[10] [Anemoia del corazón]

Kai cerró la puerta, asegurándose antes de que nadie estuviera cerca de la habitación. Los chicos a tres cuartos lejos de ellos reían seguramente por algún comentario o ocurrencia, eso no interesaba por ahora al menor del grupo quien se sentó a lado del mayor, ambos sin decir nada. Kai resoplo, soltando aire contenido y exclamó.—¿Quieres hablarlo?

Yeonjun resoplo divertido, jugando con sus dedos entre sus mangas. Negó. 

—Hyung. 

—No es tan importante, Kai. Es...solamente algo temporal. Se acabará algún día. 

Kai mantuvo fija su mirada sobre Yeonjun, analizando sus gestos, sus palabras. Entonces sin que el mayor pudiera agregar otra cosa, Kai lo estrujó contra su pecho, acariciando sus cabellos. 

—Kai...

—Está bien. Yo estoy aquí. 

Quizás es el abrazo reconfortante lo que abruma a Yeonjun o el hecho de saber que su menor no lo considera repugnante por este secreto que descubrió. Pero llora, solloza y se sostiene de su menor. Kai es unos años mas joven pero en este momento él toma las riendas donde Yeonjun no puede liderar sus emociones, lo abraza y lo aguarda contra su pecho. Lo oye llorar contra su ropa, lo mira temblar y Kai siente los ojos llorosos al ver a Yeonjun sufrir de este modo. 

Él esta asustado. 

No hay necesidad de que se lo diga. Kai sabe que Yeonjun tiene miedo de sus sentimientos. Desde antes de su debut, el mayor no ha llorado de este modo, desesperado y temeroso. Como si el mundo fuera a colapsar en cualquier segundo. Yeonjun ha vivido siempre guardando sus emociones para si mismo porque es el mayor y cree que no debería hostigar a ellos con sus pesares, eso no es responsable de su parte. Kai le demuestra que no debe ser tan duro consigo mismo cuando lo aparta un poco y le quita el mechón de la frente. 

—Me ayudaste antes, hyung —lo mira con cariño. Yeonjun lo ve casi confundido— déjame... déjame sostenerte ahora, está bien. Puedes llorar. No hay necesidad de seguir conteniéndose. 

—L-Lo siento, yo...

—No digas nada —lo volvió a abrazar— lo entiendo. Créeme que lo hago.  

—L-Le he dicho algo horrible. Dije... que porqué me fijaría en él. Que no es nada especial y..—Yeon cerró los ojos con fuerza— realmente lo lastimé. Tuve miedo y lo lastimé solamente para salvar mi trasero. 

—Es una reacción normal, hyung. El miedo nos bloquea a todo mundo, no es algo que no se pueda remediar, todo estará bien. Sé que Soobin hyung no te odia si ese es el caso. 

—Debería. Él debería hacerlo porque todo lo que dije fue innecesario. No pensé en sus sentimientos, solo pensé en mí —Kai oía con atención— creo que...es mejor que me odie a que sepa que...que a mi él...-sus labios temblaron. 

—¿Te cuesta aceptarlo, hyung? 

Yeonjun sonrió nostálgico. 

—No es eso. Lo he aceptado desde hace tiempo, me he rendido tratando de negarlo porque es un caso perdido. 

—¿Entonces?

—Me asusta saber que él pueda saberlo. ¿Qué pasará si lo hace? él es el líder, nuestro líder, este grupo significa tanto para los cinco. Todo el trabajo y todo nuestro esfuerzo se vendrá abajo si él lo sabe porque las cosas...las cosas van a cambiar si lo sabe. En beneficio o no. Lo hará. De hecho, ya lo hizo. Mis palabras la cagaron en grande. 

—Hyung. Quizás lo que te pasa es que...no quieres perderlo.  Y al mismo tiempo, no quieres que la gente lo mire mal si saben que te gusta tu compañero. Hyung, ¿no será que te preocupa demasiado la imagen de Soobin hyung?

—No solamente la suya, sino la de todo nuestro grupo. Tener una relación, incluso si es heterosexual, nos pone en peligro. ¿Cómo crees que van a reaccionar las personas si descubren esto? La empresa nos mandará a hiatus, habrá un millón de papeleo para que nuestra reputación no sea dañada y...podríamos perder nuestro trabajo por un escandalo como ese. 

—Eso...

