[3] [Tres pájaros, un nido. ¿Quién vuela?]

—🥀


Luego de una semana llena de ajetreos. Los cinco amigos siguieron sus rutinas como si nada hubiera pasado en sus respectivas noches pasadas. Llevando cada quien secretos. Borrando de sus mentes todo como un cassette perdido.

A este paso, era lo mejor. Olvidar era lo más apropiado.

Eso era lo que YeonJun debía hacer.

No podía.

No si de vez en cuando, Soobin venía a él y le brindaba uno o dos besos. No en la boca, en otras partes de su cuerpo, como en la frente la cual ya tenía grabado la textura; en la mejilla, siempre la izquierda que parecía ser un imán; en las esquinas de los hombros con un roce por arriba de su ropa. Nada intenso. Eran roces que llegarían a la pureza e inocencia de un niño. Era esa fragilidad con que Soobin los daba que le era imposible no sentirse mareado.

¿Porqué lo besaba así? No preguntaba porque su líder no había estado teniendo buenos días últimamente y venía a él como un cachorro desamparado en medio de una calle solitaria, queriendo un refugio que estaba tan dispuesto a ser para él, para Soobin.

Todas las noches antes de dormir, cuando eran las doce o más, solía ir a su habitación y besarlo sin nada de palabras en el medio.

Las incógnitas surgieron pero no negaría que lo necesitaba. Él también, lo necesitaba, y no sabía cómo pedirlo sin que sonara raro ignorando que la misma situación ya lo era. 

—Mañana Soobin hyung tiene una cita.

El maknae dijo en medio del silencio entre los cuatro. Cierto, era también debido a esto que no entendía las acciones de Soobin.

Él parece un caparazón.

—No es una cita —interrumpió Beomgyu —es una reunión de trabajo con-

—Arin noona, la chica que lleva saliendo con Soobin hyung a citas desde hace como dos semanas —completó Kai y obtuvo un sonido de protesta —saben que es verdad y además, es nuestro amigo. ¿Apoyarlo no es lo que hacen los amigos?

Amigos. Pensó YeonJun en su lecho de silencio.

—Él siempre está cuidando de nosotros. Nunca nos ha dejado de lado y nos escucha a cada uno aún si es tarde y obstruye su momento de descanso. Siempre nos hará un espacio a nosotros, por eso, debemos apoyarlo si él tiene algo con Arin noona —pidió Kai, mirando a sus amigos quienes no decían nada, manteniendo el desbordante y ambiguo silencio —porfavor chicos —no hubo respuesta —ya hemos hablado de esto. ¿Es por nuestra popularidad que no están de acuerdo en que Soobin hyung haga su vida? Él... parece ir enserio con ella —susurró.

El cuarto otra vez quedó en silencio. Era algo que siempre esperaron aún si no lo decían en alto. Algún día uno de ellos iba a colisionar con ese sentimiento por alguna otra persona externa.

No esperaban que fuera pronto.

No esperaban que fuera su líder.

—Puede ser algo pasajero, Kai —dijo Beomgyu un tanto cortante, en el fondo, no estaba de acuerdo —no porque haya tenido un crush con ella quiera decir que Soobin la ame. Él puede sólo gustar de ella, están saliendo pero no enserio, sólo son citas. Dudo que se enamore con dos semanas ¿Entiendes?

—Pero...¿Y si lo hace? ¿Y si se enamora de ella? ¿Cómo sabes que no lo está? A lo mejor y ya están saliendo y nosotros somos ignorantes como para notarlo.

—Soobin hyung no arriesgaría a nuestro grupo por una chica, Kai —la voz de Beomgyu se puso agria enseguida —él conoce sus límites como líder y como trabajador de una empresa del entretenimiento. ¿Crees que no es consciente de las pautas que rompería si lo expusieran en un escándalo? Prometió que estaríamos juntos en todo. Él nunca rompe sus promesas.

