¿Una profesora pez?
—Si alguien usa magia para realizar algún fraude, su lengua será cortada —dijo Lukic en tono lúgubre, para luego soltar una risa macabra.
Las clases de pociones siempre me ponían los pelos de punta. Pero no era por la materia, era por la profesora.
Pinche vieja loca.
—Si alguna bruja usa la magia para asesinar a alguien... —Hizo una pausa dramática— ¡será comida lentamente por ratas, con sus afilados dientes delanteros! —Volvió a reír.
Genial, que bueno que solo aplica con las brujas, porque si no, yo sería comida para ratas.
—¿Por qué ríe? No tiene nada de divertido... —dijo Lotte en voz baja. Ella estaba sentada a mi lado.
—Creo que la profesora vio demasiadas películas de terror. —Me encogí de hombros— quizá de ahí saca su inspiración para dar clases.
La profesora alzó sus manos y sonrió, mostrando sus dientes. Empezó a reír de forma histérica.
—¡Y quién resucite a un muerto, tendrá un castigo tan horrible que ustedes desearían estar muertas. Imaginen algo así pero cien veces peor y aterrador! —dijo.
—¡Profesora!
Lukic paró de reír para dirigir su vista a quien la había llamado. Era Akko, tenía la mano levantada y, al parecer, estaba tomando apuntes. Ella estaba al lado de Lotte, así que no le había puesto mucha atención a lo que estaba haciendo.
—¿Eso será parte del próximo exámen? —preguntó Akko.
—... Sí, lo será —respondió Lukic.
Akko empezó a tomar notas en su cuaderno, dejándonos a Lotte, Sucy y a mí desconcertados. Los tres la vimos, muy confundidos.
—¿Qué le pasa a Akko? —preguntó Sucy.
—Ni idea... —contesté.
De repente, Akko se volvió una alumna aplicada... ¿Qué diablos le pudo haber pasado? ¿Habrá sido por lo que pasó en la Fuente de Polaris?
Ella dijo que se iba a esforzar, aunque no creí que fuera tan en serio...
—¿Qué? ¿Raro? ¿En mí? —preguntó Akko.
—Sí. De normal te duermes en clase —le dije— en todas, en general.
Akko apoyó su espalda en la pared del pasillo en el que estábamos.
Luego de clases, Lotte y yo aprovechamos para preguntarle qué diablos le pasaba.
—Y nunca tomas apuntes de nada —añadió Lotte.
—Bueno... es que como se acercan los exámenes... —respondió Akko de forma vaga.
—En fin —dijo Sucy— Constanze va a exhibir dos películas con un proyector que fabricó en secreto. Apkallu, Tritón de los Nemi y Apkallu 2, la Venganza del Tritón ¿Quieren ir?
—Yo paso —dijo Akko.
Lotte, Sucy y yo la volvimos a ver con incredulidad.
—¿Y el remate? Porque es un chiste, ¿verdad...? —Arquee una ceja— ¿O... estás hablando en serio?
—¡Ya dije que vienen los exámenes! —exclamó Akko en respuesta.
—¿Y qué. Acaso vas a estudiar? —le preguntó Sucy.
—¡Claro que sí! —contestó— trabajaré duro y por fin seré tan buena como Shiny Chariot.
Sucy me vio, buscando alguna respuesta coherente a lo que estaba pasando. Yo solo me encogí de hombros y negué con la cabeza, dando a entender que tampoco tenía idea de lo que pasaba.
Aunque, creo que sí tengo una idea de esta nueva actitud de Akko. Seguro que se debe a lo que pasó en la Fuente de Polaris...
—Para poder mover objetos a voluntad, se necesita mucha concentración —explicó Finnela.
Las clases con Finnela siempre eran las más aburridas, incluso creo que prefiero estar con Lukic, por lo menos ahí me mantengo entretenido con sus excentricidades.
Todas estaban intentando realizar el hechizo que estábamos estudiando, pero ninguna lo lograba a la perfección.
Exceptuando a Diana, claro, y no a gusto con eso, también tiene que lucirse a más no poder. Como siempre.
—Profesora, ¿cuántos cubos de azúcar quiere en el té? —preguntó mientras movía su varita haciendo una elegante floritura.
La tetera que levitaba delante de ella se inclinó levemente, dejando caer el té en la taza que había en el escritorio de Finnela.
¿De dónde carajos se sacó la tetera, la taza, el azúcar y el té? Ni puta idea.
—Dos cubos, por favor —le contestó Finnela.
Saqué mi varita y, desde mi asiento al fondo de la clase, moví dos cubos de azúcar los cuales cayeron en la taza. La cuchara que estaba dentro se movió en círculos, disolviendo el azúcar en el té.
—Solo te faltó gritar a los cuatro vientos para que todos vieran, Diana —dije con mordacidad.
Ella me lanzó una mirada asesina, pero no me contestó nada.
—Como siempre, Diana y Michelangelo, nunca me decepcionan —dijo Finnela— aunque, señor Ambrosius, dudo que sus avances hayan sido por parte de la ayuda de Úrsula, porque veo que su otra alumna... no es el mejor ejemplo. —Volvió a ver a Akko de reojo, la cual seguía sin poder mover ni una pluma con el hechizo.
