Capitulo 16

''Momentos, sentimientos y confusiones que nos trasladan a un punto de decepciones. ''

Pase toda la tarde con Erick y Charlotte quienes la mitad del tiempo la pasaron discutiendo.

—Detenganse ¿acaso no se cansan?—ambos me vieron confundidos.

—Siempre es jugando ¿por qué te pones así?—yo suspiré.

—No sé, lo siento—me tape la cara con mis manos— ¿Piensan que eso de Noah es grave? No he podido dejar de pensar en eso, siento que es una broma pero no deja de darme un poco de miedo—Erick se acercó.

—Sea o no broma, ese idiota no te podrá hacer nada Fabiana. Nos tienes a Benjamin y a mi, asi ese otro idiota haya reaccionado como reacciono hoy, te puedo asegurar que no permitirá que nadie te haga nada—yo lo miré dudosa y él me abrazo—confía Fabiana, él solo necesita asimilar el hecho de que omitiste información importante.

—Esa no era información importante—Erick casi me lanza hacia otro lado.

—Lo es, te está acosando y si no sabemos ¿Cómo te ayudamos? No puedes decir que no es de importancia cuando si, así que deja de minimizar el asunto—miré a Charlotte que se había mantenido en silencio.

—Tiene sentido amiga, nosotros vimos como te veía y se insinuaba, no podemos negar lo innegable además esa carta y esa mirada aterradora, pensé que estábamos en una película, te lo juro.

—No quiero esto, ahora necesito hablar con Benjamín pero no quiero buscarlo, sé que aún está molesto, solo quiero darle tiempo—les dije y ambos asintieron.

—Es lo mejor, dale su tiempo para pensar, si lo abordas ahora puede que no te quiera escuchar—yo me levante.

—¿Puedes llevarme? Quiero irme a mi casa—Erick asintió y Charlotte tomó su bolso para irnos.

Esto se sentía muy raro, no quiero que las cosas se compliquen, que un recién llegado daño lo que estamos construyendo, yo solo quiero un noviazgo normal ¿eso es mucho pedir?

Salimos de la casa empujándonos entre nosotros cuando vimos a Madison acercándose, los tres nos pusimos en guardia para el momento en que llegó a nosotros.

No confío en ella, para absolutamente nada. Todo se perdió desde que ella decidió poner un chico en medio de nosotras, mando a un chico a que me ahogara y hoy la vi con él, eso disminuye la confianza a cero.

Llegó a nosotros y levantamos el mentón.

—¿Qué es lo que quieres Maddie?—preguntó Erick.

—Solo quiero hablar—Charlotte soltó una risa irónica.

—¿Y luego qué? ¿nos sentamos a platicar como antes?—ella negó—estas equivocada Madison, creo que te dejamos claro que no queríamos saber nada de ti.

—Y si eso no fue suficiente, entonces te decimos que no te queremos en nuestra vida, que puedes irte con otras personas, que nos dejes en paz, que nos superes—dijo Erick.

—Si, por favor. Ya se acabó todo ¿puedes simplemente dejarnos en paz?—Madison nos vio y dio un paso atrás con semblante triste.

Esa máscara no me la creo, solo quiere parecer la buena y dejarnos en mal por tratarla así.

—Debes tener cuidado con Noah, él por alguna razón se ha obsesionado contigo y no va a parar—la vi con fijeza.

—¿Tu como sabes?—preguntó Erick—pareces muy informada.

—Contesta Madison—exigió Charlotte.

—Yo lo escuche hablar con alguien, por eso lo sé—dijo viéndome—si no quieren creerme esta bien pero les estoy diciendo la verdad—dijo encogiéndose de hombros y alejándose de nosotros.

—¿Le creen?—les pregunté porque en mí había sembrado un poco más de miedo.

—Si y no, ella después de lo que paso no te ha hablado y va a querer ayudar, no lo creo pero por otro lado—Charlotte pasó una mano por su cabello.—puede ser real y debemos tener cuidado, no le creo del todo pero tiene un poco de sentido lo que dijo—Erick y yo asentimos mientras nos subíamos a la camioneta decorada.

—Polarcito amorcito—dije y me miró mal.

