Capítulo 8: Primera cita.

Sus pies tocaron el suelo y aunque sus dedos fueron directamente al enganche de la cuerda de sujeción para quitarla, Natsu fue mucho más rápido que él, desatando la cuerda y creando un sonrojo que hacía años Gray no sufría. Apartó sus manos con rapidez al notar ese ínfimo roce, no quería tener nada que ver con Natsu y se daba cuenta de que cuánto más tiempo pasaba con él, más resurgían sus sentimientos.

- Es un truco – se repetía mentalmente – sólo quiere llevarte a la cama así que relájate.

- ¿Vamos? – preguntó Natsu cerca de su rostro – he preparado algo especial.

- Yo no necesito nada especial – comentó Gray – sé muy bien lo que quieres conseguir de mí.

- No tienes ni idea de lo que quiero de ti – le agregó Natsu con dureza.

- Quieres sexo y luego me abandonarás. ¿Crees que no lo sé?

Por un instante, ante aquellas palabras que parecían más una reprimenda que una advertencia o un exceso de información, llegó a pensar que ese chico guardaba cierto resentimiento. No era sólo que no le gustasen los músicos... era él, tenía algo contra él.

- ¿Qué te hice? – preguntó Natsu confuso, confundiendo también a Gray – vamos... - le cogió de los hombros – esas palabras tuyas reflejan odio hacia mí, así que debí hacerte algo, necesito saber si es así.

- Déjame en paz, ni siquiera puedes recordarme, no te importé nada.

Gray salió de allí dispuesto a afrontar esa maldita cita con tal de perder a Natsu de su vista, sin embargo, el cantante se dio cuenta de algo... era cierto, se conocían de antes y le había hecho daño en el pasado. Quizá no se acordase de él, pero no podía dejar las cosas así ahora que había encontrado a una de las víctimas.

- Seré imbécil – se enfadó consigo mismo – si tuve a un chico como él al alcance de mi mano, ¿por qué le dejé escapar? – se preguntó a sí mismo – soy estúpido... sólo te utilicé y ahora el destino me juega la mala pasada de enamorarme de ti cuando tú ya me odias – susurró para sí mismo con una triste sonrisa – y ni siquiera sé cómo arreglar mi error porque no te recuerdo – vamos... piensa, Natsu... "Gray", "Gray", ¿de qué me suena ese nombre?

Prefirió no pensar más en todo eso, era mejor ir poco a poco, conocerle de nuevo y tratar de ir recordando a ese chico. Al menos ahora sabía algo importante... se conocían, le odiaba a él y, en ese caso, podía disculparse, podía conquistar de nuevo su corazón por muy difícil que fuera, quería a ese chico y no sabía por qué, pero todo su cuerpo le gritaba que era él, lo deseaba y no para una noche, lo deseaba a su lado.

Caminó hasta el coche y abrió la puerta asustando levemente a Gray, quien miraba los mensajes de trabajo que había recibido en su teléfono. Ambos se observaron en silencio unos tensos segundos y entonces... Natsu habló.

- Lamento lo que te hice en el pasado.

- Ni te acuerdas de lo que hiciste – dijo Gray apartando la mirada de él.

- Es cierto, no lo recuerdo, pero lo haré. Haré lo que sea para que me perdones, porque te equivocas en algo... no eres sólo un juego, quiero algo más contigo, mucho más que llevarte a la cama, ese Natsu quedó en el olvido.

- Que quede una cosa clara... no vas a convencerme con esas palabras, las he escuchado antes y no... no me creo que te hayas enamorado de mí en un par de días.

- No ha sido en un par de días, creo que ya sentía algo por ti del pasado, puede que no me acuerde, pero mi cuerpo reacciona a ti, desde el primer momento en que te volví a ver, algo me dijo que te necesitaba a ti, una fuerza sobrenatural me atraía hacia ti. Eres tú y no pararé hasta descubrir qué te hice y cómo puedo ganarme tu perdón y tu confianza de nuevo, quiero conquistar tu corazón.

- Pues tienes mucho trabajo por delante – le aclaró Gray.

