[1] [El silencio de los latidos enamorados]
—🥀
Corea del Sur, Seúl.
Los días pasaron con normalidad, hubo algunos cambios en el clima recientemente porque durante el día solía hacer mucho calor pero al caer la noche había un frío casi insoportable.
Nuestros cinco chicos son los que más sufren en lo último debido a sus ensayos para sus coreografías, encerrados en el estudio viéndose en el enorme espejo y arreglando sus errores por horas. El sudor ya parecía río corriendo por sus cuerpos agotados del trabajo físico.
Sus fanáticos merecían lo mejor y por eso mismo no les importaba tener que aguantar todo ese cansancio, sudor o incluso dolor con tal de siempre darles lo extraordinario. Lo que digan, contaba mucho para ellos.
En la vida de un artista, la opinión de sus fans era importante. No lo esencial pero si de importancia para su reputación como uno.
—¡Cinco, seis, siete, ocho!
Su instructora los miraba atenta a cada movimiento que daban, la música resuena a alto volúmen en las bocinas mientras ellos cinco bailaban energéticamente en la sala de prácticas, dándolo todo porque faltaba poco para el concierto que darían en Francia, la ciudad que ya había anunciado que Tomorrow by Together estaría iluminando el escenario con su visita.
Muchos fanáticos irían, viniendo de cualquier parte del mundo para reunirse en ese gran estadio y verlos actuar. No podían darse el lujo de fallar y aunque saben que los errores son inevitables deben estar listos para todo, evitarlo de ser posible.
Llevaban días, meses, practicando para el gran show que era el más grande desde que su carrera se disparó a la cima. Todavía no podían creer que las entradas para su concierto se acabaron el mismo día.
Ya estaban en lo más alto y no fue sencillo llegar donde ahora caminaban pero ya que lo hacen. No pueden decepcionar a las personas que los ayudaron con ese gran paso, por ello siempre, del modo que sea, entregarían todo de ellos.
Su juventud. Su vida.
No harían nada que ocasionara problemas.
Excluyendo cosas de ser necesario.
—Soobin por favor, debes estar más enfocado en tus pasos —su instructora apagó la música, llamó a un chico del personal poniéndose frente al grupo que agitados la miraban. —En la parte de la balada debías haber sujetado a YeonJun como hablamos, no chocar contra él.
—Perdón noona.
—Sé que están cansados chicos pero tienen que concentrarse. Sobre todo tú Soobin —el líder asintió con seriedad, de nuevo había fallado en esa parte.
Era la quinceava vez. Maldición, estaba llendo de mal en peor y lo frustraba.
—Eres el único que puede hacer este paso con YeonJun —le dijo su instructora—Recuerda que es un paso suave y seguramente te cuesta recrearlo, lo entiendo. Pero ten en cuenta que si lo sueltas de ese modo, podrás lastimarlo y lastimarte el brazo. No hay prisas en hacerlo, es una balada, la música de por sí es delicada y debes de mostrar eso en tus movimientos corporales con tu compañero. Comunícate con él, Soobin.
El líder asintió con la cabeza.
—Entiendo noona.
—Te lo mostraré una vez más.
El chico del personal se colocó tras la mujer mayor, colocó sus manos firmemente en las caderas de la fémina para soportarla y la elevó donde ella levantó la cabeza junto a los brazos en una posición elegante y armoniosa de ballet.
El chico que la sujetaba fue bajando a su maestra lentamente al ritmo de la pista músical, una vez en el suelo, ella dejó caer su cabeza en el hombro del muchacho donde ambos hicieron contacto visual por dos segundos. Manteniendo esa posición de valls para finalmente ella voltear a otra dirección y hacer esa parte que se le complicaba.
Se supone que en esa parte vendrían los bailarines de respaldo, ellos harían un camino donde YeonJun bailaría un solo por treinta segundos siendo acompañado por los mismos bailarines.
Cuando la música baje, mordería la manzana en sus manos para seguidamente dejarse caer de espaldas donde todos los bailarines se quedarían quietos como la música y él debe de atraparlo a unos centímetros de tocar el suelo.
Una vez hecho, las luces se apagan.
Lo que sucedía aquí era que no habrían colchonetas como ahora, ya van quince veces que no logra atrapar a YeonJun dejando que caiga y rebote en el colchón.
Cada que decía que lo haría bien se quedaba congelado y todo sucedía en cámara lenta para él.
Su mente no procesaba nada debido a que cuando veía a YeonJun, su pecho se oprimía misteriosamente, no le daba oportunidad de reaccionar.
¿Qué estaba mal con él?
—Una vez más chicos. ¡Fighting!
Unas palmadas en su espalda lo hicieron voltear.
—Puedes hacerlo, hyung. Fighting.
—Gracias, Taehyun —sonriendo le devolvió la palmada en el hombro al menor.
