Epílogo
EPÍLOGO
I hope you don't mind, I hope you don't mind
That I put down in words
How wonderful life is while you're in the world
[Your Song — Elton John]
Nueva York, septiembre de 2011
EL MIEDO ERA LO ÚNICO que Jamie podía descifrar de los ojos de Reagan O'Riley. Y bueno, la emoción. Y bueno, quizás también una ligera indigestión. En realidad, Jamie Wells podía ver mucho en la expresión de su amigo, que daba tantas vueltas en la habitación vacía que parecía que iba a hacer un agujero en el suelo de madera del ayuntamiento.
—Reags, estate quieto—le pidió por enésima vez—. Si sudas en el traje tu prima me matará.
—¿Eve o Casey?—preguntó deteniéndose un instante.
Jamie se encogió de hombros a modo de respuesta.
—Cualquiera de las dos, ya las conoces.
Antes de que Reagan pudiera seguir dando vueltas, alguien llamó a la puerta y abrió despacio.
Primero asomaron los ojos dorados y curiosos de una niña de piel tostada y trenzas negras. Luego, centímetros por debajo aparecieron unas narices, unos bucles castaños y pequeños ojos entre verde y azul. Finalmente, el cabello pelirrojo y los iris azul zafiro. Jamie no pudo evitar sonreír. En un abrir y cerrar de ojos, los tres niños estaban alrededor de Reagan y Jamie.
—¿Qué hacéis aquí chicos? ¿Venís aquí para reíros de Reagan?
Los tres negaron al unísono y comenzaron a parlotear. A veces ver aquello era desconcertante. Dos de ellos eran mellizos, sí, pero ver cómo la tercera—aunque más mayor—también parecía haber desarrollado la misma conexión era fascinante y agotador a ratos. Eran o tres angelitos o tres diablillos. Jamie se cruzó de brazos y automáticamente todos se quedaron en silencio, conteniendo las risas.
—A ver, dímelo tú, Tate—le pidió Jamie.
—¡Pero eso es injusto, papá!—protestó el pelirrojo—. ¡He llegado antes!
Ah, el sentido de la justicia. Jamie se lo pensaría dos veces la próxima vez que salieran a cenar y dejase a los niños con Gavin Lamar o Evelyn.
—¡No seas mentiroso, Cal!—replicó la castaña dándole un golpe a su mellizo—. Hemos venido nosotras primero, Tate fue primera.
—Tú calla, Sam.
Al levantar la mirada volvieron a encontrarse con la pose autoritaria de Jamie, cruzado de brazos y una ceja levantada en señal de reprobación. Reagan contuvo una risa detrás y él lo miró de soslayo. Al menos parecía estar un poco menos tenso que hacía unos minutos. Los niños se disculparon y dejaron a su hermana hablar.
La familia no era la sangre, nunca lo había sido; la primera vez que había cogido en brazos a Tate—la niña de un año que habían adoptado cinco años atrás, cuyo nombre había sido en honor a la amiga que había perdido su vida ayudándolos—, lo había visto tan claro como cuando Casey abrazaba a Thomas o a sus padres.
—Mamá está con Aidan y tío Bren...Dice que nuestra sala ya está lista—después miró a Reagan—. Estás muy elegante, tío Reags.
—No digas eso—dijo Jamie al oído de su hija—, se le subirá a la cabeza.
La niña soltó una risa y desapareció por la puerta con sus hermanos, no sin antes sacarle la lengua a Cal. Había sido una imagen adorable verlos a ellos tres, Tate y Samantha con los vestidos verde claro y Calder con el trajecito negro. Reagan emitió un suspiro que Jamie secundó, no por los niños, sino por el irlandés. Quién le hubiera dicho que ser padrino consistía en aquello.
—No sé cómo lo hacéis, Jamie.
—Vosotros tenéis a Benji—repuso él—. La paternidad es lo que es.
Reagan sacudió la cabeza. Ahora, el cabello del decorador de interiores estaba salpicado por sutiles líneas de gris en determinadas partes rodeadas de negro. Jamie se acercó hasta él y le ayudó a ajustarse la flor que tenía solapada en su traje negro, cuando terminó, sonrió orgulloso. O'Riley parecía más tranquilo, pero seguía inquieto.
