Capitulo 6: Adiós al planeta UV
- Es el planeta UV ¿ Qué esperabas?
- ¿ Pensé que lo de congelarse en segundos era solo un mito?
- ¡Ay! ¿ Sabes qué? Cállate y pásame el hilo quirúrgico, necesito cocer a éste paciente.
Se escucha todo tipo de voces a su alrededor, los párpados de Gube se sienten pesados, la luz en el lugar es demasiado para sus ojos, frunce las cejas y es cuando mueve todo su cuerpo que lo nota. El dolor es terrible y no puede evitar gemir a consecuencia.
Las personas que hablaban a un lado suyo han dejado de hablar, Gube tensa los dientes para después contra todo pronóstico sentar su cuerpo. Genial, se siente más cómodo, al menos así la luz deja de ser un inconveniente. Gube respira para poco después ir abriendo los ojos, sus ojos son claros y suaves, son como del color de la miel. El chico Alfa frente a él lo observa en silencio, anteriormente estaba sentado leyendo un libro militar esperando que ésta persona despertara ,sin embargo, quedó levemente aturdido cuando lo vió sentarse y abrir los ojos. Zenzi enderezó su figura intentando recordarse con ésta acción el mantener algo de compostura.
- Despertaste
La voz de Zenzi es algo ronca y profunda, sin embargo, al ser un adolescente en crecimiento aún logra conservar despojos de su voz de cuando era niño. Su entonación es calmada y nada agresiva por lo que Gube no se muestra nervioso al escucharlo, aunque algo inquietante, la voz no lo hace sentirse amenazado.
Gube eleva el rostro y lo primero que logra ver es un rostro blanco e impecable, la persona frente a el tiene el cabello blanco y sus ojos son tan calmados como la superficie de UV en un día no tan malo. El no puede evitar abrir sus ojos con sorpresa, es la primera vez que logra ver a alguien tan blanco, tanto que lo siente irreal. De inmediato vuelve a descender y esconder su rostro. También hay cierto temblor en su cuerpo y no puede evitar tocarse los dedos con nerviosismo, como si no supiera en dónde debería posicionar estas.
Frente a el, él joven Alfa de cabellos blancos endereza su cuerpo en su asiento, deja aún lado su libro y de inmediato indaga:
- ¿ Te sientes mejor?
Claramente el capitan le había dicho que no debería involucrarse en este tipo de inconvenientes, acudiendo en presencia de personas que recogen de un planeta hostil, pero es solo que Zenzi tiene una debilidad cuando los asuntos tratan de Omegas que no pueden verse por si mismos. El había visto a éste niño luchar en la nieve y casi morir congelado, lo mínimo que puede hacer para calmar su conciencia es acudir a el y preguntar cómo se encuentra.
Ha estado envuelto y ha sido instruido sobre el campo de batalla desde que ha tenido conciencia, rescatar Omegas de la mano de los hostiles es muy infrecuente, sin mencionar que este es el primero que logra rescatar por mano propia. Zenzi no puede evitar sentir que ha recogido a un cachorro callejero, siente que al menos debe asegurarse de que estará bien.
Gube escucha su voz, siente frío y mucho frío aunque en éste lugar haga calor, el está muy nervioso. Asiente y asiente con fuerza, como un pollito que picotea y se rehúsa a mirar al frente.
Zenzi siquiera parpadea cuando lo vé, el cachorro que recogió sin duda es el más lamentable de todos, su ropa es sucia y su rostro es aún más sucio. Toda su piel está negra y quemada por el frío, sus manos están llenas de cortaduras a causa de las bajas temperaturas a la que se vió sometido y parte de su mandíbula aún conservaba la sangre de ese rebelde que huyó. Zenzi da un ligero suspiro a la par que se sitúa en pie, llama a un par de Omegas y les ordena:
- Ayudenlo a asearse, también busquen algo de ropa y traten esas heridas. La base debería disponer de éste tratamiento protocolar.
Por supuesto que la base poseía de protocolo tratar a las personas que fueron recuperadas de la mano de los rebeldes, no obstante,la mayoría de las veces no hay quien vigile a las personas que deberían cumplir estas funciones por lo que los encargados harán un mal trabajo o en el peor de los casos ni siquiera lo harán. Zinze ha visto a Omegas siendo transferidos a sitios de protección y los ha visto descender en condiciones inhumanas. Es por ésta experiencia que siente especial vulnerabilidad cuando se trata de Omegas.
- ¡Si señor!
