Capítulo 12: El concierto
El mes había transcurrido con rapidez pese a que Gray siguiera sin entender cómo podía estar cayendo nuevamente en las manos de ese cantante. Por una parte... sí parecía haber cambiado, de hecho, hasta a veces conversaba en las visitas con su padre sobre ese chico.
La primera vez, su padre se había quedado helado en el sitio, sin poder terminar de creerse que Gray hablase sobre una de sus citas. En ningún momento escuchó "aquella verruga", "su acento me molesta" u "olía a cierta fruta que odio", no... todo lo contrario, Gray no había puesto ninguna pega a ese chico y eso hacía que su padre sonriera dándose cuenta de que realmente... pese a la frialdad de Gray para abordar el tema, en realidad le importaba ese chico, se estaba enamorando si es que no lo estaba ya.
Jamás se lo quiso reflejar a Gray, le conocía demasiado bien y si le hubiera dicho que sentía algo por él, se habría sonrojado y negado todo, así que prefería simplemente hacerse el indiferente y tratarlo como si fuera una cita más, aunque cuando Gray se marchaba, siempre susurraba la misma frase: "ya has caído, Gray".
Le alegraba que su hijo finalmente volviera a darle una oportunidad al amor, hasta su rostro brillaba, sus ojos empezaban a tener un sentimiento que hacía años no veía... esperanza. Ese chico del que se estaba enamorando debía ser muy afortunado por haber conseguido atravesar la gran coraza de hielo de su hijo. En parte... se moría por conocerle pese a que Gray jamás le dijo su nombre o le dio una pista de cómo era o quién podía ser, siempre le hablaba con un nombre en clave.
Aquella mañana, Gray tan sólo había ido al lugar del concierto para ver su creación. Habían hermetizado todo alrededor de la gran figura y seguían lanzando frío para evitar que se descongelase la gran figura antes del gran concierto de esa noche.
- Sabía que te encontraría aquí – comentó Natsu a su espalda – tú siempre tan perfeccionista.
- Quería comprobar que todo estaba bien.
- Bueno... me has dejado la nariz un poco torcida – sonrió Natsu ganándose un leve golpe en su hombro por parte del moreno.
- No me toques las narices, es exactamente la nariz que tienes.
- Pues entonces la tengo un poco torcida – bromeó nuevamente aunque esta vez Gray, ni siquiera le observó, permanecía observando su obra de arte.
- ¿Por qué no te pones a tus pies y saco una fotografía? – preguntó Gray.
- ¿Quieres tener un recuerdo?
- No puedo llevarme esta gran mole a mi taller y además... durante el concierto irá descongelándose lentamente, tan sólo las partes mezcladas con cristal permanecerán pero creo que la parte de cristal quieren subastarla, así que sí... quiero un recuerdo de lo que creé.
- Saca la foto entonces rápido, porque quiero invitarte a comer antes de tener que ir a prepararme para el concierto. ¿Vendrás a verme tocar?
- No creo que venga más veces por aquí – comentó – ésta era mi última visita.
- Vamos... por favor. Me gustaría que vinieras y poder irme de aquí contigo cuando acabe.
Tal y como la última de sus citas. Gray resopló al acordarse de aquello. Ya fue a su concierto, le costó mucho dinero aquella entrada pero fue a verle porque deseaba finalmente darle el mayor de los regalos, su virginidad y entonces... Natsu simplemente se había aprovechado de él, le había follado en un maldito cuarto de baño y no volvió a saber nada de él. Quizá uno de sus mayores miedos era volver a pasar por ello, volver a uno de sus conciertos, volver a caer en sus manos.
- No voy a ir al concierto, Natsu – dijo finalmente terminando de sacar la fotografía mientras Natsu hacía el tonto en los pies de la estatua. Aquellas palabras hicieron que Natsu corriera hacia Gray que guardaba ya su móvil en el bolsillo.
- Ey... vamos, por favor... me gustaría que estuvieras conmigo en un momento tan importante.