Akko siguió intentando, hasta que pudo lograr mover algo. No la pluma, sino el frasco de tinta que estaba en la mesa, el cual fue directo hacia Finnela.
—Qué mal... —dijo Akko lentamente, preparándose para el regaño.
Finnela, llena de tinta, la volvió a ver con severidad.
¿Por qué me tuvo que tocar semejante espécimen como compañera?
—¿Cómo ha ido Akko con...? Olvídelo. Se ve que muy mal.
Akko fue enviada con la profesora Úrsula a estudiar para los exámenes. Fue más que todo por exigencia de Finnela, ya que, según ella, Úrsula no parecía estar enseñándole nada a pesar de ser su tutora... cosa que es muy cierta.
Llegué al aula donde Akko estaba a ver sus progresos, los cuales, era evidente que eran nulos por la cara de desmotivación de ella, y sumado a la expresión con la que me volvió a ver Úrsula, pude deducir lo que pasaba.
—Bueno... las dejo...
Cerré la puerta lentamente y me fui.
Los exámenes no tardaron en llegar. A pesar de que Akko había pasado estudiando todos estos días con Úrsula, no parecía muy motivada.
Y con toda razón.
—¿Reprobaste... lenguaje aviar? ¿Cómo repruebas una materia donde literalmente te puedes inventar que el maldito cuervo o lechuza te dijo cualquier cosa aleatoria, ponerlo en el formulario de respuestas y ya? —pregunté.
Estábamos junto a Lotte y Sucy en la cafetería, viendo los resultados del último examen de Akko, los cuales, como pueden ver, no son para nada favorables.
—Aparte, ¿en serio, de todos los talleres que hay, elegiste el más pura mierda?
—¡Solo escogí al azar! —me contestó.
—No debiste hacerlo. Tienes que escoger en el que creas que te va a ir mejor —dijo Lotte, mientras veía el examen junto a mí— pero no te desmotives. La próxima vez lo harás mejor, seguro que sí.
—"Graznido, graznido, graznido, graz-" —Sucy paró de leer las respuestas de Akko— ¿Eres tonta?
Akko solo agachó la cabeza y no respondió.
Tuve que hacer mucho, MUCHO esfuerzo para no reírme de esas respuestas tan exageradamente estúpidas.
Los talleres en los que me había metido no eran muchos. Solo dos, porque era el mínimo que exigían. Magia blanca y folklore de la brujería, porque eran las dos más fáciles.
Akko, Lotte y... Diana. Ellas también escogieron magia blanca, por lo que realizarían el examen junto a mí. Consistía en lograr reparar un objeto a elección de la alumna, cosa bastante sencilla.
Akko esta vez estaba más motivada. Según, los resultados de los estudios con Úrsula ya eran mejores.
En el examen, ella logró enderezar una cuchara doblada con un hechizo simple. No fue mucho, pero por lo menos le daría la nota mínima para aprobar.
En el turno de Lotte, reparó un zapato llamando a unos pequeños espíritus amarillos con forma de lágrimas que vivían dentro. En sí, esos espíritus fueron quienes arreglaron el zapato.
Eso de hablar con los espíritus es muy útil. Debería decirle que me enseñe.
Cuando llego el turno de Diana, está de más decir que lo hizo espectacular. Reparó un reloj que estaba hecho trizas, y lo hizo a la perfección, haciéndolo funcionar correctamente de nuevo.
—Supera eso... —me susurró mientras caminaba por las mesas, dirigiéndose de nuevo a su asiento.
Apreté los dientes.
La calificación máxima del examen se quedará corta para lo que voy a hacer.
Cuando llegó mi turno, me levanté y caminé al frente como lo hicieron todas las demás. Puse mi "objeto" sobre el escritorio de la profesora. Ella era una anciana de cabello verdoso y enmarañado, la cual, no es importante para la trama así que ni nombre tiene.
¿Rompiendo la cuarta pared? ¿Cómo le dicen, Deadpool?
Yo soy mucho mejor que él.
Como decía: puse lo que iba a reparar sobre el escritorio de la profesora. Ella me vio confusa, sin entender lo que iba a hacer, ya que, lo que puse sobre el escrito, era solo un montón de ceniza.
Saqué mi varita y con un hechizo hice que la ceniza volviese a ser una tabla de madera. Cuando la profesora me sonrió y me elogió, aproveché para volver a ver a Diana con una sonrisa de suficiencia.
Nos odiamos, pero no podemos vivir sin preocuparnos por quien supera al otro. Lo sé, es una estupidez, pero... ¡ella fue la que comenzó!
—Ustedes dos y Diana fueron los únicos con una nota excelente —dijo Akko— y yo pasé apenas.
Ya era de noche. Estábamos en nuestra habitación, descansando del largo día de exámenes. Akko estaba acostada en su cama, al igual que yo, mientras que Lotte estaba sentada en la silla frente a la cama de Akko.