Volvieron a repetir desde el inicio, sus menores hicieron su parte. Cada uno impecable y natural pero él sentía que se veía rígido, su cuerpo se sentía tensado. Por el rabillo del ojo dió con el mayor, no parecía tener los mismos problemas que él, de hecho, apostaría a que con cada ensayo su nivel de baile subía dos niveles más. Simplemente genial.
Se ve tan hermoso.
Movió su cabeza cerrando los ojos, negando. Centrando su atención a la coreografía que ya iba por esa parte, tomó un respiro hondo al escuchar la música cambiar dejando de lado esos pensamientos inoportunos.
Aquí viene.
Sus manos se ciñeron en las caderas de YeonJun que colocó sus palmas encima, quiso mirar al suelo buscando algo de cordura porque podía sentir como su agarre aumentaba en esa zona, no quería lastimarlo. Exhaló y lo elevó, su mayor tiró su cabeza atrás mientras sus manos elevadas descienden lentamente de su cuello a todo su cuerpo en forma de suaves toques gentiles, se felicitó a si mismo en cuanto lo volvió a dejar en el suelo pero no duró puesto que la siguiente parte era el verdadero reto.
Los bailarines vinieron colocándose en posición y YeonJun comenzó su solo.
Soobin miraba perdido a su compañero que bailaba, en el movimiento de sus brazos que subían y bajaban igual a los pétalos de una flor o una pluma. Tan ligero que parecía una hermosa gota de agua cayendo en una preciosa laguna de aguas claras y limpias.
La manzana que una bailarina le dió a YeonJun le hizo alarmarse. Aquí vamos.
La manzana cayó al suelo, rodando, de ella salió un líquido color azul que era caramelo con colorante.
YeonJun llevó las manos a su cuello donde las apretó, cerró sus ojos y se dejó caer de espaldas con una expresión de dolor, metiéndose en su papel de actuación como había practicado.
Los menores que tomaban agua de los botellones sonrieron. Beomgyu gritó fuerte alzando las dos manos y brincando en su lugar. Taehyun aplaudía con una sonrisa mostrando sus perfectos dientes y Kai se unió al otro Choi para gritar y luego aplaudir con euforia.
Su hyung por fin lo logró.
Los aplausos de todo el staff también resonaron como los de su instructora que sonrió orgullosa de ambos chicos.
Soobin tenía la respiración agitada, encontrándose con YeonJun mirándolo fijamente haciéndolo tragar. Todavía teniendo la cabeza de su hyung en su antebrazo como la mayoría de su cuerpo se quedó viéndolo por otros segundos de igual forma.
Sus ojos, siempre son justo como dos gemas preciosas.
—Eres tan... precioso.
—¿Eh? ¿Q-Qué?
Al darse cuenta de lo que su lengua soltó, su frecuencia cardíaca quedó despavorida volviéndolo torpe porque quiso salirse de allí pero al subir su brazo rápido chocó su frente con la de YeonJun causando un fuerte impacto entre sus cabezas que logró desarmar su posición para que llevasen las manos a la zona adolorida.
Era de esperarse que sus menores rían por su desgracia integrándose los del staff.
—Podemos ir a tomar un descanso. Vayan a comer pero no en exceso —les recordó su encargado de revisar todo y los menores no lo pensaron dos veces arrancando a correr con tal de tomar la mayor cantidad de bocadillos —YeonJun...—el mayor del grupo prestó atención al manager —hablé con la nutrióloga. Hizo una dieta para ti según el peso que debes conservar.
—Ah... gracias —tomó la nota en manos.
—Descansa, buenas noches.
—Hasta luego.
El mánager le dió palmadas de apoyo para después retirarse no sin antes decirle que comiera al menos un poco. Aunque, conociendo al chico, sabía que no lo haría porque YeonJun era así.
Demasiado perfeccionista.
La fama requiere sacrificios.
—Debes de comer un poco, hyung.
Dió un brinco en su lugar.
—Soobin...—inevitablemente una sonrisa se plasmó en sus labios al ver al otro chico —creí que te habías ido con los demás a comer snacks.
—Dejaré que coman primero —se sentó a su lado dejando una pierna extendida y la otra articulada. Golpeando suavemente su cabeza contra la pared —¿Quieres que vayamos juntos?
—Estoy bien Soobin —recostó su cabeza en sus brazos, mordió su labio cuando el pelinegro lo tentó sacando de su mochila una orden de ramen y tattebokki ya hechos. Abrió el toper dejando salir el exquisito aroma que puso a rugir sus tripas —eso es un golpe muy bajo Soobin-ah.
—Vamos, come conmigo. Di ah —acercó los palillos con comida a su boca.
—No, no puedo —desvío su mirada para no observar el puchero que formó el pelinegro por su negación y que era una debilidad para él —estoy bien. Come tú.
—¿Seguro?
—Sí.
