Capítulo 13: Recuerdos.
Tan sólo el ruido de aquellos pasionales besos era audible en la oscura habitación. A ellos, se unía algún leve jadeo o el sonido de la respiración entrecortada tratando de ser recuperada entre la pasión del momento. Sus caricias se intensificaban y sus roces se hacían cada vez más rápidos y placenteros.
Ni siquiera tenían en cuenta el tiempo que había transcurrido, a ellos les parecían minutos, seguramente se habría convertido en una hora o incluso más. Tan sólo estaban inmersos en las sensaciones que provocaban las caricias del uno sobre el otro, en los gemidos deseosos que se lanzaban mutuamente, en esas respiraciones entrecortadas y los temblores de sus cuerpos ante la excitación y el placer.
Para Natsu, aquello parecía un imposible. Un mes entero había estado luchando contra ese chico, intentando demostrarle sus sentimientos, que era real lo que sentía por él, tratando de conquistar un corazón que había herido hacía años pese a que no podía recordarle. Deseaba tanto poder recordarle, poder disculparse de verdad por cada una de las cosas que hizo, poder decirle concretamente a él todo lo que lamentaba haber hecho, pero su mente parecía haber borrado toda la información referente a él, sin embargo, seguía atrayéndole ese chico en concreto.
Quizá de adolescente no se dio cuenta de cuánto amaba a ese chico, le había herido, le había abandonado y, sin embargo, su cuerpo años después, volvía a desearle, volvía a recordarle que era él precisamente del que se enamoró aunque no supiera identificar sus sentimientos entonces, aunque su inmadurez no le dejase ver más allá de sus narices. Ahora no pensaba cometer el mismo error, no dejaría que ese chico volviera a sufrir por su culpa.
- Te quiero, Gray – susurró Natsu acariciando la mejilla de su amante, apartando un ligero mechón moreno que caía sobre él.
Gray, que estaba encima de Natsu sobre el colchón, se asustó levemente ante aquellas palabras. Años atrás habría dado lo que fuera por escuchar esas palabras por parte de Natsu, sin embargo, lo escuchaba ahora, años después, cuando su corazón estaba roto, destruido y completamente hecho añicos por la misma persona de la que deseó oír esas palabras.
- Lo siento – comentó Natsu al darse cuenta de cómo Gray se había paralizado por completo – no quería molestarte con eso.
- No necesito escuchar esas palabras.
- Puede que tú no necesitases escucharlas, pero yo necesitaba decírtelas, necesitaba que las supieras porque es la verdad. Te quiero y no puedo evitarlo. No te lo dije en el pasado por ignorancia mía, era un inmaduro, pero ahora sé exactamente lo que siento por ti y necesitaba que lo supieras.
- No cambia nada, Natsu.
- Sí lo cambia, porque sé que en el fondo, tú también sientes algo por mí o no estarías ahora mismo aquí, encima de mí – sonrió ligeramente, todavía con Gray sobre él, mirándole con seriedad.
- Te equivocas, yo sólo quería sexo – le aclaró Gray.
- Pues tómalo, ya te dije que por mí está bien, quería perder mi virginidad contigo, te lo debía.
Gray pensó cómo sonaban aquellas palabras. Quizá años atrás, escuchar eso habría sido todo un halago, el mérito de la completa confianza, él habría dado todo por su pareja y esperaba lo mismo por parte de Natsu, aunque jamás lo encontró. Ahora que lo tenía, no sabía si él sería capaz de darle el mismo grado de confianza. Por el momento... tan sólo quería sexo de él, quería que sintiera lo que él sintió en ese instante y por otra parte... no quería ser como él, no quería convertirse ni hacer lo que él hizo, porque se sentía diferente.
- Hazlo, Gray – le susurró Natsu llevando su mano hacia la entrada, motivándole a que metiera los dedos en su interior.
- No... no quiero ser como tú – le dijo Gray tratando de ponerse en pie para marcharse.
- No serás como yo – aquello hizo que Gray se detuviera y mirase a Natsu – porque yo te herí, te destruí pero tú eres mucho mejor que yo, tú lo harás con cuidado y sé que no serás el cabrón que yo fui, eres mejor de lo que yo jamás seré. No me harás daño, Gray, mi corazón está bien, sólo sexo, lo entiendo. Ahora entiéndeme tú a mí... me siento muy culpable, sólo quiero pagar lo que te hice y sólo tú puedes hacerlo, por favor. No me dejes vivir sintiéndome así de culpable.
- Quizá es lo que te mereces – le comentó Gray, pero Natsu sonrió.
- Es posible... si piensas así es mejor entonces que te vayas y me dejes con mi sufrimiento y mi culpabilidad.
- Eres increíble – se quejó Gray – porque encima tienes razón y no soy capaz de verte mal, así que al final... acabas siempre saliéndote con la tuya y consiguiendo lo que quieres, no quiero que te sientas culpable...
- Porque tienes un buen corazón, Gray, congelado... pero demasiado bueno.
Gray se tumbó nuevamente sobre el cuerpo de Natsu, atrapando sus labios una vez más y besándole con pasión mientras introducía sus dedos en ese chico que intentaba centrarse únicamente en el placer y el deseo que sentía por ese moreno de ojos claros que habría dado cualquier cosa por él.