—¡Pero él también tiene derecho a amar a alguien! ¿Porqué estás siendo egoísta de repente? —objetó —¿Qué no es tu amigo? ¡Él incluso se pone en riesgo por ti Beomgyu y tú solamente piensas en lo malo!

—¡Ya lo sé, HueningKai! ¡Sé que Soobin se mete en riesgos por mí! —su respiración se exaltó —¡pero debes entender que ahora no es el momento! Él no puede enamorarse... no ahora.

Beomgyu simplemente no quería ser un mal amigo, pero tenía miedo de que los escándalos llegaran a tal grado como para poner en peligro la propia existencia del azabache. Había visto suficiente en varios artículos de lo que eran capaces algunos "fanáticos" con tal de impedir que su amado ídolo fuera libre. No quería ver en las noticias el nombre de su amigo en un apartado que le dejaría helada la sangre.

Podría perder su carrera y reputación.

Incluso su vida.

No quería que Soobin saliera dañado. Lo quería mucho, era todo, su amigo, su hermano y su refugio, si algo le pasara, no podría ser capaz de perdonar. No lo haría.

No podría.

Kai y Beomgyu se miraron con el ceño fruncido. Uno por estar a favor de una pasible relación que tuviera su líder, por la felicidad de este y el otro en contra por las consecuencias que su amigo podría enfrentar si las cosas no apuntaban en buena dirección.

Al final, tenían miedo. Estaban preocupados con diferentes ángulos en el tema. Dos percepciones distintas pero no del todo equivocadas.

—Es suficiente —los dos menores vieron a su mayor —ambos tienen un punto. Pero al final, es Soobin quien tiene la última palabra. No podemos meternos en su vida ni decidir por su nombre —Kai bajó la cabeza mientras Beomgyu se mantenía serio, empuñando su puño en su pantalón —entiendo que se preocupen por la imagen de Soobin ante el público pero ¿Olvidan que también es humano y tiene libertad de ser quien es? —reprendió —Nosotros somos sus amigos, pero no somos sus dueños. Es su vida y lo que Soobin haga o no con ella, la mayor parte, no nos incumbe. No si él no nos da ese derecho.

—Pero hyung-

—Basta Beomgyu —Jun se levantó del sillón en que estaba antes meditando las cosas, junto a otras —no pienses las cosas demasiado. Apoya a Soobin como él siempre te ha apoyado a ti, si él está enamorado de Arin ¿Qué se supone que debemos hacer? Nada. No podemos prohibirle sentirse de ese modo. Es insensible y cruel. Además...—cerró los ojos, sintiendo una opresión en el pecho y a pesar de eso, sonrió como mejor logró —somos los únicos que pueden apoyarlo. Estamos juntos, los cinco en esto. Somos un equipo. Sí él nos necesita, debemos responder como él lo haría si nosotros pedimos su ayuda. Oye... —llamó a su amigo, Beom no lo miró pero lo escuchaba de todas formas —no te desanimes. Soobin es una persona valiente y fuerte, porfavor, confía en él.

—YeonJun hyung tiene razón —el más callado de los cuatro habló por fin. Taehyun cruzó miradas con el mayor y después con los otros dos; prosiguió —cuando éramos adolescentes no tuvimos chances de sentir otras cosas que no fueran estrés, presión, nervios, agotamiento. Ahora no es distinto pero de alguna forma, nos hemos acostumbrado y lo hemos hecho parte de nuestra vida. Quizás el público sea un dolor de espalda y cabeza si es que Soobin hyung y Arin noona empiezan una relación, eso es algo que pasará y lo saben. Habrá cosas malas y buenas. En la vida de un famoso como nosotros, eso es lo que pasa —los cuatro volvieron a guardar silencio y Taehyun continuó —pero...piensen un momento en lo feliz que seguramente Soobin podría ser —observó a Beomgyu quien estaba callado, después a los dos restantes. Kai sonrió, en cambio YeonJun, jugó con las mangas de su abrigo —piensen en su felicidad. Aún si es algo pasajero, si Soobin es feliz, supongo que no sería tan malo verlo en ese tipo de relación.

