Mi llegada a Luna Nova

El bosque de Arcturus, también llamado el bosque prohibido. Es un bosque que rodea por completo la institución educativa para brujas Luna Nova. La entrada al bosque está prohibida para todos, por algo se le llama el bosque prohibido, duh. Especialmente se les advierte a las alumnas y jóvenes brujas de Luna Nova lo peligroso que es el bosque, ya que todo tipo de criaturas mágicas hostiles se encuentran aquí. Entonces, si es tan peligroso, ¿qué hago yo aquí? Simple:

Me perdí de camino a Luna Nova.

Sí, así de sencillo, pero, ¿por qué simplemente no tomé una Línea Ley? No tengo escoba. Decidí venir a pie y cruzar el bosque, pero mi sentido de la orientación me falló y ahora no sé a donde ir.

—Parece que estoy perdido, ja, ja —me dije a mí mismo, riendo sarcásticamente.

Caminé sin rumbo entre los árboles, y hablando de los árboles, apenas tenían hojas, se veían secos y lúgubres, y en sí, así era toda la atmósfera del bosque. Por alguna extraña razón, había una niebla que no parecía respetar las leyes de la física, esta misma cubría todo y nada, aparecía y desaparecía como quería. Esto era un bosque extremadamente seco y no había llovido en días, simplemente no tenía sentido que hubiera neblina en primer lugar.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuché un grito. Alguien estaba gritando como loco en el bosque, por alguna razón. Al parecer, alguien fue lo suficientemente tonto como para gritar a lo loco en un bosque lleno de criaturas salvajes y peligrosas, es como llamar a la muerte.

No muy lejos de mí, entre los árboles, vi una cabeza de pollo gigante sobresaliendo entre las copas.

—Un Cockatrice... —dije viendo como aquella criatura se abría paso entre los árboles y caminaba hacia el lugar de donde vino el ruido.

El Cockatrice era, en esencia, un pollo gigante con cola de serpiente y alas de dragón, su aliento convierte lo que sea en piedra y sus plumas tienen un veneno súper letal, es una criatura mágica en toda regla que se sale de cualquier ley biológica.

El Cockatrice parecía intentar picotear y perseguir algo que, por la distancia y los árboles del bosque que cubrían casi todo, yo no lograba ver. Seguí viendo por un momento más hasta que de repente.

—¿Qué carajos?

Frente a mis ojos, lo que parecía ser una bola de hamster hecha con cuerdas, chocó contra un árbol que estaba justo al lado de mí. Dos personas salieron disparadas desde dentro y rodaron directo a un precipicio. Caminé hacia el precipicio, preparado para ver una escena desagradable de esas dos personas en el suelo del acantilado totalmente ensangrentadas y al borde de la muerte, si no es que ya están muertos, pero lo que vi fue más agradable. Eran dos chicas, ambas estaban agarradas a unas raíces y pudieron salvarse de la caída. Ellas subieron como pudieron y se quedaron en el suelo tomando aliento, aún sin notar mi presencia. Yo me acerqué a ellas y me agaché para verlas bien y estar a su altura.

—¿Están bien? —pregunté, llamando la atención de ambas.

Una era una chica de pelo corto y pelirrojo, con una diadema azul índigo en su cabeza, llevaba lentes redondos, sus ojos eran verdes y era de piel caucásica. La otra chica era definitivamente del lejano oriente, de algún país de Asia de esa región, sus rasgos eran muy marcados, su peinado resaltaba bastante, era de pelo castaño y lacio, con una pequeña cola en la parte posterior de su cabeza y un flequillo recto que solo cubría la mitad de su frente. Sus ojos eran lo que más resaltaba, rojos e intensos. Jamás había visto a alguien con unos ojos así.

—Sí... estamos bien... —dijo la pelirroja tímidamente.

—¿Qué hacen aquí? —pregunté— ¿Están perdidas?

De inmediato, la castaña volteó su mirada para verme.

—Íbamos de camino a la ceremonia de inauguración de Luna Nova, pero nos perdimos  —dijo la castaña.