El beso se hizo cada vez más posesivo. Natsu supo en ese instante que Gray siempre sería ese chico dominante pese a que, en el fondo, tenía claro que era un trozo de pan, que era un chico dulce e inocente. Quizá ahora intentaba parecer más rudo, sin embargo, notaba cómo sus dedos se movían con suavidad pese a que el beso era más violento de lo normal. Eso le hacía sonreír a Natsu. Gray jamás sería como él lo fue de adolescente, no podía ser igual de idiota, quizá querría aparentar que no le importaba nada pero no era cierto, se notaba que fingía y que trataba de ser cuidadoso con él.
Aprovechando los leves jadeos que Natsu dejaba escapar y cómo se agarraba a la nuca del moreno, éste consiguió posicionarse mejor para colar sus manos bajo los muslos de Natsu y abrirle las piernas, introduciendo su miembro en él con suavidad. No pasó desapercibido para Gray ese gesto algo angustiado y quizá preocupado por parte de Natsu. Por una parte... quiso ser como él, fingir que no le importaba, pero no era cierto, realmente le afectaba ver la preocupación de ese chico, por lo que se acercó hacia su rostro y le besó con calma.
Para Natsu, aquel último beso fue especial, tierno y lento, como si casi intentase ese chico llevarse su dolor mientras se introducía en él. Podía escuchar sus gemidos ahogados, esa respiración que le indicaba que realmente disfrutaba con aquello pese a que no había empezado, le mostraba el deseo que tenía por estar a su lado, por hacerle suyo. Las manos de Gray habían bajado hasta la cadera de Natsu, aguantándola con cierta presión hasta que consiguió estar completamente dentro, manteniendo la sujeción a medida que salía de él para volver a entrar, repitiendo aquel movimiento lento que iba acelerando poco a poco hasta que dejó de sentir dolor, hasta que Natsu se incorporó ligeramente para agarrarse a la nuca del moreno y dejarse llevar por el placer.
El agarre de Natsu se intensificó al sentir que llegaba al clímax. Su respiración se aceleró y su cuerpo empezó a temblar, consiguiendo que Gray aumentase el ritmo e incrementase su placer intentando llegar con su amante. No fue posible para Gray, quien sintió cómo el cuerpo de Natsu se relajaba tras dejar escapar el semen sobre él, relajando todo su cuerpo. Gray apenas tardó unos pocos minutos más, con lo que consiguió relajarse casi al instante, dejándose caer sobre el colchón a la vez que salía de Natsu.
Sudaba, ambos lo hacían y, sin embargo, Natsu sonrió antes de conseguir que Gray sonriera también.
- Ha estado bien – dijo Natsu.
- Sí, lo ha estado.
- ¿Estás cansado? – preguntó Natsu girándose hacia Gray, acariciando con sus yemas de los dedos la frente sudada del chico que permanecía con los ojos cerrados.
- Un poco.
- Duerme entonces.
- No quería quedarme aquí en tu casa.
- No pasa nada, Gray... duérmete.
Gray empezó a dormirse con las suaves caricias que recibía. Todavía desnudo como estaba, pese a que Natsu aprovechó para limpiarse con un pañuelo que tenía en el cajón de su mesilla antes de taparles a ambos con la sábana para no coger frío. En pocos segundos, ese moreno se había quedado completamente dormido como si fuera todo un ángel.
***
Sus ojos se abrieron de golpe y se incorporó como alma que lleva el diablo tras aquella pesadilla. Por un instante, reconoció aquel tatuaje, recordaba esos ojos inocentes, ese cabello oscuro y la inexperiencia de ese joven.
- Gray Fullbuster – pronunció Natsu mirando a su lado, viendo el vacío en la cama – mierda – susurró mirando el reloj en la mesilla.
Eran las seis de la madrugada pero Gray ya no estaba a su lado. La ropa del suelo había desaparecido y supo que Gray se había marchado a hurtadillas sin siquiera despedirse. Posiblemente no querría haberle despertado, sin embargo, ahora que Natsu había recordado quién era ese chico, no podía esperar para hablar con él.
Natsu apartó la sábana con rapidez y se vistió con lo primero que vio cogiendo la chaqueta para salir del apartamento. Con rapidez, cogió el coche del garaje y salió para ir al taller de Gray, allí tendría que estar, sin embargo, cuando llegó y pese a tocar el timbre durante casi cinco minutos de continuo, sólo Sting abrió la puerta con un rostro somnoliento.
- ¿Qué ocurre, Natsu? Son las seis y media de la madrugada.
- ¿Dónde está Gray? Necesito hablar con él.
- ¿Gray? Gray volaba hoy a las seis de la mañana.
- ¿Volaba? ¿Dónde volaba?
- No lo sé, no me lo dijo. Creo que sólo se lo contó a su familia.
- Dame la dirección de su familia.
- Déjame apuntarte la dirección, aunque no creo que quieran verte.
- Me imagino.
- No... tú no recuerdas nada.
- Yo hice que echasen a su padre del trabajo – aclaró Natsu – recuerdo a Gray, el hijo del periodista que me entrevistó. Sé lo que le hice a Gray y recuerdo también que conseguí que despidiesen a su padre. Dame su dirección, iré a verle.
- De acuerdo, aunque no serás bien recibido.
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