Kai tuvo esperanzas. Si Taehyun hablaba podía convencerlos, confiaba en las habilidades para negociar de su amigo. Beomgyu seguramente dejaría esa opinión pesimista.

—Aún si lo pienso. Todavía creo que es una mala idea —dijo y Kai suspiró en resignación —es decir, somos personas y sentirnos atraídos a otra es normal pero...¿Porqué Soobin hyung está haciendo esto justo ahora? Ni siquiera hablaba con ella tanto... —cuestionó Beomgyu, dudoso de la decisión repentina de su líder "sin sentido" —hace días no parecía estar con los pies en la tierra y ahora, esto, ¿Porqué? ¿Qué es lo que Soobin trata de hacer?

—Caer enamorado sólo pasa. No hay razón ni explicación —interrumpió YeonJun, bajando la voz un poco. Vió sus dedos ocultos en sus mangas —solamente sucede. Lo sientes. Y eventualmente, lo sabes.

«Justo como a mí» pensó.

YeonJun estaba seguro de que el amor no se buscaba, simplemente, te encontraba.

A lo mejor, a Soobin, Arin lo encontró. Aún así ¿Porqué, duele más de lo que quería?

Soobin había empezado a verse con Arin desde que aceptó rodar un drama junto a ella. Un mes, casi. Siendo ambos la pareja principal de dicha serie que se transmitiría en dos meses más. Todo el mundo lo esperaba con ansias, cuando soltaron el tráiler fue una bomba que explotó en las redes sociales. Los queridos y amados MC más icónicos volverían a estar juntos como la pareja principal en un drama de romance. Fue inesperado y no pasó desapercibido.

Hubo muchos comentarios mixtos. Algunos criticando duramente la actuación de ambos ídolos o su química tan escasa. U otros tantos que ponían empeño en que aquello se volviera más viral de lo que ya era.

Pero lo más comentado era "Choi Soobin parece tener una conexión más fuerte que antes con su compañera." ¿De verdad era así? Era un poco absurdo que sacaran conclusiones así de rápido, pensaba YeonJun.

Era cierto que ahora ellos pasaban más tiempo juntos por las filmaciones, las sesiones para las promociones, las entrevistas y demás. Era cierto que ya no veía mucho al azabache debido a eso pero nunca lo vió actuar distinto con ella.

Quizás, evitaba mirar.

Era una montaña rusa.

A veces sonreía al verlos reír porque amaba la risa de su líder y otras veces simplemente quería que se callaran porque, dolía verlos reír de algo de lo que era ajeno. ¿Estaba celoso?

Puede ser así ya que no quería mirar más.

YeonJun nunca vió venir nada de eso.

Aquel día que Soobin vino un poco más tarde de lo usual en la noche. Estaban los cinco en la cocina comiendo pizza y una orden de pollo frito. Acompañando sus alimentos con gaseosa de sabor y coca cola.

El azabache parecía perdido, no había comido casi nada  y su vaso seguía intacto, con la misma cantidad de líquido.

Llevaba una expresión serena a lo que movía con los palillos el pollo del tazón. Los menores no lo vieron por estar más centrados en comer, bueno, sólo Beomgyu y Taehyun ya que Kai se centraba en tomar más agua que otra cosa. Extraño pero YeonJun no dijo nada, decidió llevar sus utensilios a lavar una vez terminó.

Cuando todos estaban levantándose de la mesa para prepararse e irse cada quien a dormir. Soobin les dijo sin titubear, con su voz profunda por hablar con seriedad: "Estoy saliendo con Arin." 

Fue como si le hubiera caído una enorme capa de nieve muy densa a YeonJun. No pudo respirar.