—Sí, tú compara a un niño con cuatro—replicó—. ¡Y tres de la misma edad!
—Anda, no seas dramático—dijo Jamie sabiendo qué se pasaba por la cabeza de Reagan—. Llevas casi diez años con él, lo de hoy solo es para oficiarlo sobre papel.
Reagan exhaló y se pasó una mano por el pelo mirándose al espejo. Jamie supo en lo que estaba pensando su amigo con solo mirarlo. Pensaba en su madre, en qué diría si estuviese allí con él. Aunque lo negase, Jamie era consciente de que su mente divagaba en lo que Séaghdha habría pensado si no hubiese estado en la cárcel, o en cómo habría reaccionado su padre de no haber fallecido en prisión dos años atrás.
—Estaría orgullosa—le aseguró Jamie Wells, sabiendo que aquello era lo único que necesitaba para hacer que Reagan se sintiera aliviado. Le dio una palmada en el hombro y sonrió—. Venga, amigo, vamos a casarte.
***
La firma de papeles transcurrió sin problemas con unos pocos testigos. Reagan se había puesto nervioso por nada, todo había ido a pedir de boca. Cuando Brennan Janko y Reagan O'Riley salieron del ayuntamiento dados de la mano, un aplauso se extendió en las puertas del edificio y todo el mundo comenzó a felicitarlos con efusividad.
Lo siguiente fue el banquete nupcial.
Al final de la tarde seguían sin haber probado la preciosa tarta, pero Jamie ya estaba lleno desde hacía horas. Aunque siempre había hueco para un poco de pastel. Jamie se quedó observando su alrededor, maravillado por la normalidad de la situación que lo rodeaba.
Los niños sentados en una mesa baja, hablando sin parar de sus pequeñas cosas mientras comenzaban a comerse su tarta, pringándose los rostros con el chocolate y la nata; entre ellos estaban sus hijos, los de Dara y los de Thomas, riéndose sin parar por algún chiste de la pequeña Tate. A unos metros parejas como Dara O'Riley bailaban al son de la música, él con su esposa, Andromeda; Reagan con Brennan y Evelyn con Gavin.
En cada mesa se mezclaban familias diferentes: los Wilder, los Wells Díaz, Douglass y J.P., algunos inspectores de la veintiuno, y ciertos agentes especiales del FBI, amigos tanto de Brennan como de Casey. La sala era un sinfín de trajes, vestidos y colores; risas y música. Era algo agradable de ver, tan mundano que parecía irónico que los novios se hubiesen conocido porque el padre de uno de ellos era un mafioso y el deber del otro era arrestarlo. Pero algo similar le había pasado a Jamie Wells. Después de todo, había conocido a la madre de sus hijos por el mismo motivo. La pequeña caja dentro de su chaqueta negra comenzó a pesar más.
Casey Robins era la persona que más acaparaba la atención de Jamie en aquel salón. Siempre lo era.
La chica se estaba riendo de alguna ocurrencia por parte de su hermano—un gesto que seguía desarmándolo—, pero se levantó y se sentó en frente de Jamie. Llevaba su mata de pelo rojiza recogida, resaltando sus facciones dulces y sus brillantes ojos azul verdosos. El vestido verde oscuro que llevaba le recordó al día en el que se conocieron, esa noche en la que había pedido un Jameson con limón y él había descubierto que su compañera era ella.
—¡No te vas a creer lo que le ha dicho Sam a Ava!—exclamó esbozando una sonrisa traviesa—. Dice que alguien va a proponerle matrimonio a su pareja en el banquete.
—Sí—carraspeó él. Sintió que le sudaban las manos y fulminó a su hija con la mirada, que sonreía inocentemente al lado de Tate—. Es increíble.
Jamie contuvo una maldición. El factor sorpresa se le había ido al garete. Ahora se arrepintió de haberles pedido a Samantha y Tate que cogiesen su chaqueta esa mañana. Jameson carraspeó.
Luego sacó el anillo de la cajita y se puso de rodillas frente a Casey, sintiendo que la presión de su corazón incrementaba a medida que la pelirroja dejaba de sonreír.
