Entre hongos

Ya era casi la hora de ir a clases, y solo nos habíamos despertado Lotte y yo. Nos pusimos el uniforme de forma apresurada, ya que nos habíamos levantado tarde y ya casi era hora de clases.

—Despierten, oigan, despierten —dijo Lotte intentando despertar a Akko y a Sucy— llegaremos tarde.

—¡DESPIERTEN, GRANDÍSIMAS VAGAS! —Le di una cachetada a Akko, la cual despertó precipitadamente.

—¡¿QUÉ PASÓ?! —gritó mientras veía hacia todos lados.

—Apúrate y ponte el uniforme. Llegaremos tarde a clases —le explicó Lotte.

Akko se levantó y empezó a quitarse su pijama mientras buscaba su uniforme entre su montón de ropa. Aparté la mirada de inmediato.

A Akko y a Sucy se les olvidó el pudor muy rápido. Ya no sentían vergüenza al cambiarse de ropa aunque yo estuviese presente, pero aún así, seguía siempre evitando ver, porque no soy un asqueroso. Aunque Lotte siempre me decía que me voltease. A este punto, era la única que lo hacía.

—Mikey, mira —me dijo Lotte— Sucy no despierta.

La agarré de los hombros y la empecé a agitar.

—¡Sucy, Sucy, Sucy! —repetí, pero nada.

—Debió de comer un hongo extraño —dijo Akko— no la despertará nada en el mundo, ¡y seguro que lo hizo para saltarse esta clase!

—Bueno, entonces vámonos —dije, dejando de mover a Sucy la cual siguió durmiendo plácidamente— si llegamos muy tarde, la profesora Finnela estará enojada.

Akko, Lotte y yo salimos del dormitorio y fuimos casi que corriendo hacia el aula.

Quizá les sorprenda la facilidad con la que dejamos ahí a Sucy y no nos preocupamos porque no despertaba, pero en serio, ustedes no la conocen. Ella es capaz de drogarse con un hongo para no ir a una clase, es perfectamente capaz.

A medio día, en la hora de almuerzo, volvimos a nuestro dormitorio. Ya se nos estaba haciendo raro que Sucy no hubiese aparecido.

—Seguro se convirtió en un hongo por dormir demasiado —bromeó Akko mientras abría la puerta del dormitorio— ¡QUÉ!

Sucy estaba rodeada de hongos. Bueno, en realidad, todo el dormitorio estaba lleno de hongos.

Entramos y Akko fue directo hacia Sucy. La agarró de los hombros y la zarandeó mientras le gritaba que despertara, pero no parecía funcionar en la más mínima.

—¡Akko, revisa si aún está viva! —dijo Lotte con preocupación.

—Su corazón aún late —le contestó Akko, la cual puso su oreja en el pecho de Sucy.

—¿Qué demonios habrá pasado? —dije mientras pateaba los hongos que estaban en el suelo, arrancándolos.

—¡Hay que decirle a una profesora! —dijo Akko, pero antes de que pudiera salir por la puerta, la agarré de la camisa.

—¿Estás loca? —le dije— está claro que sea lo que sea que haya hecho Sucy, no fue muy legal. A saber qué experimento raro con hongos hizo anoche mientras nosotros dormíamos.

—Tienes razón... Nos podemos meter en problemas —concordó Lotte.

—¿En cuántos problemas se han metido en los últimos días? —pregunté— capaz y esta vez sí las podrían terminar expulsando.

—¡Pero tú también te irías con nosotras! —espetó Akko.

—Yo soy un alumno ejemplar. —Me encogí de hombros— y ustedes pues... son ustedes. En especial tú, Akko.

—¡Pero...! —intentó replicar, pero era claro que no tenía mucho qué decir.

Akko intentó despertar a Sucy de mil formas distintas y todas fueron en vano, ni siquiera logró hacer que se moviera un poco. Sucy ni se inmutaba.

Mientras Akko seguía intentando despertarla, Lotte la miraba, pensativa.

—¡Eso es! —dijo repentinamente— ¡Es la maldición de la bruja durmiente!

—¿La qué? —preguntamos Akko y yo al mismo tiempo.

Lotte caminó hacia el estante y sacó un libro. Buscó entre las páginas hasta encontrar la que buscaba, ella nos acercó el libro para que pudiéramos ver.

—Miren. Es una enfermedad que puede llegar a padecer una bruja —explicó— puede que Sucy la haya contraído por algún experimento con hongos que hizo.

—Vaya, eso suena... raro —dije después de haber leído lo que se necesitaba para curar a una bruja con esa rarísima enfermedad— ¿Se necesita una bruja que, a través de un hechizo, "entre" en la bruja que tenga la enfermedad para que la despierte?