Tanta era su sorpresa que soltó los platos que había recogido por no sentarlos bien en el fregadero, haciendo añicos los tres círculos de porcelana al instante. Un estruendo que provocó sustos en las cuatro personas que lo miraron de inmediato y a él volver a la realidad de la que se fue un segundo y de la que quería despertar. «No» se agachó para recoger su desastre mientras decía con un nudo en la garganta que para su suerte no se ajustó "¡Estoy bien, no es nada!" Respiró hondo, sus ojos se cristalizaron.

No por el corte en su dedo y eso era claro.

Soobin no podía estar hablando enserio.

¿Cuándo? ¿Cómo? «¿Porqué?»  se cuestionó YeonJun esa noche. En su fría cama, solo. No hubo noche más larga que aquella por no poder dejar las estúpidas preguntas que rebotaban en su mente una y otra vez.

Desde esa noticia toda la extensión, de sus sábanas a sus almohadas, se sentían vacías y heladas, tan solitarias sin el calor de Soobin en ese lado que ya le pertenecía más ya no ocupaba.

"Pasaré la noche con Arin, ella está sola. Debo cuidarla."

Lo peor era fingir que eso no le dolía.

Que esos besos secretos e imprevistos de los que nadie más que ellos sabían no le hacían tanta falta. Que no los extrañaba. Que no carecía del calor de esos brazos en su cintura ni el tacto de esas manos en sus mejillas sonrojadas. Que no necesitaba oír el palpitar del corazón del azabache para poder dormir. Ah. ¿Porqué estas lágrimas parecen no querer terminar? Incluso su voz, la echaba de menos.

Probablemente para Soobin no era nada. Absolutamente nada porque tenía a una hermosa mujer que le daba calor, cariño, amor y más.

¿Él también la miraría a los ojos mientras sonreía de ese modo cálido?

Desearía que no, podía besarla y todo. No importaba. Pero esa mirada, porfavor, esa mirada quería que sólo fuera para él. Sólo eso.

Una mirada.

Pero, ahora ni siquiera se molestaba en verlo a los ojos por estar centrado en ella, en su teléfono con una conversación con ella y su relación naciente con ella que podía convertirse en algo duradero si lo quería el azabache.

Viéndolo tan centrado, quizás sí lo quería.

Arin y Soobin eran, a visión de YeonJun, como dos pájaros que iban construyendo lentamente un nido. Si lo hacían lento, el nido sería hermoso y fuerte. Y él sólo podría verlos volar a lo lejos.

Como un pájaro en la punta de una rama.
Él les vería cantar y volar, en soledad.

Soobin iba entrando a la habitación, cansado, estresado y preocupado. Fue su última cita hoy. Y no, no porque las cosas hubieran terminado. Si no porque ahora estaban saliendo, oficialmente, Arin y él eran pareja.

Novios.

Pero estaba preocupado por una cosa.

Había tenido su primer beso con Arin después de estar yendo a varias citas nocturnas con ella. Creyó que era suficiente y estaría bien dar otro paso. La chica castaña había iniciado el tacto y él correspondió porque eran novios después de todo.

Los labios de Arin sabían a uva por el labial que usaba con brillos alrededor. Ese que él le dió en su cumpleaños cuando no eran nada todavía. Terminaron ese íntimo roce, sin meter lengua ni nada y ella besó su mejilla al despedirse. Totalmente tímida y sonrojada.

—Cuidate ¿Sí? Llámame cuando llegues.

—Sí —estiró la mano. Arin parpadeó y estiró también la suya, se dieron un apretón. Sus dedos se separaron y metió la mano en su bolsillo —nos vemos.

Arin se fue, secretamente esperando un abrazo como despedida pero nunca sucedió así que pudo conformarse con el apretón de manos. Soobin es tímido, pensaba ella.

El chico azabache retomó su camino directo a la habitación con sus integrantes. Mientras caminaba, miraba sus zapatos, contando las pisadas aún si perdía la cuenta por distraerse en su mente.

