Capitulo 70.

''Amar sin dudar y dejarse llevar como si hoy fuera nuestro final. ''

Charlotte.

Camino de regreso al apartamento y suspiro pensando en como hubiesen resultado las cosas si hubiese hablado antes pero no puedo arrepentirme luego de haberlo hecho, desde el momento en que me decidí a decirles supe a cual de los dos amo de verdad pero las cosas no salieron como yo pensé y me lamenté durante estos meses, lloré hasta que no pude más y luego acepte que había hecho las cosas mal, que me había dejado llevar por mis sentimientos medio enredados y que los lastimaba aunque no lo supieran, ambos chicos increíbles y yo una idiota que no supe elegir a tiempo, ahora me encuentro sola y sintiendo los estragos de un corazón roto, sintiendo la soledad que me deja su ausencia y la molestia de mi alma al no sentir la suya cerca.

Entro al edificio y decido que es hora de contarle a los chicos que fue lo que pasó, me siento un poco encerrada en todo lo que me pasa y si no lo cuento siento que podría explotar en cualquier momento y es lo que menos quiero, solo necesito sentirme en paz conmigo misma y eso solo lo lograre consiguiendo el perdón de ellos aunque se que es demasiado difícil porque yo me vine a Chicago y no supe nada más de ninguno de los dos, suspiro entrando al ascensor y me recargo de una de las paredes mientras este sube, saco mi celular y comienzo a revisar mis redes sociales, paso las publicaciones hasta que una hace que el corazón se me paralice, esto no puede ser cierto.

El ascensor se detiene y yo salgo rápido para ir hacia mi apartamento, siento mucha desesperación y solo puedo tocar la puerta porque no puedo sacar la llave de mi bolso, Fabiana me abre confundida y yo entro sin decirle nada y me tiro en el sofá para meterme en su perfil y confirmar que efectivamente esta viviendo aquí y que pude habérmelo cruzado en la universidad, estoy hiperventilando, comienzo a sudar y siento que me ahogo, esto no puede ser verdad, es imposible porque él se iría a Virginia con su familia no se vendría a Chicago ¿Qué es lo que hace aquí? Me quito la chaqueta desesperada, al igual que la bufanda que rodea mi cuello, intento respirar pero el impacto de la noticia me ha dejado sin aire y solo quiero poder tranquilizarme para ver que hacer.

—Char, cálmate—me dijo Fabiana pero yo no podía dejar de pensar en él estando aquí, en que ha estado cerca de mi por un mes y yo no lo sabia—respira conmigo, si no te calmas puedes entrar en un ataque de ansiedad, así que respira conmigo—centre mi mirada en ella y comencé a respirar igual, poco a poco mi respiración se fue regulando y yo cerré mis ojos para terminar de calmarme, no sé en que momento llegó Erick pero cuando abrí mis ojos estaba junto a Fabiana viéndome con el ceño fruncido—ahora si, cuéntanos que te puso así—yo señalé mi celular y ellos lo tomaron para ver el perfil de él, volvieron a verme y luego su mirada volvió al celular incrédulos.

— ¿Esta aquí?—yo asentí y ellos alzaron sus cejas y vi a Erick hacer una mueca que lo delató por completo, no había forma de que no conociera los gestos de cada uno de ellos y sé que significa cada uno y ese que hizo él me dice que ya lo sabia y no me había dicho nada.

—Lo sabias—lo señalé con el dedo y él miró hacia otro lado mientras Fabiana lo miraba extrañada—lo sabias y no me dijiste nada, no puedo creerlo Erick—dije levantándome y ellos se quedaron en sus lugares—he sufrido por largos días por él, por mi decisión, por lastimarlo y solo he querido tener aunque sea una oportunidad para disculparme como es debido y tu ni siquiera fuiste capaz de decirme que sabias que estaba aquí en Chicago y en la misma universidad, no lo puedo creer—yo negué y comencé a caminar de un lado al otro desorientada, molesta y alterada de nuevo.