Tiene razón. La empresa no será piadosa con ellos si meten la pata. Al final, no importa si son demasiado famosos en este momento, podrán buscar una manera de reemplazarlos si los problemas se vuelven demasiado densos y aunque sus fans manden correos para revertirlo, no se sabe si será suficiente. 

—El punto es...que debo cuidarlos a ustedes. Puedo seguir manteniendo en silencio a mi corazón por unos años mas hasta que sea el final de Tomorrow by Together pero hasta que ese momento no llegue...prefiero ignorar esto que siento. Por el bien de todos —Jun miró la cama donde se supone debería ir Soobin— y sé en el fondo de mi corazón que él estaría de acuerdo. 

—¿Crees que Soobin estaría de acuerdo?

—Sí, entre mi corazón y el grupo. Su elección somos nosotros. 

Kai quiere decir algo pero la puerta se abre y Beomgyu entra, entre rígido y nervioso, se rasca la nuca cuando ambos pares de ojos lo miran. 

—Soobin...quiere hablar con Yeonjun hyung —hace una pausa antes de decir— a solas. 

Yeonjun siente el sudor frío bajar por su frente. Sus manos tiemblan y su cuerpo se encoge. 

—Kai —llama al otro chico quien mira compadecido al mayor— vamos con Taehyun a la tienda por snacks. Ven con nosotros.

El tono hizo entender a Kai que eso era una excusa. Lo que sea que Soobin le haya pedido a Beomgyu era con un proposito y ese era dejarlos a Yeonjun y él solos en la habitación. 

Con una mirada a Yeonjun, el menor le apretó el hombro. Los latidos del mayor incrementaron cuando Soobin despidió a los chicos con esa voz alegre, pidiendo que le compren su helado favorito y aunque pudo oír su sonrisa nasal, cuando la puerta se cerró. Supo que él venía. Sus pasos, el sonido de ellos eran mas cercanos y antes de que le diera un ataque, se detuvieron. Yeonjun no quiso voltear cuando la puerta de la habitación se abrió con lentitud y miró la sombra de la persona a quien en este momento no merecía ver. 

Sus manos se apretaron con fuerza cuando la cama se hundió a sus espaldas. Yeonjun miró un poco y vio la espalda de Soobin, enseguida desvió la mirada a sus manos otra vez. Ninguno dijo nada. Ambos a espaldas del otro. 

Contó los segundos que el silencio perduraba. Yeonjun quería romper el hielo pero no sentía que tuviera el derecho de decir algo, ¿y si Soobin estaba molesto con él? escucharlo sería lo último que quisiera oír. 

Por otro lado, Soobin intentaba buscar las palabras indicadas para iniciar esta necesaria conversación entre ellos. Con un suspiro, decidió solamente seguir sus propios instintos, su mente estaba en blanco y así no irían a ninguna parte. 

Viró el rostro, su pecho se sintió apretado y su manzana de Adán se agitó justo como todo de él pero Soobin no iba a echarse para atrás. Cuando se ha tratado del mayor, su valentía y seguridad siempre son fuertes, por alguna razón, su parte más sincera siempre brilla con él. Su lengua se vuelve suelta y...un lado suyo sale que a veces el mismo Soobin desconoce pero no le desagrada.

—Yeonjun —lo llama. Mira como se pone quieto en su sitio, sus manos se aprietan y Soobin frunce el ceño cuando lo ve clavarse las uñas en su dorso— oye, ¿quieres...dejar de hacer eso?

—¿Hacer qué?

—Hacerte daño.

¿Daño?

Los titubeos hacen a Soobin dudar pero se levanta. Yeonjun se pone tieso cuando ve a Soobin parado frente suyo, con la cabeza abajo solamente mira sus pies descalzos justo como los suyos. Cierra los ojos con fuerza cuando siente que no puede escapar y cuando Soobin le pide que lo mire. 

Oye un suspiro y cuando se tienta a abrir los ojos. Mira a Soobin arrodillado frente a él. Yeonjun intenta escapar en ese momento pero Soobin no se lo permite cuando sostiene sus muñecas. Él no dice nada y no hace falta para quitarle el aliento a Yeonjun. 

—¿Vas a decirme algo? Les pediste a los chicos que se fueran entonces supuse que...

—Quiero que hablemos sobre lo que paso en ese cuarto. 

La tristeza abunda en la mirada de Yeonjun.

—Lamento haberte dicho eso —murmura con voz suave, con arrepentimiento en toda la extensión de su mirada— nunca quise ser cruel con mis palabras. Eres...increíble, la persona que a quien mas quiero, Soobin tú eres.. —Jun sintió las ganas de llorar mortificarlo— mi hogar.

