Capitulo 31.


''No siempre las cosas salen como quieres, a veces nos toca perder mucho y aún así seguir caminando. ''

Sentí como el aire abandonaba mis pulmones, iba corriendo sin parar ni un segundo porque era descansar o estar más en riesgo y yo prefiero seguir corriendo. A mi alrededor solo hay oscuridad, muchos arboles y una calle completamente desolada pero podía sentir su presencia a mi alrededor, era como si algo realmente oscuro me persiguiera, me acechara.

Seguí corriendo pero sin darme cuenta me tropecé y caí de lleno al asfalto, me quise levantar pero ya mis piernas no me daban para más así que comencé a arrastrarme, debía poder llegar a algún lado, debía encontrar una salvación para mi. Voltee mi cabeza y vi una figura negra a lo lejos, mi corazón se acelero y un escalofrío me recorrió por completo, intenté levantarme pero no pude así que seguí arrastrándome pero con rapidez, como si fuera una serpiente.

Sentí como a mis rodillas se le abrían heridas que en ese momento solo eran un gran problema para concentrarme. Volví a reunir toda mi fuerza para levantarme y lo hice pero ya no podía correr al cien por ciento, debía acelerar el paso pero solo podía trotar lo que me colocaba con una gran desventaja.

Cada vez lo sentía más cerca y en esa misma medida sentía como mis fuerzas me abandonaban, quería luchar, quería correr y huir pero no podía, me sentía muy agitada. Caí al asfalto nuevamente y cuando intenté levantarme ya tenía al hombre sobre mí, grité con fuerza, patalee, lo golpee y solo podía ver una sonrisa escalofriante en sus labios. Estaba tan asustada que sin importarme nada seguí peleando para que me soltara pero no funcionaba, mi energía bajaba cada vez más y él parecía que no se cansaba, lo empujé con las fuerzas que me quedaban logrando hacerlo a un lado.

Pero cuando quise levantarme sentí algo cayendo sobre mi cabeza y todo comenzó a darme vueltas, caí por completo al asfalto y antes de desmayarme pude ver su sonrisa y unas palabras que me causaron escalofríos.

—Eres mía, siempre lo serás.

Me levanté sobresaltada, respirando agitada y sintiendo escalofríos reales, esa pesadilla me había dejado asustada. Sentí una mano sobre mi rostro y abrí mis ojos poco a poco, cuando pude enfocarlo me lancé sobre él abrazándolo con fuerza, no tenia idea de que él estuviera ahí porque cuando me dormí estaba sola pero no me importa justo en este momento cuando aun puedo sentir ese frío en mi piel y la soledad en mis poros.

— ¿Qué ocurre mi amor? ¿Tuviste una pesadilla?—asentí aferrándome más a él, quería seguridad y en ese momento Benjamín era eso para mi, seguridad. Esa misma que no podía encontrar en nadie que no fueran mis amigos y mis padres—debes tranquilizarte, recuerda que aun no puedes tener excesos—asentí e intente relajarme lográndolo poco a poco.

—Perdón, es que fue muy horrible—él asintió besándome la cabeza— ¿Cómo entraste? Pensé que no vendrías—dije viendo hacia la ventana que permanecía cerrada—¿Estaba abierta?—me levanté de la cama para ver si había alguien por ahí.

—No, yo la abrí. No tenia los seguros—asentí y volví a la cama—ven a dormir otra vez, debes descansar—me acurruqué a su lado mientras me abraza con ambos brazos.

—Tengo miedo de tener otra pesadilla—le dije con lo ojos abierto.

—No tengas miedo, yo estoy aquí, no te pasara nada, y no te voy a dejar sola—asentí cerrando los ojos mientras él acariciaba mi cabello y yo volvía a dormirme como si no hubiese tenido una pesadilla hace unos minutos.

Benjamín.

Al empezar a asomarse los rayos de sol salí por la ventana no sin antes dejar un beso en su frente, ella descansaba pacíficamente. Bajé y caminé rápido hacia mi auto, conduje pensando en que pudo haber soñado para ponerse de esa forma. Llegue a mi casa y me encerré en mi cuarto. Estaba seguro de que algo estaba planeando el tal Noah pero no le diré nada a Fabiana no quiero que se preocupe y también estoy seguro de que era eso lo que la mantenía inmersa en sus pensamientos.

Me acosté pero antes le envié un mensaje a Fab de buenos días para recordarle también cuanto la amo pero no respondió lo que me indica que seguía dormida y que no pensó más en ese sueño que tuvo. Yo quede dormido después de eso, dejando mi celular en mi pecho.

Abrí los ojos lentamente, agarre el celular, vi la hora y eran las nueve de la mañana, no había dormido casi nada pero igual me levante y me dirigí al baño, salí corriendo porque escuche un grito muy fuerte de mi mamá desde las escaleras porque ella respeta la costumbre de desayunar todo juntos.

—Benjamín, baja a desayunar— mi hermosa madre despertándonos como cree que es mejor.

—Ya bajo, no grites tanto—dije llegando a las escaleras.

Termine rápido de bajar pues si no me apuraba me iba a venir a buscar, ya abajo nos sentamos a comer los tres juntos, como siempre aunque mi papá debía irse al colegio a arreglar unas cosas.

