Capitulo 88.


Se besaron por un largo tiempo hasta que ella necesito alejarse para respirar y el acariciaba su cabello una y otra vez porque se sentía tan feliz de que ahora y después de seis meses pudiera mostrarle lo que había planeado durante tanto tiempo y por lo que estaba demasiado emocionado y ahora esa emoción podía exteriorizarla, podía compartirla con ella y podían gritarle al mundo lo felices que eran al estar juntos en su lugar lleno de paz.

Fabiana pensó que las cosas no podían ir mejor, que definitivamente había encontrado al hombre perfecto y que ese hombre perfecto había encontrado a la mujer hecha específicamente para él, la mujer que lo impulsaba, que lo llevaba mucho más lejos al igual que él a ella porque eran un equipo, eran una pareja y eso era lo más importante, la complementados que estaban el uno con el otro, el gran equipo, el gran apoyo y con eso el gran amor que se tenían.

Ella se separó de él y sujetándose de las barandas que estaban a los lados de las escaleras comenzó a bajar para llegar al final, quitarse los zapatos y comenzar a caminar en la arena, sintiendo el calor y conectándose nuevamente con ese lugar feliz, en ese lugar increíble al que siempre quiso volver, con él que siempre soñó y el que ahora verá todos los días de su vida.

No podía pensar en una mejor vida que allí, no podía imaginarse estar con otra persona que con él y de hecho ya no podía imaginarse nada más porque lo tenía todo, no tendría por qué imaginar nada más porque ya lo tenía frente a ella y eso la llenaba de todo lo bueno y lo bonito que la vida le podía dar, había estado cerrada por mucho tiempo y ahora que se había abierto después de tanta tragedia, podía sentir que la vida le retribuía todo el dolor que sintió, todo lo que pasó y podía ser feliz ahora sí de verdad, feliz completamente.

Erick la siguió y en cuanto llegó a su lado tomó su mano para caminar juntos en la arena y luego con ayuda de él ella se sentó a la orilla de la playa para sentir el agua mojar sus pies y escuchar el tronar de las olas, oler la sal marina y ver cómo los cangrejos caminaban alrededor de ellos, se podía creer que hasta ellos mismos podían sentir la felicidad que Fabiana y Erick sentía en ese mismo momento.

Mientras tanto en Nueva York Benjamín estaba en la sala de espera tratando de calmarse y mientras Vanessa daba a luz, no hubo forma de que él pudiera pasar porque había llegado tarde pero la mamá de Vanessa estaba dentro con ella, él pudo asomarse a la ventana de la sala de parto y le sonrío, ella lo vio y también le sonrío porque entendía porque él no había podido estar temprano y lo aceptaba.

En ese momento ella estaba trayendo a la vida al hijo de ambos y eso no iba a opacar lo que sentía en este momento. Ella pujó por última vez y el bebé terminó de salir, un hermoso bebé grande que lloraba sin parar, desde la sala de espera Benjamín lo escucho y las lágrimas brotaron de sus ojos, no podía creer que algo así estuviera pasando en ese momento, Charlotte entró y el corrió a abrazarla porque no se esperaba que su amiga hubiera llegado en ese momento, justo cuando su hijo estaba llorando en la sala de parto.

Las cosas a veces suceden de manera inesperada y no podemos creer que son así pero en realidad son sorpresas gratas.

Detrás de Charlotte venía Mason y también venía Claudia y Albert, quienes habían hecho lo imposible para poder estar en ese momento con su hijo, ellos abrazaron a Benjamín mientras esperaban que todo estuviera listo para ver al pequeño integrante de los Ocampo, que se llamaría Sebastián por un abuelo de Vanessa que había estado con ella toda su vida pero que había fallecido, Sebastián era el nombre indicado para el nuevo integrante de esa familia.

