Capitulo 87.
"Todo esto tenía que pasar para ellos poder llegar a su felicidad."
El tiempo comenzó a pasar y cada vez la barriga de Fabiana crecía más, las cosas habían mejorado, Erick había salido de la clínica y ambos se habían quedado en la casa de los padres de Erick para que Stella pudiera cuidar de los dos mientras todo avanzaba, la sorpresa de Erick para Fabiana tuvo que esperar y ahora solo estaban ante la noticia de que Vanessa estaba dando a luz en Nueva York al hijo de Benjamín, la emoción se podía sentir y más sabiendo que a Fabiana no le faltaban más que solo tres meses para pasar por lo mismo.
Fernanda iba todos los días a la casa de Stella a ver a su hija y a su yerno qué también era su hijo y ver como ambos avanzaban, ya luego de seis meses Erick podía hacer fuerzas y podría movilizarse un poco más porque la pérdida de sangre había logrado que anduviera con cansancio, además de las lesiones que lo habían dejado un poco inmovilizado pero luego de las terapias, del reposo y de los medicamentos, él ha podido salir adelante.
Les tocó ver clases online ya que no pudieron regresarse a Chicago y para qué no perdieran lo que ya llevaban, ahora están a solo un año de terminar y determinar cuál sería el lugar en el que residirían porque de alguna forma se habían encariñado con Chicago pero en California estaba toda su familia y ya no deseaban irse de ese lugar porque no había ninguna amenaza ni ningún tipo de problema para quedarse allí.
Fuera de todo lo que había estado pasando anteriormente Charlotte y Mason decidieron quedarse en Chicago porque ya ellos habían hecho una vida en esa ciudad y no había forma en la que pudieran regresarse California porque ella estaba al frente del restaurante y el llevaba las cuenta de ese mismo, ambos trabajaban juntos y ya su vida estaba hecha, su matrimonio estaba establecido en ese lugar y aunque toda su familia estaba en California, no podrían dejar Chicago a menos que las cosas cambiaran, la vida diera un giro y volvieran pero por ahora solo se quedarían en Chicago e irían de vacaciones a California cuando fueran las fechas importantes.
Erick estaba esperando el momento adecuado para llevar a Fabiana a esa casa, a ese lugar magnífico que sería su hogar a partir del momento en que entraran, donde compartirían muchas cosas y donde su pequeña hija crecería porque sí, era niña y tendrían una vida feliz donde ya el pasado no les afectaría y podrían disfrutar plenamente de lo que en ese momento la vida les estaba dando.
Solo necesitaba que ella estuviera bien, que él estuviera bien y que las cosas no sé salieran de control porque debía mudar todo lo de Chicago hacia California y ya eso estaba en marcha porque quiere mostrarle la casa con todas las cosas del apartamento que ya estaba en venta, aunque ella no lo supiera pero aunque se lo estuviera ocultando sabía que la casa lo compensaría todo.
Ella dormía en su habitación mientras Erick estaba en la sala hablando con Michael, su padre, quien le había dado la idea de mudar todo de una vez para que cuando tuvieran a la niña pudieran vivir en la tranquilidad de su hogar y no tuvieran que estar viajando a Chicago, ya solo le quedaba poco para graduarse y era mejor que se instalarán de una vez allí, con respecto a la graduación ellos podrían quedarse en la casa de Charlotte y ella no tendría ningún problema porque así estaría con la niña. Lo bueno es que la graduación sería tres meses después de que la bebé naciera y no tendrían que dejarla.
Para ellos era muy emocionante saber que serían abuelos después de que habían sido padres por segunda vez en poco tiempo y qué ya no solo tendrían a un pequeño corriendo por la casa sino que tendrían a una niña también, Stella y Michael se sentía muy felices por su hijo y aliviados porque ya la tortura había acabado porque ya ese monstruo del pasado se había ido completamente de su vida y solo les quedaba disfrutar del momento que la vida le estaba dando.
Querían de alguna forma establecer esa conexión que sentían habían perdido a lo largo del tiempo pero que ahora estando ellos en ese hogar durante seis meses habían vuelto a sentir. Y no es que se habían alejado sino que el tiempo en Chicago había creado una separación que nunca habían tenido pero que ahora ya no se sentía tanto porque estaban allí en su casa y en lo que se mudaran a la casa en la playa sería mucho menos porque igual los visitaría y ellos los visitarían, Stella ya no quería separarse de su hijo luego de sentir que lo perdía.
No hay forma de que pueda alejarse de su hijo luego de sentir que lo perdía, por eso le dio el consejo de que se mudaron de una vez para que ya no tuvieran que estar viajando hasta que sea el día la graduación y que puede estar tranquila en el lugar en el que siempre había soñado vivir, en el lugar que él le había regalado, en el lugar que ahora sería de los tres porque su hija sería la dueña de ese hermoso lugar.
