Capitulo 14
''Simplemente en tu amor encuentro la paz que hace mucho no tenía.''
Entro a mi casa y me detengo al ver a mis padres sentados en el sofá.
—Buenas noches, me voy a dormir—dije señalando las escaleras—ya mañana es lunes otra vez y a esta chica le toca levantarse temprano—di un paso y mi mamá me detuvo.
—Detente, no me salgas ahora con que serás responsable y te levantarás temprano—hice una mueca.
—Puede ser, aunque no prometo nada, no te ilusiones mamá—ella se rió y moví mis pies ansiosa para que dijera lo que quería y me dejara irme.
—Entre tu padre y yo establecimos una regla—puse mis ojos en blanco—estoy hablando en serio, solo viernes y sábado puedes llegar tarde pero los días de semana tienes hasta las once de la noche para llegar ni más ni menos—yo crucé mis brazos sobre mi pecho.
—Es injusto, pero acepto ¿ya puedo irme?—su papá la miró sonriendo.
—¿Por qué las reglas de tu mamá las aceptas tan rápido?—mire a los lados no queriendo responder eso, era claro que mi mamá me daba mucho más miedo que él.
Sonreí nerviosa.
—Yo me voy a dormir, si quieres se lo preguntas a ella—dije antes de salir corriendo y escuchar un grito de mi mamá.
—¡Fabiana, esto si es injusto!—me reí subiendo las escaleras y respiré con fuerza al llegar a la puerta de mi habitación.
La abrí y al cerrar me recosté en la puerta, eso era escapar a zona segura antes del desastre.
Quité mi ropa, metiéndome a mi cuarto de baño para darme una ducha antes de acostarme a dormir, quería relajar mi cuerpo después de tanto estrés y tensión, ese chico me había puesto nerviosa y las cosas con Benjamín me habían tensado por completo.
Disfrute cada gota que chocó con mi cuerpo, sentí mis músculos relajarse poco a poco y respiré hondo.
Jamás pensé que él volviera y que pudiéramos resolver las cosas, que llegáramos a reanudar lo que habíamos empezado y ese sentimiento siga tan vivo en mi como hace años.
Pienso que es porque nunca lo olvidé, así me haya obligado. Siempre estuvo presente en mi mente y corazón.
Salgo del baño envolviéndome en mi toalla, camino a mi armario y tomo mi pijama de camisa y short de un hermoso panda. Pongo mi ropa interior, me coloco la pijama y me siento frente a mi peinadora tomando mi cepillo para desenredarme el cabello, lo hago lentamente para luego hacerme dos colas, una a cada lado de mis orejas.
Me limpio la cara y me coloco una crema humectante. Me miró unos segundos y sonrió al ver ese brillo extraño en mis ojos, me da también cierto brillo en la cara.
Camino con demasiada flojera hasta mi cama y me acuesto, acomodo mis almohadas y me cubro con mi edredón, realmente tengo muchas ganas de dormir.
Me estresa que ya estaba terminando el fin de semana y me daba flojera pensar que tengo que volver al colegio y eso implica levantarme temprano lo que menos me gustaba pero me prometí que haría todo lo que estuviera en mis manos para no levantarme igual de tarde que siempre porque luego ando a las carreras.
Eran ya las diez de la noche y bostecé con todo el sueño que mi cuerpo pudiera acumular, en eso mi celular comenzó a sonar con un mensaje y luego sonó cuatro veces más, lo tomé y sonreí al ver que era mi novio.
Ben: ¿Preciosa?
Ben: ¿Ya estás dormida?
Ben: ¿Amor?
Mi corazón saltó emocionado.
Ben: ¿Puedo subir?
Abrí mis ojos incorporándome en la cama.
Ben: ¿Fabs?
No le respondí y presione el botón verde de llamada, repique varias veces y me reí al ver lo loco que está este hombre.
—Benjamín Ocampo ¿que locura es esa? ¿como que si puedes subir?—lo escuché reírse y unas ramas sonar de fondo.
—Una gran locura ¿puedo subir?—lo volvió a preguntar y yo me levanté para caminar hacia mi ventana cerrada.
—No puedo creer que estés hablando en serio—dije y al abrir la ventana lo vi abajo, tratando de subir por la enredadera que puso mi padre allí.
—¿Puedo subir? te recuerdo que hace frío y que tus padres me pueden ver ¿puedo subir?—lo vi y asentí sabiendo que eso es una locura.
—Puedes subir—dije y colgué para que lo hiciera sin riesgo a que se caiga.
Caminé hasta mi cama para sentarme y coloque mi celular en mi mesita de noche.
Me senté con mis piernas cruzadas sobre la cama y me cubrí con el edredón, esto definitivamente es una locura, lo bueno es que mis padres ya estaban dormidos en su habitación y que nunca entran sin tocar a la mía.
Benjamín comenzó a entrar por la ventana y sonreí por lo loco que es ese chico.
—¿Por qué me ves así?—preguntó él llegando hasta la cama y subiéndose poco a poco acorralándome debajo de él.
—Porque eres un loco que me encanta—digo tomándolo por las mejillas y besándolo con suavidad.
—¿Te encanto?—asentí y lo empujé a mi lado derecho.