—No puedes decir que es culpa mía cuando tú nunca nos contaste a ninguno de los dos que fue lo que paso, estuvimos viéndote llorar como un bebé por algo que ni sabíamos pero tú preferiste callar, guardártelo. No puedes culparme de algo que solo es culpa tuya, simplemente no te permito señalarme a mí cuando tú no has tenido la valentía para pedirles perdón de frente porque te recuerdo que al que quiere hacer algo no busca excusas, lo hace sin decir nada más—dijo y yo me voltee para ver la ciudad por la ventana mientras cruzaba mis brazos—si tienes tantas ganas de pedirle perdón búscalo pero a mí no me culpes cuando estoy sabiendo absolutamente nada—yo me gire hacia él y camine hasta sentarme en la alfombra, descruce mis brazos y comencé a llorar como tonta porque sentía que mi corazón podía explotar de tanto que sentía en ese momento.

—Ya, no tienes por qué llorar, recuerda que vivir se basa en riesgos y si no haces las cosas hoy ya para mañana serán muy tarde—respiro lentamente y dejo de llorar poco a poco decidida a contarles todo lo que pasó.

—Como saben primero conocí a uno y luego al otro, no fui capaz de dejar a Peter cuando conocí a Mason porque me sentía bien con ambos pero entonces llegaron todos estos sentimientos y me confundí a tal punto que ya no sabía quién me gustaba más porque estaba decidida de que sentía lo mismo por ambos siendo mentira porque es imposible desarrollar el mismo amor por una sola persona, puedo sentir amor pero no de la misma manera ni con la misma intensidad y eso fue lo que pasó—dije para luego suspirar—Mason marcó un antes y un después, me sentía capaz de hacer tantas cosas, de atreverme, arriesgarme y mi corazón lo eligió a él aunque me gustara muchísimo Peter—me relamí los labios porque creía llegar a la parte que me dolía.

—Mason es ese chico rudo y frío por fuera pero tan dulce y tierno por dentro que no tuve ninguna opción, con Peter todo era siempre más romántico y no es que Mason no lo sea, es solo que es diferente y eso me enamoro por completo pero me di cuenta tarde y jugué con ambos como una idiota, cuando le confesé a Peter lo sucedido él me entendió pero sé que lo herí y eso me está matando, cuando se lo dije a Mason—solté un largo suspiro—fue lo peor que pude haber hecho en mi vida, engañarlo de esa forma, ver como la decepción se reflejaba en su rostro y luego sentir su lejanía, no me dijo nada... él solo se fue y me dejo en medio del parque, aun puedo sentir mi corazón romperse por ese hecho, yo lo amo y lo supe muy tarde—dije mirándolos y ellos suspiraron.

—No podemos hacer nada, tú necesitas sanar y eso solo lo lograras pidiéndoles perdón a ambos pero hoy para quitarnos este animo pésimo vamos a ir a una fiesta de fraternidad que nos invitaron así que levántate, sécate las lágrimas y por hoy olvidémonos de toda esa tristeza, necesitas distraerte y tener un poco de diversión, he dicho muchas veces que la vida se vive una sola vez y mientras más la disfrutes más ganaras, así que por hoy dejemos los problemas a un lado y vayamos a bailar un poco—dijo Fabiana ayudando a levantarme y llevándome con ella a mi habitación que es en donde está la ropa de fiesta porque ella no trajo ropa tan atrevida.

—Yo voy a elegir la ropa, pongámonos bellas y olvidemos Las tristezas por una noche, ya mañana veré como hago para resolver ese problema—dije y ambas entramos a mi habitación para comenzar a buscar que nos pondríamos. Me hizo reír tanto Fabiana que por un momento me olvide de esos dos chicos que me habían vuelto loca por un tiempo. El tiempo siguió pasando y cando nos dimos cuenta ya estaba comenzando a oscurecer y nosotras aun no estábamos listas, nos vimos y nos reímos porque aún nos faltaba el cabello.

Ella va con un vestido negro suelto pero ajustado en la cintura, le llega hasta la mitad del muslo y es manga larga con un escote en v que hace lucir su pecho de forma hermosa, yo en cambio tengo una falda de cuero negra, con una top negro y encima una camisa de maya manga larga, ambas nos sujetamos el cabello en una cola alta con algunos mechones desordenados y nos miramos en el espejo completo para ver el resultado. Ninguna quiso maquillarse mucho así que solo llevamos rubor y rímel, muy hermosas a mi parecer.