Una hora después ya Vanesa estaba en un cuarto de la clínica y Benjamín estaba entrando con Sebastián en sus brazos, quién se arrullaba al calor de su padre y sonreía al oír su voz, Benjamín no podía creer que algo así estuviera pasándole, que de una forma u otra él había engendrado a alguien tan hermoso y que ahora pudiera cargarlo y sentirlo sobre su piel era como un sueño hecho realidad, eso mismo que soñó cuando Fabiana perdió a su pequeña hija y eso mismo que sintió cuando el mismo perdió a su hijo.

Las cosas cada vez iban mejor para ellos y no podían creer que de verdad la vida les estuviera sonriendo de esa forma, de que ese regalo hubiese llegado luego de tanto sufrimiento.

—No puedo creer que estoy cargando a mi hijo luego de tanto esperarlo, de verdad que esto es emocionante y no sé cómo te habrías sentido tu teniéndolo todos estos nueve meses en tu vientre pero yo me siento magnífico cargándolo en este momento—ella le sonrío y estiró sus brazos para que se lo pasara porque ella también quería sentir el calor corporal de su hijo y que su hijo sintiera su calor corporal más de lo que ya lo había sentido durante esos nueve meses dentro de su panza.

—Ya, dame mi hijo que también quiero cargarlo, además lo tendremos toda su vida y no tendremos porqué pelearnos pero ahora lo quiero—dijo Vanessa viendo que Benjamín estaba dando vueltas y no le quería dar al bebé, ella solo quería poder sentirlo y además tenía que darle comida—vamos Benjamín, que puede comenzar a llorar ahora y ahí si no vas a querer tenerlo así que por favor colabora con esta humilde dama que acaba de dar a luz a un hermoso bebé y que quiere cargarlo y darle de comer—Benjamín volteo a verla sonriendo y se acercó lentamente para esperar que ella se acomodara en la cama y darle el bebé, ella lo tomo en brazos y sacó su seno para que el bebé la agarrara y comenzará a comer.

El bebé no dejaba de succionar mientras Vanessa hacía muecas extrañas porque le estaba doliendo demasiado, además de que también le estaba haciendo cosquillas y no sabía qué hacer si llorar del dolor o reír, cualquiera la llamaría loca en ese momento pero el dolor no acababa la felicidad que sentía al tener a su hijo en sus brazos luego de tanto esperarlo, de tanto llorar, de tanto buscarlo y pensó que asimismo se debe estar sintiendo Fabiana al saber que esta vez su bebé si nacería bien, que luego de seis meses sentir como se movía era magnífico y que cuando llegara a los nueve meses y ya diera luz no iba a querer separarse de esa pequeña nena en toda su vida.

Benjamín la veía embobado porque si antes la amaba ahora la ama mucho más, la mira y no entiende cómo es que ella pudo sacar a ese niño de ella, además de que era demasiado grande, se preguntaba como una mujer puede soportar ese dolor sin quejarse y todavía poder darle todo el amor de madre que le dan, la paciencia y todo lo que una madre da para que su hijo crezca bien, sano, educado y con mucho amor.

Así como los han criado, todas sus madres Stella, Sharon, Fernanda y Claudia, son cuatro mujeres fantásticas que dieron su vida por sus hijos, que dieron todo su amor, toda su paciencia y abandonaron todas las cosas que hacían antes para que sus hijos tuvieran una vida feliz y sana, eso él lo admiraba mucho de todas ellas y ahora sabía que lo admiraría de su mujer y de Fabiana, Charlotte es un caso aparte porque de igual manera la admiraba pero en forma profesional porque ella aún no había tenido hijos pero había tenido un hijo empresarial muy grande y por eso era que admiraba porque ella pudo dejar eso que no le gustaba y pudo comenzar a estudiar lo que de verdad le apasionaba, fue valiente y fue a por lo que ella quería y ahora maneja uno de los mejores restaurantes en Chicago, eso lo hacía sentirse muy orgulloso de su amiga así como todos los demás.