—Parece que nuestra hija ha fastidiado la sorpresa sin querer—dijo Jamie Wells, y tosió de nuevo tratando de ocultar su nerviosismo—. Hace tiempo que me senté al lado de una chica pelirroja que había pedido una bebida con mi nombre, la señal de que era de mi nueva compañera.
» La persona a la que le debía cubrir las espaldas, respetar y proteger—tragó saliva, siendo demasiado consciente del silencio expectante de alrededor. Sin embargo, toda su atención estuvo en Casey—. Hoy, nueve años después, me siento frente a la misma persona para pedirle que siga siendo mi compañera en la vida; para seguir cubriendo sus espaldas, respetándola, protegiéndola y amándola como llevo haciendo desde entonces. Casey Robins Wilder, ¿me harías el hombre más feliz del mundo y te casarías conmigo?
Las manos le iban a empezar a temblar. Jamie lo sabía.
Estaba nerviosísimo. Nueve años y nunca había tenido claro si ella quería eso tanto como él. Se dijo que si lo rechazaba no importaba, que era lo mismo que le había dicho a Reagan horas antes. Aquel era un trámite legal, no medía su amor hacia Casey ni nada por el estilo... pero no podía evitar sentirse emocionado y a la vez aterrado por la respuesta.
Entonces fue cuando Casey empezó a reírse.
«Dios. Esta mujer me va a matar».
Y aún así, siendo un poquito masoquista, no lo habría cambiado por nada en el mundo.
Jamie parpadeó un par de veces antes de fruncir los labios con confusión. Su mirada le preguntó a Casey un «qué», y ella cogió aire antes de responder:
—¡WRW!—exclamó Casey Robins tras una risa y él arqueó una ceja—. Wells Robins Wilder. ¡Mis iniciales van a ser un palíndromo!
A unos metros, Thomas y Noah Wilder se llevaron las manos a la cara, avergonzados. Y no eran los únicos; esa fue la reacción general, con la exclusión de Reagan, que casi se atragantó con su champán, y los niños, que rieron por lo bajo ante la reacción de su madre. Eso casi le hizo sonreír. Casi. Jamie volvió a parpadear, un poco descolocado.
—¿Eso es un sí?—preguntó sin soltar el anillo.
—Ya hemos hablado lo de pulir esas aptitudes de detective—respondió en su lugar antes de añadir con una sonrisa de oreja a oreja—: Sí. ¡Por supuesto que es un sí!
A ambos se les iluminó la cara. Le puso el anillo en el dedo a su prometida escuchando el modo en el que la sala se llenaba de aplausos y ovaciones similares a las que había presenciado cuando Brennan y Reagan habían salido recién casados del ayuntamiento.
—¡Solo has tardado cuatro hijos y nueve años!—exclamó la voz socarrona de Gavin al lado de Evelyn—. ¡Enhorabuena!
El teniente Wells se sonrojó ante esto y las risas que lo secundaron, pero besó a Casey en los labios, ignorando los silbidos y las expresiones divertidas de los niños cercanos a ellos.
Poco después, Casey estaba hablando con su hermana dispuesta a servirse un pedazo de tarta de chocolate y le dijo:
—Tal vez ese coche naranja y verde sí que me trajo suerte después de todo.
Jamie sonrió discretamente al escuchar sus palabras.
Había gente que creía que para formar una familia había que tener una relación, irse a vivir juntos, casarse y tener hijos; sin embargo, su familia no había empezado de ese modo. Habían vivido juntos antes de iniciar una relación, habían tenido niños antes de casarse...La historia de Jamie y Casey no había empezado así en absoluto.
Si en algún momento alguien le preguntaba a Jamie Wells cómo había comenzado su historia con Casey Robins, él sonreiría y les diría que aquella historia había dado comienzo con un crimen, dos policías y un trébol de cuatro hojas.
FIN
¡Eso es todo amigos! ❤️
Muchas gracias por haber leído hasta aquí, ha sido un verdadero placer haberos tenido a todos y todas como lectores en "El primero en disparar". Espero que os haya gustado mi historia y que me comentéis lo que os ha parecido.
Quiero agradecer en especial el apoyo a mis lectoras más constantes: lauumnz, silveriana_, ssuunset, groove2nite y la-seshat. ¡Ver vuestros comentarios me alegra las semanas! :).