- Ya lo estuve – dijo Gray sorprendiendo a Natsu.
Aquel mes lleno de citas, besos y caricias había sido el mejor mes para Natsu, ya por fin empezaba a ver la luz al final del túnel, veía cómo Gray iba cayendo ante sus intentos por conquistarle y de golpe... sentía que volvía la distancia entre ellos después del terreno ganado.
- Mierda – susurró Natsu - ¿Fue en el concierto? – preguntó dándose cuenta por el rostro de Gray que no era algo que le gustase.
- Sí, me acosté contigo tras uno de tus conciertos. Llevábamos un mes saliendo, más o menos lo mismo que ahora y... creí que sería un buen regalo para ti, así que intenté controlar mi miedo de novato y entregarme por completo pero... bueno... no salió como yo esperaba – sonrió con tristeza Gray – después de aquella noche no volví a saber nada más de ti. No apareciste en nuestra siguiente cita, tampoco contestabas el teléfono, te fuiste de gira por el mundo. No quiero volver a pasar por eso.
- Te prometo algo, Gray... no tendré sexo esta noche contigo – le aclaró Natsu – pero, por favor... ven conmigo al concierto, mi mánager te regaló la entrada en agradecimiento por tu brillante trabajo, vamos... por favor. Prometo no tocarte, de hecho... si te soy sincero... yo aún soy virgen en cuanto a...
- ¿No dejaste que nadie entrase en ti? – preguntó sorprendido Gray.
- No. Supongo que yo esperaba al indicado y pese a ello, no pensaba que los demás también podrían estar esperando al indicado y yo... yo me pasé de la raya. Te arrebaté tu virginidad, Gray... si quieres... yo te regalo la mía, esta noche – le aclaró Natsu algo enrojecido – para ti puede que sea una venganza, para mí... tú habrás sido el indicado, te hice daño, te mereces el derecho y además... estoy enamorado de ti, así que esta noche... yo puedo ser tuyo.
Gray se quedó atónito ante aquellas palabras. Sí era posible que Natsu hubiera cambiado. Aquello le hizo sonreír y finalmente, aceptar con la cabeza que iría a ese concierto a verle, aunque no como espectador, sino desde bambalinas.
***
El coche permanecía en la puerta aparcado mientras Gray observaba la escena con su hermano y su cuñada abrazando con fuerza a su hija. Su semana de luna de miel se había alargado a todo un mes porque habían descubierto unos vuelos baratos al otro rincón del mundo y claro... tras llamar a Gray y éste decirles que disfrutasen, no habían podido negar la emoción, ahora se encontraban allí porque no había duda alguna de que habían echado en falta a su pequeña.
- Menuda luna de miel – sonrió finalmente Gray.
- Lo siento mucho, de verdad que queríamos ir sólo un par de semanas como mucho pero...
- Ey... era vuestra luna de miel, me alegra que la disfrutarais. Además... aquí Wendy y yo nos lo hemos pasado en grande.
- Sí – dijo la pequeña – y Natsu venía casi todos los días a visitarnos y a jugar conmigo.
- ¿Natsu? – preguntó su hermano primero con una cierta sonrisa al ver que su hermanito finalmente había encontrado un novio pero luego... cayó en el nombre y su sonrisa se borró de golpe – espera... ¿Natsu? ¿Natsu? ¿Cantante de rock? – preguntó.
- Ya sé lo que me vas a decir...
- Gray... no te metas ahí de nuevo, ya sufriste una vez con él, no quiero ver cómo te hunde de nuevo – agregó Jellal.
- Ha cambiado – dijo Gray intentando justificarse.
- Tú sabrás, hermanito – agregó Jellal – no puedo hablar mucho porque nunca me contaste con exactitud lo que ocurrió, pero sé lo que pasó con el papá, sé que estuviste raro por su culpa, sólo... ten mucho cuidado.
- Lo tengo – dijo Gray – todavía no confío del todo en él. De todas formas tiene que superar una última prueba y será esta noche – le agregó – por la mañana vuelo a Suecia, hay un festival de invierno y voy a crear unas esculturas para la gente. Estaré un par de meses allí preparándolo todo con un equipo del que me han puesto al cargo.