—Hum... —YeonJun sonrió al escuchar ese tono cantarín en Soobin cada que quería convencerlo de algo —Oh WOW esto sabe muy bien —maldijo a su estómago que rugía sin control. Doliendo por un poco de alimento —que bien que me lo comeré todo solito, muy solito.
El mayor rió a carcajadas cuando vió a Soobin hacer caras tontas con tal de convencerlo. Haciendo muchos gestos tiernos sin darse cuenta.
—¿Acaso tratas de convencerme?
—Parece que lo estoy logrando —con cuidado pasó un mechón rosa de YeonJun tras su oreja, mirando atento a los ojos del mayor que quedó con la respiración corta y una cara tan perdida. A Soobin le picaron los labios cuando YeonJun bajó su mirada a estos y luego volvió a sus ojos.
Tuvo que carraspear para volver en sí.
—¿Y entonces...?
—A-Ah está bien, tú ganas, dame eso.
Soobin no podía verse a si mismo pero en el reflejo del espejo, sus ojos nunca cambiaron de emoción en cuanto YeonJun le arrebató el toper con comida junto a los palillos para comer tan voraz, apoyó su mejilla en sus brazos que abrazaban sus piernas y contempló al mayor comer, como si fuera un tesoro pese si no era esa su intención.
Los labios rellenos de YeonJun se ponían en puchero cada que masticaba, sus mejillas se hinchaban y podía ver claramente esos tan ojitos brillantes. Era tan precioso que podría pensar que no es real pero lo es, su amigo es real, un humano de carne y hueso que llegaría a ser mejor a un ángel.
Deslizó su mirada al piso lustrado de madera caoba.
¿Qué pasaba con su mente?
—Esto me recuerda a algo —alzó su cabeza y YeonJun se limpió los restos con una servilleta que le ofreció y tomó con gusto —cuando éramos adolescentes, también hicimos algo así a escondidas. No podíamos comer nada con demasiadas calorías a un día de nuestro debut o siquiera traer comida al edificio pero tú lo hiciste.
—Tenía hambre.
YeonJun rió por la facilidad con la que Soobin hablaba en ciertas ocasiones.
Volviéndolo a atrapar sin darse cuenta.
—No sé cómo lograste convencerme así de fácil —viró su cabeza para mirarlo a los ojos, su sonrisa no se borró pero al sentir sus mejillas arder por la mirada casi penetrante de Soobin tuvo la necesidad de bajarla a sus manos sin borrar su sonrisa que se puso tímida —fue la primera vez que rompí una regla de la empresa. A sus espaldas.
—No lo hiciste solo, hyung —se enderezó —Fue la primera vez que compartí mi comida favorita con alguien. Todas las cosas que he hecho...—ambos se miraron —tú estabas allí conmigo y yo contigo.
—¿Somos cómplices acaso? —bromeó.
Soobin miró a YeonJun, con su mirada tan perdida, tan confusa. Llena de algo que el pelirrosa tampoco podía comprender pero lograba moverle el corazón, y sabía, que él también tenía la misma mirada incomprendida en sus ojos por el azabache.
Los mismos latidos silencios.
—Si lo vemos de ese modo. Sí, parece que tú y yo somos cómplices.
—Es divertido serlo contigo, Soobin.
—Y contigo, hyung.
La mano de Soobin se colocó en el piso, YeonJun la vió y con nerviosismo fue bajando la suya hasta asentarla a milímetros de la de Soobin quien de reojo lo notó pero no dijo algo al respecto.
—Oye, Soobinie.
—¿Sí?
La punta de los dedos de ambos picaban con tal de tocarse.
Era un tipo de imán.
Soobin cerró la mano en un puño, apretando su entrecejo. Luchando contra algo que siempre le daba lucha, quitándola de inmediato al chocar con los dígitos de YeonJun quien evitó mostrarse herido por una simple acción, haciendo lo mismo.
Después se dió cuenta que Soobin lo hizo porque un hombre del staff había entrado. No lo escuchó por estar tan centrado en el momento, en lo que quería decirle desde hace meses, el pelinegro por en cambio pareció haberlo visto entrar y por eso actuó.
Fingiendo que nada ocurría.
—¿Ibas a decirme algo, hyung?
—Eh... bueno... no. Creo que se me olvidó.
—Ah, entiendo.
YeonJun volteó de nuevo. Mirando como la mano temblorosa de Soobin buscaba la suya antes de encontrarla y sujetarla por completo. Evitando contacto visual.
—¿Soobin?
—Sólo serán cinco segundos.
El líder siguió sosteniendo la mano de su mayor y después de los cinco segundos tuvo que soltarla. Más personas del staff entraban para recoger las cajas, bocinas, trajes, micrófonos. Etcétera.
YeonJun siguió los movimientos de Soobin con la mirada, confundido con lo que había ocurrido. Lo vió tomar su mochila colgándose la misma en el hombro.
—¿Te vas?