Las personas asienten para posteriormente avanzar hacia Gube, sus movimientos son repentinos e invaden con brusquedad el espacio del pequeño Omega por lo que lo asustan de inmediato, Gube retrocede y se sacude ante el fuerte agarre.
Esta brusquedad con que lo tratan molesta a Zinze por lo que sostiene la muñeca del enfermero Omega y con ojos fríos lo enfrenta
- ¿ Qué estás haciendo? ¿ Es tú primera vez trabajando en éste lugar? ¿Cómo es que pareces desconocer como abordar a un paciente pediátrico con secuelas de un secuestro? Claramente no pareces capacitado para ésta labor ¿Porqué estás aquí entonces?
Hay hostilidad disfrazada tras esas preguntas, el enfermero finalmente parece entender cuál es su error. Cuando ve esos ojos fríos y esa mano firme en su muñeca logra entender, asiente una y otra vez para posteriormente disculparse tanto con el Joven Alfa como con el pequeño frente a el. Zinze lo suelta con brusquedad por lo que el enfermero una vez más realiza una reverencia antes de abordar al paciente, pero esta vez actuando con mucho más tacto.
- Pequeño¿ Puedes acompañarme? Mi compañero y yo necesitamos limpiarte para sanar tus heridas, es por tu propio bien.
La voz del enfermero es amable, tan diferente a como actuó en un principio, Gube no le creyó. Volvió a retroceder sin poder esconder su hostilidad hacia el Omega. ¡El Omega enfermero deseaba morir!
Zinze retrocedió viendo como ambos enfermeros abordaban al niño e incluso ésta vez le ofrecieron juguetes, Zinze pensó que era momento de marcharse cuando el pequeño apartó su mirada de los enfermeros y lo miró a los ojos, hay sentimientos en ésta mirada y Zenzi no puede evitar sentirse aturdido.
Gube no quiere estar con estas personas a solas, tiene miedo, no quiere estar con ellos. No es un tonto y de inmediato entiende que estas personas respetan al muchacho de cabellos blancos, Gube siente que esta persona es sincera con el y solo busca que lo traten bien, es por eso que lo busca con la mirada y lo mira pidiendo su ayuda.
Zenzi es un Alfa y no puede acompañarlo a bañarse, carraspea incómodo, sin embargo...
Hay vapor detrás de la cortina de vidrio, parte del vapor llega a Zenzi que permanece recostado dando la espalda cerca de la puerta subyacente. Permanece con las cejas fruncidas y de brazos cruzados, hay algo que parece perturbarlo. Desde hace unos instantes el aroma del Omega se ha vuelto mucho más perceptible, al principio pudo olfatear parte de éste aroma pero no logró reconocerlo, ahora que lograba percibirlo con mayor intensidad, Zenzi pensó que de hecho éste olor era muy agradable. Pensó que a cualquier Alfa en un futuro podría atraerle por lo que el amiguito no estaría solo en un futuro.
- ¡Espera no te sacudas puedes resva...!
Hay un movimiento brusco en el interior de la bañera por lo que Zenzi no puede evitar voltear a toda prisa, pero entonces, es esta visión la que lo recibe:
Hay dos personas vestidas de blanco y de pie con la espalda encorvada hacia el yace el pequeño Omega. Su columna vertebral está marcada, no hay carne en sus glúteos y sus costillas resaltan. Zinze no se caracteriza por sorprenderse, de hecho, en el campo de batalla ha visto escenarios que pueden helar la sangre de algunos, él no se ha visto sorprendido en absoluto. Pero aquí, ciertamente esperó que las condiciones del Omega no fueran las mejores, sin embargo, cuando lo vió con sus propios ojos la realidad superó sus expectativas y movió algo en su corazón.
En ese momento el Omega volteó a verlo, hay una expresión agraviada en su rostro y mechones negros pegados a su frente, sus ojos son particularmente expresivos cuando lo miran. Esta vez es Zenzi quien desciende la mirada y al minuto siguiente voltea cediendo nuevamente su espalda.
Gube regresó su atención al frío azulejo, había gotas descendiendo con lentitud como la gota de lluvia que recorría la ventana de la nave, Gube completamente vendado y con una pijama floja blanca miró a través de la ventana. Aun se encuentran en UV, no ha visto al niño de cabellos blancos desde aquel día, Gube no sabe quien es ni porque estuvo con el aquel día, desea preguntarle tantas cosas.