- Me alegro. ¿Lo sabe Natsu?
- No – le dijo Gray – y no se lo voy a decir.
***
Entre bambalinas, Gray observó en silencio todo el concierto. Le traía tantos recuerdos de la última vez que estuvieron allí y, sin embargo, aunque muchas veces había tenido sexo desde aquella primera ocasión... se sentía nervioso. Quizá porque estaba hablando precisamente de Natsu, de su primer amor, quizá el único amor que de verdad había tenido. Natsu lo había sido todo para él.
"El precio de la fama", en eso pensaba Gray, primero ese precio lo había pagado cuando Natsu le abandonó de aquella forma, ahora que él mismo era famoso... pagaría otro tipo de fama... pagaría de nuevo el romper su corazón cuando se marchase ese par de meses fuera del país abandonando a Natsu en Japón. Daba igual por dónde lo mirase, acostarse con un famoso o ser un famoso... tenía un precio, uno muy alto para él.
Cuando el concierto acabó, Natsu se sorprendió al no ver a Gray donde lo había visto todo el tiempo. ¿Se había marchado quizá? Puede que no fuera suficiente el haberle dicho que esa noche le dejaría tomar su venganza, que dejaría que disfrutase de su cuerpo si así conseguía librarse un poco de su culpa. Algo desanimado y entristecido, se marchó al camerino. Todo estaba en silencio y en completa oscuridad. Se cambió con lentitud, sin ganas de nada porque Gray simplemente... había desaparecido. Salió del camerino cerrando con llave y se dirigió a la calle. La gente aún estaba por allí hablando del concierto, pero él entró directamente en su limusina y le pidió al conductor que le llevase a su apartamento. Ni siquiera estaba de humor para la fiesta después del concierto.
En la pantalla de su móvil miraba la fotografía que Gray le había sacado junto a la estatua. Era increíble el arte y el talento que tenía ese chico para esculpir el hielo, para crear tal belleza de bloques insignificantes. Le amaba. No podía evitarlo.
Al abrir la puerta de su apartamento, no necesitó encender las luces. Dos velas estaban encendidas encima de la gran mesa y aunque pasaban de la una de la madrugada, allí había dos platos puestos llenos de exquisita comida y alguien le tendía una copa de vino desde su derecha.
- ¿Gray? – preguntó al ver al moreno a su lado tendiéndole la copa.
- Vamos... siéntate a cenar conmigo, seguro que estás hambriento después del concierto.
- Creí... que te habías marchado.
- Me prometiste algo, ¿recuerdas? Tu primera vez es mía pero... yo no lo haré en un cuarto de baño Natsu, yo haré que tu primera vez sea especial tal y como deseabas.
Natsu tomó un sorbo de la copa que le había ofrecido el moreno, sin embargo, la dejó a un lado y se olvidó de la cena atrapando con fogosidad los labios de Gray, rodeando su cintura y pegando su cuerpo al suyo. Quería sentirle, quería estar con él, con ese chico que en el fondo era todo un romántico y que no buscaba sólo vengarse. Gray era especial y lo sabía.
Apenas con las primeras caricias, ambos empezaron a marcharse hacia la habitación, sin dejar de besarse ni una sola vez. La ropa iba desapareciendo en su precipitado camino hacia el dormitorio, dejando tras de sí, un reguero de ropa por el suelo. Para cuando cayeron en el colchón, ambos ya estaban completamente desnudos y Natsu, que había caído encima de Gray, no pudo evitar delinear con las yemas de sus dedos ese tatuaje que el moreno se había hecho en el pecho hacía años, con el emblema de su grupo musical.
- Lo lamento tanto... - susurró Natsu – tú me lo diste todo y yo... ni siquiera tuve la decencia de recordarte.
- Shhh, no digas nada más – le dijo Gray – tan sólo... disfrutemos el momento.
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