—Ben recuerda que hoy vamos a visitar a tus tíos— se me había olvidado eso, esas visitas a mis tíos siempre han sido fastidiosas, mi madre se sentaba a hablar con mi tía, mi tío empieza a darme consejos para conquistar a chicas y además tienen cuatro hijos dos chicas y dos chico, la mayor Melisa, la que le sigue Alexia, la del medio Isabel y el menor Rubén el terremoto de la familia.

—En serio ¿por que hoy?

—Porque ya le dije a tu tía que iremos hoy y no puedo cambiar de opinión—una idea cruzo mi mente y sonreí de inmediato pero podría llevar a Fabiana así mi tío no empieza con esos consejos que me fastidian en serio.

—Madre ¿puedo llevar a mi novia?—lo pensó por un minuto.

—Claro, para que la conozcan, anda pregúntale que nos vamos en media hora.

Subí rápido hacia mi habitación y agarre el celular para marcarle, cuando lo hice me contesto y me sentí nervioso.

— ¿Hola?

—Hola Fab, te quería preguntar algo rápido.

—Te escucho—dijo en tono burlón.

—Quería saber si quieres ir con mi madre y conmigo a visitar a mis tíos, esta bien si dices que no pero de verdad no quiero ir solo con mi mamá porque mi papá esta en el colegio—me detuve al escucharla reír.

—Ok, esta bien solo déjame decirle a mi mamá porque mi papa ya se fue a trabajar—asentí sabiendo que no me ve y sonreí.

—Me avisas, preciosa—me senté moviendo las piernas descontroladamente.

Colgó y a los pocos segundos recibí un mensaje de ella.

Mi novia: Me dijo que si y que no hiciera mucha fuerza, que confiaba en que me cuidarías bien

Yo: Bueno ya nosotros estamos saliendo, pasamos por ti en diez minutos y si, nadie podrá cuidarte mejor que tu enfermero personal.

Mi novia: Esta bien, jajaja si bueno, si tu lo dices.

Minutos después llegamos a la casa de Fabiana y ella ya estaba esperando afuera, se subió al auto y nos fuimos, después de media hora llegamos a casa de mis tíos y note que Fabiana estaba nerviosa, mientras mi mamá caminaba me detuve con Fabiana un momento.

—¿Que tienes, amor?—le pregunté sosteniendo su cara.

—Nada, entremos— y siguió caminando y yo la seguí.

Fabiana.

Benjamín me alcanzó y me agarró de la mano entramos y estaban sus tíos y su madre hablando, cuando me vieron fue como si hubiesen visto algo que jamás pensaron que pasaría, me reí recordando que soy la novia de Benjamín y que ellos no sabían de mi.

La tía es de piel morena, ojos grandes y negros que le hacían ver muy bien, el tío en cambio es de piel blanca, ojos cafés claro y cabello castaño, este se parece a mi novio. Entonces la señora avanzó hacia nosotros y me abrazó muy fuerte, algo que me pareció muy extraño pues no la conozco pero igual la abrace, el tío también se acerco y saludo a Ben.

—Hijo al fin te conozco una novia, te sirvieron mis consejos ¿verdad?—no pude evitar reír por ese comentario pero Ben estaba fulminando a su tío con la mirada.

—Mucho gusto yo soy Erika, la tía de este chico y el es Manuel su tío.

—Igualmente, yo soy Fabiana— y entonces bajaron tres niños corriendo pero su madre los freno.

—Chicos vengan a conocer a la novia de su primo—y los tres niños se dirigieron hacia nosotros.

—Fabiana ella es Alexia la mayor de los tres pequeño—asentí y le di la mano—ella es la que le sigue, Isabel—hice lo mismo con esta pero ella me abrazo—y él es Rubén, el menor— y también le di la mano.

Caminamos todos hasta el jardín, pasamos horas riéndonos y hablando, Benjamín estaba siendo interrogado por su tío, preguntándole cuales tácticas uso conmigo y yo no podía parar de reír por la cara de mi novio, las señoras estaban sentabas informándose de todo lo que había pasado en la vida de cada una.

Yo hablaba con Alexia la cual me estaba contando que cada visita que hacían era lo mismo y me dijo que ella tenía quince años y que su hermana tenía diez y su hermano ocho. También me contó sobre su hermana mayor Melisa, que es su ejemplo y la persona a la que más quiere. Hablamos de todo un poco, le conté como estaba avanzando mi relación con Benjamín y ella se quedo encantada con todo lo que dije pues me aseguro que yo era especial porque Ben jamás había sido así con otra chica y me gusto mucho escuchar eso.

Ya era hora de irnos, nos despedimos de todos yo intercambie numero con Alexia para estar en contacto, creo que puedo ser de ayuda para ella cuando no quiera hablar con su hermana. Salimos de la casa y nos subimos al auto.

Duramos media hora en llegar a mi casa me baje y Ben se bajo para acompañarme a la puerta.

—Adiós, mi hermosa novia

—Adiós mi algodón de azúcar, gracias por llevarme con ustedes, me encanto este día.

—Y a mi me encantas tu—me dio un beso y yo sonreí, Él se alejó y yo entré a la casa cerrando detrás de mi.

A mi también me encantaba él, demasiado para ser sincera.

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