Capitulo 26
''Amar como los locos a la luna, desear como los enfermos una cura y anhelar como lo hace mi alma a la tuya.''
Llegamos a casa de Benjamin y me quedé sentada en el auto viendo hacia el frente.
—¿Qué ocurre?—me miró extrañado—¿ya no quieres entrar?—preguntó y yo lo miré.
—No, es solo que jamas he pasado más de dos horas con tu mamá y pues con tu papá no he tenido ningún acercamiento—le explique—solo tengo nervios, nada más.
—No te preocupes, si yo pude con tus padres; estoy seguro que tu vas a poder con los míos—dijo encogiéndose de hombros—son casi lo mismo pero un poco más serios—asentí.
—Igual tengo nervios—me reí—pero puedo controlarlos—suspiré y tomé la manija de la puerta.
—SI no estás segura podemos cambiar de planes—quise gritarle que me sacara de allí pero él ya ha estado en mi casa con mis padres y yo solo he venido una vez, lo justo es que pase tiempo con ellos.
—No, vamos ahora. Tu mamá debe estar esperándonos—él asintió y nos bajamos del auto.
Caminamos tomados de la mano por el camino de piedras en el jardín delantero, llegamos al porche y Benjamin se detuvo.
—Esta es la última oportunidad para arrepentirte—lo miré seria.
—¿Quieres acaso que lo haga?—lo interrogué y él se rascó el cuello—¡es eso! tu quieres dejar sobre mi la decision—lo miré decepcionada y nos sobresaltamos al escuchar la puerta abrirse.
—¿Acaso no iban a entrar nunca?—preguntó su mamá y yo le sonreí acercándome a ella.
—No, solo discutimos algo pero ya íbamos a pasar—ella me dio un beso en la mejilla y entrelazó nuestros brazos para entrar a la casa.
—No sabes lo emocionada que estaba de que vinieras—yo le sonreí volteando para ver a mi novio serio—según mi hijo no habías tenido tiempo pero no le creo—me rei volviendo mi atención a ella.
—Realmente es que él no me quiere compartir con nadie—aclaré y ella negó riendo.
—Que egoísta, igual que su padre. Puedes preguntarle a tu mamá, era demasiado difícil pasar tiempo con las chicas—llegamos a la cocina y yo me senté en un taburete detrás del mesón—cuando la guerra comenzó y los bandos se dividieron, empecé a pasar más tiempo con ellas.
—Pero bueno, ya estoy aquí y con mucha hambre—ella sonrió feliz.
—Mamá, no vayas a empezar a querer acaparar su atención—dijo Ben entrando a la cocina—ella es mi novia, no la tuya—yo hice una mueca y él puso sus manos en mis hombros.
—No seas egoísta, Benjamín—lo regañó—yo no te enseñé eso—lo señaló seria.
—Pero yo si, porque jamás me ha gustado compartir a mi esposa—escuché la voz del papá de Ben y me puse nerviosa, hasta verlo detenerse detrás de su esposa y darle un beso en el hombro—pero siendo el caso de que tu madre quiere pasar tiempo con tu novia, la apoyó—Claudia sonrió victoriosa.
—Justo ahora vienes a apoyarla—dijo Benjamín—no la quiero compartir, suficiente tengo con Erick y Charlotte.
—Hey, estoy aquí y no soy un juguete por el cual pelear—dije y los tres me vieron, uno con burla y los otros dos con vergüenza.
—Oh, lo siento cariño—se disculpó Claudia.
—Si amor, perdón—asentí y fijé mi vista en el señor Alberth.
—No creas que esto terminó, aún quedan horas y no se darán por vencidos, sus disculpas son una mentira—alce mis cejas y él sonrió.
El tema quedó allí y la señora Claudia me sirvió desayuno el cual comencé a comer sin reparar en los presentes, de verdad tenía mucha hambre.
Luego nos fuimos al jardín y hablamos de muchas cosas, en realidad son muy agradables y me encantó conocer su historia y un poco más sobre la amistad de todos ellos.
—¡Buenas!—gritó una voz que conozco y cuando volteo veo a Melissa cargando una caja beige.
—Mi amor, ya llegaste—Claudia se levanta y la abraza para luego darle un beso en la mejilla.
—Para mi mamá, Melissa es como su hija.
—Lo que significa tener que compartirla con otra persona—me reí al escuchar a Alberth—no creas que es fácil todo esto, cuando me enteré que estaba embarazada me desmaye y luego pase meses procesandolo pero cuando lo vi por primera vez supe que no debía compartirla, que de hecho al que debíamos compartir era a él—eso fue muy hermoso pensé.