Soobin se quedó parado, no quería irse, quería quedarse más con el mayor pero ésta sensación no le gustaba para nada porqué sentía que perdía el control. Lo perdía con parsimonia frente a todas estas personas.
Cerró los ojos con fuerza, desesperado por borrarse el recuerdo que lo perseguía día a día.
Ellos dos besándose bajo la lluvia de estrellas. Aquella cálida noche de ese jueves donde aunque le costara admitirlo comenzó todo su enredo sentimental.
Había sido...¿Qué? No estaba seguro.
Se supone que escaparía junto a YeonJun un breve momento de sus habitaciones hacía la terraza para poder contemplar la lluvia de estrellas que la naturaleza programó para esa noche tranquila y despejada.
YeonJun llevó una manta para los dos en caso de haber fresco pero como no lo hubo simplemente lo pusieron sobre el suelo y se sentaron sobre la tela afelpada. Como si tuvieran un picnic nocturno o algo así.
"Amo las estrellas" YeonJun había mencionado mientras sus ojos tenían destellos por el cielo iluminado.
"Yo también, son lindas" Soobin concordó. Mirando justo el mismo punto del cielo, uno a lado del otro.
Todo ocurrió calmadamente.
YeonJun se había acurrucado contra el hombro de Soobin, el azabache nunca se quejó, al contrario. Pasó su brazo alrededor de la cintura de YeonJun para darle mejor comodidad. Asentando su cabeza sobre la suya. Viendo el espectáculo estelar.
Fue tan, ¿inesperado?
Quizás sí, quizás no. Soobin simplemente sintió las manos cálidas de YeonJun tomar su rostro, quitando su atención de las estrellas para despejar unos mechones de su frente por el viento que soplaba como ya era costumbre. No se quejó ni si movió.
El suave viento sopló otra vez. El sonido de la ciudad bajo ellos se oía muy lejano y monótono, el motor de los coches o motocicletas, los enormes anuncios que iluminaban junto a demás luces de otros colores. Entre ellos, la imagen de su grupo que apareció promocionando las nuevas fragancias o cosméticos. Probablemente Chanel u otra marca. No recordaban muy bien.
¿En qué momento sus nombres pasaron de ser normales a causar un gran impacto?
La fama cada día se iba expandiendo.
Pero en ese momento, la fama no les importaba.
Entre miradas sin aparente significado, quedaron lentamente cara a cara. Sus respiraciones colapsaron contra sus narices. Tras sentirlo, la postura de amistad fue perdiéndose como cada ventisca nueva que llegaba.
Espera. ¿Porqué hay una línea entre los dos?
YeonJun se arrimó logrando chocar sus frentes como si ahora estuvieran compitiendo para ver quién era el que retiraba la mirada primero. Asentando su palma encima de la mano de Soobin, teniendo a cambio, una expresión sorprendida del azabache pero no asqueada.
Los dos tienen su propio orgullo y no piensan alejarse a no ser que el otro lo haga y en el fondo, sabían que ninguno lo haría. Por eso continuaron lo que fuera eso.
Fueron uniendo sus dedos sobre la tela esponjosa bajo sus manos hasta tenerlos entrelazados, totalmente hipnotizados por otro brillo que no era el de las estrellas y era cada vez más hermoso. Quedándose con menos espacio personal y la respiración más corta.
"Parpadeaste." dijo YeonJun "perdiste."
"Tú lo hiciste primero, hyung" respondió Soobin"tu perdiste."
"Mentiroso" musitó burlón Jun para molestar. Achicando los ojos por sonreír.
"No soy tú" susurró Soobin con el mismo tono burlesco. Dejando escapar una sonrisa al ver esas dos lunitas con un pequeñito lunar adornando la esquina de una de ellas.
Entonces sus labios rozaron.
Un tacto que ninguno jamás experimentó antes y les hizo sentir una cosa extraña en el estómago. Al menos para Soobin era el caso, que su estómago sintiera cosquillas con rozar los labios de su amigo.
YeonJun en cambio sostuvo en sus manos el rostro de Soobin tratando de que su corazón no colapsara, estando asustado e incluso avergonzado no fue capaz de alejarse. Él enserio estaba besando, sin movimiento, sólo un roce, a la persona que más sentido daba a su vida.
¿Cuan mal podría causar un beso?
Quisieron soltarlo y dejarlo.
Soobin debió dejarlo allí. Como líder debió cortarlo allí. Pero no pudo. No pudo resistirse a esos suaves labios que encajaban tan malditamente bien con los suyos. Al sabor especial. A esas manos tan delgadas que se paseaban por sus mejillas hasta hundir sus dedos en su nuca.
Acercándolo luego por el cuello con esos brazos. Quedándose enredado en esos brazos tibios mientras veía secretamente sus labios moverse torpemente contra los de él. Sin ninguna experiencia antigua pero no necesitaban una cuando justo ahora la tenían.
Cegando en una misma sensación. ¿Cuál?
Se sentía como si estuviera siendo drogado.