Su vieja ropa ha sido lavada y ahora reposa en su regaso, el acaricia las toscas costuras y remendones. El anciano Ker consiguió ésta ropa para el y se encargó de cocerla para él cada vez que se descosia. La nave militar permanece en UV debido a que aún se encuentran recopilando datos e información de la antigua base de los rebeldes. Gube voltea a ver hacia la entrada, el está pensando.
Es de día en UV, hay un mecha con apariencia de cuervo custodiando un sector en particular, en su mano sostiene un arma mientras en el interior de éste yace un joven de cabellos blancos viendo hacia la blanca nieve de manera inexpresiva. Es su responsabilidad vigilar este perímetro.
Su día empieza sin mayor inconveniente cuando de un momento a otro su cerebro óptico envía una señal, Zinze frunce las cejas cuando lee el mensaje. Ha contratado vigilantes para que supervisen y vigilen a Gube, ahora uno de estos vigilantes había enviado un mensaje informando que Gube había escapado.
Éste pequeño inconveniente no preocupa a Zinze, con un despegar del panel óptico del mecha logra rastrear de inmediato el paradero de Gube. Zenzi mira el punto rojo en movimiento. No quiere pensar que Gube es un espía rebelde por lo que el mismo ira por él e indagara sobre sus acciones, sin embargo, dado el caso de descubrir que este se trataba de un traidor... El mismo se encargaría de entregarlo a manos de los CAZA.
El mecha negro despegó mientras que a varios kilómetros de allí Gube avanzó arrastrando los pies. Vuelve a vestir sus caracteristicas ropas mientras a su cuesta carga un bolso. Todo este tiempo en la base militar ha estado escondiendo todo tipo de medicina, algunas de estas fueron las mismas que se suponía el debería utilizar en sus heridas. Gube también recolectó un poco de alimentos deshidratados y algo de agua. Se había preparado por muchos días y ahora finalmente había logrado salir de la base. Su plan es ir en busca del anciano Ker para que ambos puedan salir juntos de UV. Había escuchado a los Omegas decir que los llevarían al planeta principal en dónde la vida no era muy mala, estaba seguro que el anciano se alegraría de inmediato, una vez juntos podrían pensar en una manera de salir a buscar a Mio.
Gube sonrió intentando mantenerse positivo la mayor parte del tiempo, sigue avanzando sin notar al mecha camuflado que lo viene siguiendo. Es una ventaja de los mechas, cuando no se está utilizando a su máxima capacidad se puede activar el modo invisible a su vez que pueden esconder por completo el sonido de los propulsores. Zenzi decide no abordar de inmediato y esperar a ver lo que el Omega hará.
Siete horas más tarde Gube logra reconocer una montaña familiar, aunque está muy cansado no puede evitar correr hacia la cima y dejarse caer al otro lado de la pendiente.
-¡ ANCIANO! ¡ANCIANO KER! ¡Soy yo! He vuelto ¡soy Gube!
Su voz resuena en toda la montaña, hay cierta emoción en ella y la sonrisa en su rostro cuando ve la escotilla abierta no logra ser ocultada. El anciano Ker no es muy bueno para salir a recolectar, pero cada tercer día saldrá a tomar un poco de sol sentado sobre una banquita con las piernas cruzadas mientras mastica carne seca y sonríe viendo hacia los planetas a lo lejos.
Siempre dirá: "Ah si pudiéramos salir de este lugar..."
Gube quiere sorprenderlo, quiere decirle que al fin pueden marcharse, que ahora puede comer carne de cerdo de verdad y ahora podrá vivir en un lugar caluroso como siempre ha querido.
Gube respira con mayor rapidez cuando llega a la entrada del búnker, su sonrisa desaparece y luce un poco cansado, piensa:"no hay porque preocuparse, el anciano debe estar por los alrededores, quizás cuando no los vió regresar por tantos días salió a merodear por los alrededores". Gube mira la escotilla abierta y cubierta de nieve, sacude parte de ésta y sin mayor miramientos se avienta en el interior del búnker.
De inmediato la frialdad descomunal en el interior de ésta lo descoloca, ingresa caminando y todo es oscuro, avanza para después presionar un par de botones que encienden las luces, luego procede a despojarse del bolso que traía consigo.
- Anciano... Anciano Ke
Su voz se detiene y ha dejado de hablar, anteriormente había girado sin prever que lograría divisar algo sentado al pie del refrigerador de la cocina. De hecho, hay una persona ahí sentada inmovil.
Gube avanza y sus pasos nunca en su vida se sintieron tan pesados, no muy lejos de el alguien también logra adentrarse en el interior del búnker, pero Gube no lo ve, de hecho no puede escuchar nada.