—Si, pero entonces nació Melissa y el tiempo de mi mamá se dividió haciéndonos sufrir a nosotros.
—De verdad no les gusta compartirla con nadie—ambos se encogieron de hombros mostrando cuánto se parecen.
—Somos egoístas por el simple hecho de amar, el amor nos hace egoístas—los miré y Melissa se acercó dejando la caja en la mesa para luego abrazar a Alberth.
—Mi tío favorito—él puso los ojos en blanco abrazándola.
—Soy tu único tío, ratoncita—ella se encogió de hombros sonriendo.
—Y por eso eres mi favorito.
Comenzaron a hablar tonterías y la mamá de Benjamín tomó la caja y me hizo una seña para que la siguiera lo cual hice.
Entramos a la casa y nos guió hasta la sala donde nos sentamos.
—Antes de hacer esto hable con tu mamá y ella me orientó—fruncí mi ceño.
—¿De qué habla?—ella me tendió la caja y yo la tomé extrañada.
—Ese es un vestido para el baile de navidad, quise regalarte esto como muestra de que me agradas y que te agradezco por hacer a mi hijo feliz—negué.
—No es necesario, yo—ella me interrumpió.
—No acepto no, es tuyo—le sonreí feliz.
—Muchas gracias por esto—eso solo le agregaba más emoción a esa noche.
Un mes después.
Llegó el día esperado "el baile de navidad"
Me alegraba ya que ya venían las vacaciones e iba a poder dormir todo lo que yo quisiera, además podría ver a Ben todo lo que quisiera, aunque eso igual lo hacia antes.
Estoy en mi casa con Charlotte porque nos vamos a arreglar juntas ya que ella estuvo insistiendo mucho en eso y para que dejara de hacerlo yo acepté.
Así que aquí estamos en mi habitación con un gran desastre pero muy emocionadas.
Ella me peino y yo a ella e hicimos lo mismo con el maquillaje, comenzamos a vestirnos ella se puso un vestido ceñido al cuerpo negro con una maya de encaje que le cubría los hombros.
Yo por otro lado me puse un vestido color salmón con escote de corazón largo detrás y corto adelante, sonreí al verme en el espejo y recordar que ese vestido me lo regaló Claudia.
Me había encantado desde el momento en que abrí la caja y lo vi.
Charlotte se detuvo a mi lado y sonrió.
—Nos vemos hermosas—asentí y ella me abrazó—es hora de irme, nos vemos allá.
—Char, tu cita te espera—dijo mi mamá junto a la mamá de Charlotte.
—Se ven tan hermosas—habló Sharon fingiendo limpiarse una lágrima.
Charlotte salió de mi habitación junto a nuestras madres ya que su cita ya había venido por ella.
Yo me miré un poco más para recoger mis cosas y meterlas a mi cartera de mano.
Bajé y mis papás me tomaron fotos, diez minutos después Ben ya estaba tocando la puerta de la casa, mi mamá lo hizo pasar para retenernos como unos veinte minutos tomándonos fotos.
Salimos casi corriendo y fuera de mi casa nos estaba esperando un señor en un ferrari, me dijo que era el chófer de su papá.
Nos subimos y en diez minutos ya estábamos en el baile, entramos y estaba todo el colegio ahí habían unos sentados sin parejas, otros de pie hablando y bailando en sí había mucha gente haciendo variedades de cosas.
Justamente colocaron una canción lenta y Ben me jalo por la muñeca y me ubicó frente a él en la pista de baile, mi cabeza quedaba en su quijada ya que era alto, me acerco más a él y me dio un beso en la frente, posó su cabeza en la curvatura de mi cuello y comenzó a hablarme al oído, sentí un escalofrío recorrer todo el cuerpo.
—Te ves hermosa, no imagino como alguien tan bella como tu puede ser mi novia, creo que es un sueño del cual no quiero despertar nunca, te has convertido en la persona mas especial e importante de mi existencia yo Te amo Fabiana y no quiero alejarme de ti nunca me escuchaste, nunca—sonreí por lo que dijo, mi novio tan empalagoso como siempre
Lo miré y le sonreí con ganas, solo tenía ganas de tomarlo por el cuello y besarlo hasta quedarnos sin aire, no era necesario que lo dijera porque nadie más que él sabe que yo lo amaba inmensamente, en ocasiones yo no era tan expresiva aunque sí pero siempre que podía le demostraba con hechos o palabras cuán fuerte era este sentimiento que nos une.