Tocó su pecho, nada. No había nada.

Tocó sus labios.

Ellos se habían besado. Su novia lo besó.

—¿No se supone que mi corazón debe estar como loco?

No estaba como las películas de romance mostraban. El primer beso. Debía ser, aquel que te moviera el alma. El corazón. ¿Porqué el suyo no? ¿Había hecho algo mal o acaso no era el momento?

Este primer beso se sentía carente.
Estaba algo preocupado.

¿Debía ser un poco más romántico la próxima vez?

—Probaré eso.

Con cuidado, sin hacer ruido para no molestar a sus amigos que ya estaban quizás en su quinto sueño. Se sacó los zapatos poniéndose las pantuflas, colgó su sudadera de cierre en el perchero de la esquina y pasó sus dedos por su cabello hasta llegar a su nuca. Tomó un respiro al sacarse el cubre bocas.

«Es el primer beso. Seguramente el segundo sea el mejor» se dió ánimos para no sentirse frustrado.

Era su primera relación romántica así que a lo mejor era la falta de experiencia la que ponía en juego estas cosas. Quería a Arin, lo sabía porque se sentía bien a su lado, podía ir con ella y reírse de las cosas como siempre, tomaba su mano y se sentía bien, pasaba sus dedos por su cabello y se sentía bien. La suave piel de ella era una pluma contra la palma de su mano que era más gruesa cuando tocaba su mejilla. Además, los dos parecían cómodos el uno con el otro. Es decir, podía ser él con ella y ella a su vez con él. Como amigos pero que se gustaban.

Se gustaban.

¿Porqué su corazón no puede agitarse con ese pensamiento? Algo estaba fallando. ¿Pero, qué? Esto se ponía cada vez más punzante en su cerebro.

—¿Hay alguien allí? —entró a la cocina que estaba a semi oscuras. La luz del refrigerador era lo que le daba luminosidad al área —¿YeonJun? —se acercó a la silueta de espaldas y prendió las luces sorprendiendo a la persona —oh, eres tú Kai. ¿Qué haces?

—S-Soobin hyung —en su mano tenía una cuchara con un pedazo de gelatina la cual temblaba porque la mano del menor lo hacía —yo...—dejó caer el pedazo de postre en el suelo. Kai se arrodilló para limpiar, torpemente porque se golpeó con los mosaicos las rodillas. El tic tac del segundero le indicaba que debía apresurarse o si no sería tarde —l-limpiaré eso...—una mano en su hombro le hizo detenerse —hyung.

—Estas temblando Kai —hubo preocupación en la voz del líder —ven, deja eso. Yo me encargo de limpiar. Primero, hablemos un poco.

—¿Qué? ¡No! —gritó desesperado —debo...debo limpiarme e ir a mi habitación hyung, yo...—las lágrimas empezaron a acumularse como la ansiedad en su cuerpo —porfavor... déjame irme, hyung. Porfavor.

Los ojos cristalinos de Kai vieron el reloj sobre la cabeza de Soobin. Impaciente porque su tiempo límite iba acabando y la mano de su mayor no lo dejaba libre.

—Kai...—de reojo siguió los ojos empapados de su amigo y dió con el reloj tras suyo.

—¡Porfavor! —rogó más impaciente —porfavor hyung, si no voy a mi cuarto. No voy a-

—¿A...? —los puños de Kai se apretaron. Varios sollozos abandonaron su boca, uno más desgarrador que el otro, preocupando al mayor de los dos —Hyuka.

—Necesito ayuda, hyung. La necesito ahora o voy a morir —mas lágrimas se disiparon —porfavor Soobin. Sálvame. Ya no puedo más...—el azabache sostuvo a su amigo. Más ligero que semanas atrás pues lo sentía al envolverlo en sus brazos —n-no puedo. Ya no puedo más.