Soobin suavizó su mirada, sabe que Yeonjun le oculta cosas con todo lo que tiene. Sabe que algo lo abruma y lo tiene encarcelado en el fondo de su ser. Cuando lo mira tratando de ser fuerte, de ser ejemplar porque es el mayor. Soobin tiene la necesidad de decirle que no hay necesidad de ser tan perfecto como piensa que debe ser porque para él siempre brilla, siempre es bonito.

Para Soobin, Yeonjun siempre será mejor que perfecto. 

—A-Así que si estas enojado, quiero que sepas que lo siento mucho, Bin-ah. 

—¿Enojado? no estoy enojado. No realmente —Jun bajó la cabeza, era entendible pero antes de sacar su conclusión y abrumarse, Soobin apretó sus manos que estaban entre las suyas— fui muy duro contigo, lo lamento también. No debí sacar el tema de la nada. 

—Es mi culpa por hacer cosas que pueden... malinterpretarse.

No era una mal interpretación.

Eso Soobin lo sabe. Yeonjun es muy animado, es entusiasta y es alguien que refleja sus deseos con la mirada. Él siempre fue demasiado transparente pero no lo nota, y puede ser esa inocencia. Esa terquedad de insistencia lo que Soobin siempre ha encontrado maravilloso en el mayor. Su lado infantil, su lado serio, incluso su lado que más odia Yeonjun. Todo. Soobin siempre lo ha atesorado.

Atesora cada cosa que hace, mínima o intangible. A veces Soobin se molesta de no poder ser más duro consigo mismo y este sentimiento que evidentemente ha estado atormentándolo desde que aceptó que no se iban a ir. Estos sentimientos no se iban a ir porque han estado habitando en él desde el principio.

Desde que vió a Yeonjun por primera vez, desde que se decepcionó cuando creyó que el mayor le jugó una mala broma al fingir que era menor y él le creyó como tonto. O desde que días después de evitarlo a toda costa por no poder con la vergüenza de haber parecido un perdedor, le confesó que no era como pensaba, porque Yeonjun fue tan torpe para saber cómo acercarse a él sin parecer desesperado y asustarlo.

Fueron días donde Soobin no supo exactamente porqué pero Yeonjun siempre estuvo allí, tan cerca suyo. Incluso si no usaban palabras, sus miradas encontrándose desde puntas lejanas en la sala de prácticas, lo hacían feliz.

Que Yeonjun note su esfuerzo, reconozca su trabajo, siempre lo había hecho tan feliz y Soobin jamás se cuestionó porqué eso lo ponía tan alegre.

Quizás era porque Yeonjun, el ángel inalcanzable, la estrella más hermosa, el número uno que lo mantenía impresionado día a día con sus habilidades, que alguien tan genial. Tan bonito. Con tanto talento y un dulce corazón, lo reconozca, era demasiado para el joven corazón de Soobin.

Desde que lo vió bailando sin nadie alrededor, sin música, sin los instructores juzgando, sin los vítores de los demás novatos. Solamente eran Yeonjun y el silencio sumado con un baile improvisado. Fue una vez, solamente una vez y fue todo lo que Yeonjun tuvo que hacer para que Soobin no supiera cómo apartar la mirada de él.

Oírlo cantar, sonreír, bailar con tanta pasión. Soobin lo decidió sin siquiera saberlo. Era Yeonjun lo que un día quisiera poder alcanzar porque un pensamiento dió un impulso en su ser.

Quiero debutar junto a él.

En la mente de Soobin, no había nada más que ese pensamiento poco probable. A su pensar, creía que muchos iban por el mismo camino. Debutar junto a ese chico maravilloso de bonita sonrisa. Luego se dió cuenta de que no era así.

«—¿Yeonjun? Ese tipo...se robaría toda la atención. No me gustaría estar en el mismo grupo que él—»

Decir que ese comentario lo impactó era corto. Soobin quedó pasmado cuando la gran mayoría de sus compañeros pensaban igual que quien dijo aquello.

«—Yeonjun se robaría el show—»

El show. ¿Eso puede pasar, no? Soobin en ese momento debió de tener cierta pizca de preocupación porque era cierto. Yeonjun podría robarse el show entero con ese brillo suyo natural. Ser el centro del grupo, quien lleva las cámaras y atención. La persona esencial para los bailes, el canto. A quien verían primero antes que a nadie. Eso era lo que decían todos.