Stella a veces sentía nostalgia por lo que esos dos eran antes de ser marido y mujer porque como todos han recordado en estos últimos meses, ellos nunca se dieron cuenta de lo que sentía en el uno por el otro y que luego de tanto tiempo se dieran cuenta y pudieran formalizarlo les encantaba porque siempre habían soñado con que Erick y Fabiana fueran una pareja, era algo que se veía venir pero que los únicos que no lo vieron fueron ellos hasta que la misma vida los enfrentó y los hizo colisionar.
—Espero y creo que mañana ya llega toda la mudanza de la casa y poder llevarla para que sepa que tiene un hogar en donde vamos a criar a nuestra hija y para que podamos tener un poco más de calma, aunque ya estamos bien pero me desespero porque quiero que la vea ya, no sé qué dices tú papá—Mike lo miro y sintió mucho orgullo porque su hijo hiciera ese tipo de cosas por su familia porque de una u otra forma lo había enseñado bien y había estado haciendo las cosas de manera correcta, ahora no solo lo ayudaba con la empresa sino que estaba creando una el mismo, ahora no solo veía por Fabiana sino que también veía por su hija, por su familia y todo eso lo llenaba de mucho orgullo porque nunca pensó en que su hijo retribuir ya también la crianza que sus padres le habían dado.
—Sí hijo, creo que es lo mejor aunque deberías de hacerlo hoy antes de que las cosas empiecen a llegar para que ella vea cómo era la casa vacía, sin nada de lo que ustedes tienen aunque igual está amueblada porque tú la compraste con los muebles específicos pero es necesario para mí que la vea sin las decoraciones que ustedes pueden ponerle, qué son las cosas que vienen de Chicago, entonces creo que deberías hacerlo hoy—Erick asintió y luego se acercó a su padre para darle un abrazo, nunca había sentido esa responsabilidad inmensa que empezó a sentir en el momento que se fue a Chicago y que ahora la ve normal porque se había acostumbrado, había sabido llevarla y ahora le encantaba. Suspiró y se levantó para caminar hacia dónde estaba su esposa, para en ese mismo momento llevarla a esa casa que sería su hogar a partir de ese mismo día, esa casa en dónde construirían hermosos recuerdos, donde vivirían lo mejor que pudieran y dónde criarían a su hija.
Ya no había forma de regresar el tiempo o de cambiar las cosas, ya todo estaba escrito, ya todo estaba hecho y si hace seis meses atrás pasó lo de los disparos, lo de la muerte de Noah y todo lo demás es porque eso estaba escrito, porque eso tenía que pasar y porque eso los tenía que enseñar que a veces hay que apreciar muchísimo más la vida, hay que saber hacer las cosas y hay que aprender a no dejar que las cosas pasen, eso también los enseñó que la vida es una sola y hay que vivirla al máximo, día tras día hay que vivirlo como si fuera el último para no dejar nada sin hacer, para saber que compartiste lo suficiente con tu familia y que aunque dejarás un gran vacío, también dejarías mucha alegría en sus corazones y un recuerdo magnífico de lo que fuiste con ellos.
Erick luego de lo que le pasó pensó mucho en la muerte, en lo que no había hecho, en lo que quería hacer y supo que ahora no esperaría sino que haría las cosas que sintiera así no salieran bien porque no había chance, la vida no te da tregua para saber si mañana vas a estar o sino, por eso hoy quería enseñarle la casa a Fabiana porque necesitaba ver su reacción, esa reacción que no pudieron tener el día de su boda pero que ahora sí, luego de seis meses puede cumplirse que ella vea el amor a través de esa casa pero porque el impregnó en cada cosa el amor que puso al trabajar duro para obtenerla y el amor que seguirá dándole hasta que la muerte los separe.
Erick llegó a la habitación en dónde estaba Fabiana y se acercó lentamente hasta la puerta, abrió y entró para luego verla sentada en la cama revisando su laptop, ella lo miro y le sonrío para hacerle una seña para que se acercara, ellos habían compartido tantas cosas últimamente que la complicidad había crecido al máximo, ya no había forma en el que se pudieran ocultar algo porque ambos se conocían al extremo y si alguno decía una mentira o se ocultaban algo, lo podrían saber por su manera de actuar, de hablar y de moverse.
Él se terminó de acercar a ella y acomodo un mechón de su cabello detrás de su oreja porque lo tenía todo hacia delante, ella le volvió a sonreír y tocó la cama para que él se sentara a su lado, él la miro por unos largos segundos hasta que ella frunció el ceño y le pregunto.