Luego de que las horas comenzaron a pasar, sus padres entraron a cargar al bebé, Charlotte y Mason también, ya la noche había caído y con ella la soledad de su habitación junto a su esposa y su bebé, ya mañana le darían de alta pero esa noche tendrían que pasarla allí.

Sebastián era el niño más tranquilo del mundo, por los momentos deberían esperar a llegar a su casa y ver cómo se comportaba su hermoso bebé porque una cosa muy diferente es estar en una camita o encima de tu madre todo el día y muy diferente es estar en una cuna y tener que acostumbrarte a qué has llegado al mundo a conocer nuevas cosas, abrir los ojos, a escuchar, hablar, a caminar y aunque aún estaba pequeño eso lo hacía pensar mucho porque de alguna otra forma los bebés o las personas en sí no deciden nacer.

Escuchó al bebé llorar y se levantó para cargarlo, lo sujetó fuertemente y comenzó a arrullarlo mientras caminaba de un lado a otro para que él se calmara y no despertara a su madre.

Comenzó a caminar de un lado a otro mientras tarareaba una canción de cuna que en ese momento se había acordado que su mamá le tarareaba y no es que él estuviera consciente cuando tenía esa edad o un poquito más grande pero cuando ya él estaba adolescente su mamá lo avergonzaba por esa canción, lo que podría suponer un trauma pero no fue así porque el valoraba mucho el amor, el cariño que su mamá le había dado durante tantos años, todo el esfuerzo y toda la dedicación.

—Tendrás a unas abuelas increíbles y no solo hablo de tu abuela Claudia sino también de tu abuela Fernanda. de tu abuela Stella y de tu abuela Sharon que te van a cuidar así como me cuidaron a mí, cómo cuidaron a tus tíos Charlotte, Erick y Fabiana que esta embarazada y tendrás una prima increíble con la que jugar—Benjamín le comenzó hablar mientras el bebé dejaba de llorar poco a poco y se quedaba sollozando pero tan bajito que casi no se puede escuchar, eso solo lo lleno de ternura y amor porque era una persona tan indefensa que solo le daban ganas de protegerlo cada día más, cada vez más y eso es lo que haría, nada le faltaría y nada le pasaría.

>>También tendrás a tus abuelitos Albert, Michael, Maximiliano y Ander que aunque esté último no esté tan presente, a la distancia él también te va a cuidar, te va a proteger y te va amar, son cuatro personas que nos enseñaron a no darnos por vencidos, a luchar por nuestros sueños y es lo mismo que harán contigo, aunque ya estén viejitos, ellos te amarán, te llenarán de ese infinito amor con el que me llenaron a mí, te lo prometo hijo, amor no te va a faltar nunca y una familia que te proteja y te ame tampoco—una pequeña sonrisa se asomó en los labios del bebé y a Benjamín casi le da un infarto porque su bebé le estaba sonriendo, fue lo más hermoso que pudo haber visto en su corta vida y apreciaría para siempre, lo guardaría en su baúl de recuerdos en su mente porque eso fue algo maravilloso para él.

Siguió acurrucándolo hasta que quedó completamente dormido, no había forma de que no se enamorara cada vez más de su hijo, de sus pequeñas manitos, de sus piececitos, de su boquita tan chiquita y de su ojitos que aún permanecen encerrados, era cómo ver una obra de arte y no se cansaría de mirarlo nunca.

Luego de eso Benjamín salió de la habitación hacia la sala de espera en donde Charlotte seguía porque según ella no lo dejaría sola en ningún momento ya que Fabiana y Erick no pudieron venir, ella se levantó y abrió sus brazos para recibirlo, él se refugió en los brazos de su mejor amiga y comenzó a llorar de la emoción porque definitivamente nunca había podido imaginar que ese momento sería tan magnífico, tan precioso y que lo llenaría de tanta nostalgia y tanto sentimiento era como si estuviera viviendo eso que no pudo vivir con el hijo que perdieron y ya no le dolía pero lo recordaba con nostalgia.