Natsu subió al coche empujando a Gray en el asiento y le indicó la dirección a seguir al chófer. Por la sonrisilla que puso ese moreno, Natsu entendió una cosa, conocía la dirección y posiblemente... en el pasado le habría llevado allí. Aun así, no dijo nada, mantuvo el silencio.

No tardaron en llegar al parque. La mano de Natsu fue a abrir la puerta, pero sintió la mano de Gray detenerla un segundo. Otro tenso silencio se formó y entonces... la dura mirada de Gray se cruzó con la dulce de Natsu.

- Si me llevas a los lugares donde tuvimos nuestras citas, te demostraré todo lo que hicimos en esos sitios – le dijo – te ayudaré a que recuerdes quién soy, te desafío a que intentes acordarte de todo lo que me hiciste – le retó.

- Será complicado – dijo Natsu.

- Venga ya... llevabas a todas tus citas a los mismos lugares, yo sólo recrearé lo que hicimos en cada sitio – sonrió Gray.

- De acuerdo.

Bajaron del coche en el parque, pero tal y como bajaron, Gray se acercó al oído de Natsu mientras miraba un pequeño sendero entre la vegetación, uno oscuro y que nadie transitaba. Lo señaló con el dedo.

- Juguemos a algo – le susurró al oído – juguemos a que sólo existimos tú y yo – le susurró haciendo que Natsu abriera los ojos ante aquella frase.

- Joder – susurró para sí mismo entendiendo que aquello era exactamente lo que él decía cuando escondía a sus citas, para que nadie le viera con ellos. Entendió que también a Gray le había escondido y sintió en ese instante, lo que ese chico debió sentir al verse tan poco cosa, casi como si se avergonzase de que le vieran con él – yo... - intentó disculparse Natsu, pero Gray continuó.

- Me tragué tus palabras – sonrió Gray – creí de verdad que sólo querías estar conmigo y yo te amaba tanto que entré en este sendero contigo – dijo mientras caminaba por el sendero, Natsu simplemente le siguió – aquí... fue la primera vez que me atreví a cogerte de la mano, tú eras mi primer novio en serio – sonrió Gray.

Natsu sintió entonces cómo el dedo pequeño de Gray rozaba el suyo con timidez, Gray intentaba imitar lo que ocurrió la primera vez. El sonrojo de sus mejillas captó la atención de Natsu, esa sencillez, su inocencia.

- Mierda... eras virgen – aclaró Natsu recordando cuántos vírgenes habían pasado por sus manos, eran los que más le habían gustado.

- Sí... lo era. ¿Es que no te gusta la idea? En aquella época te encantaba – sonrió Gray cogiendo su mano al final – caminamos cogidos de la mano y me sentí tan apreciado que no podía ver cómo me ocultabas de las miradas de la gente, sólo pensaba en hacerte feliz.

A cada palabra que salía de los labios de Gray, un trozo del corazón del cantante se rompía. No se daba cuenta cuando era un adolescente del daño que hacía y ahora... al escuchar de su propia boca y sentir la cálida piel de la mano de Gray sobre la suya, entrelazando sus dedos, se sentía la peor persona del mundo por haber jugado con él. Una cosa era saberlo y otra... que ese chico le hiciera sentir exactamente como él se sentía en aquel entonces.

- ¿Por qué no vamos al invernadero? No está lejos – sonrió Gray.

Natsu sabía lo que le esperaba allí, más de un chico había caído en ese invernadero y por el resoplido que dio pensando lo peor, Gray sonrió.

- Tranquilo... no nos acostamos allí – sonrió Gray.

- Menos mal – susurró Natsu algo más relajado.

- Vamos, anímate y disfruta, es una cita – le insistió Gray pese a saber lo mal que lo estaba pasando Natsu.

- Estás disfrutando con mi dolor, ¿verdad?

- Que te quede una cosa clara... tú me partiste el corazón, me heriste así que no me hables de dolor, sólo te estoy mostrando lo que hacías y la clase de persona que eras, aguanta tu dolor como mejor puedas, igual que yo cargo el mío como puedo – le dijo Gray de forma directa y con el tono más frío que pudo sacar en su voz.