Ellos se besaron hasta no sentir sus bocas por varios minutos que se volvían fascinantes conforme el tiempo transcurría.
Besó cada parte de los labios de YeonJun tanto como se le permitió y el mayor cada parte de los suyos, tanto como se lo permitió.
Sin prisas, sin motivo entendible, robando todo su aliento pues pudo sentirlo con cada uno. En cada toque fino y delicado.
Desde entonces sus acciones parecían ir por si mismas, buscando calmar el fuego sin intención de apagarlo.
Soobin tragó.
Olvídalo.
—¿Soobin?
«Por favor déjame olvidar. Fue un accidente.»
—Soobin.
«¿Qué pasa conmigo?»
—Me iré primero entonces ¿Okey?
¿Estará bien si....?
Necesitaba una respuesta.
Una respuesta para ese palpitar doloroso.
—YeonJun, espera.
—¿Pasa algo?
—Um... quizás.
—Sabes que puedes decirme lo que quieras. Estoy a tu lado.
Ah ¿Porqué su pecho se oprime por unas palabras?
—¿Puedes... acompañarme a un lado?
YeonJun no entendió. No obstante. Su corazón se aceleró y asintió aún si no lo hacía con el comportamiento un tanto misterioso de Soobin. No era un impedimento para estar con él.
—Claro.
Soobin jaló a YeonJun de la muñeca, pasando indiferente por toda la gente que iba a dirección opuesta a la de ellos.
Ambos con la cabeza gacha, tratando de no ser evidentes con lo que sucedía en sus interiores con ese simple agarre donde sus propias pieles ardían. Ya que para los demás sólo eran un agarre entre colegas.
Para YeonJun un breve momento de felicidad.
Para Soobin una incógnita que resolver.
YeonJun cerró los ojos, dejando que Soobin lo abrazara de la cintura mientras su respiración golpeaba su cuello. No tenía idea de cómo habían llegado a este punto, su mente estaba en blanco, totalmente en blanco y estando así, en los brazos de Soobin, no quería ni pensar, sólo sentir las caricias del hombre sobre su cabeza que lo sentó encima de su regazo, ahogando su respiración en largos abrazos y caricias.
Lo ponían ansioso, desesperado, desastroso.
Cayendo más y más.
Más de lo que secretamente ya estaba por el azabache desde mucho antes de que sus labios se probaran esa noche que no quería olvidar pero tampoco hablarlo porque era un bonito recuerdo que sepultó y no tenía valor para decir que significó más de lo que debería para él. Menos sacarlo a la luz.
En la mesa estaban dos botellas de soju. Una bebida alcohólica muy popular en Corea por su sabor dulce y su potencia embriagante, no al grado de emborrachar rápidamente si eras buen bebedor pero sí como para dejarte la cara acalorada.
Muchos inexpertos o poco tolerantes no lograban pasar de dos botellas sin caer semi borrachos, somnolientos o dormidos.
Ellos por ejemplo.
Eran jóvenes. Aparentemente no muy fuertes en la vida alcohólica si tenían sus rostros rojos con sólo una botella a medio terminar.
¿Pero porqué tomaron algo así? Mejor dicho ¿Porqué la idea de Soobin de tomar algo así? Simplemente para poder hablar de las cosas que difícilmente podría buscar las palabras correctas estando cuerdo.
Era tan tonto pero fue su rápida solución.
Y es que su cerebro no parecía trabajar normalmente ya que tenía tantas cosas por la mente. Cosas de las que no debería estar pensando tanto y necesitaba olvidar.
De allí que quisiera beber algo fuerte para ello.
No funcionó.
Su mente pensaba más.
Deslizó su mano hasta dejarla sobre la cabeza de YeonJun quien era su compañía en esa pequeña ¿Charla? Digámoslo así. Quería tener algunos consejos para lo que le ocurría aunque terminaron de esta forma y no habían hablado nada, bueno, no de lo que era el tema principal.
Terminado así;
Semi borrachos, medio mareados y abrazados en plena oscuridad vaga.
Un desastre en pocas palabras. Eso eran.
—Mi cara está ardiendo mucho —musitó YeonJun con una risita ahogada, perdido en el aroma del azabache.
Disfrutando de sus grandes y terriblemente gentiles manos sobre sus cabellos. Sintiéndose en casa, en su hogar que era su lindo líder del que sentía cosas inexplicables.
—Hyung —susurró, apretando sus labios en línea recta —¿Alguna vez te has sentido fuera de sí?
—¿Fuera de sí? ¿Cómo?
—Sí, ya sabes...—pasó un mechón tras la oreja perforadora —, como si no te sintieras tú mismo pero al mismo tiempo lo sigues siendo. Como si tuvieras la necesidad de ser otro tú pero sin ser incómodo o desagradable. No sé cómo explicarme bien pero creo que es algo así. Como...un impulso.
—¿Algo te impulsa a ser otra versión de ti?
