Capítulo 17


Los misterios de la noche no pueden ser contados, y las palabras que se dedicaron la Luna y el mago sólo son para ellos. Siendo así, dejemos caer un fino velo, que el tiempo deje pasar su curso y demuestre los resultados de ese primer encuentro.

Y cuando se despidieron, una sensación desconocida golpeó el pecho del mago. Pues sin darse cuenta, ni pretenderlo, un pedazo de él mismo se marchó con ella.

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Llegada la mañana, los soldados se llevaron a Prajnā. El consejo de Shenglian había pasado la noche debatiendo este inesperado conflicto. Escucharon la explicación de los testigos y enviaron expertos para analizar todo el escenario. Comprendieron la mayor parte de lo sucedido, pero aún quedaban preguntas por resolver. ¿Quién era aquella bruja? ¿Y qué relación tiene con ese joven?

Tras ser escoltado a través de escaleras y pasillos, Prajnā fue detenido ante unas grandes puertas. Se ubicaba en el séptimo piso de la torre, el área ejecutiva. Dentro de poco, sería llamado a entrar y debería ofrecer sus explicaciones al consejo por todo este asunto.

Un guardia barbudo lo amenazó con su cuchillo.

Ahora te presentarás al consejo, muchacho. Sé educado y no digas estupideces. De lo contrario... nadie echará de menos a una rata como tú.

El joven sonrió levemente, negándose a responder. Si lo hiciera, quizás se le escapara un insulto o dos. Sería un mal comienzo.

Pueden entrar. Anunció alguien.

Las grandes puertas se abrieron en consecuencia. Una extensa sala de hermosos adoquines disponía doce asientos puestos en círculo. Cada uno de estos asientos correspondía a un Gran Anciano, con su propio diseño personal.

Prajnā fue empujado al centro de la sala. Todos los ojos cayeron sobre él, cargados de curiosidad. Erguido con la dignidad de un príncipe, resistió el peso de todas esas miradas. Un silencio tenso se hizo entre los presentes. Tras unos largos segundos, la Primera Anciana carraspeó.

Mi nombre es Sel Avani, y represento a este consejo. Estamos aquí para conocer y juzgar la situación ocurrida ayer por la tarde. ¿Cuál es tu nombre?

Mi nombre es Prajnā.Respondió con ademán educado.

¿Sin apellido?

Los plebeyos no tenemos derecho a un apellido.

Ya veo. Tosió incómoda. Joven Prajnā, se te acusan de dos crímenes. El primero, infiltrarte con una falsa identidad en Shenglian; Y el segundo, de envenenar a tres alquimistas y causar un alboroto. ¿Entiendes tu situación?

La comprendo, mi señora.

¿Tienes algo que decir en tu defensa?

Así es. Asintió. El veneno sólo fue empleado para debilitar a la intrusa disfrazada. Sus efectos son pasajeros y no causan ningún daño a los afectados. Considerando la situación, era el único método seguro para herirla exitosamente.

Según me ha contado un testigo, la identificaste por sus ojos. Eso significa que la conocías.

Su deducción es correcta. Tuve la desgracia de conocerla antes. Contuvo la ira en su voz. Jamás podría olvidar esos ojos. Ni lo que me hizo.

Explícate.

Las palabras son inútiles. Será más sencillo si se lo muestro.

Con un simple susurro, su falsa sombra desapareció. Las exclamaciones se extendieron por todo el consejo. Incluso los soldados respiraron inquietos, alejándose del mago. Estaban presenciando algo que no obedecía las leyes lógicas.

Aunque en el cuerpo de Prajnā incidía la luz de manera natural, no dejaba sombra alguna en el suelo. Era como si fuera una ilusión, un ser irreal.

Esa bruja... ¿te hizo esto? Jadeó la anciana.

Sí, por eso oculté mi identidad. Temía que pudiera seguirme...

Cosa que hizo... lo que significa que has traído esa bruja peligrosa hasta nosotros.

No pondré excusas. Soy culpable.

Todo el consejo estaba inquieto. Los miembros se miraron unos a otros, trasmitiendo sus miedos en voz baja. Sel Avani (la primera anciana) compartió algunas de estas miradas, y con una expresión reflexiva dijo:

¿Sabes cuán poderosa es?

No sé mucho de ella, pero... según mis suposiciones, es una existencia de nivel Espíritu.

Qué problemático. Frunció el ceño.¿Por qué lo piensas?

En nuestro anterior encuentro, pudo someterme usando su aura. Como ya sabrán, es una capacidad que sólo alcanzan aquellos con el nivel Espíritu...

Los niveles de existencia se asocian al poder mágico de un sujeto. ¿En qué se basa esta división? Muy sencillo: al hacerse más poderosos, todos los seres vivos despiertan ciertas habilidades o características. Así, los niveles de existencia utilizan estas características como referencia aproximada.

Durante la siguiente hora, Prajnā fue sometido a interminables preguntas que indagaban desde su origen hasta la actualidad, constatando su testimonio con los demás.

Con cada respuesta, el joven mago entretejió una impecable red de mentiras. El consejo quedó atrapado en su telaraña, pues en su creencia de sabios y conocedores, jamás esperarían que un chico de 16 años pudiera ser tan astuto.

En resumen, sólo eres una víctima de esa bruja. Asesinó a tu maestro e intentó robar sus fórmulas. No obstante, tú las quemaste y ella te castigó. Después de esa terrible experiencia, estabas aterrado y huiste. Viniste aquí para buscando protección. Lo que sucedió después es una consecuencia natural. Ella desea las fórmulas que te enseñó el maestro...

No podría haberlo dicho con mejores palabras. Una sutil sonrisa traicionó sus labios.

Una bruja de nivel Espíritu es una grave amenaza. Podría competir con las mayores fuerzas de Opadmé. En circunstancias normales, evitaríamos entrar en conflicto con alguien así. Un brillo codicioso se reveló en los ojos de Sel Avani. Pero la has anulado con un extraño veneno. Si lo has hecho una vez, puedes volver a hacerlo. Tengo una propuesta para tí: si nos enseñas la fórmula de ese veneno, no sólo te aceptaremos en Shenglian; también te protegeremos de todas las amenazas y serás tratado con los más altos honores. Incluso podrías aspirar a un lugar en el consejo.

¿Un veneno capaz de afectar a la capacidad mágica de un hechicero? Las mayores fuerzas de la ciudad levantarían una guerra sólo por obtener tan maravillosa fórmula. Nadie se atrevería a amenazarlos si la tuvieran.

Tengo una oferta mejor.

Siéntete libre de hablar.

Una vez al mes, revelaré una fórmula de mi difunto maestro. A cambio, me ayudarán a construir una falsa identidad, lo más perfecta posible. No me importa el dinero que tengan que gastar.

Podemos hacerlo. ¿Qué más quieres?

 Usando esta falsa identidad, quiero que me introduzcan en la Escuela del Árbol Roto... como profesor de Alquimia. 

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