—No toques ese nervio que me dan ganas de matar a Benjamín—Charlotte se ríe y estira su mano para poner música y Erick le dio un manotazo haciéndome reír.

—¿Qué te ocurre?—preguntó con cara triste.

—Ya me cansé de tus canciones, hoy vamos a escuchar cualquier cosa menos a los coreanos esos, así que por favor, apártate—me iba a atrever a meter mi mano y me arrepentí al verle la cara a mi amigo.

Colocó una playlist rarísimo que no conocemos pero que igual cantamos y bailamos como los locos que somos.

Erick se detuvo en un semáforo y las personas que iban en el auto a nuestro lado nos miraban raro y nosotros nos reímos a carcajadas.

Momentos como esos siempre los guardaré con fuerza en mi corazón, son momentos de amor y locura indescriptibles en nosotros.

—¿Qué haría yo sin ustedes?—les pregunté.

—Lo mismo que nosotros sin ti—le sonreí a Charlotte.

—¿Nos lanzaremos de un puente? Porque eso es lo que haría yo si algo les pasa.

—Aww Erick—dijimos al unísono y le dimos un beso en la mejilla.

—Ya ya, dejen de ser melosas— nos reímos y él siguió manejando.

Seguimos cantando y bailando en el auto como si realmente estuviéramos en una pista de baile o en una fiesta con mucho alcohol.

Realmente no sabría que hacer sin ellos, mis mejores amigos desde que tengo memoria, nosotras fuimos los conejillos de indias para un Erick experimentando con las tijeras, él fue el de nosotras cuando se trataba de maquillaje.

Recuerdo la vez que por querer hacerle una maldad a Charlotte, los dos terminaron comiendo arena mientras yo los veía matándose a golpes.

Ellos siempre han sido así, ese es su lenguaje de amor.

Nuestras madres se hicieron mejores amigas gracias a nosotros y por eso nos quedamos en casa del otro sin problema alguno, las pijamas, los álbumes; todo eso lo planearon y ejecutaron mientras íbamos creciendo. Por eso una pijamada sin nuestros pijamas se consideraba traición.

—Les tengo un plan increíble pero debo planificarlo primero y no, no les voy a decir que es porque se nos cae, así que paciencia que será pronto. Prometimos vivir este año como nunca y eso haremos pequeñas saltamontes—nosotras hicimos un puchero porque queremos saber—así hagan lo que hagan no les diré—Erick detuvo el auto en casa de Charlotte y esta se bajó no sin antes darnos un beso en la mejilla a cada uno.

Erick siguió su camino y nos quedamos en silencio, él estiró su mano hasta mi y yo la agarré para luego verlo.

—Sé que admitir que te están acosando te debe dar miedo pero no debes tener miedo porque nosotros estamos aquí, confía en que haremos todo para defenderte—yo asentí y él se llevó mi mano a sus labios para dejar un beso en el dorso haciéndome sonreír.

A veces pensaba que nosotros hubiésemos podido tener algo más allá de lo sexual.

—¿Nunca te imaginaste tener una relación conmigo?—me preguntó Erick y yo desvié mi mirada.

El ambiente era un poco raro.

—Lo pensé pero tu nunca has tenido algo serio con nadie y me dio miedo arriesgarme hasta que te bese—fui sincera

—Pero ahora está Benjamín—dijo y yo asentí.

—Sí y tú eres mi mejor amigo—él sonrió.

—Siempre seremos el lugar seguro del otro Ana, porque no somos la pareja de novios ideal pero si la de amigos—este idiota casi me hace llorar con esas palabras.

—Te amo Polarcito—cerró los ojos al escuchar el apodo y yo solté la carcajada.

—Como me vuelvas a decir así te lanzo del auto, Fabiana—me reí con ganas.

Pasó serio lo que resto de camino porque cuando me deje de reír que quise seguir hablando me ignoró olímpicamente.

Al bajarme del auto y detenerme en la ventana me miró.

—Yo también te amo pero ese amor disminuye cada vez más—me reí—no salgas sola y si Benjamín no viene en la mañana me mandas un mensaje para venir por ti—asentí y di la vuelta para ponerme en su ventana y darle un beso en la mejilla.

—Hasta mañana, polarcito amorcito—golpeó mi cabeza y yo me alejé riéndome de él.