¡Pero no os vayáis todavía! Las siguientes semanas iré subiendo algún capítulo extra que se me ha quedado en el candelero de la historia de... *redoble de tambores* ¡Reagan y Brennan! Naturalmente no serán extras únicamente de estos dos personajes, pero reconozco que escribir a esta parejita siempre me saca alguna sonrisa.🥰
Q&A - Algunas preguntas que me habéis hecho son las siguientes (gracias por hacer preguntas jejeje):
- Cortesía de lauumnz
1. ¿Por qué "La Herradura" y las "Ranas Dardo" en relación a la mafia?
Supongo que te refieres al porqué de los nombres. El nombre de la mafia ya se comentó al principio, la "rana dardo dorada" es la especie más venenosa que existe y se dice que es el animal más venenoso y tóxico del mundo, tanto que su nombre es "phyllobates terribilis". ¿Tiene su gracia, eh?
En el caso del bar fue porque las herraduras son consideradas símbolos de buena suerte tradicionalmente, más o menos igual que el trébol de cuatro hojas (jejeje). Quise hacer referencia a la buena y mala suerte con el asesinato del padre de Casey y el bar de Perro, donde empieza y termina todo.
2. ¿Por qué elegiste "comisaría 21"?
Me gustaría deciros que tiene un significado trascendental pero cuando estaba escribiendo la historia pensé en ese número por Twenty One Pilots, que es de mis grupos favoritos. #poetico😝. Eso sí, se sumó el hecho de que en la realidad no existe una comisaría 21; curiosamente en la policía de Nueva York hay comisaría 20 y 22 pero no 21. La que sí que me pensé un poco más fue la comisaría de Thomas Wilder, la 13, que en este caso es referencia al número de la mala suerte.
3. ¿Veremos más de Brennan y Reagan? ¿Y de Nathaniel y la hermana de Jamie (Tessa)?
Ya lo creo que sí, damas y caballeros. 😏 Publicaré algún que otro extra de Brennan y Reagan, como he mencionado antes; reconozco que es de las parejas secundarias que más me ha gustado escribir.
Y en cuanto a Tessa y Nathaniel...Es posible que su historia esté en proceso actualmente. 🤭 En "El primero en disparar" sabemos que la hermana de Jamie y Nathaniel están juntos desde hace un tiempo, pero realmente no he comentado nada de su historia ya que Jamie solo ve a sus hermanos cuando se pelea en los bares (un malote; sí, señor).
La historia está inacabada y hasta que termine el curso no podré escribirla regularmente, por lo que habrá que esperar para ver si ve la luz del día, pero en principio el nombre del borrador es "El último en confesar". Lo único que voy a comentaros es que se sitúa cronológicamente antes de esta historia, a principios de 2001, y que en lugar de mafia, aquí hay intrigas políticas, conspiraciones y asesinatos. ¿Incluso más? Tendremos que verlo. 😌
- Cortesía de ssuunset
4. ¿Vas a escribir algo sobre alguno de los personajes secundarios de esta historia? En plan como el hermano de Casey, Gavin, etc.
¿A parte de la historia de Tessa y Nathaniel? Siempre tengo ideas en mi cabeza, pero la más sólida después de Tessa y Nathaniel es la de Huá Wén y posiblemente en tercera instancia la de Charlie Reynolds. Ahora estoy centrada en "El último en confesar", pero en el caso de que escribiese simultáneamente los borradores (que no va a pasar porque me conozco y me despisto), cualquiera de los dos estaría cronológicamente unos años después de "El primero en disparar".
Por otro lado, si bien suelo hacer referencia a la relación de Noah y Tom y me gustó mucho escribir a Gavin, no tengo nada planeado para ellos en un principio, solo las historias de la comisaría 21.😁
5. ¿Cuánto tardaste en escribir EPED?
Escribí el primer borrador en dos meses y un poquito y lo edité en dos semanas. Nunca he sido tan organizada con un proyecto largo como EPED, lo reconozco. Esta historia la escribí en un verano, es verdad que tenía muy claro como quería que fueran las cosas desde 2019 pero fue en 2020 cuando realmente me puse a escribir jeje.
Muchas gracias por leerme y hacerme preguntas. ¡Nos leemos!
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