarme tu amigo —murmura, llevándose una mano al pecho, la sonrisa en mis labios se desvanece y me sonrojo, Aiden ríe—. Tranquila, solo bromeo, me alegra ser el primero en enterarse, felicidades, me alegro por ti.
—Gracias.
Respondo, Aiden me guiña un ojo, cosa que provoque que no pueda ocultar mi sonrojo.
—Bien, eso amerita celebrarlo, ¿no crees?
Inquiere, los dos ya hemos terminado de comer y Aiden se levanta de su lugar, también hago lo mismo, un poco sobresaltada de su repentino cambio.
—¿Qué haces?
Me atrevo a preguntarle mientras veo que se dirige hacia la puerta, Aiden detiene sus pasos y me da una mirada.
—A celebrar tu grandiosa noticia, ven.
Hace con un gesto de cabeza, no tardo mucho en llegar a su lado, a Aiden no le importa que haya un par de estudiantes observándonos cuando entrelaza nuestras manos, para que los dos salgamos del local en cuanto antes. Una risita absurda se me escapa cuando siento el tirón que me da su mano por ir un poco más lento que él, ambos recorremos un par de locales.
—¿Me dirás a dónde vamos? —pregunto, con buen humor y Aiden me da una mirada por encima de su hombro.
—Es una sorpresa.
Vuelve a guiñarme el ojo y tira con más fuerza para que caminemos más rápido.
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¡Feliz Domingo! ¿Cómo están? Aqui les vengo con la nueva actualización, no puedo creer que ya vayan 10 capítulos, me emociona que puedan ir leyendo cada día más, aquí como pueden ver, Aiden a pesar de todo, tiene un poco más de libertad que Jaxon, no sé por qué pero siempre he sentido que estos personajes se parecen un poco, ¿quizá porque son hermanos? Como sea, espero que disfruten del capítulo, dejenme saber que tal les parece (:
¿A dónde creen que irán Aiden y Jess?
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