Observó cómo Gray volvía a sonreír, fingiendo volver a ser ese adolescente al que él destruyó, cogiendo su mano y tirando de él pese a la seriedad de Natsu. No podía negar que disfrutaba al estar en compañía de ese chico pero... también le estaba rompiendo el corazón conocer el detalle de las citas que tuvieron, tenía miedo a llegar a cuando tuvieron sexo, porque sabía que seguramente no habría sido precisamente la experiencia de su vida para él.

Entraron en el invernadero y el sonrojo se hizo presente en Natsu al sentir cómo Gray cogía sus muñecas y le empujaba tras él hasta un árbol cercano. La espalda de Gray tocó el tronco, sus manos habían subido al cuello de la camisa del cantante y le mantenía allí frente a él, obligándole a empotrarle contra el árbol. Supo al instante que estaba recreando lo que ocurrió, seguramente él mismo había querido sexo, había intentado forzar un poco pero Gray se negaría a dárselo esa vez, le había dicho muy claramente que no habían hecho nada en el invernadero.

Sin embargo, puede que no fuera exactamente nada... puesto que Gray acercó sus labios a los de Natsu y le besó con pasión pese a no meter la lengua. Era un beso simple, un movimiento suculento de sus labios, adictivo. Tenía razón ese chico... ese sabor le resultaba familiar, su olor, su comportamiento, habían tenido algo en el pasado y no podía recordarle, pero era algo importante.

Quizá la situación estaba mal, o lo había estado en su primera cita pero no podía negar que había deseado probar los labios de ese chico desde que le conoció hacía unos días. Pensó que sus labios sabrían a gloria y en realidad... sabían a amargo dolor y resentimiento, aun así le gustaban. Él era el responsable de su dolor y sólo él podía curarle, lo sabía, pero iba a tratar de sanar su corazón como fuera.

- ¿Cuántas citas tuvimos? – preguntó Natsu preocupado.

- Oh... creo que fui de tus conquistas fáciles, los vírgenes debíamos serlo. Ya sabes cómo es el primer amor, lo damos todo sin pensar en las consecuencias.

- ¿Cuándo tuvimos sexo? – preguntó más directamente esta vez.

- Un mes. Tardé un mes en acostarme contigo.

- Un mes... tuve algunos más rápidos que tú – sonrió algo más relajado – no esperaba tanto por nadie, debiste importarme ya de por sí.

- No lo creo. No te importé nada. Me follaste en un cuarto de baño y te dio igual.

La sonrisa de Gray hizo que Natsu se sintiera peor, sabiendo que ocultaba más información pero seguramente no pensaba decírsela.

- Se acabó esta mierda de cita – dijo Natsu cogiendo el brazo de Gray – haremos las cosas bien.

- Es tarde, Natsu, ya no puedo sentir nada. Además... hay mucha gente ahí fuera.

- Me da igual que me vean contigo y a menos que tú tengas problemas con eso... yo gritaría a los cuatro vientos que quiero estar contigo – gritó Natsu arrastrándole tras de sí hasta sacarlo al paseo principal donde las parejas caminaban cogidas de la mano – ahora la cita, la controlo yo – dijo finalmente sacando a Gray una mueca de asombro.

Jamás se hubiera imaginado que Natsu lo sacaría frente a todos, que le daría igual que le vieran con un chico, que le vieran con pareja pese a que ahora mismo no lo eran. Gray abrió los ojos al encontrarse en mitad de la plaza central del parque, con Natsu cogiéndole la mano y todos mirándoles, con niños que corrían hacia ellos para pedirle autógrafos a Natsu y preguntándoles quién era ese chico, a lo que Natsu sólo respondió una cosa... su novio.

- ¿Novio? – susurró Gray ante la incertidumbre, porque no, él no quería ser su novio, no era su novio, pero antes de poder quejarse, Natsu le sonrió dejando sus palabras estancadas en su garganta.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top