— ¿Qué es lo que te pasa? Te ves muy extraño—él hizo una mueca sin poder ocultar su emoción y tomó su mano, debía decirle de una vez lo que quería hacer aunque no era la idea pero debía decírselo porque de igual forma ella lo descubriría porque no podría mentirle a la cara porque lo conocía perfectamente.
—Vamos a la playa, quiero mostrarte algo—ella frunció un poco más su seño pero de igual forma se levantó, busco sus zapatillas y se las colocó para luego salir detrás de él porque no podía esperar a ver qué era lo que le pasaba, no lo interrogaría, solo esperaría a ver porque la estaba llevando a la playa en ese momento en dónde estaba tranquila y relajada, debería ponerse al corriente de algunas actividades que habían dejado pendientes pero al mencionar la playa todo se olvidó y no habría forma de que no fuera porque a ella la llamaba la playa y si había alguna sorpresa entonces la amaría mucho más.
Ambos bajaron las escaleras mientras él colocaba su mano en la espalda baja de ella, pasaron por la sala, se despidieron de Michael y salieron al garaje a subirse al auto, el arrancó y silenciosamente emprendieron el camino hacia la playa.
Ella no podía esperar para saber qué era lo que tenía que decirle o lo que quería mostrarle porque seguramente era algo que le quería mostrar o que le quería decir, lo conocía perfectamente y si no lo había querido interrogar era porque quería esperar a ver la sorpresa, quería darle el beneficio de la duda y también quería sorprenderse.
Ella pensaba que él se iba a estacionar en el lugar de la playa pero no, se desvió hacia una residencia que estaba en una especie de colina que bajaba hacia la playa y ella quedó asombrada, él se metió en el garaje de una casa y cuando le pidió que se bajara, ella lo hizo en automático, como si fuera un robot, solo se bajó y se dio la vuelta para observar la casa lentamente, era una casa grande de dos pisos, con ventanas de vidrio, césped hermoso y un pequeño porche que daba la facilidad para sentarse en una especie de columpio silla que estaba allí, él la tomo de la mano para avanzar y ella se dejó llevar, el saco una llave y abrió la puerta.
Ella aún estaba confundida pero algo le decía que esa era la sorpresa, que esa era la casa de ambos, entraron y lo que vio la dejó maravillada, la casa por fuera era azul y por dentro tenía un blanco hermoso, además de que al final de la sala tenía unas puertas corredizas que daban hacia un pequeño jardín que le daba la vista a la playa, desde allí podría ver como el sol se ocultaba y como el cielo azul se unía con el azul del mar, desde ahí podría oler la sal del mar, desde allí podía sentir el calor y apreciar a los pájaros volando en el aire.
Ella avanzó pasando por las escaleras pero no quiso subir, siguió avanzando y llegó a la sala en donde habían unos sofás grises con cojines azules frente a un gran televisor y en medio estaba una mesita de centro con una arreglo de flores amarillas, unos tulipanes hermosos que le encantaron, ella siguió avanzando hasta abrir la puerta corrediza y ver las tumbonas que habían debajo de unas sombrillas, siguió avanzando hasta el final del jardín y pudo ver unas pequeñas escaleras que conectaban hacia la playa, unas escaleras que la conectaban a ella hacia su lugar más preciado.
— ¿Qué es todo esto Erick?—preguntó girándose hacia su esposo mientras sobaba su barriga, él la miro con una sonrisa y se acercó a ella para abrazarla.
—Esta es nuestra casa, este será nuestro paraíso personal y nuestro lugar lleno de paz. Quería mostrártelo el día de nuestra luna de miel, de hecho aquí iba a ser el inicio de nuestra luna de miel pero las cosas no salieron como yo pensaba y luego de que yo salí de la clínica decidí que esperaría que el embarazo estuviera un poco más avanzado para mostrártela, de hecho quería mostrártela con todas las decoraciones del departamento de Chicago pero aún no habían llegado y no me podía esperar más a mostrarte el que sería nuestro hogar a partir de hoy o a partir del momento en el que te los mostrara pero como hoy te lo estoy mostrando entonces a partir de hoy este empieza a ser nuestro hogar—ella cruzó sus brazos alrededor del cuello de Erick y pegó sus labios a los de él para besarlo con emoción porque había logrado darle la mejor sorpresa de todas, el mejor regalo que jamás pensó, el que creía que ella misma iba a tener que luchar para conseguirlo pero no, su esposo le había regalado ese lugar magnífico que un día le dijo estando en esta misma playa que quería, un lugar en donde pudiera sentir la sal del mar, donde pudiera sentir el sol de la mañana, pudiera escuchar el chocar de las olas y ahora están allí, frente al mar en la casa que siempre quiso.
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Hola, gracias por seguir leyendo.
Penúltimo capitulo.
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