—Pues...— ¿Algo? —nuestros fanáticos. Mi carrera, nuestro grupo. Cada pequeño logro, eso tiene mucho que ver...pero...
—¿Qué está mal entonces?
—Es que...—sus labios temblaron —no lo sé. Siento que hay algo más pero a lo mejor solamente me esté confundiendo —exhaló frustrado —ya no sé cómo sentirme, hyung. Da...algo de miedo si soy honesto.
—¿Tan malo es?
Miró a YeonJun, a su rostro delgado por el constante ejercicio y prácticas. Su piel se veía suave y lo era, el mayor siempre se cuidaba. Quiero tocarlo. ¿Porqué de nuevo ese pensamiento?
—¿Soobin?
—Da miedo, hyung. Porque se ve malo. Pero...—tragó —de algún modo, la sensación que siento es como magia.
¿Magia? ¿Qué significa eso?
—Probablemente solamente estés feliz.
«Eso es lo que quiero saber. ¿Cuánta felicidad me causa este sentimiento?»
—Una vez...me sentí igual que tú. Fuera de mí. Como si no me reconociera pero extrañamente, lo hacía.
Soobin alzó la cabeza para ver a YeonJun.
—¿Qué sucedió?
—Realmente, ahora no recuerdo. Fue hace mucho —contó con los dedos —quizás cuando tenía entre 14 o 16 años pero siempre sentí que había algo mal conmigo en ese entonces.
—Oh...ya veo.
"Había algo mal conmigo"
Era justamente lo que estaba pensando de si mismo.
—¿Quieres que te acompañe a dormir?
Soobin tardó en responder.
A una parte suya le gustaba la idea porque solía dormir con los chicos muchas veces y a la otra, ya no estaba tan seguro, porque presentía que con YeonJun sería tan diferente a lo de siempre.
Debían ser cosas suyas, vamos, eran amigos.
Sin importar las cosas pasadas. Seguían siendo amigos. ¿No es así?
—Si digo que sí, ¿Me puedo aferrar a ti?
YeonJun tragó nervioso.
Abrazos, sí, podía estar bien con abrazos.
—Claro Soobin, aférrate a mí. Soy tu hyung.
— Entonces, ¿Está bien si te pido dormir sólo nosotros dos en adelante?
Las mejillas de YeonJun se pusieron más rojas por esa propuesta. Muchas mariposas volaron en su vientre, ah. Siempre se sentía como un suave baile perderse en los ojos de Soobin.
—¿Sólo nosotros? —susurró.
—B-Bueno yo...—titubeó Soobin, más mareado por la voz de YeonJun y su perlada mirada sorprendida sobre él ¿Porqué dijo eso? —ah, maldición —bajó la cabeza suspirando avergonzado —mi mente es un desastre. Ya ni siquiera sé qué es lo que digo. No lo decía de esa forma, yo sólo... —frunció el entrecejo confundido porque su lengua se trababa en cada oración. Pero no era raro eso ¿Cierto? No, claro que no, eran amigos —, si no quieres entenderé.
—N-No es eso —enseguida negó —s-sólo que, será la primera vez que seremos tú y yo —murmuró tímido —Podemos decirle a los chicos que también ellos pueden-
—Sólo te quiero a ti.
YeonJun dejó de respirar brevemente debido al pulgar que acarició la piel de sus labios con suavidad, su respiración se redujo más cuando Soobin tomó su mentón, bajando su rostro poco a poco hacia el suyo sin dejar ir su mirada —¿Puedes? — le suplicó en un bajo murmullo.
Su boca picó porque jodidamente quería besarlo tanto. Demasiado. Hasta quedarse sin aliento.
Podía sentir los latidos de su corazón palpitando en su cerebro. Tragó saliva muchas veces porque el momento iba convirtiéndose en algo ¿Íntimo? No, no podía ser eso.
Pero esa mirada llena de no se qué no le ayudaba.
—Esto sonará raro pero...—habló Soobin con voz moderada, viendo los labios de YeonJun a escasos centímetros de los suyos y volviendo a ver a su mayor a la cara —no sé porqué pero, por alguna razón que no puedo explicar explícitamente, no puedo apartar mis ojos de ti.
«Y...me da miedo.»
Los orbes miel de YeonJun brillaron.
No puedo apartar mis ojos de ti.
Era malo, su corazón sintió tanta felicidad con una oración. ¿Acaso se sentía como él? ¿O era un genuino cumplido?
—Oh... gracias, supongo —recostó su cuerpo sobre el de Soobin para ya no tener más visible aquello que de por sí no podía ser —no te preocupes, no es raro mirar así a tus amigos. A mí también, suele pasarme lo mismo porque somos amigos. Es... admiración.
Amigos.
Admiración.
Admiración de amigos.
¿Porqué eso ya no sonaba tan bien?
— Perdóname hyung.
— ¿Umm? ¿Porqué la disculpa? No has dicho nada malo.
