~~La Sombra del Pasado~~
Mientras los rayos dorados del sol iluminaban el Jardín de los Sueños, Sofía, Diego y Clara se adentraron en la espesura del bosque que rodeaba el jardín. Su objetivo era claro: encontrar la fuente de la traición y restaurar la confianza perdida. Sin embargo, un aire de inquietud les envolvía.
—¿Qué o quién puede haber causado tanta división? —se preguntó Diego, haciendo una pausa para anotar sus pensamientos, mientras el zorro Lucio los seguía con paso ágil.
—Quizás se trate de un antiguo guardián del bosque —sugirió Clara—. Recuerdo que las leyendas hablaban de un ser que se dejó consumir por la oscuridad después de una traición. Su nombre es Asterion, y era una vez un espíritu protector del Reino.
Sofía frunció el ceño. —Si fue un protector, ¿qué le podría haber llevado a convertirse en un villano?
—El dolor puede transformar a las personas —respondió Diego con firmeza—. No podemos juzgar sin entender.
El grupo avanzó con cautela, y pronto llegaron a un claro oscuro donde la luz parecía haberse apagado. En el centro del claro, una figura encapuchada se alzaba sobre un trono de ramas retorcidas y cristal roto. Sus ojos, de un brillo frío y profundo, los miraban con desdén.
—¿Quiénes son los intrusos que se atreven a perturbar mi reino? —preguntó Asterion con una voz que resonaba como un trueno distante.
—Nosotros venimos a ayudar —dijo Sofía, plantando firme su mirada en los ojos oscuros del guardián—. El Jardín de los Sueños se está marchitando. ¿Por qué has elegido la oscuridad?
Asterion dejó escapar una risa amarga. —¿Ayudar? Nadie puede ayudarme. El dolor me ha enseñado que la amistad es una ilusión. Me traicionaron aquellos a quienes quise; ¿por qué debería confiar en ustedes?
Diego dio un paso adelante, sintiendo que su corazón latía con fuerza. —No todos somos iguales. La traición que sufriste no define el futuro. Debes intentar confiar de nuevo.
El manto de oscuridad alrededor de Asterion empezó a temblar con descontento. La energía del lugar se tornó electrificada, manifestándose en un violento stormo de viento y sombras.
—¡No entiendo a los débiles que buscan la luz cuando solo hay dolor! —gritó, levantando una mano en señal de amenaza.
Clara, animada por la valentía de sus amigos, tomó la iniciativa. —Si luchas con nosotros, puedes redimir tu dolor. El verdadero poder de la amistad puede curar las heridas del pasado.
Algo en las palabras de Clara resonó en Asterion. Su mirada se suavizó, aunque la ira aún chisporreaba en el aire. Con un movimiento rápido, desató un ataque de sombras que emergieron como serpientes oscuras.
—¡Demostradme que la amistad es más fuerte que la traición! —retó, lanzando a sus enemigos a la batalla.
La lucha comenzó ferozmente. Clara, con su agilidad, esquivaba las sombras y contraatacaba con un brillo de luz del sol que emanaba de su espíritu aventurero. Sofía invocó la belleza de la naturaleza, haciendo que flores luminosas surgieran del suelo y repeleran las sombras. Diego, con su ingenio y narración, narraba historias con poder, proyectando visiones de amistad y unión que desvanecían la oscuridad.
Pero Asterion no se dejaba vencer con facilidad. Con cada ataque, parecía volverse más poderoso. Sus ojos centelleaban con un fuego oscuro. Las sombras se agrupaban, formando criaturas monstruosas que se abalanzaban sobre el trío.
—¡Nunca entenderán mi dolor! —rugió Asterion, mientras las criaturas se lanzaban hacia ellos.
Sofía, vio en el ataque una oportunidad. En medio del tumulto, golpeó el suelo. —¡El Jardín de los Sueños se alimenta de nuestros deseos verdaderos! ¡No te ataquemos con odio, sino con esperanza!
La luz comenzó a emanar de las flores, iluminando el claro. En ese instante, todos sintieron la conexión que tenían, no solo entre ellos, sino con cualquier ser que alguna vez había sentido el peso de la traición.
—¡Asterion! —gritó Diego, su voz desbordando empatía—. No estás solo en tu dolor. Podemos ayudarte; elige la luz y se te mostrará un nuevo camino.
Algo se rompió en Asterion. Las sombras comenzaron a retroceder, temerosas de la luz que emanaba del corazón del Jardín. Y en ese mismo momento, por primera vez, el anciano guardián dejó caer su capucha. Un hombre de aspecto cansado, pero con ojos que todavía brillaban con esperanza, emergió.
La lucha se detuvo, y Asterion respiró hondo. —¿Es esto lo que significa la fe en otros? —preguntó con vulnerabilidad, caiga en su voz.
—Sí —respondió Clara—. La amistad puede sanar incluso las heridas más profundas.
Y así, poco a poco, Asterion comenzó a dejar atrás su rencor. La luz del jardín envolvió al antiguo guardián, y en un acto de redención, él se unió al trío, prometiendo trabajar por el equilibrio del Reino de las Estrellas.
Los colores comenzaron a resurgir, y la belleza del Jardín de los Sueños floreció a su alrededor. Asterion alzó la vista hacia el cielo, donde los destellos de estrellas brillaban con un brillo renovado.
Sofía, Diego, Clara y Asterion se miraron, ahora unidos no solo por el pasado, sino por un futuro lleno de promesas y aventuras. La lucha había sido intensa, pero la luz de la esperanza siempre se alza, incluso en los momentos más oscuros.
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