Era evidente, ya que su compañera llevaba el uniforme de ceremonia de Luna Nova.

Las vi mejor. Estaban heridas. La pelirroja tenía una herida en su rodilla que sangraba bastante, y la castaña tenía múltiples cortaduras en sus piernas que igualmente no se veían muy bien. Por el dolor, ambas no se podían parar. La situación era bastante desfavorable. No podía dejar a estas dos chicas aquí tiradas a su suerte, sentía que debía de ayudarlas.

Sin decirles nada, me agaché y levanté a ambas, apoyándolas en mis hombros.

—Parece que necesitan ayuda, ¿no? —les dije.

—Gracias... —me agradeció la pelirroja tímidamente.

—¡Debemos ir donde Sucy. Ella aún tiene su escoba, es la única que nos puede sacar de aquí! —exclamó la castaña.

—¿Y en dónde está esa tal Sucy? —le pregunté.

—Hacia allá... —apuntó ella en una dirección.

Empecé a caminar con ellas dos encima. Subimos una pequeña colina, lo cual se me hacía un poco difícil al llevar arrastradas a dos chicas de más o menos mi edad mientras subía.

—Yo no me rendiré, lo prometo... —dijo de repente la castaña, la cual, a pesar de sus heridas, se forzaba a intentar caminar por sí sola— debemos de llegar a Luna Nova... ¡Vamos a ser brujas! —exclamó.

Vaya, qué chica tan rara, ¿acaso está hablando sola? Qué extraño.

—Extiende tu mano y comenzará —decía entre gruñidos de dolor. Poco a poco empezaba a caminar por sí sola— con el corazón corriendo y viviendo... Mi propia historia...

¿Qué estaba diciendo esta chica?

Ella finalmente logró caminar por sí sola y se nos adelantó. Subió la colina primero y se quedó parada allí arriba.

—¿... Qué? —le escuché decir con incredulidad.

Subí la colina junto a la otra chica. Caminé y me puse al lado de la castaña, viendo lo que ella estaba viendo. Había una extraña varita mágica color blanco, envuelta entre enredaderas verdes y vivas, a diferencia de toda la vegetación del bosque, que era gris y marchita. La varita emanaba una luz verde y brillaba con intensidad.

—Es la varita de Shiny Chariot... —dijo la castaña, la cual parecía no creer sus propias palabras.

Shiny Chariot, ese nombre me sonaba de algo ahora que lo recuerdo.

Escuchamos unos estridentes gritos guturales y pisadas fuertes que hacían temblar la tierra. Vimos hacia el frente. Una bruja volaba en su escoba, era perseguida por el anterior Cockatrice que logré ver, el cual intentaba atraparla.

La castaña miró con decisión la varita luego de presenciar esa escena, para luego verme a mí y a la chica con una mirada decidida.

—Ustedes deben esconderse —nos dijo.

Ella agarró la varita en el suelo y corrió hacia el Cockatrice agitando su mano con la que agarraba la varita. Hubiera sido perfecto si estuviera bebiendo algo, para escupirlo de la impresión. Esta chica estaba loca, demasiado loca. Corrió hacia la bestia y gritó llamando su atención, el Cockatrice se volteó a su dirección y comenzó a perseguirla.

La bruja que estaba volando en escoba se acercó a donde estábamos yo y la pelirroja. Sobrevoló el suelo cerca de nosotros y nos habló.

—Suban —dijo en un tono monótono.

Era una chica de facciones muy extrañas. Piel blanca pálida, casi como una hoja de papel, ojos negros y cabello liso y rosa apagado. Ayudé a la pelirroja a subirse a la escoba, y luego subí yo.

La pelirrosa condujo la escoba, agarrando altura. Cuando localizó donde estaba la castaña, bajó rápidamente hacia ella. La chica aún seguía huyendo de la bestia, a duras penas.

—¡Tú, chica tonta, sube!  —le grité mientras íbamos descendiendo.

Le extendí mi mano, ella la agarró y de un tirón la subí a la escoba.

—¡¿Por qué me llamas "chica tonta"?! —me preguntó con cierta molestia.