— ¡Es hora de divertirnos! —gritó Fabiana a quien jamás había visto tan entusiasmada por ir a una fiesta, agarramos nuestros celulares y salimos de mi habitación.

—Un segundo, debo dejar esto en mi habitación porque nada voy a hacer con eso en una fiesta—yo me encogí de hombros y seguí caminando hasta la sala donde nos espera un impaciente Erick.

Por esta noche me olvidaría de todo, de ellos y de lo mala que me sentía solo para disfrutar aunque sea miércoles y mañana tengamos clases pero a quien le importa eso cuando solo se busca distraer la mente de tantas cosas. Fabiana salió por el pasillo pocos segundos después y ver como Erick la veía fue todo un espectáculo para mí porque mi querido amigo tuvo que cerrar la boca o se babearía sobre sus pies.

—Límpiate la baba, idiota—le dije y él se irguió para luego sonreírme y caminar hacia la puerta, yo también me reí y Fabiana nos miró extraño pero ninguno de los dos dijo nada—procura que hoy pase algo, ya deja de respetar su espacio y avanza que ella también quiere—le dije para pasar al lado suyo y quitarle la llave para yo conducir, sería muy estúpido de su parte no avanzar con ella cuando tiene todo para hacerlo porque a Fabiana se le nota a lenguas que le gusta pero a veces los hombres son tan idiotas que en realidad me sorprende.

Yo me subí al auto cuando llegamos al estacionamiento y ellos detrás de mí para encenderlo y emprender nuestro viaje hasta la fraternidad, no sabía que nos esperaría allí pero quiero creer que será bueno para mí y para ellos.

Media hora después estábamos estacionándonos en una inmensa casa en el campus de la universidad, esto de las fraternidades a mí nunca me gustó pero porque en las películas las pasaban como algo ridículo e inmaduro, lo que en parte es pero también tiene muchas cosas buenas, además de tener a personas con los mejores promedios, no es como en las películas que solo los idiotas pertenecen a las fraternidades y esta al ser la más grande tiene más demanda académica para sus habitantes.

—Esto es increíble—dijeron Erick y Fabiana, yo asentí y los tres comenzamos a avanzar hasta entrar a la casa, la música se oía muy fuerte y en el centro de la sala habían personas bailando. Yo estaba observando todo y cuando voy a darme la vuelta para decirles algo ya no estaban ninguno de los dos, yo negué sonriendo y volví mi rostro para caminar hacia la cocina para buscar un trago, necesito ponerme en ambiente para divertirme como me gusta, miro a todo el mundo, chicos guapos, promedios y un poco feos. Chicas hermosas de todo tipo y parejas por doquier, besándose y bailando como en las fiestas universitarias normales o como en cualquier fiesta.

Entro a la cocina y agarro un vaso rojo para servirme un trago pero no encuentro ninguna botella.

—La cerveza está a fuera y las botellas están de aquel lado de la cocina—mis ojos se abrieron y mi corazón se detuvo al escuchar su voz, esa increíble y sexy voz que me derritió tantas veces—me di la vuelta poco a poco y cuando me reconoció todo a nuestro alrededor se detuvo, pude sentir como los segundos pasaron más lento, respirar me costaba y cuando esa sonrisa ardiente apareció en sus labios mis piernas temblaron por completo, tuve que sostenerme del mesón para no caer.

—Charlotte...—susurró pero yo lo escuché perfectamente—yo, necesito salir de aquí—dijo y quise moverme para detenerlo pero no pude, no podía moverme así que solo pude ver como se alejaba de mí una segunda vez, debía armarme de valor así que busqué en la cocina el lugar de las botellas y al localizarlas camine con mis piernas temblorosas hasta ellas y tome una botella de ron más fuerte, serví en mi vaso y me lo tome de un solo trago. No me sentí más valiente así que agarre la botella con fuerza y pegué mis labios al pico para comenzar a beber y sentir como quemaba mi garganta de forma deliciosa, la bajé y puse a un lado, respire fuerte y comencé a caminar en busca de Mason, debía escucharme, debía permitirme disculparme.

Caminé entre las personas y cuando estaba por salir al jardín lo vi cerca de la piscina, camine más apresurada pero en ese momento choque contra alguien, ya estaba tan cerca de él. Me aleje del chico pero este no quiso soltarme, yo fruncí el ceño para levantar mi vista y ver su sonrisa.