—Es que, no sé porqué me pasa esto ahora, yo no quiero ser una carga para ustedes. Ya tienen suficiente con sus problemas personales, la gira, los preparativos. Tanto como para lidiar con un chico como yo pero es que —se aferró mucho más a su mayor, buscando su refugio —eres el único en el que puedo sentirme seguro y puedo estar en paz. De verdad lo siento, yo soy el líder y no me estoy comportando como uno. Soy realmente patético —ocultó su rostro afligido en el pecho de Jun.
—Shh, no digas eso de ti —acarició su mejilla —eres más de lo que crees. Yo lo sé.
—Quisiera ser más fuerte para nuestro grupo, ser un líder de verdad. No un tipo que intenta ser uno. Cada reseña es...tan lejos de la realidad. Ojalá yo fuera tan calmado y paciente como dicen, quisiera ser una mínima parte de lo que ellos creen quien soy. Pero no lo soy y eso me frustra.
YeonJun negó, descendiendo sus manos en cada lado de los brazos de Soobin. Acunando su rostro entre sus manos.
—Eres todo eso a tu manera —lo miró a los ojos —No creas que por ser líder debes ser de piedra como muchos otros, está bien Soobin, no necesitas ser un líder perfecto. Eres humano después de todo así que, sólo haz lo que ya sabes hacer — besó su frente como solía hacer para reconfortar aún si fuera una estúpida excusa para permitirse tocarlo —sé tú mismo —pidió —sé ese líder dulce, tierno, comprensivo y gentil que ya eres, Soobin. No hay nada de malo en ser quién eres.
—Hyung.
—A mí...me gusta que seas así ¿Eso no cuenta? A Kai, Beomgyu y Taehyun también les gusta que seas así aunque no lo digan tan seguido, ellos te admiran. Yo te admiro. No cambies eso para complacer a los demás, déjalos hablar, déjalos sacar suposiciones. Ellos no son tú. Nunca lo serán.
YeonJun sonrió, pasando su dedo por la mejilla del líder quien lo miraba con ojos muy abiertos. Luciendo tan lindo. Odiando ser un mentiroso e ingenuo al creer que veía a Soobin como un amigo. Creer que su mirada intensa de bellos orbes negros no le movían el corazón cuando se ponían en su persona tan directamente.
Prontamente sus frentes descansaron juntas. Sus respiraciones haciéndose una que les brindaba calma.
—¿Te sientes mejor? —preguntó Yeon, con una voz tan cariñosa que pensó que él mismo delató sus sentimientos.
Pero Soobin pareció no notarlo pues sólo hizo un sonido de afirmación a su pregunta. Manteniendo cerrados los ojos.
—Hyung.
—Dime.
—¿Podemos dormir ya?
YeonJun parpadeó.
—Ah, claro. Deja que me cambie y-
—Ahora.
—Pero-
Sin dejarle hablar.
El azabache cargó a su mayor para levantarse del sofá donde estaba sentado. YeonJun se sorprendió y rodeó a Soobin de la cintura con sus piernas y su cuello con sus brazos como reflejo.
Tratando de reaccionar a la fuerza del menor que no mostraba ese lado suyo muy seguido y que solía ocultar de la vista de todos. Como muchas otras cosas.
Soobin por su parte deseaba entender qué era lo que YeonJun causaba en su mente porque ahora la tenía hecha un desastre.
Siempre estuvieron juntos.
¿Porqué era extraño y nuevo todo?
Había días en los que se quedaban hablando toda la noche de sus metas y sueños, compartiendo anécdotas tras anécdotas y riéndose bajo para no despertar a los demás cada que contaban chistes horrendos.
Al principio tratándose como hermanos, con atención y cariño. Como amigos.
Con los años su cercanía creció como ellos. Su cariño, su aprecio, su todo, incrementó por el otro al convivir durante tanto tiempo.
La confianza aumentó considerablemente ya que Soobin dejaba besarse por el mayor en la mejilla ocasionalmente, lo dejaba acurrucarse contra su pecho o acostarse arriba de él en la misma cama cuando dormían entre los cinco y no le veía nada raro a eso. Todo era normal hasta cierto punto.
No existía nada de por medio en esa relación que formaron, no había un vínculo más estrecho que simple amistad.
Hasta aquella noche.
Al acercarse más de la cuenta como para rozar sus narices e incluso labios. Una corriente eléctrica lo atrapaba. Era extraño.
El temor de Soobin era aquello por lo que ha estado evitado y ocupado para pensar.
Aunque terriblemente ya lo estaba haciendo.
Estaba cayendo sin darse cuenta.
YeonJun se removió en la cama justamente como Soobin para quedar cara a cara.
— ¿Tienes frío? — preguntó el azabache atentamente.
— Un poco.