—Shh, shh. Tranquilo, me tienes aquí —lo abrazó fuertemente sin dañarlo —vamos a arreglarlo, Kai. Sea lo que sea, vamos a arreglarlo.

—Soy un estúpido hyung. Estúpido.

—No Kai, no has hecho nada malo.

—¡Claro que sí! —lo vió con los ojos rojos del llanto —estoy vomitando a propósito para que dejen de llamarme gordo o bola de arroz. No soy gordito ¿Verdad? —se encogió, llorando —¿Verdad, hyung?

A Soobin le dolió ver a su hermano menor de ese modo. Aquel niño que conoció años atrás teniendo este tipo de tortura por los comentarios influyentes de sus fanáticas le daban en su pecho.

Lo atrapó y lo abrazó otra vez. Negando.

—No eres gordo Kai, no eres nada de eso. Eres el chico más fuerte y lindo que conocí, eres mi hermano menor y mi mejor amigo. No eres un estúpido, no lo eres —retiró esas saladas gotas con los pulgares —mírame. Ellos no tienen idea de la increíble persona que eres. Eres más que eso. Eres magnífico. Buscaremos ayuda ¿Está bien? —lo atrapó otra vez en un abrazo —perdóname, por no haberme dado cuenta antes. Perdón —lo sostuvo más hacia él —vamos a estar bien ¿Sí? Eres fuerte, muy fuerte Kai. Pero ya es suficiente de torturar tu cuerpo, es suficiente —tomó sus mejillas —promete que no lo harás más, porfavor.

Kai tembló, los labios le temblaban también pero asintió. Con toda su fuerza de voluntad asintió a su líder quien sonrió y lo atrapó de nuevo en sus brazos.

A pesar de haber hecho esa promesa. Los dos sabían que era mentira porque no era fácil. Soobin lo sabía, por eso cuando dejó a Kai en su cuarto, apretó los puños sobre esa puerta que se puso discretamente bajo llave porque quiso abrir pero no pudo. Cerró fuertemente los ojos en impotencia ya que, unos minutos después, escuchó esas primeras arcadas.

—Voy a ayudarte, Kai —retuvo la angustia y aflicción en su cuerpo —debo salvarte. No sé cómo, pero lo haré —apretó sus puños por otras arcadas —lo prometo. Porfavor...—algunas lágrimas opacaron sus ojos —deja de dañarte.

Necesitaba sacar de ese pozo a su amigo.

Porque no quería ni soportaría perderlo.

En ese momento Soobin recordó quién era, cuál era su papel en su equipo, su deber, su trabajo. Así que se secó las lágrimas. Mantente fuerte. Esta presión, no debía ser nada para él.

Era verdad, era el líder. Debía enfocarse.

«Debo ser fuerte, por ellos.»

No había tiempo para pensar en su noviazgo o en sus sentimientos confusos. Luego lo haría. Tenía otra misión y era llevar a Kai con una terapeuta, debía hacerlo entrar en razón lo antes posible antes de que fuera tarde. No iba a ser sencillo, era un reto, uno grande hasta el momento que debería enfrentar como líder pero más que líder, como amigo y hermano. Un hermano mayor que se preocupaba por su hermano menor.

—Eres fuerte Soobin —se dijo —debes serlo.

«Aunque, quiero, un respiro.»


Los cinco jóvenes adultos iban saliendo de la habitación donde residía su grupo. Cada uno con teléfono en mano o en su propio mundo.

YeonJun paró en seco en medio del pasillo después de ver a tal reconocida cabellera, ahora, de un teñido color violeta unos tonos más fuertes que sus mechas.

No sabe en qué momento empezó a apretar las tiras de su bolso en hombro, pero lo hizo por una razón. Ella. Arin estaba allí parada, con esa sonrisa que agradaba a todo mundo y una presencia encantadora que nadie podía odiar, sólo envidiarle, sí. Ella era una dama que venía aquí, en este "castillo" por una cosa, una persona. Aquel príncipe que iba apenas saliendo tras él y que frenó pues habían chocado por estarse quieto como un tonto en medio.