—¡Yo, yo, yo! —dijo Akko— ¡Yo entraré en Sucy y la despertaré!

Miré a mi alrededor. Los hongos estaban creciendo a una velocidad de vértigo, eran cada vez más y se hacían más grandes.

—Miren... —dijo Lotte, señalando los hongos y dando unos pasos hacia atrás— tenemos que despertar rápido a Sucy antes de que la habitación se llene de hongos por completo.

—¡Uno de ustedes tiene que lanzarme el hechizo para poder despertarla! —dijo Akko.

—¿Tú? Claro que no. Iré yo.

—No creo que puedas, Mikey —dijo Lotte con tono de preocupación— es... un hechizo muy complicado, ni yo ni Akko podríamos lanzarlo. Solo tú podrías.

—Me lo lanzaré a mí mismo —dije.

—¡No se puede! ¿No leíste las indicaciones del hechizo?

¿Qué clase de hechizo no se puede lanzar a uno mismo?

—¡Como sea! —dije, dando unos pasos atrás.

Los hongos cada vez eran más grandes y cubrían aún más la habitación. No parecíamos tener muchas opciones.

—¡Dame ese libro. Le lanzaré el hechizo a Akko!

Lotte me lo dio y leí el hechizo. Saqué mi varita para realizarlo. Esto de usar varita es muy tedioso, pero en fin, aún tengo que seguir manteniendo mi secreto.

Lotte empezó a revisar entre las cosas de Sucy, sacando varias botellas de cristal que tenían un pedacito de papel con la palabra "antídoto" pegados en las botellas.

—Estos son antídotos, alguno de estos debe funcionar —dijo, dándole las botellas a Akko— dáselos si no despierta.

—Entendido —le respondió.

Una vez que tuvimos todo listo, procedí a lanzarle el hechizo a Akko.

Y debo decir que fue un buen hechizo, ¡JAJAJAJAJAJA!

Les explico: el hechizo consistía en que la varita se convirtiera, literalmente, en una especie de bate hecho a base de energía mágica solidificada, y para hacer que funcionara, había que darle un batazo que no es jugando en la mera jeta a Akko, cosa que hice.

Ella cayó desmayada en la cama, a un lado de Sucy.

Entonces, según lo que entendí, ahora mismo ella debería estar "dentro de su mente", o algo así.

¿Cómo diablos la despertaría? Quién sabe...

Pero confío en ella.

—¿Y ahora qué? —pregunté a Lotte.

—Hay que esperar hasta que Akko logre despertar a Sucy.

—Genial. Ojalá no tarde mucho, porque estamos a punto de ahogarnos entre hongos. —Lancé una patada, derribando un gran hongo que había crecido cerca de mí.

Y esperamos, y esperamos, y esperamos...

Los hongos seguían creciendo con rapidez. Si Akko no se da prisa, terminaremos con la habitación llena de hongos.

Ya el cuarto estaba repleto de hongos, los cuales Lotte y yo apenas podíamos mantener a raya, arrancándolos a base de patadas, pero hongo que arrancamos era hongo que crecía...

Para este punto, abía pasado un buen tiempo. Tengo suerte de tener esta hora libre, porque no podría permitirme faltar a clases.

—¡SUCY! —gritó Akko.

Me sobresalté al escuchar su grito.

Ella agarró a Sucy y la abrazó fuertemente mientras lloraba a cántaros.

—¿Qué mierda pasó? —pregunté.

Pero no hubo respuesta.

—¡Suéltame! —le dijo Sucy a Akko, intentando quitársela de encima.

No hubo mucho tiempo para explicaciones, ya que ya casi era hora de regresar a clases.

Ya le preguntaré más tarde a Akko qué diablos pasó o vio mientras estaba desmayada.

—Vamos, rápido. No quisiera ver a Badcock enojada —dijo Lotte.

—¿Y qué haremos con los hongos? —preguntó Akko.

—Ya me encargaré de cortarlos y almacenarlos —dijo Sucy con una sonrisa que me pareció macabra.

Salimos de la habitación y nos aseguramos de trancar la puerta antes de irnos a clases, para que así nadie pudiese abrirla. Sería un problema que alguien viese la habitación llena de hongos, tendríamos que dar muchas explicaciones.

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Mañana tengo el recital que definirá mi nota en el taller de banda, y en vez de estar practicando las canciones que vamos a tocar, estoy acá escribiendo y publicando. En pocas palabras: soy un duro.

Yo fui F Green, su escritor anónimo de confianza. Me lees en el próximo capitulo.

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