—Yo he conjurado espíritus reparadores desde que era niña, he pasado practicando desde hace años —le dijo Lotte— tú apenas no llevas ni un año entero estudiando magia, así que es entendible... y Mikey y Diana... Ellos son un caso aparte.
Akko suspiró y cerró los ojos.
—Lotte, tus padres tienen un taller de herramientas mágicas, ¿verdad? —le preguntó Akko.
—Así es —respondió— aunque algunas personas dicen que es anticuado seguir usando ese tipo de herramientas, pero desde que estoy en Luna Nova he pensado en obtener la licencia de uso de herramientas mágicas después de graduarme.
—¿Licencia de qué cosa? —preguntó Akko.
—Una licencia para el uso de herramientas mágicas, duh —dije, hablando con un tono como si ella fuera una niña retrasada— es un certificado nacional que necesitas para poder trabajar legalmente con el uso de herramientas mágicas.
—¿Trabajar...? —preguntó Akko.
—Pues, sí —respondí— para algo nos graduamos de Luna Nova.
Ella se quedó pensativa.
Sí, los exámenes le debieron dejar el cerebro frito, o simplemente es muy tonta y nunca pensó en trabajar.
Está de más decir que el examen de vuelo mágico fue un desastre para Akko, ya que no pudo volar. Sí, aún seguía sin saber volar en una escoba. También está de más decir que Diana y yo interpretamos ese examen como otra competencia entre nosotros, de la cual, como siempre, no había ganador, porque al final ambos obteníamos la calificación máxima. Si ambos nos sacamos la misma nota, no puede haber vencedor.
—¿Cuál es el afán de reprobar? —le pregunté a Amanda— si hubieses volado bien y no haciendo loco, habrías aprobado con una nota mucho mejor.
Akko, Lotte, Sucy y yo nos sentamos en la cafetería junto con Amanda, Constanze y Jasminka luego del examen.
Amanda había volado como siempre, haciendo acrobacias en el aire, y la profesora le quitó varios puntos por eso.
—Es que a mí me gusta volar con libertad —me contestó Amanda.
—Ojalá te quedés de año a ver si seguís diciendo tanta payasada —le dije.
Ella se reclinó en su silla y bufó.
—Ah, por cierto —dijo repentinamente— vayamos al club esta noche. Un amigo mío es DJ y nos puede dejar entrar a escondidas.
—¿A vos te pica el culo, verdad? —dije.
—Mikey tiene razón —dijo Akko— mañana tendremos examen de pociones y otro de numerología mágica. Tengo que estudiar.
Ella se levantó y se marchó, en dirección a... quien sabe.
—Sucy, no le habrás dado algún hongo extraño a Akko para que se lo coma, ¿cierto? —le preguntó Amanda, extrañada.
—Aún no —le respondió.
El examen de pociones consistía en preparar una poción que sirviese como un resistente pegamento, pero cuando Akko intentó probar la poción que hizo... explotó.
Me impresiona el talento innato de Akko para echarlo todo a perder.
Y en el examen de numerología mágica... Solo diré que ella no es muy buena con los números.
¿Y qué hay de mí? Nota excelente en ambos exámenes, al igual que Diana.
No saben lo frustrante que es nunca poder superarla, aún más cuando se la pasa provocándome.
—¿Pero tú eres imbécil? Akko, ¡¿cómo diablos se te ocurre pelearte en una puta clase?! —la reprendí.
—¡Pero...!
—Ni peros ni peras —la interrumpí— no debiste caer en las provocaciones de Hannah y Bárbara, mucho menos en plena clase de astrología, frente a una profesora ¿En qué estabas pensando? Ahora, por esa tremenda estupidez que acabas de hacer, estás pendiendo de un hilo.
—Sí... —dijo cohibida— si repruebo este próximo examen... me expulsarán.
Lotte y Sucy, las cuales estaban sentadas en la cama de Akko, viendo la reprimenda que le estaba dando. Se veían preocupadas.
Suspiré y tomé asiento en la silla frente a la mesita de noche.
—¿De qué tienes examen ahora?
—Filosofía mágica.
—¿Es en serio? —dijo Sucy— ¿Es que acaso elegiste todos los talleres optativos?
Akko se sonrojó levemente y no contestó.
Sí, había tomado todos.
—Pero no sé cómo haremos el examen sin profesora. Siempre nos quedamos sentadas viendo una pecera donde hay un pez dorado —comentó Akko.
—Akko, esa es la profesora Piscis —le dijo Lotte.
Akko abrió los ojos, sorprendida por la revelación.
—Vaya... Ahora todo tiene sentido...
Cada día que pasa estoy más convencido de que esta academia es una locura... ¿Una profesora pez? ¿Qué sigue. Una profesora venado que enseñe una materia tipo: "las artes mágicas de como evitar que te pongan los cuernos"?
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🎶Y que no me digan en la esquina (el venao' el venao')
Que eso a mi me mortifica (el venao' el venao')
Que no me voceen en la esquina (el venao' el venao')
Eso mira a mi me mortifica (el venao' el venao')🎶
Yo fui F Green, su escritor anónimo de confianza. Me lees en el próximo capitulo.
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