—Yo también te amo mi algodón de azúcar—ambos nos reímos y continuamos bailando—nunca hubiese importado el tiempo que te fuiste cuando el sentimiento siempre fue tan fuerte, mi corazón siempre hubiese esperado tu regreso—él acarició mi mejilla y yo le sonreí.
Deposite una mano en su cuello importándome poco y me puse de puntillas porque los tacones igual no me ayudaban mucho y lo besé, él me agarró por la cintura y me acerco a él para que no quedará ni un mínimo de espacio entre nosotros, hundí mis dedos en su cabello sedoso y profundizamos el beso, había muchas personas a nuestro alrededor pero era algo que no nos importa.
Después de que ya no podíamos respirar nos separamos y pegamos nuestras frentes, una sonrisa se dibujó en su rostro, esa que me encanta.
Nos detuvimos y regresamos a la mesa para perdernos hablando trivialidades, disfrutando del momento.
—Voy al baño—dije y antes de levantarme me dio un beso.
—Aquí te espero—me fui, entré al baño e hice mi necesidad.
Salí y comencé a caminar por el pasillo hasta el baile.
Cuando venía muy cerca pude ver a Maddie acercandosele, él se levantó y ella se le acercó tratando de besarlo, le estaba coqueteando muy descaradamente.
Llegó un momento en donde pudo pegar sus labios contra los del con tanta fuerza que no se la podía quitar de encima. No quise hacer una escena así que pase por su lado para salir a tomar aire y Ben me vio.
Cuando llegué a la entrada vi a tres chicas que venían en mi dirección, eran dos rubias y una morena las cuales desconocía por completo.
Cuando llegaron una me agarró por el brazo y me tiró hacia un lado y la otra comenzó a jalonear el cabello.
—¿¡Qué te pasa, estás loca!?—grité
Y entonces la morena pegó su puño en mi cara lo que me hizo caer, vaya qué fuerza tenía esa chica y entonces vino lo peor, comenzaron a golpearme sin parar, me daban con los pies en el estómago, me rompieron la boca y por el golpe cuando caí me rompí las rodillas y sangraban mucho.
Después de sentirse satisfechas por la hazaña que acababan de hacer me dejaron en paz casi inconsciente y en mis oídos retumbaban las palabras que había dicho la morena.
—Esto te lo manda Madison, tu regalo de navidad para que te alejes de lo que es de ella.
No lo podía creer que esto lo hizo Maddie, que haya llegado tan lejos solo por un odio injustificado, la que un día dijo ser mi amiga.
Pero ya de ella no me sorprendía nada, entonces vi que Ben se acercaba corriendo y yo sentía que mis párpados me pesaban demasiado pero aguante un poco, cuando llegó vi que su cara reflejaba mucha preocupación, vi que sacó su celular y estaba llamando, no pude resistir más y los ojos se me cerraron por sí solos.
Benjamín.
Después de que Maddie hiciera esa estupidez salí corriendo a buscar a Fabiana, recorrí por todo el lugar hasta que llegue a la entrada y la vi tirada en una esquina con sus brazos envolviendo su barriga.
¿Quién le habrá hecho esto? ¿por qué? pero una cosa sí tenía clara me las iba a pagar.
Llame a Erick preocupado, este llegó en menos de cinco minutos, la cargó y la recostó en el asiento de atrás del auto, Erick condujo y rápidamente estábamos en la casa de mi novia su padre abrió la puerta.
Abrió los ojos de par a par al ver a su hija toda golpeada, pase rápidamente y la recostó en el sofá grande, la madre de mi novia traía alcohol en sus manos comenzó a pasarlo por la nariz de Fabiana y ella reaccionó.
Y entonces los padres de Fabiana comenzaron a hacerme preguntas las cuales no sabía contestar, y mi novia los interrumpió.
—Ya déjenlo...yo les voy a explicar que paso—respiro profundo y continuo —tres chicas se acercaron a mí y comenzaron a golpearme, dijeron que iba de parte de Maddie.
Y no dijo más nada, cerró sus ojos y su respiración se volvió pausada.
La señora Fernanda abrazó a su esposo quien la abrazó de vuelta, y entonces todo comenzó a encajar en mi cabeza, los mensajes, la distracción de hoy, todo lo hizo Maddie para separarnos.
¿Esta loca? ¿cómo pudo hacer eso? era su amiga, bueno pero veo que no le importaba lo suficiente.
Vi el reloj y ya me tenía que ir, me acerque le deje un beso en la frente y luego bese sus labios.
—Adiós, preciosa. Mañana vengo a ver como sigues...te amo.
Ese fue el día mas hermosamente horrible de mi existencia el cual no quería que se repitiera el final.
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Besoos.
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