—Si quieres estar aquí, debes comportarte Benjamín—él hizo un puchero.
—Que crueldad—comenzó a pellizcarme las costillas y yo comencé a reírme—haz silencio, que tus padres se despertaran—tapé mi boca riéndome con fuerza—eres tan hermosa—dijo dejando de hacerme cosquillas.
—Casi haces que me orine Ben—le golpee el hombro—te quiero mucho—dije y le di un beso en la frente.
—Y yo a ti mi amor—sentí muchas cosquillas en mi estomago.
Me acercó a él y me rodeó con sus brazos, pegándome a su pecho.
—Duérmete, yo voy a estar abrazándote—eso hizo que mi corazón se derritiera.
—¿Vas a quedarte a dormir?—pregunté sonriendo.
—Si, quiero pasar esta noche junto a ti—comencé a acariciar su cabello y lo escuché suspirar.
—Recuerda levantarte antes de que ellos se levanten—él asintió sobre mi pecho, habíamos cambiado de posición, seguía abrazándome pero su cabeza descansaba en mi pecho.
—Que tengas dulces sueños—suspiré y sentí como mis párpados se comenzaban a sentir pesados.
Nuestras respiraciones fueron más lentas, en la comodidad de sus brazos y con su olor en mi habitación.
Solo me hacía querer dormir siempre a su lado.
Me estiro tocando el otro lado de mi cama que se encontraba vacía, me levanto y la luz del sol pega con fuerza en mis ojos.
Aspiro el olor de su fragancia en mi edredón y suspiro al recordar lo bien que dormí en la noche, realmente me gustaba mucho y que sea así de hermoso y dulce solo hacía que me gustara más.
Cubro mi cara con mi almohada y suelto un grito emocionada, volteo y me doy cuenta que una nota descansa en la otra almohada, la tomo y suspiro al empezar a leer.
''Gracias por dejarme disfrutar de dormir contigo, eres como un sueño para mi.
Te quiere, Ben.''
Sonrío emocionada, esto es tan hermoso, jamás pensé que viviría algo así y menos con él.
Me levanto con la energía al tope y entro a bañarme antes de que mi mamá entrara a llamarme.
Hoy, a diferencia de todos los demás días, me siento especialmente feliz y con unas ganas gigantes de empezar a vivir mi vida, de no quedarme con nada.
Luego de veinte minutos bajo en silencio para que no sepan y al entrar a la cocina les modelo sorprendiéndolos.
—Llegó su más preciado tesoro, su oso dormilón, la reina de este hogar—mi papá se comenzó a reír y yo lo miré mal—¿que?—pregunté con el ceño fruncido.
—Que me acabas de hacer ganar una apuesta cariño, gracias—me senté incrédula y dirigí mi mirada a la señora de la casa.
—¿Qué es todo esto? ¿de que habla?—parecía que le habían quitado la lengua.
—Tu mamá y yo apostamos a que no te despertarías temprano hoy, para que quede claro, yo aposté a que si lo hacías pero ya vemos quien no te tiene mucha fe—mi mamá le lanzó flechas mortíferas con la mirada.
—Maximiliano—dijo con los dientes apretados.
—Ya, entonces ¿de cuanto hablamos?—pregunté desviando esa discusión y mi papá me vio con una gran sonrisa.
—Fue una apuesta grande—lo miré esperando—trescientos dólares—mis ojos casi se salen de mis cuencas, eso es más de lo que me dan en casi un año.
—Imposible, eso es más de lo que me han dado hace alrededor de cinco meses—una lucecita se encendió en mi cabeza—ese dinero debe ser mío—dije cruzándome de brazos.
—Pero me lo gané yo.
—A costa mía, papá—dije—así que por ende me corresponde algo o todo lo que decidieron apostar—ambos me miraban sorprendidos.
Extendí mi mano hacia ella y dudosa la vio.
—No nos creas tan tontos Fabiana—dijo de pronto y mis hombros cayeron.
—No los creo tontos pero ustedes no me crean tonta a mi—los miré con otra idea surgiendo en mi cabeza—si me levanto toda esta semana temprano, no solo me darán trescientos dolares, también me compraran el último iphone que salió—los vi pensar mientras cruzaba mis dedos con fuerza para que aceptaran.
Se vieron y una sonrisa apareció en los labios de mi mamá.
—No puedes solo levantarte temprano y ganar—dijo.
—Sabes lo difícil que es para mí—ella asintió.
—Pero debe ser más difícil—volvió a ver a mi papá y ambos asintieron—tienes que lavar los platos todos los días por esta semana, eso sí te hará ganarte ese celular.
—Si cumple—rectifico mi papá sonriendo de oreja a oreja.
—Son malvados—dije negando—pero acepto así que vayan preparando ese dinero y ese hermoso celular—ambos quedaron con la boca abierta.
—Hemos creado un monstruo—me reí a carcajadas.
Mi mamá nos sirvió el desayuno y comimos en medio de una tensión competitiva, podía sentir como ya no serían cenas sencillas y eso solo me daba más ganas de ganarles.
Yo soy competitiva por ellos y ahora verán cuan bien me enseñaron.
****
Espero les guste ♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top