Porque lo era. Pero no iba a responderle eso.

La bruja que iba a cargo de la escoba agarró altura y se comenzó a alejar de donde estaba anteriormente el Cockatrice, pero no fue suficiente. Un fuerte grito gutural se escuchó, volteamos hacia atrás y ahí estaba el Cockatrice, volando tras nosotros con sus enormes alas de dragón.

—¡Qué persistente! —dijo la castaña.

—Yo no sé en qué momento a alguna de ustedes se le ocurrió la genial idea de gritar como desquiciada en un bosque lleno de criaturas así —dije en un suspiro mientras me daba la vuelta para ver a la criatura

—No vamos a lograr escapar con cuatro personas en la escoba... —dijo la pelirroja con tono de preocupación.

El Cockatrice abrió su pico y de él salió una fuerte llamarada que apenas pudimos esquivar, todo gracias a una maniobra apresurada de la pelirrosa que manejaba la escoba, sin embargo, no fue suficientemente rápida. El fuego alcanzaron las cerdas de la escoba, las cuales se prendieron en llamas.

—La escoba se va a quemar... —dije con una tranquilidad que hizo que todas me voltearan a ver.

La criatura volvió a lanzar otra llamarada. Esta no la podíamos esquivar, y si recibíamos de lleno una cantidad de fuego como esa, probablemente íbamos a morir calcinados.

¡PROTEGO! —grité mientras extendía mi mano.

Un escudo de energía nos cubrió. Lancé un hechizo, el cual nos protegió, sin embargo, no protegió a la escoba, la cual se hizo cenizas al contacto con el fuego. Cuando el hechizo se deshizo, los cuatro caímos al vacío desde esa altura.

La castaña gritaba como loca mientras caíamos, cuando de repente, la varita que ella había encontrado en el bosque, que aún llevaba en la mano, comenzó a brillar.

La chica comenzó a recitar un hechizo, para luego extender la varita, la cual tomó forma de arco y flecha. Tensó el arco, disparó la flecha y...

Abrió una Línea Ley.

La verdad no acabo de entender ni la mitad de lo que pasó.

—Abrió una Línea Ley... —dije sin creer lo que veía.

Claramente la chica no tenía ni idea de lo que acababa de hacer, lo que lo hacía aún más extraño.

Los cuatro entramos de lleno en la Línea Ley. Me preocupé un poco, ya que esta Línea Ley que esa chica acababa de abrir nos podría llevar a cualquier parte del mund-

—Auch...

Caímos de lleno contra un duro suelo. Fue algo doloroso. Me levanté y miré a mi alrededor, ¿dónde estábamos?

Oh, espera...

Estábamos en medio de un gran salón, era de hecho, la Sala Magna de Luna Nova. Alrededor había varias alumnas con el uniforme ceremonial, y al frente, una gran y ostentosa tarima donde estaban reunidas todas las profesoras, con la directora al frente de todas ellas.

¡LO HICE, LLEGUÉ A TIEMPO! —gritó la castaña entusiasmada, mientras se levantaba del suelo y extendía sus manos con una gran sonrisa en el rostro.

La directora, Miranda Holbrooke, me volvió a ver con una sonrisa irónica. Yo le devolví la sonrisa con una gota de sudor en mi frente mientras me rascaba la nuca. Al parecer, esta no era precisamente la entrada que ella esperaba de mí.

Sí, mi llegada a Luna Nova fue bastante inesperada, pero al menos llegué a mi destino... ja, ja, ja...

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Hola, soy yo de nuevo, F Green. Espero que te haya gustado lo que acabas de leer, sea quien seas. He de decir que el inicio de la historia será algo lento, así que lamento si se le hace aburrido al que lo lea, sin embargo, conforme avance la historia, trataré de hacerla más dinámica y divertida. No me gustan los fanfics que no añaden nada nuevo al material de origen, así que haré el esfuerzo para escribir algo decente. Gracias por leer.

Yo fui F Green, su escritor anónimo de confianza. Me lees en el próximo capitulo.

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