Ella se quedó abrazándolo hasta que él dejó de llorar mientras sobaba su espalda o acariciaba su cabello, Charlotte siempre había sido el mejor apoyo para todos y todos habían sido el mejor apoyo para ella, ellos estuvieron cuando Charlotte lloro por Mason y por Peter, y ella estaría en cada momento que ellos necesitaran porque eran sus hermanos, no de sangre pero si de corazón, eran sus hermanos y siempre lo serían y todos esos bebés que quisieran ellos engendrar serían sus sobrinos y ella sería la mejor tia de todas, siempre había pensado que en su vida, en sus planes no estaba el ser madre y si llegaba el momento era porque lo hubiese decidido, hubiese querido en ese momento pero hasta ahora sus planes no habían cambiado y junto a Mason pensaban igual porque necesitaban disfrutar de su juventud, de sus carreras y de ese momento magnífico que les brindaba su matrimonio.

Era increíble pensar que la chica que más amor les daba a todos no quería tener hijos pero ella daba amor pero no sabía sentir ese amor de madre que Vanessa y Fabiana sí, porque ellos dos tuvieron una pérdida y ya eso estaba en ellas, eso creció en ellas después de las pérdidas y ahora es mucho más fuerte pero para Charlotte es muy distinto porque ella nunca ha sentido ese amor maternal, nunca ha sentido esa afición por los niños, es más huye porque a veces no los soporta a menos que sean los niños de su familia, a esos sí porque son su familia.

A veces las personas la veían mal o la juzgaban porque decía que no quería hijos pero era una decisión propia y una decisión en la que no le importaba lo que pensaban los demás porque era definitiva, nadie mandaría en su cuerpo porque ella tampoco debería mandar en la vida de alguien que no ha pedido nacer y no sería como las demás personas que traen hijos al mundo para luego abandonarlo.

Siempre pensado con un poco más de objetividad, raciocinio e inteligencia porque si tú vas a traer a alguien al mundo es porque de verdad desea tenerlo no por una equivocación, no por un descuido y mucho menos porque otra persona lo hizo, tú debes traer a un hijo al mundo porque así lo deseas tú, porque lo vas a amar, porque lo vas a respetar, porque lo vas a cuidar y por qué le vas a enseñar todas las cosas que tú aprendiste a lo largo de tu vida no para maltratarlo, no para abandonarlo, no para hacerle desplantes, no para negarle ese amor que el niño necesita porque entonces para que lo traes al mundo, no es necesario traer hijos en vano al mundo cuando ya el mundo tiene suficientes que hay que adoptar, suficientes niños que no tienen hogar, suficientes niños que han dejado abandonado. Sí Charlotte decide un día tener un hijo lo adoptaría porque no podría negarle así como a Tyler a un niño que tenga un hogar feliz, que tengo una familia y que sienta ese amor, no podría.

Benjamín se separó de Charlotte y ambos se vieron sonriendo porque de verdad Charlotte veía la felicidad que su amigo desprendía, veía ese anhelo en sus ojos, esa emoción y el nerviosismo en su cuerpo porque así se sienta la emoción del momento, la alegría, la felicidad de que vas a tener a alguien en tu vida, quién te va a cuidar y a quién tú vas a cuidar también, sientes el nerviosismo porque no sabes cómo hacerlo y solo te vas a dejar llevar por la corriente, es muy difícil tener un hijo y no saber qué es lo que sigue, no tener el instinto maternal o paternal para hacer las cosas bien.