Yeonjun era una amenaza para quien sea que debute con él.

«—A mí...no me importaría que lo haga—»

Eso fue lo que Soobin dijo hace años.

—De verdad lo lamento, Binie. No quise-

Soobin le dió un golpecito en la frente y Yeonjun chilló. Hizo un puchero mientras las risas del líder cortaban de forma reconfortante toda tensión que envolvió la habitación. 

—¡Oye! 

Un grito ahogado soltó Yeonjun cuando Soobin lo envolvió con una sábana en su guardia baja y posteriormente los tumbaba en la cama. El mayor comenzó a reírse y retorcerse cuando el líder inició una guerra de cosquillas en su contra. Acorralando su cintura entre sus brazos y su espalda contra su pecho. Yeonjun soltaba carcajadas.

—Esto es por haberme ignorado toda la semana pasada. 

—¡SOOBIN! —sus manos trataron de detener al otro hombre desesperadamente pero Yeonjun se encontraba débil porque era muy cosquilludo en la zona de sus costados— ¡VOY A HACERME PIPI! —suplicó.

—Cambiamos las sábanas y listo.

—¡ME RINDO. ME RINDO! —gritó con ya algunas lágrimas en las esquinas de sus ojos de tanto reírse. Soobin pareció pensárselo y finalmente lo dejó.

Las cosquillas se detuvieron. Jun se quedo acostado de lado, jadeando por aire y cuando escuchó a Soobin reírse a sus espaldas seguramente por su aspecto desastroso, lo miró con un puchero. Sin advertirle, se lanzó sobre él, devolviendole la tortura. 

—No te atreves —retó Soobin con la ceja alzada. Sus labios formaron una sonrisa retadora y Yeonjun devolvió esa sonrisa traviesa al subirse encima de él con la total misión de darle una sopa de su propia medicina.

—SOY EL MONSTRUO DE LAS COSQUILLAS.

—¡Aguarda!

Sin piedad, Yeonjun se lanzó contra el líder, totalmente sumido en hacerle cosquillas a Soobin hasta hacerlo suplicarle que pare.

El hombre atacado sostuvo su orgullo por unos segundos antes de rendirse. Soobin explotó en grandes carcajadas, mostrando sus hoyuelos en una enorme sonrisa cuando Yeonjun aumentó la tortura en sus axilas al ver resultados a su favor.

Por unos segundos las cosquillas eran rápidas, casi mortales para Soobin quien ya tenía gotas de sudor en la frente y el estómago ya le dolía.

Yeonjun reía por igual antes de ir apagando sus risas, sus ataques se relentizaron y lentamente bajó su rostro hasta hundirse en el pecho de Soobin para abrazarlo.

El líder devolvió el abrazo, dejando caer sus labios sobre la cabeza de Yeonjun mientras su respiración se reponía. Soobin cerró los ojos, su mano cubrió la nuca de Yeonjun mientras terminaba de apoyar su mejilla contra él. Pudo sentir como el abrazo se bañaba con cierta necesidad intensa, los dedos del mayor se enterraron en su camisa y esta misma fue mojándose por algo tibio.

Sus corazones latieron en alto, Soobin tiene testimonio de como estos fueron moldeando sus ritmos haciéndose un mismo latido.

Soobin...—Yeonjun murmura su nombre en una súplica. No muestra su rostro pero no hace falta porque Soobin tiene idea de la expresión que podría tener, y le da cierta angustia no poder verla.

Hay muchos momentos de hipidos y sollozos. El agarre en su camisa no baja de fuerza, se vuelve temblante. El cuerpo que sus brazos sostienen, tiembla y Soobin no resiste mucho antes de levantarse y hundir su propio rostro en el cuello de Yeonjun. Su abrazo se pone fuerte, seguro, quiere que el mayor sienta que con él está a salvo.

Por suerte, es así. Yeonjun se sujeta de Soobin, trata de tomar en sus dedos grandes porciones de su ropa, no desea temblar pero es tanto este sentimiento de alivio. De paz. Que termina derribando su muro. Yeonjun llora, llora tanto entre los brazos de la única persona que puede hacerlo sentir protegido.

S-Soobin...—solloza su nombre otra vez.

—Está bien —lo acaricia suavemente— vamos a superarlo juntos.

Yeonjun no dice nada. No hace falta cuando Soobin toma su mano y le da un beso sobre su dorso mientras lo mira.