—Suéltame—le dije amablemente pero él solo me apretó más contra él mientras yo comenzaba a removerme en sus brazos— ¡suéltame! Te estoy diciendo que me sueltes ¡suéltame! —grité con fuerza mientras forcejeaba con él quien no quería soltarme, intentaba besarme pero yo no lo permitiría, deje de sentir su agarre en mi para ver como Mason lo golpeaba ferozmente.

—Te dijo que la soltaras, idiota—lo seguía golpeando y yo no reaccionaba—no vuelvas a tocarla en tu miserable vida—yo no sabía qué hacer, estaba a paralizada.

—Mase, detente por favor—dije como pude y él se dio la vuelta para verme, yo sentía que estaba temblando, él se acercó a mi rápido y pasó su brazo por mis piernas para alzarme, yo no lograba decir ni hacer nada, solo cerré los ojos para poder calmar el estado de shock en el que había quedado, solo escuché una puerta cerrarse detrás de nosotros y luego él colocándome en un sofá, abrí mis ojos lentamente y lo vi frente a mi preocupado—estoy bien—dije en susurros.

—Estas pálida ¿Por qué estas pálida? —preguntó asustado.

—Imagino que por el alcohol que consumí y luego ese chico, tu golpeándolo—suspiré acomodándome en el sofá—no lo sé pero en un segundo estaré bien y podrás seguir en la fiesta—dije mirando hacia otro lado y perdiendo esa valentía que había obtenido con el alcohol, se había esfumado por completo.

— ¿Quieres que me vaya? —yo lo miré y negué.

—Pensé que yo no soy una persona grata en tu vida—él negó sonriendo y tomó mis manos haciendo que mi corazón se acelere—antes de que digas nada, quiero pedirte perdón—iba a interrumpirme pero yo lo detuve, había recuperado la valentía para hacerlo y no podía perder la oportunidad—no quise herirte, a ninguno de los dos pero no pude controlarlo, no supe cómo manejarlo, cuando me di cuenta que era a ti a quien amaba y me decidí a contárselos las cosas no estaban bien en mi familia y no es una excusa pero por eso lo pospuse tanto, hasta que lo hice y tú solo te fuiste sin decirme nada, sin dejarme decirte cuanto lo sentía y cuanto te amo, que me había confundido porque los conocí casi al mismo tiempo y me tarde porque quería saber a quién amaba de verdad pero fue muy tarde, quizás si lo hubiese dicho mucho antes las cosas hubiesen resultado diferente pero la verdad es que desde que te conocí supe que eras especial, con el tiempo me enamore de ti de una forma que aún no puedo explicar.

>>Y te amo hoy igual que como te amaba el día en que te conté la verdad y el día en que me di cuenta que solo a ti te quería de verdad, perdóname por hacerte daño, por mentirte y por pretender que salir con dos chicos al mismo tiempo no me traería problemas, que experimentar es algo bueno cuando puedes dañarte a ti mismo, perdóname por favor—dije sintiendo lagrimas caer por mis mejillas, cerré mis ojos y pude sentir como sus dedos quitaban las lágrimas.

—Yo quería buscarte pero sentía que no era el momento adecuado, que debía darme un chance para procesar todo, no éramos oficiales pero igual nos debíamos respeto y tú no lo hiciste pero estoy consciente de que las personas se confunden y que situaciones como estas pasan sin uno esperarlas, te perdono porque si y también te amo, por eso me fui ese día de esa forma, mi corazón estaba destrozado pero sabía que debía escucharte aunque me decía mil veces que era una estupidez—contuve el aliento—jamás deje de amarte Charlotte y creo que jamás podre—su rostro se acercó al mío y lo miré directo a sus hermosos ojos azules—te amo y no sabes cuánto estaba muriéndome por escuchar esa explicación salir de tus labios—ambos sonreímos.

—Te amo Mason y te prometo que nada igual volverá a suceder—él asintió y se acercó un poco más para rozar nuestras narices y luego besarme como si fuera la primera vez, yo agarré su cabello con mis manos y profundice más el beso, lo amo y no permitiré que se aleje de mi otra vez, no cometeré ninguna tontería porque eso implicaría perderle y es lo que menos quiero.

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