—Vuelve a decirme así y tendrás consecuencias—le saqué la lengua y me alejé más.

—¡Polarcito amorcito!—grité y no conté con que él es más rápido que yo y no reaccione a tiempo, se bajó del auto y mi corazón dio un salto.

Comencé a correr lo más rápido que pude pero obviamente él es más rápido, llegamos al jardín trasero y corrí con todas mis fuerzas pero él fue más rápido y me cargó sobre su hombro corriendo hasta que caímos en la piscina.

Yo traté de salir pero mis brazos no me daban para nadar, tomé su camisa y la moví para que sintiera, se dio la vuelta y con una mano me hizo emerger.

Yo tosí azorada mientras él se reía.

—Lanzarse así a la piscina no está bien Fabiana ¿Por qué me obligaste a hacerlo?—lo miré con los ojos entrecerrados.

—No te atrevas—lo amenace pero este haciendo caso omiso salió corriendo mientras llamaba a mi mamá—¡Erick!—grité fuerte pero ya era muy tarde, ya mi mamá nos veía molesta y con sus brazos cruzados.

Luego de quince minutos y regañados como unos niños pequeños, estamos envueltos en toallas y sostenemos una taza de chocolate en nuestras manos.

—Yo no sé que voy a hacer con ustedes, siguen pareciendo niños—dijo mi mamá aun molesta—quisiera pensar que algún día crecerán pero a quien engaño, parece que se quedaran así para siempre, dándome molestias—Erick casi se reía por el monólogo de madre cansada de mi mamá y yo lo golpee con el codo—¿Cómo se les ocurre meterse a la piscina a esta hora? ¿no vieron que el sol se estaba ocultando?—preguntó y yo sonreí recordando las veces que nos habíamos bañado de noche en la piscina de Erick pero ella no tenía por qué saber eso.

—Es que ella estaba diciéndome apodos y usted sabe que a mi no me gustan—dijo Erick y mi mamá acaricio su cabello para luego mirarme a mi.

—Fue él quien me lanzó a la piscina, yo no tengo culpa que sea tan sensible—le saqué la lengua y mi mamá nos detuvo antes de empezar la pelea otra vez.

—Ve a tu habitación ahora Fabiana—la miré.

—Pero quiero quedarme aquí mamá—ella me miró con una ceja alzada.

—Que te dije que te fueras—la miré mal y cuando me levanté le di un golpe en la cabeza a Erick y en mi plan de huida mi papá me detuvo.

—Ve a donde Erick y pídele disculpas—negué molesta—hazlo.

—¿Ustedes saben que estamos grandes?—mi papá sonrió.

—Pues no parece, anda—refunfuñando me devolví y me puse frente a Erick.

—Discúlpame Erick—podía ver la sonrisa de victoria asomarse en sus labios y me dieron ganas de golpearlo otra vez.

—Disculpa aceptada.

—Ahora pídele disculpa tu por tirarla a la piscina—yo infle mi pecho esperando que lo dijera mientras veía a mi mamá como si tuviera un tercer ojo.

—P-pero—mi mamá lo vio con severidad y él asintió—discúlpame Fabiana.

—Ahora, abracense—dijo mi querida y adorada mamá.

A duras penas nos abrazamos y cuando nos separamos vimos a mi papá apuntándonos con una cámara.

—Sonrían—dijo y ambos estallaron en carcajadas.

Erick y yo nos miramos extrañados.

—¿Grabaste todo?—preguntó mi mamá entre risas.

—Si, todo está aquí—dijo alzando la cámara.

—Oh, vamos a revolucionar el grupo con ese vídeo—ambos se fueron a su habitación mientras se reían.

Nos habían grabado, nos habían hecho pedir disculpas, esto es algo extremadamente raro.

—Nos acaban de jugar una broma ¿y nos dicen niños a nosotros?—dijo indignado.— que descarados.

—Lo peor es que dentro de poco no solo lo tendrán ellos—Erick abrió los ojos.

—Seremos famosos en su grupo—nos vimos y soltamos la carcajada.

Algo tan fuera de lo común sólo podía pasar en nuestra familia, porque la locura venía de nuestros padres.

***

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