—¿Hyung? ¿Olvidaste algo acaso? Puedo esperarte si lo quieres, o mejor, vayamos los dos a-

—¡Soobinie!

Unos brazos delgados rodearon a Soobin. Las personas alrededor miraron un poco la escena montada. Vaya, parecía ser cierto aquel rumor de que ambos actores y viejos amigos habían iniciado una relación fuera de lo profesional.

Sonrieron, ellos dos eran. Perfectos juntos.

Un príncipe y una princesa.

YeonJun bajó la cabeza.

—Me adelantaré al auto, Soobin —procuró no fracturar su voz aunque estuviera conteniendo gran cantidad de dolor por un abrazo, ese abrazo que no era destinado para él. No para él —te veré luego ¿Sí? —sonrió, pellizcando su muslo dentro de su bolsillo para cesar sus emociones cuando Arin rodeó el brazo del azabache y presionó su mejilla contra el hombro de este. Pudo ver ese pequeño beso aún si la chica hubiera querido ser discreta. Duele. Tragó como mejor pudo para volver a hablar —descuiden...le diré a nuestro mánager que había olvidado mi cargador, así tendrán tiempo para hablar.

—¡¿Enserio?! Gracias Yeonjunssi —Arin agradeció con una reverencia, una amplia sonrisa adornó sus labios.

Ella en verdad, amaba a Soobin.

«Pero no más de lo que yo lo hago»

No, no. Ese tipo de pensamientos no.

—¡Bien! Hasta entonces...—se acomodó el cabello, evadiendo mirar a Soobin a la cara porque si sucedía, sería atrapado —adiós.

Ella es la indicada para él, se repetía constantemente a cada segundo mientras caminaba hacía el ascensor. Odiaba tanto que no fuera bueno ocultando sus emociones, sus ojos estaban llorosos, esperando una mirada o incluso al oír la voz de Soobin. Sus propias lágrimas podrían caer si lo miraba. No era fuerte para tratar de contenerse, mucho menos para cubrir lo frágil que se ponía cuando algo le causaba daño.

Él lo sabía, Soobin lo sabía. Por eso, debía ser quien se alejara para no darle preocupaciones.

De todos modos, era él quien estaba de más.

—¡Adiós! ¡Y Gracias por esta oportunidad! —dijo Arin feliz. Por fin, después de tantos intentos, su mánager pudo cumplir este capricho de ver a su novio. Por unos segundos, era suficiente para ella.

Verlo por unos segundos para llenarse de batería y seguir su arduo trabajo. Superar cosas y olvidar cosas, su novio era su medicina, su mayor reconfortante. Su príncipe. Amaba su sonrisa, sus hoyuelos, sus labios. Todo de él. Era feliz con él. Se sentía tan afortunada de estar con él.

—Soobin —el alto bajó la mirada, tomaron su rostro aunque por el rabillo del ojo no dejaba ir la silueta de YeonJun quien entró al elevador y picaba el botón del piso de abajo a donde iban anteriormente antes de...—mírame, porfavor.

Soobin miraba al frente, sin embargo, inconscientemente dió un paso atrás cuando pareció ver que YeonJun se limpiaba los ojos. Un tipo de instinto le ordenaba salir de allí y correr tras su amigo antes de que el elevador se cerrara, antes de que se fuera de su vista.

«YeonJun...»

—Te extrañé tanto, Soobin.

—Arin...—suspiró.

En verdad, quería ir con YeonJun pero, no lo hizo. No debía. En su lugar, se quedó con quien le correspondía quedarse y pasó sus pulgares por cada mejilla sonrojada de Arin, apartando sus lágrimas con delicadeza.

—Es difícil amarnos siendo famosos —dijo ella —pero, a pesar de todo. No voy a dejarte ir tan fácil Soobin. Lucharé por ti si es necesario.