Hay una persona sentada con el cuerpo recostado a los pies del refrigerador, parecía estar durmiendo pero su piel azul hace que Gube entienda que ésta persona ha dejado de respirar desde hacia tiempo. Una vez frente a él Gube no puede dejar de mirarlo, de un momento a otro hay cierta sensación de vacío inexplicable en su corazón, no siente ira, impotencia o tristeza, es como si de repente la persona frente a él hubiera dejado de importar y solo hubiera nada delante de sus ojos. Gube desciende a la altura del viejo Ker , acaricia su rostro, sus blancos cabellos, sus quemadas mejillas. No siente nada en absoluto y se asusta de si mismo al pensar que tal vez en verdad no le importa el anciano Ker. Se endereza de inmediato asustado de si mismo. Gube volteó y de repente se encontró con un rostro familiar, una vez más no hay sorpresa en su rostro. Zenzi lo mira en silencio y solo logra escucharlo decir:
- Buscaré mis cosas... Quemaré este lugar y luego regresaremos.
Gube desaparece tiempo después, Zenzi mira al anciano congelado en el suelo. Tal parece que el anciano estaba mal de salud y no tuvo fuerzas de siquiera alcanzar a cerrar la escotilla del búnker. Cómo resultado murió congelado. Zenzi realiza una reverencia para poco después voltear dispuesto a salir del interior del búnker, pero entonces, justo cuando se disponía a marcharse notó una foto pegada al viejo refrigerador por encima de la cabeza del anciano, en ella aparecía el anciano sonriendo y un bebé en sus brazos a su vez que un niño de dos o tres años intentaba alcanzarlos.
Media hora más tarde Gube abandona el búnker, no hay muchas pertenencias, solo un par de libros, una vieja cantimplora y un maso de cartas. Gube camina hacia el ,hay vacío en su mirada cuando le pide:
- Puedes por favor...
Zenzi entiende, aborda el mecha y con dos disparos hacia el búnker hace que ésta se incendie y se evapore. Ambos permanecen hasta que las llamas desaparezcan. Es cuando la noche está apunto de llegar que Zenzi abre la escotilla de su mecha y le habla, Gube de pie al lado de su mecha escucha en silencio:
- Sobrevivir por tanto tiempo en un planeta infernal como éste, el anciano ha sido fuerte.
Hay admiración y respeto en su oración, Gube solo atina a descender la mirada, en su mano sostiene el maso de cartas que una vez sirvió para compartir momentos con las dos personas más importantes para el en su vida. "El anciano ha sido fuerte"
La voz del peliblanco resuena en sus pensamientos, el también piensa que el anciano ha sido fuerte por mucho tiempo, en estos momentos debería estar alegre diciendo "finalmente sin preocupaciones" Gube conoce al anciano, sabe que antes que nada hubiera deseado que el viviera.
Ambos regresan durante la noche, ambos en el interior del mecha, el pequeño permanece sentado en el regaso del frío Alfa que se mantiene inmutable y maneja las coordenadas. No hay lascivia, ni incomodidad. De hecho no hay nada más que el frío y sepulcral silencio. Zenzi observa por última vez el pequeño perfil lateral del Omega iluminado por los comandos, luego regresa su atención al frente.
Días más tarde la nave militar finalmente despega, en la cabina de comando yacen el capitán y a su lado la figura inconfundible del hijo del Almirante. En los pisos inferiores Gube también yace de pie viendo a través de los ventanales, desde este lugar puede ver el planeta en el que nació. Apesar de ser un lugar infernal, UV es un planeta blanco. Un montón de recuerdos acuden a su mente, de el buscando comida junto a Mio, del anciano Ker peleando con el viejo Ton, de Mio siendo tímido cuando un Omega se le acerca, de los tres comiendo juntos, el, Mio y el anciano Ker, en el interior del búnker en dónde siempre fue cálido.
Hay lágrimas en los ojos de Gube, siente algo estrujando su corazón y algo martillando su cabeza una y otra vez. La presión es tan terrible que no puede evitar llorar y gemir de dolor, sus uñas perforan su cabeza mientras que el dolor se vuelve tal que no puede parar de gritar y gritar.
Omegas enfermeros corren en su ayuda, la escena siguiente no logra verse. La nave se ha perdido a lo lejos.
•
N.A: 🌿🌿 Pequeño Gube enfrentando solo su transtorno de estrés postraumático 😢
¿ Cómo podemos curar su roto corazón?
Zenzi: * prepara su aguja e hilos*
🌿🌿
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