«—¿No te importa que te acapare? Amigo, estás algo loco, eh—»

El calor en las mejillas de Yeonjun se expande hasta su pecho, directamente a su corazón que late fuertemente cuando Soobin le ve de esa forma. Con esa mirada suave y sonrisa amorosa. Hay una chispa que le eriza la piel.

«—Quizás lo esté....—»

Con su dedo limpia una lágrima. Yeonjun suspira, está algo sensible en este momento y solamente quiere de esta gentileza que lo cura.

«—¿Lo admiras, cierto?—»

Posa sus manos sobre las de Soobin que acunan sus mejillas. Sus pulgares dan leves toques a sus pómulos, retirando rastro de su llanto, y junta sus frentes.

—Ya lo sabes pero, lo repetiré.

—¿Qué cosa?

Ambos susurran, sin alejarse mucho, Soobin toma las manos de Yeonjun entre las suyas. Lo mira con seriedad, necesitaba que el mayor vea cuan serio es con lo que va a decir.

—Eres mi musa, Yeonjun.

Eso toma en curva al mayor. Soobin no lo engaña, ¿por qué lo haría de todas formas? Con una cosa así, su líder nunca juega.

—Asi que, no importa lo que pase en el futuro —sus dedos se enlazan. Yeonjun sonríe sin poder ocultarlo— eso no va a cambiar. Además...me duele mirarte llorar.

Puede que sea el reflejo de la luz, su vista cansada pero Soobin ve ese brillo que cautiva en los ojos de Yeonjun. Ese brillo que inunda sus pupilas y cuando menos lo espera, Yeonjun se lanza a sus brazos donde él está listo para recibirlo.

—Gracias...—dice con la voz ahogada. Soobin suspira cuando Yeonjun lo mira de esa forma tan vulnerable y atrapado por las emociones, no lo piensa y besa su frente.

Lo besa sin poder resistirlo.

Soobin no quiere pedir perdón porque no es una equivocación. Después de besarle la frente, se acuesta con Yeonjun en la cama. Abrazándolo cerca de su pecho. El mayor lo mira expectante. Soobin se limita solamente a darle sonrisas gentiles.

—¿Crees...que los chicos regresaron?

Soobin pone su mentón sobre la cabeza de Yeonjun quien dibuja círculos sobre su pecho. Ambos se acomodan mejor en el abrazo.

—Tal vez.

—Hm.

—¿Tienes hambre?

Yeonjun niega. No quiere separarse de Soobin aún si su estómago ansía alguna cosa, puede aguantarse mientras tenga este momento un rato más.

—Tengo sueño.

No miente, después de llorar y terminar un concierto, estaba derrotado. Estando con los brazos de Soobin en su cintura le daban mucho confort y Yeonjun sentía como el sueño llegaba a invadirlos despacio pues Soobin también se oía cada vez más somnoliento.

—Entonces, vamos a dormir.

Soobin estira el brazo que no le sirve a Yeonjun de almohada y apaga la lámpara. Pronto la habitación se oscurece, Yeonjun suspira cuando Soobin sube una de sus piernas sobre su cadera.

—¿Más cómodo?

Yeonjun ríe tiernamente asintiendo, acaricia la mejilla de Soobin. Había extrañado mucho esto. Tenerlo cerca, dormir con él, hablar con él.

Lo siento, Arin. Pero lo extrañé tanto.

Ambos ríen de cosas unos minutos antes de que el sueño los obligue a callarse y finalmente caigan rendidos en los brazos del otro. Yeonjun sonríe debido a las caricias que Soobin deja en su cintura con su pulgar, gentiles y suaves, igual que antes.

—Yeonjun.

—¿Hm?

—Te extrañé mucho.

Alza su vista adormilada, siente un roce en la cabeza pero Yeonjun cree que ha imaginado eso por su agotamiento y porque sus párpados ya pesan. Contesta con una sonrisa.

—Te extrañé mucho también.

Sus ojos se rinden, sus sentidos se anulan y Yeonjun sueña que le confiesa a Soobin que le gusta.

Yeonjun sonríe, se acurruca más. Está teniendo un sueño tan agradable porque a su confesión le responden un también me gustas.

Era el mejor sueño de todos porque Yeonjun sueña también que Soobin lo besa y su corazón late fuertemente porque aquel beso se sintió demasiado real.

Realmente estaba agotado.









«—Entonces, sí lo admiras—»

«—Lo hago—»

«—¿Por qué?—»

—«Él me inspira—»




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