Dejó que ella besara su frente, bajara sus labios a sus mejillas, quijada, nariz y finalmente juntara sus labios, quedándose un largo rato así. Soobin no se opuso, cerró los ojos y dejó que ella tuviera el control de la situación. Que ella hiciera lo que quisiera.

Quería disfrutar de esa sensación de paz y tranquilidad de su pareja, de sus palabras llenas de sinceridad y de decirle lo mismo. De que también lucharía por su relación. Pero las palabras no salían de su garganta, no buscaba cómo acomodarse en los brazos de ella, no sabía dónde poner o no sus manos, tampoco buscaba una coordinación adecuada para él o para los dos. Arin lo besaba tranquilamente pero para Soobin empezaba a ser desesperante.

La fragancia de frambuesa era muy fuerte para su nariz. 

Necesitaba algo más.

Era la segunda vez que se besaban pero su corazón seguía sin vida. No latía, sus latidos eran igual de lentos que siempre y a un ritmo constante. No había diferencia y eso le asustaba.

Ya que, si los comparaba con los que se daba antes con YeonJun, no eran nada.

De repente Soobin se asustó y se separó un tanto brusco, confundiendo a Arin. ¿Porqué la imagen de los labios de YeonJun aparecen en ese momento? Mejor dicho ¿Porqué ha de pensar en su amigo estando en un momento especial con su pareja?

—Soobin. ¿Estás bien querido? —tocó su mejilla —te ves pálido. ¡Ah! Espera, creo que traigo aquí una barra de granola. Quizás tengas hambre y-

No, no podía estar pensando en él estando con ella. Era inaceptable.

—¿Soobin? —sonrió, mirando arriba —¿Qué haces? 

El mismo miedo lo impulsó a tomar a Arin de la cintura, haciéndola saltar, la pegó contra la pared y la besó con intensidad enseguida.

Arin abrió los ojos sorprendida por el cambio brusco y soltó la barra de granola. Sus pies retrocedieron haciendo sonar torpemente sus tacones. Sus manos apretaron cada brazo de Soobin, los dientes de él mordieron sus labios y soltó un quejido, era demasiado, no podía seguir la demanda del beso que el azabache buscaba de ella y por lo tanto, los separó cuando Soobin empezaba a bajar a su cuello.

—¡E-Espera!

Soobin se detuvo.

Sus ojos se vieron, en los de Arin había demasiada timidez pero alegría.

En los de Soobin, vacío que llegaría a confundirse con la timidez.

—Perdón...me salí de control.

—N-No pasa nada, es normal ¿No? Besar así a tu pareja, es normal, porque...la amas.

Soobin no respondió. Recogió la barra de granola, mirándola.

¿Acaso también un beso y otro hacían diferencia?

En lo que pensaba esa pregunta. Arin trataba de calmar su corazón y nervios. Su felicidad inmensa.

YeonJun en cambio, derramó por fin el agua pesada de sus ojos luego de ver eso. ¿Qué esperaba con parar el ascensor? ¿Qué Soobin viniera a él? Había dicho que estaría bien si ellos se besaban, que no era importante. ¿Porqué ahora... parecía un patético mentiroso?

Pegó su espalda y limpió sus ojos lagrimosos, sabiendo que no pararían.

El ascensor se cerró.

—Debo irme...—cerró los ojos, sus mejillas estaban sonrojadas y por estas caían más lágrimas. Más gruesas que las otras —solamente voy estropear su relación si me quedo.

Era él, aquel pajarillo que debía irse.

Ese que de por sí, era el único sobrante.


Se supone que esto era para ayer pero se me hizo re tarde y mi mamá me mandó a dormir </3. 

Feliz San Valentín aunque sea atrasado. Siempre he pensado que todos los días debe celebrarse el amor de todo tipo, así que, felicidades a todos ustedes. Los amo.

Gracias por leer esto, mil gracias ♡.

[Errores ortográficos los corrijo luego]

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