El azabache observa detenidamente a su mayor con un brillo profundo en sus ojos negros mientras desliza sus largos dedos para jalarlo de la cintura contra la suya, erizando cada vello corporal de YeonJun por tal vulnerabilidad que sentía estando tan cerca de Soobin.
— ¿Y ahora, tienes frío, hyung?
YeonJun negó, guardando su rostro enrojecido en el pecho de Soobin para que no viera o estaría tan avergonzado de delatarse.
Al parecer estar enamorado en secreto era peligroso.
Fue irónicamente una coincidencia que los dos movieran la cabeza al mismo tiempo con tal de acomodarse mejor. YeonJun alzó la cabeza arriba y Soobin para abajo, tocándose la punta de sus narices y por ende, rozar algo de sus labios.
Efímero pero arrasador.
— L-Lo siento — se disculpó YeonJun, volviendo a meter su cara en el pecho del menor.
Rezando para que no oyera sus latidos.
—D-Discúlpame a mí también, hyung — tartamudeó Soobin devuelta.
Pidiendo lo mismo con sus irregulares latidos.
¿Qué pasa con él? Sólo fue, un toque.
Pareciera que su corazón iba a explotar.
YeonJun suspira pesadamente. Pasando sus manos torpemente por todo ese pecho amplio hasta detenerse sobre los brazos que lo rodeaban. Sintiendo de repente, un beso corto junto a una respiración pesada sobre su mejilla.
Quemando tan bien su piel.
Antes de cuestionar aquella acción, Soobin se alejó sin decirle nada más que un murmullo de buenas noches, hyung.
A YeonJun no le quedó de otra que tomarlo como un beso sin otras emociones ni intenciones que no fueran como las de un hermano menor a su hermano mayor.
Sin embargo, se sintió ilusionado porque no aceptaba que gran parte de él quería pensar que no era el único con esta revolución de sentimientos pero no podía hacerlo sin saber bien los sentimientos de Soobin por él.
No quería ser un tonto iluso aunque ya lo sea y fuera porque Soobin lo sostenía como si de verdad nunca quisiera soltarlo, ajustando sus brazos alrededor de su cintura, pegándolo más a su cuerpo mientras dejaba asentada su nariz y boca sobre su cabeza. Dándole oportunidad de sentir su calidez corporal, sus latidos calmados cerca de su oreja.
Pensando:
¿Cómo una persona puede hacerte sentir tanto con un abrazo que seguramente no significaba tanto para esta misma?
Los labios de Soobin lucían tentativos.
Oh, oh.
Estaba jodido y necesitaba ocultarlo.
El verdadero temor era ¿Por cuánto sería capaz de mantenerlo invisible? ¿Cuánto tiempo le llevaría a Soobin darse cuenta de este secreto suyo? Cuál sería su reacción al decirle, me gustas.
¿Él... correspondería? ¿Lo rechazaría?
Arropó con las sábanas a los dos. Acomodó el flequillo de hebras negras con cuidado de no despertar al portador y se debatió entre si dejar un beso sobre su frente o guardarse las ganas.
La luna sería la única testigo de sus actos.
YeonJun depositó un corto besito sobre la frente de Soobin quien ya dormitaba en paz. Podía saberlo por el ritmo de su respiración y la relajación de su cuerpo.
Dejó reposando sus gruesos labios en esa zona por varios segundos hasta que sintió que se excedía y debía parar, procediendo a delinear la mandíbula firme bajo sus dedos con suavidad, sonriendo como tonto pues Soobin ahora era un hombre con facciones totalmente definidas que lo hacían tan atractivo. ¿Cuando fue que dejó de ser un chiquillo?
Años atrás, era un lindo muchacho de 17. Inocente, torpe, tímido, cerrado a todo pero tan dispuesto a todo también. Liberal, independiente, lleno de gentileza y mucha fuerza mental. Su líder, su amigo, su amor.
Estuvo perdido en aquel precioso rostro hasta llegar a esa boca semiabierta donde se detuvo.
Lo que daría por repetir una vez más lo ocurrido que prometieron olvidar.
—Me pregunto.... —se acostó, jugando con los botones de su camisa —si tan sólo... —suspiró, negando con la cabeza por las tonterías que le llegaban en ese punto de la noche.
«¿Porqué estoy hablando solo? Parezco un tonto.»
Cerró los ojos, dejándose vencer por su cansancio y sueño mientras se concentraba en ese agradable aroma de la colonia masculina de Soobin que le transmitía tantas cosas, presionando su corazón. Trazó círculos en su pecho con el dedo, apoyando su mejilla en un costado y su cabeza en el brazo bajo ella.
—Buenas noches, Soobinie. Duerme bien —apretó su mano en un débil puño arriba del pecho ajeno. Murmuró —te quiero.
Estaría bien con esto. Procuraría mantener sus latidos enamorados en completo silencio tanto como pueda.
Era mejor tener amistad a no tener nada.
[Errores ortográficos los corrijo luego]
¡Gracias por leer! <3.
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