1. La tragedia
Ella estaba perdidamente enamorada de él, desde que tenía memoria. No pasaba un día que no lo recordara leyéndole cuentos en el sofá de su casa, hablándole con excesiva dulzura, educación y paciencia.
Annie sabía que no tenía oportunidad, siempre lo supo; sin embargo, escribirle poemas en su tiempo libre no dañaba a nadie. Solamente a ella.
Cuando ambos ingresaron al Sweet Amoris, ella pensó que seguirían siendo los mejores amigos. Ella se equivocó, como siempre.
Nathaniel se centró en solo estudiar, se hizo primero delegado de su clase y después delegado principal. Poco a poco los saludos amables fueron menos, después tenía suerte si alguna vez, la miraba entre la multitud por casualidad.
Todo fue peor cuando llego Sucrette, la chica nueva, la que todos los chicos deseaban. Sólo había un problema con eso, ella solo deseaba que Lysandro la mirara.
Annie lo sabia, ella era observadora dentro de todo su silencio, mientras escribía aquellos tristes versos llenos de nostalgia.
Annie no creía que el problema de todo fuera Sucrette, al contrario; Sucrette era para su gusto un tanto ingenua, confiada en exceso. El problema fue cuando los celos de Melody se hicieron evidentes, Annie sospechaba de que ella guardaba alguna clase de sentimiento por el delegado, pero no esperaba que se pusiera así. Annie no esperaba todo lo que pasó aquella tarde.
El concierto donde Nathaniel toco la batería, fue simplemente increíble para Annie, deseaba poder felicitar a su amigo, pero sabía que eso no sería posible.
Se limitó a observarlo desde una distancia considerable, alcanzaba a ver la sonrisa que le dedicaba a Sucrette, como Melody enloquecía de celos, en fin, ella era espectador de una historia que jamás sería para ella.
Por favor ámame, mírame como lo que soy, una loca enamorada, que se muere por solo un instante en tu pensamiento. Que vive alimentándose de recuerdos borrosos, de viejas glorias, que ahora, duelen como agujas en el alma.
Cuando todos empezaron a marcharse, ella también salió, no tenía caso seguir allí. Entre todo el pasillo atiborrado termino junto a Nathaniel, se quedó sin aliento cuando el la miro.
— Hola Annie... — sonrió de lado, la vista de ella paso de sus ojos a sus labios y después de un instante de ver la piel de su pecho, decidió volver a prisa a sus ojos.
— Hola Nath — expreso con dificultad, jamás imaginó que él la saludaría, quizá el concierto salió demasiado bien.
Melody se interpuso entre los dos, mirando fijamente a Annie, ella ya tenia suficiente con soportar a Sucrette, no estaba dispuesta a dejar entrar a una tercera al juego.
Annie evito la mirada, camino mas a prisa y cuando creyó que podría por fin ir a casa, Melody la sujeto por la muñeca y le quito el diario de Poemas de las manos.
— ¿Que es esto? — indagó Melody sin dejar de ver el cuaderno en su mano
— Eso es mío, regresamelo — suplico Annie, lo peor fue cuando todos se quedaron viendo la penosa escena. Algunos solo con curiosidad, como Iris y Priya, otros mas con expresión de gozo y burla como Amber y sus amigas Charlotte y Li.
Las mejillas de ella se pusieron de un rojo intenso cuando Melody abrió el diario y frunció el entrecejo. Quería que la tierra se abriera y la devorara, que un rayo cayera del cielo y la desapareciera. No paso nada de eso, fue aun peor, todos escucharon como Melody leía en voz alta lo que iba viendo en el.
— Eso eras... mi mejor amigo, la persona en quien mas confié.. — recito ella con total descaro delante de todo el instituto y los visitantes del evento. Annie espero que Nathaniel le defendiera, que por lo menos detuviera el espectáculo atroz, donde ella era la atracción principal.
Nathaniel miro a Melody en total shock por lo que pasaba. Era de esperarse, el no sabia que Annie guardaba esa clase de sentimientos. Se sintió incomodo, él no sentía absolutamente nada por ella, solo tenia algunos recuerdos de antes de ingresar al Sweet Amoris, pero Annie es menor a el por dos años, ella nunca tuvo la menor importancia en aquellos momentos que pasaron juntos. Si le hubieran preguntado, se habría limitado a decir, Annie es solo una conocida de cuando era niño.
Solo basto un instante de la mirada de Nathaniel, llena de pena hacia Annie para que esta sintiera las lagrimas resbalar sin control por sus mejillas. Ella no le pidió que la amara, porque ella no esperaba ser correspondida, pero el mirar que el era totalmente indiferente a todo lo que tuviera que ver con ella, fue mucho mas de lo que ella podía soportar.
Melody arranco la hoja que leía y la tiro al suelo — Que tonta... — murmuro molesta, entendía el sentimiento de Annie, pero por lo menos Nathaniel se disculpo con ella por no corresponderle. El resto de los presentes rieron de los sentimientos expuestos de Annie, y los que no rieron, simplemente guardaron silencio.
Annie no lo soporto mas, se olvido del cuaderno que tenia Melody y se abrió paso entre los presentes corriendo, solo quería irse de allí y de ser posible para siempre.
Nathaniel reacciono y le arrebato el cuaderno a Melody con un gesto de desaprobación, pensó en ir a buscar a Annie, pero no tenia idea de que podría decir, así que simplemente se quedo parado viendo como todos se dispersaban.
Nadie volvió a ver a Annie. Por lo menos, no en la ciudad o en e Sweet Amoris.
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