Por eso ella siempre ha pensado que no se necesitan más personas malas en el mundo que abandonen niños, se necesitan personas como Benjamín como Vanessa como Erick como Fernanda y como Fabiana y Maximiliano que piensen que tener un hijo es una bendición así como lo pensó Stella en el momento en que quedó embarazada, así como lo pensó Fernanda en el momento en que adoptó a Tyler así como lo pensó Fabiana en el momento en que quedó embarazada por segunda vez y en el momento también que lo pensó Vanessa. Son cosas difíciles pero reales, no necesitamos que la población infantil siga creciendo en la calle necesitamos que esos niños llegan a hogares.

Charlotte siempre pensó en estudiar trabajo social pero nunca fueron unas ganas reales, la gastronomía siempre invadió su mente en todo tiempo y en todo momento, es por eso que se dedica a eso y cuando tiene la oportunidad de darle comida a esos niños que están en la calle, lo hace sin mirar a ningún lado, sin pensar en que eso le va a traer baja en su negocio y mucho menos sin pensar en que van a decir los clientes si la ven dándole comida a pobres niños, ella lo hace porque así lo siente porque así lo quiere porque así ella misma lo decía sin importar lo que digan los demás.

—Te pones como el propio bebé cuando ves a tu hijo, no me puedo imaginar cómo va estar Fabiana cuando tenga a la niña, gracias a Dios decidí que yo no tendría hijos y solo me quedaría ver como ustedes se llenan de niños—Benjamín soltó la carcajada y empujó a Charlotte para que dejara de decir tonterías, comenzaron con sus peleas de cuando eran adolescentes y una enfermera vino a separarlos porque pensaba que se estaba agrediendo de verdad cuando solo estaban jugando. Ellos se separaron para que la enfermera se quedará tranquila y comenzaron a mirarse seriamente para luego reírse como los propios tontos, se volvieron a acercar y se abrazaron, así había sido su relación desde el momento en que el volvió.

—Eres una idiota, casi me pueden llevar preso porque estaban diciendo que te estaba golpeando cuando tú fuiste la que empezaste con la agresión, no puedo creerlo Charlotte—ella seguía riéndose mientras lo veía porque ese era el propósito pero tampoco a ese extremo pues tampoco es que quisiera que se lo llevaran detenido, solo que las enfermeras se alarmaron un poco, igual ellos siempre habían tenido esas bromas pesadas y porque estuvieran grandes no van a dejar de hacerlas.

—Cállate niño llorón y vamos a comer algo que por quedarme aquí no he comido nada en todo el día y tú preocupado por tu hermoso bebé que no se parece en nada a ti, me has dejado pasar hambre todo el día, a tu preciada, amorosa e increíble mejor amiga, esto es inaudito—Benjamín seguía riéndose y la tomo de la mano para caminar hacia la cafetería porque si no le daba comida en ese momento seguiría el drama y lo menos que quería Benjamín era que las personas pensarán que la estaba maltratando o que su amiga era una loca y necesitará de un psiquiátrico que no era mentira pero no la quería encerrar en ningún lugar así que le tocaba alimentarla a pesar de que ella podía irse al apartamento de él y cocinar porque era una chef profesional pero a veces hay personas tan especiales como Charlotte qué les encanta molestar a personas tan buenas como Benjamín.

—Luego dices que el bebé llorón soy yo cuando tú estás llorando porque no has comido pudiendo haber hecho comida tú en mi apartamento pero obviamente tú no ibas a irte del hospital porque no querías dejarme solo, a veces pienso que eres tan linda pero luego lo recuerdo y veo que eres tan agresiva y entonces se me pasa—Charlotte lo volvió a golpear alejándose de él para seguir caminando hacia la cafetería mientras ambos se reían de que aunque pasarán mil años ellos jamás cambiarían esa forma en la que se trataban porque eso era lo que los identificaba como mejores amigos, cualquiera podría pensar que ellos jamás tomaron a Benjamín en cuenta como mejor amigo pero en realidad sí.

Ellos jamás cambiarían en su forma de ser por darle el gusto a nadie, ellos seguirían siendo esos amigos incontenibles e inmaduros en ocasiones y seguirían amándose como siempre.

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